TRAIN TO BUSAN PRESENTS: PENINSULA. Corea del Sur, 2020. Un film de Yeon Sang-ho. 116 minutos.
Con la gradual apertura de los cines en Canadá llega el primer blockbuster del año con la secuela del exitoso film surcoreano Train To Busan (2016). Aunque su presentación podría resultar inoportuna dado que Train to Busan Presents: Peninsula alude nuevamente al virus que convierte al que lo contrae en un peligroso zombi, es de esperar que en medio de la pandemia que aflige al mundo ese factor negativo no resienta la asistencia del público que disfrutó de la historia original.
En el prólogo se observa que muchos habitantes de Corea que aún no han sido contagiados por los zombis tratan de huir desesperadamente del devastado país en un buque con destino a Japón; sin embargo el barco cambia de rumbo y el lugar de destino es Hong Kong. Entre algunos de los sobrevivientes se encuentra el ex militar del ejército Jung-seok (Gang Dong-won) y su cuñado Cheol-min (Kim Do-yoon) quien se encuentra muy apenado por haber perdido a su mujer y sobrino quienes sucumbieron por el virus.
Cuatro años han pasado y la vida en Hong Kong para los refugiados coreanos dista de ser confortable. Sin embargo algo cambia para Jung y Cheol al recibir la proposición de un acaudalado americano para que se trasladen a la ciudad coreana de Incheon con el propósito de rescatar un botín de 20 millones de dólares que se encuentra oculto en el interior de un camión; la operación debe ser realizada en el transcurso de una sola noche, considerando que los zombis están virtualmente ciegos durante las horas nocturnas. Si todo marcha bien, los viajeros recibirán como retribución la mitad de la suma recuperada A pesar de lo extremadamente arriesgado que implica retornar a un lugar infectado, la propuesta es muy tentadora y es así que los cuñados y otros dos sobrevivientes deciden emprenden el audaz viaje.
Naturalmente, las cosas no resultan tan simples como estaban planeadas; así, al arribar a Incheon, el grupo además de enfrentarse con los muertos vivientes que aún habitan, tienen que vérselas con una horda de despiadados mercenarios humanos pertenecientes a una nueva civilización que están bajo el comando del sargento Hwang (Kim Min-jae) y el capitán Seo (Koo Kyo-hwan).
De aquí en más el guión del realizador y Yeon Sang-ho deja preparado el terreno para un frenético relato que privilegia más la acción que el horror, con cierto margen de sentimentalidad en la relación que mantiene Jung con una madre sobreviviente (Lee Jung-hyun) y sus dos jóvenes hijas (Lee Re y Lee Ye-won).
En términos globales, lo que aquí se aprecia no se diferencia de muchos de los filmes del género que se han visto oportunamente; así están presentes los típicos sangrientos combates, tremendas explosiones y sobre todo una enardecida cacería automovilística que abarca casi un 20% de metraje. Con apreciables despliegues de producción resaltando el panorama post apocalíptico en que transcurre la acción, esta secuela con personajes caracterizados unidimensionalmente, aunque menos efectiva que la película precedente, seguirá entreteniendo al público al cual va destinada. Todo hace presumir que la franquicia habrá de continuar. Jorge Gutman