SOME KIND OF HEAVEN. Estados Unidos, 2020. Un film de Lance Oppenheim. 83 minutos. Disponible en cinemaduparc.com
El título de este documental se refiere a una comunidad cuyos integrantes parecerían encontrar el paraíso en The Villages ubicado en el estado de Florida. Se trata de un distrito urbano que comenzó a desarrollarse hacia fines de la década del 80 y que hoy reúne aproximadamente 130.000 habitantes de la tercera edad en lo que en principio constituye para ellos una suerte de Disneylandia para jubilados. Ese inmenso sector, sin cerco alguno, dispone de todo lo que se puede necesitar incluyendo surtidos negocios, canchas de golf y tenis, piscinas, restaurantes y bares. En suma, lo que se aprecia a primera vista se asemeja a una microciudad de fantasía.
El realizador de 23 años Lance Oppenheim ofrece en la primera mitad del relato una visión general de este especial lugar enfocando algunas de las actividades realizadas por sus moradores, dando la impresión de que se encuentran disfrutando con lo que hacen, especialmente cuando bailan en conjunto.
El documental alcanza mayor dimensión cuando el director enfoca a cuatro de sus residentes. Una de las mismas es Barbara Lochiatto quien con su marido habían llegado a The Villages procedentes de Boston y que al haber enviudado debe trabajar a fin de poder mantenerse; aunque viviendo en esa comunidad no se siente muy a gusto, tampoco está en condiciones de retornar a su ciudad natal a la que tanto añora; entretanto alberga la posibilidad de iniciar un vínculo sentimental con un vendedor de la comunidad. Reggie y Anne Kincer conforman un matrimonio de 47 años de convivencia; si bien ella se encuentra afín en sus actividades atléticas, está preocupada por su marido quien se ha vuelto apartado y un tanto afectado por problemas mentales. El cuarto representante es Dennis Dean, una especie de hippie soltero de 81 años que procedente de California con su camioneta en la que pernocta ha decidido permanecer en este paraíso; esperando poder conquistar a alguna mujer de buena fortuna que lo mantenga, mientras tanto ha logrado una vivienda transitoria en el hogar de una ex novia.
Es difícil precisar si lo apreciado en los cuatro personajes mencionados puede ser una buena muestra de este inmenso centro de jubilados; en tal sentido, habría sido apreciable obtener una mejor idea sobre lo que sienten y piensan otros vecinos comunitarios. A pesar de que la visión global del documental resulta un tanto esquemática, de todos modos es loable el trabajo efectuado por Oppenheim quien mediante una buena filmación nos impone de la existencia de un medio aparentemente idílico que no es muy conocido por el resto del mundo. Jorge Gutman