Des­apa­ri­cio­nes Forzadas

SIN SEÑAS PAR­TI­CU­LA­RES. Méxi­co-Espa­ña, 2020. Un film de Fer­nan­da Vala­dez. 99 minu­tos. Diis­po­ni­ble en la pla­ta­for­ma digital.tiff.net

Coin­ci­dien­do con el estreno de Las Niñas Bien en don­de se ilus­tra a la cla­se opu­len­ta de Méxi­co, he aquí el otro lado de la meda­lla que se apre­cia en Sin Señas Par­ti­cu­la­res. En esta ópe­ra pri­ma de Fer­nan­da Vala­dez, se expo­ne la situa­ción vivi­da por un impor­tan­te sec­tor de la pobla­ción tra­tan­do de emer­ger de la pobre­za como así tam­bién la vio­len­cia mani­fes­ta­da en des­apa­ri­cio­nes for­za­das don­de en su mayo­ría las víc­ti­mas for­man par­te de los estra­tos más des­fa­vo­re­ci­dos de la sociedad.

Mer­ce­des Hernández

En un bre­ve pró­lo­go la pri­me­ra ima­gen pre­sen­ta en un dis­tan­te plano a dos mucha­chos mexi­ca­nos diri­gién­do­se hacia el Nor­te en pro­cu­ra del míti­co sue­ño ame­ri­cano. Pos­te­rior­men­te, el guión de la rea­li­za­do­ra escri­to con Astrid Ron­de­ro intro­du­ce a dos madres preo­cu­pa­das por saber acer­ca de sus hijos ado­les­cen­tes que han deja­do su hogar. La his­to­ria se cen­tra en Mag­da­le­na (Mer­ce­des Her­nán­dez), una de ellas, que es una cam­pe­si­na de Gua­na­ja­to cuyo hijo Jesús par­tió con un ami­go varios meses atrás con des­tino a Esta­dos Uni­dos sin haber reci­bi­do noti­cia algu­na de él.

Des­pués de efec­tua­da la denun­cia de su des­apa­ri­ción ante la poli­cía sin obte­ner resul­ta­do, esta angus­tia­da mujer impul­sa­da por cier­tas pis­tas empren­de una lar­ga pere­gri­na­ción para poder ubi­car­lo; en ese accio­nar atra­vie­sa diver­sos villo­rrios deso­la­dos tra­tan­do de lle­gar has­ta la fron­te­ra ame­ri­ca­na don­de allí supo­ne que podrá obte­ner infor­ma­ción más pre­ci­sa sobre su para­de­ro. En su camino se topa con Miguel (David Illes­cas), un noble mucha­cho recien­te­men­te depor­ta­do de Esta­dos Uni­dos quien tra­tan­do de ubi­car a su madre al poco tiem­po cons­ta­ta que ya no está más don­de solía habi­tar; el estre­cho víncu­lo que se esta­ble­ce entre estas dos sole­da­des moti­va uno de los momen­tos más emo­ti­vos de este drama.

Evi­tan­do efec­tos sen­sa­cio­na­lis­tas y con nota­ble saga­ci­dad, la direc­to­ra deja intuir cómo la fron­te­ra mexi­ca­na con Esta­dos Uni­dos adquie­re el carác­ter de un terri­to­rio sal­va­je don­de no impe­ra la ley; eso per­mi­te que gru­pos arma­dos y mili­cias enmas­ca­ra­das encuen­tren el cam­po pro­pi­cio para sem­brar impu­ne­men­te una des­ga­rra­do­ra vio­len­cia en víc­ti­mas inde­fen­sas demos­tran­do así que la vida huma­na care­ce de valor.

Con un enfo­que cua­si docu­men­tal y ape­lan­do a una narra­ción en gran par­te mini­ma­lis­ta Vala­dez demues­tra una sin­gu­lar madu­rez como novel rea­li­za­do­ra en la expo­si­ción de esta tris­te his­to­ria que que­da resal­ta­da con la memo­ra­ble inter­pre­ta­ción de Her­nán­dez; en su carac­te­ri­za­ción de una madre cora­je dis­pues­ta a enfren­tar cual­quier tipo de peli­gros y ame­na­zas con tal de dar con su pri­mo­gé­ni­to, esta nota­ble actriz trans­mi­te con su expre­si­vo ros­tro el inten­so dolor de su per­so­na­je vivien­do en un mun­do impiadoso.

Tan­to la com­po­si­ción visual mer­ced a la estu­pen­da foto­gra­fía de Clau­dia Bece­rril Bulos así como la acer­ta­da músi­ca fun­cio­nal de Cla­ri­ce Jen­sen se aso­cian ade­cua­da­men­te en la valo­ri­za­ción de este pene­tran­te drama.

Por sus indis­cu­ti­bles méri­tos, el film obtu­vo el pre­mio al mejor guión y el del públi­co en el fes­ti­val de Sun­dan­ce 2020. Jor­ge Gutman