LES TRADUCTEURS / THE TRANSLATORS. Francia-Bélgica, 2020. Un film de Régis Roinsard. 105 minutos.
Ambientado en el mundo de la edición de libros, Régis Roinsard ofrece un relato de misterio que bien puede remitir a muchos de los que han surgido de la ingeniosa Agatha Christie. Aunque aquí no existe asesinato, la incógnita reside en saber quién o quiénes son los responsables del hecho que motoriza la trama de Les Traducteurs.
El guión de Roinsard, Daniel Presley y Romain Compingt introduce a Eric (Lambert Wilson) el narcisista y cínico dueño de la importante editorial Angstrom, quien en una conferencia de prensa anticipa la próxima aparición del último tomo de la trilogía Daedalus, una novela que despierta enorme expectativa dado el gran éxito de sus dos primeros capítulos. A fin de que el libro pueda llegar a diferentes lugares del mundo se requiere que el texto original sea traducido a varios idiomas; para ello la editorial ha decidido contratar a un equipo de políglotas traductores provenientes de distintos rincones del mundo donde el francés será la lengua común de comunicación.
Así se llega a conocer a los miembros del grupo donde cada uno de sus integrantes reviste diferentes características personales. De esta manera el espectador sale al encuentro del italiano Darío (Riccardo Scarmarcio), la danesa Hélène (Sidse Babett Knudsen), el español Javier (Eduardo Noriega), la rusa Katerina (Olga Kurylenko), la portuguesa Telma (Maria Leite), el griego Konstantinos (Manolis Mavromatakis), el chino Chen (Fréderic Chau), la alemana Ingrid (Anna-Maria Sturm) y el joven británico Alex (Alex Lawther).
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Como si se tratara de un cónclave para la elección de un Papa, estos traductores se encuentran reunidos en una recluida mansión italiana donde deben entregar sus celulares y estar sujetos a un régimen de disciplina que se asemeja a los de un cuartel militar. Para comenzar, Eric evita entregarles el manuscrito completo de la novela sino que les entrega 10 páginas por tanda para evitar cualquier tipo de filtración.
A pesar de las precauciones adoptadas prontamente se descubre que la primera decena de páginas ha sido filtrada y su autor demanda una importante suma a Angstrom para evitar que dicho material sea expuesto en línea. Eso motiva para que el airado editor someta al grupo a un encierro completo sin que puedan salir al exterior hasta descubrir quién de sus integrantes ha cometido la grave infracción. ¿Cómo ha sido posible que eso aconteciera cuando todos ellos estaban rigurosamente vigilados durante el diario trabajo además de estar desprovistos de internet?
Como en todo buen relato de misterio cada uno de los participantes resulta sospechoso y el encierro de los mismos va creando un clima claustrofóbico que degenera en caos con algunas situaciones violentas. Lo cierto es que Roinsard ha sabido muy bien manejar la intriga planteada y el interés del público va en creciente aumento a medida que la acción se desenvuelve. Cuando llegado un momento el espectador cree haber resuelto el enigma, una vuelta de giro del imaginativo guión produce una inesperada sorpresa que obviamente no se habrá de develar. Si bien su desenlace resiste credibilidad, en este caso la condescendencia es permitida debido a la estilizada ejecución del relato que mantiene considerable tensión y por el buen desempeño de su multinacional elenco.
Jorge Gutman