NASRIN. Estados Unidos, 2020. Un documental escrito y dirigido por Jeff Kaufman. 92 minutos.
Así como Estados Unidos tuvo en la excepcional jueza de la Corte Suprema Ruth Gader Ginsburg a una apasionada feminista, Irán tiene como exponente a la abogada Nasrin Sotoudeh, quien es una denodada e infatigable dama defendiendo a quienes se ven afectados en sus legítimos derechos humanos. Interesado en ilustrar el accionar de esta remarcable activista, el realizador americano Jeff Kaufman realizó este documental narrado en parte por la actriz Olivia Colman que fue filmado clandestinamente durante 2 años.
Previo al comienzo del documental se informa que aunque muchos derechos civiles habían sido restringidos en Irán durante la dinastía del Sha, en los últimos años de su gobierno accedió a que la mujer tuviese el derecho al voto, al divorcio y a tener la custodia de sus hijos. Todo ello cambió cuando después de la revolución de 1979, el sexo femenino quedó apartado de muchas posiciones gubernamentales, forzado a observar el atuendo islámico y perdiendo el derecho al divorcio y a la tenencia de los hijos.
De allí en más el relato se refiere a la extraordinaria trayectoria de Sotoudeh quien comenzó a practicar leyes en 2003; entre sus numerosos casos se incluyen el de una chica abusada por su padre, la defensa a minorías étnicas y religiosas, como así también la de Ali Reza Tajiki, un muchacho que próximo a cumplir 20 años fue sentenciado a muerte por violación y un crimen no cometido.
Por alzar su voz y bregar con fervor por los derechos que asisten a la mujer, manifestar en contra de la pena de muerte y reclamar el ejercicio de una real democracia, Sotoudeh fue encarcelada en 2010 en la cárcel de Evin donde permaneció hasta 2013.
Después de su liberación ella continuó representando con firmeza y total convicción a iraníes injustamente acusados como lo fue con Ali Taheri que por razones religiosas fue encarcelado durante 9 años así como aconteció con Narges Hosseini inculpada por no haber utilizado en público el hijab que es el velo que obligatoriamente deben usar las mujeres para cubrir su cabello.
Entre algunas de las cabezas parlantes del documento se encuentra su propio y entrañable marido Reza Khandan quien entusiastamente apoya la cruzada llevada a cabo por su esposa, la periodista Ann Curry, el escritor y ex prisionero político Taghi Rahmani como asmismo el reconocimiento que Nasrin recibió de otros notables activistas incluyendo al Premio Nobel de la Paz de 2003 Shirin Ebadi. Importante es también el apoyo del prestigioso cineasta Jafar Panahi, un gran amigo de la familia que se encuentra en la lista negra desde que en 2010 fue privado de salir del país y de seguir filmando aunque a pesar de ello rodó el documental Taxi; en un extracto de esta película ganadora del primer premio en el Festival de Berlín de 2015 se ve al cineasta conduciendo su vehículo por las coloridas calles de Teherán con Nasrin como pasajera.
Lamentablemente en junio de 2018 nuevamente fue acusada por la teocracia islámica que rige los destinos de Irán: entre los cargos formulados figuran el de incitar a la corrupción y prostitución, haber aparecido en público sin el hijab, perturbar el orden público, manipular la opinión pública con falsas noticias y efectuar propaganda contra el Estado. En consecuencia, en abril de 2019 fue sentenciada a 38 años y medio de prisión, aunque la sentencia quedó posteriormente reducida a 12 años; ella rehusó apelarla debido al injusto proceso judicial vigente. Uno de los emotivos momentos del documental tiene lugar durante la conversación telefónica que desde la prisión Nasrin mantiene con su querido esposo Reza y sus adorables hijos Mehraveh y Nina, a pesar de que la charla es intermitentemente entrecortada por una voz automáticamente grabada. Su detención ha generado numerosas protestas y manifestaciones a nivel nacional como así también en Italia, Francia, Austria, Irlanda, Holanda, Armenia, Turquía, Canadá y Estados Unidos.
Valiéndose de importante material de video y fotos obtenidos por colaboradores no identificados y con una buena labor de montaje de Asher Bingham, el realizador permite que el espectador obtenga una buena semblanza de Nasrin. A pesar de todos los obstáculos que encuentra en su camino: esta heroína de trato amable y cordial persiste en su propósito de lograr una sociedad más libre, abierta y justa para el bienestar de las futuras generaciones.
Este didáctico documental está dedicado a los defensores de los derechos humanos y a los prisiones políticos que se hallan en diversos países del mundo. Jorge Gutman