BEASTS CLAWING AT STRAWS. Corea del Sur, 2020. Un film escrito y dirigido por Kim Yong-hoon. 109 minutos. Disponible en la plataforma cinemaduparc.com
Ya no resulta novedoso descubrir la vitalidad del cine coreano a juzgar por los títulos que se dan a conocer en Norteamérica. Además de haber cobrado notoriedad mundial por Parasite (2019), hay nuevos valores que surgen en la cinematografía de ese país como es el caso de Kim Yong-hoon ubicándose por primera vez detrás de la cámara con Beasts Clawing at Straws.
Aunque influido por algunos de los filmes de Quentin Tarantino, los hermanos Coen y Danny Boyle, el realizador valiéndose de su propio guión, basado en una novela de Keisuke Sone, demuestra poseer un estilo propio al narrar una dinámica historia circular.
El comienzo del relato es promisorio creando la intriga sobre lo que sucederá cuando Jung-man (Bae Sung-woo), un humilde empleado percibiendo un modesto ingreso en el hotel donde trabaja descubre en un casillero una lujosa valija repleta de dinero; sin posesionarse de la misma resuelve dejarla ‑al menos por el momento- en el depósito del establecimiento. Queda por saber qué es lo que hará este hombre que por diversas razones se encuentra en una difícil situación financiera.
Inmediatamente, se sale al encuentro de Tae-young (Jeong Woo-sung), un agente de migraciones, quien se encuentra fuertemente endeudado y retardado en la devolución del préstamo obtenido de su peligroso usurero (Jung Man-sik); nada bueno le augura si no cumple con su obligación en el plazo de una semana.
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La tercera subtrama introduce a Mi-ran (Shin Hyun-been), una empleada de un bar que además de haber perdido una cuantiosa suma de dinero en el mercado bursátil es víctima de violencia conyugal. Cuando Jin-tae (Jung Ga-ram), uno de sus clientes, se enamora de ella y promete matar a su marido a través de un simulacro de accidente para que ella pueda cobrar el seguro de vida, nada resultará de acuerdo a lo previsto; a todo ello la actitud que adopta Yeon-hee (Jeon Do-yeon), la gerente del local, producirá consecuencias imprevistas que no conviene mencionar.
A pesar de ciertos menores desniveles, el enmarañado guión es lo suficientemente ingenioso para permitir que las tres subtramas de este thriller lleguen a entrelazarse con un desenlace que retrotrae la acción a su comienzo.
Bien dirigida y notablemente actuada, esta amoral historia criminal plagada de acción no llega a revolucionar al género, pero es lo suficientemente dinámica para mantener una permanente tensión que en última instancia resulta gratificante. Jorge Gutman