Crónica de Jorge Gutman
ÉTÉ 85 (Francia)
Después de haber ofrecido con Grâce à Dieu 2019) uno de sus más logrados trabajos, el realizador François Ozon retorna con este luminoso describiendo un romance homosexual de dos jóvenes que transcurre en una ciudad costera de Normandía en el verano de 1985, como lo anticipa su título.
En una libre adaptación de la novela La danse du coucou de Aidan Chambers, Ozon presenta en la primera escena del film a Alexis Robin (Félix Lefebvre) un adolescente de 16 años que está a punto de ser juzgado por haber estado vinculado con su amante David Gorman (Benjamin Voisin) de 18 años que acaba de morir. De allí en más, la acción retrocede al pasado a partir del momento en que David, habiendo zozobrado con su velero en pleno mar, es rescatado por Alexis, un desconocido para él hasta ese entonces. De allí en más surge entre ambos una apasionada relación donde para Alexis, su pareja constituye su primer gran amor y la mayor felicidad que ha gozado en su vida; sin embargo esa relación culmina seis semanas después cuando él es invadido por los celos al ver que David, un muchacho inconstante y manipulador, flirtea con Kate (Philippine Velge), una atractiva joven de Inglaterra que visita el lugar. Sin entrar a develar lo que sucede posteriormente y la razón por la que Alexis es sometido a juicio, puede adelantarse que éste es uno de los mejores filmes del realizador quien lo dota de una exquisita sensualidad además de narrar una sensible historia de amor no exenta de suspenso.
El competente elenco encabezado por las muy buenas interpretaciones de Lefebvre y Vosin así como la prestación de Valeria Bruni-Tedeschi componiendo a la absorbente y un tanto excéntrica madre de David, refuerzan los valores de esta película.
76 DAYS (Estados Unidos-China)
En esta edición tan especial el TIFF ha programado este trascendental documental que ha sido filmado en Wuhan, la ciudad donde se originó la pandemia. El título alude al período que se inicia el 23 de enero cuando las autoridades sanitarias de China a raíz del Covid 19 decretaron el confinamiento de la ciudad hasta el 8 de abril en que la cuarentena es levantada. Teniendo en cuenta lo delicado del tema, los directores Hao Wu, Wiexi Chen y un tercero que prefirió ocultar su identidad ubicaron sus cámaras en 4 hospitales de Wuhan para filmar los entretelones que allí tuvieron lugar. La primera secuencia en donde una desesperada mujer llorando a más no poder insiste en que se le permita ver el cadáver de su padre marca el tono de lo que vendrá posteriormente.
Durante hora y media se asiste a la intensa y valerosa labor emprendida por parte del personal hospitalario quienes uniformados convenientemente tratan de dar la máxima atención posible a los enfermos infectados; esa tarea además de auscultarlos en situaciones de emergencia, suministrarles los medicamentos requeridos y ayudarles a alimentarse, también incluye una labor de terapia psicológica al tener que lidiar con ciertos pacientes de difícil conducta; eso acontece con un anciano quisquilloso que a toda costa quiere regresar a su hogar y a quien se le debe contener cuando imprudentemente sale de su habitación para transitar en los pasillos. Uno de los momentos más conmovedores del documental se produce cuando los médicos deben asistir a una enferma mujer en el momento de dar a luz por cesárea; el nacimiento de la niñita constituye la íntima y excepcional nota de alegría en medio del triste panorama reinante.
A pesar de que los medios de difusión se han referido extensamente a Wuhan, este documental es valioso en la medida que el espectador adquiere la verdadera dimensión de la pandemia observando la descomunal tarea de los hospitales en medio del frenesí, la ansiedad y las corridas de urgencia que se generan sin respiro alguno.
Con un excelente manejo de cámaras y un remarcable montaje, los directores han obtenido un noble y humano documental que constituye un bello tributo a todo el extraordinario equipo de los servicios de salud que han dado lo mejor de sí mismos para socorrer a los infectados por la plaga.
GAZA MON AMOUR (Francia-Alemania-Portugal-Palestina-Qatar)
Los hermanos Tarzan y Arab Nasser quienes también son los autores del guión ofrecen una liviana comedia cuya acción transcurre en Gaza. Uno de los dos personajes centrales es Issa (Salim Daw), un pescador de 60 años que vende sus productos en el mercado local; como soltero lleva una vida sencilla sin muchos sobresaltos pero pensando que ha llegado el momento de casarse aunque sin aceptar que su entremetida y mandona hermana (Manal Awad) oficie de casamentera. En la pequeña ciudad también reside Siham (Hiam Abbass), una recatada viuda que está a cargo de una mercería y que también trabaja en el mercado local, teniendo como única compañía a su divorciada hija Leila (Maisa Abd Elhadi). .
Cuando en el mercado Issa avizora a Siham inmediatamente siente que ella es la candidata ideal para esposa pero dada su natural timidez deberá hacer un esfuerzo mayor para abordarla y manifestarle sus intenciones. Naturalmente previsible, no es necesario anticipar como concluirá esta romántica historia. Más allá de algunos contratiempos que Issa tiene con la policía por haber descubierto en el mar una estatua de bronce, todo transcurre apaciblemente dentro del contexto de la comunidad musulmana, sin que los aspectos políticos de la región adquieran aquí resonancia dramática.
Sin mayor pretensión y a pesar de su falta de profundidad el film cuenta con una correcta realización que lo ameniza y sobre todo se distingue por la buena interpretación de Daw y en especial por la veterana actriz Abass en una minimalista pero expresiva caracterización de su personaje.