Crónica de Jorge Gutman
NOMADLAND (Estados Unidos)
Uno de los títulos más importantes presentados en esta versión reducida del TIFF ha sido este lírico drama de la talentosa directora Chloe Zhao que merecidamente ha sido galardonado con el León de Oro en el reciente festival de Venecia.
Con gran sensibilidad la realizadora ha trasladado a la pantalla la novela Nomadland: Surviving America in the Twenty-First Century de Jessica Bruder donde describe las peripecias atravesadas por trabajadores que viven en el corazón de la América profunda y que frente a la depresión económica van recorriendo el país en procura de empleo que les permita sobrevivir. El relato ambientado en 2011 se centra en Fern (Frances McDormand), una antigua maestra sexagenaria viuda y sin hijos que deja su hogar en la rural ciudad de Empire en el estado de Nevada, que quedó completamente desolada con el cierre de la principal fuente de empleo suministrada por la fábrica US Gympsum, especializada en materiales de construcción.
Desde allí, con su caravana Ford se lanza a la ruta donde va encontrando diversos trabajos menores pero que al menos le permiten seguir adelante y al propio tiempo confraternizar con otras personas que se hallan en su misma condición. Entre otros trabajadores, ella entra en contacto con la afectuosa Linda May, la estoica Swankie de 75 años padeciendo de cáncer, el gurú Bob Wells quien le brinda sabios consejos y con Dave (David Strathairn) con quien entabla una relación especial; ese contacto humano que se establece durante las horas de comida y en charlas surgidas en los ratos de ocio va generando profundos lazos de afecto y solidaridad.
En todo ese trayecto a lo largo de South Dakota, Nebraska y Arizona, los temas de la mortalidad, la soledad, el dolor y la necesidad de aferrarse a la vida van apareciendo dentro del marco de un relato poético que ilustra la dura realidad que enfrenta un estamento social desfavorecido.
Además de la estupenda labor de McDormand y de Strahairn, todos los restantes integrantes del elenco son no profesionales ofreciendo completa autenticidad a sus personajes. En esencia, la cineasta logra un sólido drama que refleja la nobleza del espíritu humano. Como parte integrante del relato se destaca la excepcional fotografía de Joshua James Richards captando la belleza panorámica de los escenarios en que transcurre la acción, como así también la bella música de Ludovico Einaudi.
NUEVO ORDEN (México)
Este tenso, provocador y sumamente inquietante film que recientemente ha obtenido el León de Plata en Venecia confirma una vez más la habilidad narrativa del director Michel Franco. Aunque en forma ambigua y sin adoptar un criterio decididamente político, el cineasta refleja lo que puede acontecer en un medio social como el de México con una marcada disparidad del ingreso agravado por la predominante violencia y la corrupción por parte de las altas esferas del gobierno.
Con un ritmo dinámico y una filmación con cámara en mano, Franco ofrece una alucinante distopia que comienza con la celebración de una boda que unirá a dos familias de clase pudiente; inesperadamente en ese idílico escenario irrumpen fuerzas de asalto sembrando caos, zozobra y aberrante salvajismo dejando un regadío de muertes en el camino. Es así que la población indígena sublevada acompañada de grupos paramilitares tratarán de imponer un nuevo orden social donde los pobres autóctonos someterán a la población blanca. Pero en este proceso de desintegración y degradación humana parecería que la nueva clase deseosa de ostentar el poder no es menos corrupta y violenta. A todas luces, este documento impresiona fuertemente dejando como reflexión cómo la violencia que genera una mayor puede eternizarse si es que no se adoptan medidas tendientes a revertir el proceso que vive la actual sociedad mexicana; de allí que resulte significativo el mensaje final donde se lee que “Solo los muertos han visto el Final de la Guerra”.