PETIT PAYS. Francia-Bélgica, 2020. Un film escrito y dirigido por Éric Barbier. 112 minutes.
El genocidio de Ruanda acaecido poco más de un cuarto de siglo ha originado casi una veintena de películas de ficción y documentales; en este caso Petit Pays se distingue de las demás en la medida que el foco de atención es el de los niños que han sufrido los embates de la guerra. Con gran sensibilidad el director y guionista Éric Barbier ha enfocado este tema basado en la novela autobiográfica del conocido rapero y escritor Gaël Faye nacido en Burundi.
La acción transcurre en los primeros años de la década del 90 y el escenario es Bujumbura, la capital de Burundi. En ese diminuto país al que alude el título del film, Gabriel (Djibril Vancoppenolle) con sus 10 años ve transcurrir su infancia con la despreocupación propia de su edad junto con su pequeña hermana Ana (Dayla De Medina). Si algún dejo de inquietud existe para los niños es que Michel (Jean-Paul Rouve) su padre blanco francés, y su madre Yvonne (Isabelle Kabano) que nació en Ruanda no conviven armoniosamente en la medida que él como próspero empresario se encuentra cómodo donde reside, mientras que ella por ser tutsi se siente ajena en un país dominado por los hutus. A pesar de que Gabriel es tutsi por vía materna, la convivencia con sus amigos no se encuentra afectada.
Al poco tiempo el reinante equilibrio se ve sacudido cuando la marcada animosidad entre los dos grupos étnicos irrumpen brutalmente en Ruanda y la masacre que se genera en ese país vecino resuena en Bujumbura. Eso motiva a que los padres de Gabriel se separen al no saber cómo afrontar la crisis.
Sin caer en el clásico melodrama, Barbier ha sabido ilustrar el lacerante conflicto étnico a través de la visión de Gabriel que así como su hermanita poco saben o entienden acerca de las diferencias que separan a tutsis de hutus. Con una remarcable puesta escénica el realizador logra que su relato repercuta hondamente en la audiencia creando una atmósfera angustiosa a medida que los acontecimientos van adquiriendo un cariz trágico. La naturalidad con que se desempeña el elenco es otro de los elementos remarcables de este conmovedor relato realzado sobre todo por la notable expresividad del pequeño Vancoppenolle frente a la cámara dando vida al alter ego de Faye. Jorge Gutman