Sin Mayor Relevancia

FUNNY BOY. Cana­dá, 2020. Un film de Dee­pa Meh­ta. 109 minu­tos. Dis­po­ni­ble en la pla­ta­for­ma gem.cbc.ca

Con Funny Boy, la rea­li­za­do­ra Dee­pa Meh­ta ha enca­ra­do un dra­ma his­tó­ri­co que aun­que ani­ma­do de bue­nas inten­cio­nes, la fal­ta de un enfo­que pre­ci­so ori­gi­na un resul­ta­do que no alcan­za a con­for­mar plenamente.

Bran­don Ingram y Rehan Mudannayake

Basa­do en la nove­la homó­ni­ma de Shyam Sel­va­du­rai publi­ca­da en 1994, el guión de Meh­ta con la cola­bo­ra­ción de la auto­ra, ubi­ca el esce­na­rio en Colom­bo, la ciu­dad prin­ci­pal de Sri Lan­ka, don­de la acción comien­za en 1974. Allí vive Arjie (Arush Nand) de 8 años de edad, per­te­ne­cien­te a una aco­mo­da­da fami­lia tamil imbui­da de valo­res tra­di­cio­na­les; al ves­tir­se como nena ade­más de recha­zar los jue­gos y depor­tes mas­cu­li­nos de los chi­cos de su edad, su acti­tud per­tur­ba a su padre Appa (Ali Kaz­mi), pre­jui­cia­do en gran medi­da por su cas­ta en don­de cual­quier aso­mo de femi­nei­dad del menor pue­de resul­tar com­pro­me­te­dor. El niño es en par­te com­pren­di­do por su madre Amma (Nim­mi Haras­ga­ma) que actúa como media­do­ra, ade­más de reci­bir un soli­da­rio apo­yo de su jovial y moder­na tía Radha (Agam Darshi); ella a su vez se encuen­tra en la impo­si­bi­li­dad de con­cre­tar su roman­ce con un joven cin­ga­lés por­que está for­za­da a casar­se con un tamil a quien no ama.

Para quien no está inte­rio­ri­za­do en el con­flic­to polí­ti­co que azo­ta al país es nece­sa­rio acla­rar que allí per­sis­te un fuer­te enfren­ta­mien­to étni­co reli­gio­so entre la mayo­ría cin­ga­le­sa de reli­gión budis­ta y la mino­ría tamil de fe hin­dú; eso ha gene­ra­do una gue­rra civil entre el gobierno y los tigres tami­les ‑un gru­po mili­tar sepa­ra­tis­ta- que entre 1983 y fines de la pri­mer déca­da de este siglo cau­só más de 100.000 víctimas.

Des­pués de algu­nos años el ado­les­cen­te Arjie (Bran­don Ingram) es obje­to de aco­so por sus com­pa­ñe­ros de cla­se. A todo ello, él man­tie­ne una ínti­ma rela­ción con Shehan (Rehan Mudan­na­ya­ke), su ami­go cin­ga­lés; cuan­do Appa encuen­tra a Arjie acos­ta­do con Shehan se pro­du­ce el con­si­guien­te escán­da­lo al des­cu­brir que su hijo es homosexual.

A tra­vés de diver­sas narra­ti­vas esque­má­ti­ca­men­te expues­tas, la direc­to­ra por un lado quie­re ilus­trar el pro­ce­so de madu­rez de Arjie en pro­cu­ra de su ver­da­de­ra iden­ti­dad; simul­tá­nea­men­te desea refle­jar las ten­sio­nes polí­ti­cas que se pro­du­cen en el seno de su fami­lia como con­se­cuen­cia de la radi­ca­li­za­ción exis­ten­te entre cin­ga­le­ses y tami­les. Sin embar­go estos aspec­tos están con­si­de­ra­dos de mane­ra epi­dér­mi­ca care­cien­do de la enver­ga­du­ra dra­má­ti­ca nece­sa­ria para lle­gar a impac­tar emocionalmente.

Con una correc­ta pues­ta escé­ni­ca y un ser­vi­cial nivel inter­pre­ta­ti­vo, el dra­ma intere­sa más por su temá­ti­ca que por su imple­men­ta­ción; no obs­tan­te su ende­ble soli­dez, el film ha sido ele­gi­do por Cana­dá para optar al Oscar a la Mejor Pelí­cu­la Inter­na­cio­nal de 2020. Jor­ge Gutman