La Tran­se­xua­li­dad en un Humano Relato

LOLA VERS LA MER.  Bél­gi­ca-Fran­cia, 2019. Un film escri­to y diri­gi­do por Lau­rent Miche­li. 90 minutos

Una bue­na ilus­tra­ción de una joven tran­se­xual en los albo­res de comen­zar una nue­va vida como mujer es lo que se apre­cia en este sóli­do dra­ma humano del rea­li­za­dor Lau­rent Micheli.

Si bien el cine ha tra­ta­do este tópi­co en varias oca­sio­nes, sobre todo en Una Mujer Fan­tás­ti­ca (2017) de Sebas­tián Lelio, el tra­ta­mien­to aquí adquie­re un tono dife­ren­te, aun­que el deno­mi­na­dor común de recha­zo y de la no acep­ta­ción de lo que la natu­ra­le­za con­fi­rió a un ser humano es lo que pre­do­mi­na en la his­to­ria plan­tea­da por Micheli.

Mya Bollaers

Lola (Mya Bollaers) es una joven de 18 años que ha esta­do ale­ja­da de su fami­lia, por­que su padre Phi­lip­pe (Benoît Magi­mel) no podía con­sen­tir que su hijo Lio­nel adop­ta­ra un com­por­ta­mien­to feme­nino. Estan­do en la eta­pa final de la ope­ra­ción que habrá de con­ver­tir­la com­ple­ta­men­te en mujer Lola reci­be la noti­cia de la muer­te de su que­ri­da madre. Des­de el pri­mer reen­cuen­tro con su pro­ge­ni­tor, des­pués de dos años de no haber­se vis­to ni habla­do, se apre­cia el pro­fun­do des­pre­cio que Phi­lip­pe sien­te por ella, acti­tud que Lola retri­bu­ye del mis­mo modo. Con todo él ter­mi­na acce­dien­do para que jun­tos reali­cen un via­je hacia un bal­nea­rio bel­ga con el pro­pó­si­to de cum­plir con el deseo de la difun­ta de espar­cir sus ceni­zas en el mar.

A tra­vés de ese tra­yec­to sur­gi­rán los resen­ti­mien­tos, rece­los y la fran­ca ene­mis­tad que ani­ma a ambos en don­de el padre se ente­ra que duran­te el perío­do en que Lola estu­vo ausen­te de su hogar, su com­pren­si­va y cari­ño­sa madre solía visi­tar­la ayu­dán­do­la finan­cie­ra­men­te a fin de que pudie­ra con­cre­tar la operación.

La enver­ga­du­ra del rela­to des­can­sa en la logra­da diná­mi­ca que se esta­ble­ce entre ambos per­so­na­jes don­de por un lado se encuen­tra Phi­lip­pe que no pue­de acep­tar que su hijo ya no lo sea y por el otro el de Lola que duran­te toda su vida se iden­ti­fi­có como mujer y por lo tan­to no pue­de evi­tar la amar­gu­ra que la inva­de por el recha­zo de su progenitor.

Bollaers, que en la vida real es igual­men­te tran­se­xual, rea­li­za una muy bue­na carac­te­ri­za­ción de su per­so­na­je como la sufri­da chi­ca que final­men­te ha encon­tra­do el ver­da­de­ro camino adop­tan­do su nue­va per­so­na­li­dad, en tan­to que Magi­mel igual­men­te con­ven­ce como la per­so­na no pre­pa­ra­da para actuar como buen padre y acep­tar la femi­nei­dad de su hija. Jor­ge Gutman