100 KILOS D’ÉTOILES. Francia, 2018. Un film de Marie-Sophie Chambon. 88 minutos.
Aunque las películas sobre la adolescencia son presentadas frecuentemente a través de diferentes ópticas, en 100 kilos d’etoiles la novel directora Marie-Sophie Chambon decidió abordar el tema enfocando el malestar de una joven excedida en peso que lucha para poder concretar sus aspiraciones.
Con sus 16 años Loïs (Laure Duchêne) es una estudiante dotada de especial aptitud en el campo de la física y la matemática cuyo máximo deseo es el de llegar a ser astronauta. Una oportunidad se le presenta en ocasión de realizarse un concurso científico que tiene lugar en el Centro Nacional de Estudios Especiales de Francia cuyo primer premio consiste en participar en una simulación de vuelo en estado ingrávido. Si en principio no existe inconveniente para participar en el mismo, su obesidad constituye un obstáculo para ser aceptada.
Creyendo que absteniéndose de comer podrá disminuir su peso, lo cierto es que no logra adelgazar y su persistente actitud llega a debilitarla lo que motiva a que sea internada en un clínica psiquiátrica de jóvenes para su tratamiento. Allí entra en contacto con otras tres jóvenes que igualmente están internadas como es el caso de Justine (Zoé de Tarlé) sufriendo de electrosensibilidad, Stannah (Pauline Serieys) que es parapléjica y Amélie (Angèle Metzger) padeciendo de bulimia.
Hasta aquí, la directora que es también responsable del guión escrito con Anaïs Carpita describe con sensibilidad el sufrimiento de estas chicas, de algún modo marginadas de la sociedad, y la forma en que la amistad y solidaridad que surge entre ellas las ayuda a reconfortarse. De aquí en más, el relato cobra un tono fantástico cuando al impulso de Loïs el grupo se evade de la clínica para dirigirse a Toulouse donde tiene lugar el certamen y tratar de este modo de volar en el espacio.
Sin mayores pretensiones, esta comedia melancólica sazonada con ciertos toques poéticos, logra atraer, a pesar del desnivel ocasionado por la introducción de ciertas escenas irrealistas. De todos modos conviene resaltar la espontánea naturalidad y simpatía que su juvenil elenco brinda a sus personajes, así como a su desenlace investido de amor y ternura. Jorge Gutman