RADIOACTIVE. Gran Bretaña, 2019. Un film de Marjane Satrapi. 103 minutos
Sin duda alguna una de las mujeres más renombradas del campo científico ha sido Maríe Curie ‑nacida en Polonia como Maria Sklodowska‑, la autora de importantes descubrimientos realizados durante su vida y la única persona hasta la fecha en haber recibido dos premios Nobel. Es así que la inteligente directora iraní Marjane Satrapi, que gratamente impresionó en Persepolis (2007), rinde en Radioactive un homenaje a esta pionera de la radioactividad.
Basado en la novela gráfica de Lauren Redniss, el guión de Jack Torne relata la vida de esta excepcional mujer resaltando su existencia profesional aunque sin descartar algunos aspectos de su vida personal.
En 1893 Marie (Rosamund Pike), es una joven investigadora que trabaja en el laboratorio del físico e inventor Gabriel Lippmann (Simon Russell Beale) hasta el momento en que es despedida por requerir mayor libertad de acción en el ejercicio de su tarea. Su situación habrá de cambiar al conocer fortuitamente al científico Pierre Curie (Sam Riley) quien reconociendo sus aptitudes la invita a trabajar con él en su laboratorio de La Sorbona; al existir una atracción mutúa, después de un breve período de flirteo romántico ambos unirán sus vidas cimentando una familia con sus dos hijas Eva e Irene.
Las investigaciones científicas conjuntamente realizadas les permiten examinar la radiación que se puede desprender del uranio como así también descubren otros dos elementos químicos, el polonio y el radium. Ese aporte revolucionario que Marie bautizó con el nombre “radioactividad” les hace merecedores del premio Nobel de física en 1903.
Satrapi intercala adecuadamente en el relato las implicaciones que la radioactividad produjo a través del tiempo. Así en 1957, un doctor de Cleveland lo utiliza para atenuar el tumor canceroso de un joven pero al propio tiempo se comprueba otros hechos desafortunados como la devastación producida en Hiroshima en 1945, la prueba nuclear en el desierto de Nevada en 1961 así como el desastre nuclear de Chernobyl acontecido en 1986.
Un aspecto distintivo del film es la ilustración de la personalidad de Marie como una mujer resoluta y firme reflejando cierta agresividad a fin de defender su condición femenina. Su deseo de no quedar relegada a un segundo plano se manifiesta en una escena de reproche que ella efectúa a su marido al regresar de Estocolmo donde viajó solo para recibir en nombre de ambos el premio Nobel adjudicado.
Un duro golpe constituyo para Marie la muerte de Pierre en 1906. No obstante, su fortaleza la permitió continuar trabajando intensamente en su laboratorio, incluso poniendo en serio riesgo su salud por la anemia contraída a causa de la radiación. Su devoción profesional queda nuevamente reconocida al ser distinguida por segunda vez en 1911 con el Nobel de química donde al asistir a la ceremonia de entrega del honorable premio es aplaudida clamorosamente por la audiencia presente.
Mediante una honesta y compenetrada descripción de esta excepcional científica, Satrapi permite que su muy bien construido relato cunda en el público, realzado por la excepcional interpretación de Pike; en el mejor papel de su carrera, la talentosa actriz ofrece un vívido retrato de Marie, destacando su pasión al servicio de la ciencia como así también demostrando su determinación en jamás permitir que fuese discriminada como mujer. Finalmente, puede agregarse que este buen film resulta sumamente oportuno en el momento actual donde queda evidenciado el empoderamiento femenino. Jorge Gutman