Un Buen Padre Sustituto

PAL­MER. Esta­dos Uni­dos 2020. Un film de Fisher Ste­vens. Dis­po­ni­ble en las pla­ta­for­mas de itu­nes y Apple TV+

Un hom­bre que inten­ta redi­mir­se en la vida a tra­vés de una segun­da opor­tu­ni­dad es lo que enca­ra el rea­li­za­dor Fisher Ste­vens en Pal­mer. Aun­que el espec­ta­dor no encon­tra­rá nada nue­vo en el pre­sen­te dra­ma, su bue­na rea­li­za­ción y la logra­da com­po­si­ción de su dúo de acto­res pro­ta­gó­ni­cos jus­ti­fi­can su visión.

Jus­tin Timberlake

El popu­lar can­tan­te y com­po­si­tor Jus­tin Tim­ber­la­ke ani­ma a Eddie Pal­mer, un ex fut­bo­lis­ta que recien­te­men­te ha sali­do de la cár­cel en liber­tad con­di­cio­nal des­pués de haber cum­pli­do una con­de­na de 12 años. Es así que retor­na a una peque­ña ciu­dad de Lui­sia­na para con­vi­vir con su ado­ra­ble abue­la Vivian (June Squibb) que lo ha cria­do y lo aco­ge con los bra­zos abier­tos. Dis­pues­to a comen­zar una nue­va eta­pa de su vida logra encon­trar un tra­ba­jo como emplea­do de lim­pie­za en la escue­la local.

Fren­te a la casa don­de habi­ta se halla esta­cio­na­da una casa rodan­te don­de resi­de Shelly (Juno Tem­ple) una toxi­có­ma­na que es madre de Sam (Ryder Allen), un niño de 8 años; el peque­ño debe tole­rar los exabrup­tos de su pro­ge­ni­to­ra que a su vez tie­ne un novio (Dean Win­ters) que la tra­ta con vio­len­cia. Cuan­do ella repen­ti­na­men­te des­apa­re­ce dejan­do a su hiji­to aban­do­na­do, él es reci­bi­do afec­tuo­sa­men­te por Vivian y a su vez Sam se sien­te gra­ta­men­te recon­for­ta­do en su nue­vo hogar. Si bien al prin­ci­pio Pal­mer lo tra­ta con indi­fe­ren­cia, cuan­do la ancia­na repen­ti­na­men­te mue­re se encar­ga de cui­dar al peque­ño y con el trans­cur­so de los días en este endu­re­ci­do indi­vi­duo se va mani­fes­tan­do su ins­tin­to de pro­tec­ción pater­nal; en tal sen­ti­do, Pal­mer se con­vier­te en deci­di­do defen­sor de Sam por­que su afe­mi­na­mien­to lo hace pasi­ble de la bur­la y aco­so de sus com­pa­ñe­ros de cla­se. El cari­ño que Pal­mer sien­te hacia Sam que a su vez se lo retri­bu­ye, así como la pre­sen­cia de Mag­gie (Alisha Wainw­right) la abne­ga­da maes­tra del niño que des­cu­bre en Pal­mer su aris­ta más sen­si­ble, le per­mi­ti­rá al ex con­vic­to encon­trar el camino hacia la redención.

El guión de Cheryl Gue­rrie­ro reúne en prin­ci­pio todos los ingre­dien­tes de un clá­si­co melo­dra­ma que de nin­gún modo des­bor­da lacri­mó­ge­na­men­te gra­cias a la sutil direc­ción de Ste­vens. Con com­ple­ta per­sua­sión Tim­ber­la­ke carac­te­ri­za al indi­vi­duo capaz de des­cu­brir su poten­cia­li­dad como exce­len­te padre sus­ti­tu­to. A su lado, el peque­ño gran actor Allen cau­sa admi­ra­ción por su exce­len­te inter­pre­ta­ción; su espon­ta­nei­dad, viva­ci­dad y la elo­cuen­cia que trans­mi­te hacen pen­sar que Sam no es un per­so­na­je fic­ti­cio sino abso­lu­ta­men­te verdadero.

He aquí un film que sin pre­ten­sión algu­na es capaz de des­ti­lar cali­dez y ter­nu­ra per­mi­tien­do que se lo con­tem­ple pla­cen­te­ra­men­te sin sen­ti­mien­to de cul­pa. Jor­ge Gutman

Un His­tó­ri­co Hallazgo

THE DIG. Gran Bre­ta­ña, 2019. Un film de Simon Sto­ne. Dis­po­ni­ble en Net­flix 

Para los lec­to­res que aún no han teni­do opor­tu­ni­dad de visi­tar el pres­ti­gio­so Museo Bri­tá­ni­co de Lon­dres, uno de los más impor­tan­tes del mun­do, resul­ta muy con­ve­nien­te ver The Dig en don­de se rela­ta la his­to­ria de uno de los teso­ros más impor­tan­tes alber­ga­dos por esta institución.

El direc­tor Simon Sto­ne valién­do­se del guión de Moi­ra Buf­fi­ni basa­do en el libro de John Pres­ton narra un acon­te­ci­mien­to ver­da­de­ro aun­que no está libre de algu­nas licen­cias pro­pias de cual­quier rela­to de ficción.

Carey Mulli­gan y Ralph Fiennes

La tra­ma que se desa­rro­lla en 1939, poco antes de que se ini­cie la Segun­da Gue­rra, gira en torno de una terra­te­nien­te apa­sio­na­da por la arqueo­lo­gía y su rela­ción con un arqueó­lo­go ama­teur. Ella es Edith Pretty (Carey Mulli­gan), una joven viu­da y madre mono­pa­ren­tal de Robert (Archie Bar­nes), quien pre­su­me que en los túmu­los de los amplios terre­nos que posee en su resi­den­cia de Sut­ton Hoo en Suf­folk, al nor­te de Lon­dres, pue­den encon­trar­se algu­nos ves­ti­gios de la épo­ca de los vikin­gos. A fin de rea­li­zar la exca­va­ción per­ti­nen­te, a suge­ren­cia del Museo de Ips­wich ella con­tra­ta a Basil Brown (Ralph Fien­nes), un estu­dio­so y exper­to explo­ra­dor aun­que sin for­ma­ción académica.

El eje cen­tral del rela­to se cen­tra en los esfuer­zos de este infa­ti­ga­ble ras­trea­dor, injus­ta­men­te menos­pre­cia­do por sus cole­gas, quien tra­ba­jan­do con la ayu­da de un redu­ci­do equi­po intu­ye que podrá des­cu­brir algo impor­tan­te. Asi­mis­mo, la narra­ción ilus­tra el afec­tuo­so víncu­lo del ama­ble des­en­te­rra­dor con Edith y sobre todo con su soli­ta­rio hijo. La gran reve­la­ción se pro­du­ce con el colo­sal hallaz­go de un buque hun­di­do pro­vis­to de teso­ros que data del medioevo.

A todo ello en esta his­to­ria se incor­po­ran otros per­so­na­jes, entre ellos una joven pare­ja de arqueó­lo­gos inte­gra­da por Peggy Pres­ton (Lily James) y su recien­te mari­do Stuart Pig­gott (Ben Cha­plin), Rory Lomax (Johnny Flynn) que es el joven pri­mo de Edith y está pró­xi­mo a alis­tar­se en la fuer­za aérea bri­tá­ni­ca, ade­más de un pre­su­mi­do repre­sen­tan­te del Museo Bri­tá­ni­co (Ken Scott) que desea que Edith ceda a la ins­ti­tu­ción la valio­sa embar­ca­ción des­cu­bier­ta. A decir ver­dad, estos per­so­na­jes no agre­gan mucho al tema prin­ci­pal don­de por ejem­plo poco impor­ta la sub­tra­ma de los amo­ríos de Peggy quien des­ilu­sio­na­da de su matri­mo­nio se entre­ga a los bra­zos de Rory. Asi­mis­mo, si bien el con­flic­to béli­co que se ave­ci­na cons­ti­tu­ye el esce­na­rio de fon­do, ese acon­te­ci­mien­to no agre­ga mayor impac­to dra­má­ti­co al rela­to principal.

En esen­cia, Sto­ne ofre­ce un dra­ma de épo­ca muy bien recrea­do, ponien­do espe­cial énfa­sis en la huma­ni­za­ción de sus prin­ci­pa­les per­so­na­jes que están carac­te­ri­za­dos mag­ní­fi­ca­men­te por Fien­nes y Mulli­gan. El vete­rano actor de Schind­le­r’s List, apor­ta nue­va­men­te su reco­no­ci­do ofi­cio con­fi­rien­do total genui­ni­dad a su per­so­na­je como si se tra­ta­ra de un real explo­ra­dor. No menos pon­de­ra­ble es la pres­ta­ción de la afian­za­da intér­pre­te reve­la­da en An Edu­ca­tion (2009) com­po­nien­do a la frá­gil mujer de que­bran­ta­da salud cuyo pre­sen­ti­mien­to de que exis­tía algo valio­so deba­jo de los mon­tícu­los de tie­rra final­men­te se vio cris­ta­li­za­do con el his­tó­ri­co des­cu­bri­mien­to. La alqui­mia exis­ten­te entre ambos acto­res está muy bien logra­da en la cáli­da amis­tad esta­ble­ci­da entre un madu­ro hom­bre casa­do y una madre mono­pa­ren­tal de dife­ren­tes eda­des y ante­ce­den­tes sociales.

En los cré­di­tos fina­les se acla­ra que duran­te el con­flic­to béli­co, el Teso­ro de Sut­ton Hoo estu­vo res­guar­da­do en una esta­ción de metro de Lon­dres y recién se exhi­bió en el Museo Bri­tá­ni­co nue­ve años des­pués del falle­ci­mien­to de Edith acae­ci­do en 1942 aun­que sin men­cio­nar a su des­cu­bri­dor Basil Brown. Sólo en los últi­mos años se ha reco­no­ci­do el apor­te que él efec­tuó a la arqueo­lo­gía don­de aho­ra su nom­bre apa­re­ce jun­to al de Edith en la expo­si­ción per­ma­nen­te de esta pres­ti­gio­sa ins­ti­tu­ción cul­tu­ral. Jor­ge Gutman

Una His­to­ria Feminista

HER­SELF. Ire­land-Gran Bre­ta­ña. U.K, 2019). Direc­tor: Phy­lli­da Lloyd. Dis­po­ni­ble en Ama­zon Pri­me Video

El recu­rren­te tema de la vio­len­cia con­yu­gal es con­si­de­ra­do en Her­self aun­que con carac­te­rís­ti­cas dis­tin­ti­vas a tra­vés de un rela­to femi­nis­ta que resal­ta el empo­de­ra­mien­to de la mujer.

La ver­sá­til direc­to­ra bri­tá­ni­ca Phy­lli­da Lloyd, que tan gra­tos recuer­dos ha deja­do con Mam­ma Mia! (2008) y The Iron Lady (2011), se sir­ve del guión de Cla­re Dun­ne y Mal­com Camp­bell para una narra­ción que aúna inte­li­gen­te­men­te el dra­ma con la comedia.

Cla­re Dun­ne y Ian Lloyd Anderson

Dun­ne, ade­más de coguio­nis­ta asu­me asi­mis­mo el rol prin­ci­pal com­po­nien­do a San­dra, una mujer que resi­de en Irlan­da y que está has­tia­da de con­vi­vir con Gary (Ian Lloyd Ander­son), un hom­bre pose­si­vo y auto­ri­ta­rio quien ante un gra­ve inci­den­te pro­du­ci­do no titu­beó en ape­lar a la fuer­za bru­ta para cas­ti­gar­la. Es así que ella deja el domi­ci­lio con­yu­gal con sus dos ado­ra­das hiji­tas, Emma (Ruby Rose O’Hara) y Molly (Molly McCann) de 8 y 6 años de edad res­pec­ti­va­men­te, para radi­car­se tem­po­ral­men­te en un hotel faci­li­ta­do por el gobierno. Tra­ba­jan­do en un pub como mese­ra, tam­bién rea­li­za labo­res domés­ti­cas ayu­dan­do a la doc­to­ra Peggy O’Too­le (Harriet Wal­ter) quien se repo­ne de una rup­tu­ra de cade­ra acae­ci­da en un hos­pi­tal de África.

A tra­vés del inter­net San­dra se impo­ne sobre la posi­bi­li­dad de que una per­so­na pue­de cons­truir­se una modes­ta casa con un módi­co pre­su­pues­to de alre­de­dor de 35.000 euros; sin dis­po­ner de ese mon­to, la suer­te le son­ríe cuan­do Peggy actuan­do como hada madri­na está dis­pues­ta a finan­ciar esa ope­ra­ción. La cons­truc­ción de lo que será su nue­vo hogar abar­ca la mayor par­te del rela­to y en tal sen­ti­do resul­ta enco­mia­ble apre­ciar el espí­ri­tu rei­nan­te por par­te de los veci­nos de la zona que la ayu­dan a imple­men­tar el pro­yec­to. Simul­tá­nea­men­te, la pre­sen­cia de Gary cons­ti­tu­ye para San­dra una laten­te ame­na­za debi­do a su con­ti­nua­da insis­ten­cia de que ella retor­ne con las nenas a su hogar, a pesar de que las cria­tu­ras ‑sobre todo Molly- han que­da­do psi­co­ló­gi­ca­men­te afec­ta­das por la vio­len­cia sufri­da por su madre; fren­te a la rotun­da nega­ti­va de su mujer, Gary deci­de deman­dar­la en jui­cio para lograr la cus­to­dia de las niñas.

De mane­ra con­ci­sa esta emo­ti­va his­to­ria se valo­ri­za por la sen­ci­llez en que Lloyd hábil­men­te la rela­ta. Una úni­ca obje­ción resi­de en el giro que adop­ta el guión en su últi­mo tra­mo que aun­que impre­de­ci­ble no se enla­za con lo que el film pro­po­ne a lo lar­go de su desarrollo.

Con un elen­co de homo­gé­neo nivel, se des­ta­ca Dun­ne quien car­gan­do sobre sus hom­bros el peso de esta his­to­ria per­so­ni­fi­ca mag­ní­fi­ca­men­te a una valien­te mujer que con gran for­ta­le­za y a cos­ta de duros sacri­fi­cios se pro­po­ne recons­truir su vida para valer­se por sí mis­ma median­te una nue­va iden­ti­dad que la ale­ja del deca­den­te machis­mo impe­ran­te. Jor­ge Gutman

Una Román­ti­ca Amistad

LICO­RI­CE PIZ­ZA. Esta­dos Uni­dos. Un film escri­to y diri­gi­do por Paul Tho­mas Anderson.

Sin ser auto­bio­grá­fi­co, el rea­li­za­dor Paul Tho­mas Ander­son que pasó su infan­cia y ado­les­cen­cia en el Valle de San Fer­nan­do en Cali­for­nia, ubi­ca la acción en ese lugar que cono­ce muy bien trans­mi­tien­do afec­tuo­sa­men­te las expe­rien­cias vivi­das por un audaz ado­les­cen­te con una mucha­cha mayor que él duran­te la déca­da del 70.

Cooper Hoff­man y Ala­na Haim

El día en que la fotó­gra­fa Ala­na (Ala­na Haim) de 24 años toma fotos de los estu­dian­tes de ense­ñan­za media en la escue­la don­de asis­te el ado­les­cen­te Gary (Cooper Hoff­man), él se que­da pren­da­do con­tem­plán­do­la y de inme­dia­to ape­la a su rápi­da labia para tra­tar de con­quis­tar­la; la dife­ren­cia de edad exis­ten­te hace que ella no le pres­te mayor aten­ción; sin embar­go la auto­con­fian­za demos­tra­da por Gary moti­va a que Ala­na le acep­te la invi­ta­ción a cenar. De allí en más sur­ge entre ellos un víncu­lo sui gene­ris en don­de la inten­ción de Gary de for­jar una rela­ción román­ti­ca con Ala­na, que­da obs­ta­cu­li­za­da por­que para ella es un sen­ti­mien­to de exclu­si­va amis­tad lo que la acer­ca al muchacho.

Aun­que el guión de Ander­son adquie­re la for­ma de un con­jun­to de viñe­tas inde­pen­dien­tes antes que un rela­to tra­di­cio­nal­men­te cohe­sio­na­do, eso no dis­mi­nu­ye la efi­ca­cia de las dife­ren­tes peri­pe­cias que atra­vie­san estos dos per­so­na­jes. Así vemos cómo el pre­coz Gary tra­ta de impre­sio­nar a su dama demos­tran­do que es un hábil empre­sa­rio ya sea cuan­do ven­de camas de agua a un luná­ti­co pro­duc­tor de Holly­wood (Brad­ley Cooper), o bien cuan­do ins­ta­la un nego­cio de máqui­nas de pin­ball; a todo ello se lo ve selec­cio­nan­do a agen­tes para el lan­za­mien­to de avi­sos comer­cia­les. En cuan­to a Ala­na, en una risue­ña situa­ción se la con­tem­pla con­du­cien­do un camión de des­pa­cho al que se le ago­ta la gaso­li­na, sobre todo cuan­do acon­te­ce la cri­sis de petró­leo de 1973 con la esca­sez del indis­pen­sa­ble combustible.

La amis­tad entre ambos está suje­ta a algu­nos alti­ba­jos; así Gary tra­ta de pro­du­cir celos a Ala­na estan­do con otra chi­ca, en tan­to que ella hace lo pro­pio con un actor de cine (Sean Penn); de todos modos, la san­gre nun­ca lle­ga al río y pron­ta­men­te se pro­du­ce la reconciliación.

Sin entrar a deta­llar otras situa­cio­nes que nutren al film, cabe seña­lar que su fuer­za resi­de fun­da­men­tal­men­te en la inter­pre­ta­ción de Hoff­man y Haim en un memo­ra­ble debut que ambos rea­li­zan fren­te a la cáma­ra. El joven actor, hijo del des­apa­re­ci­do gran intér­pre­te Phi­llip Sey­mour Hoff­man, impre­sio­na mara­vi­llo­sa­men­te ani­man­do al efu­si­vo y sim­pá­ti­co mucha­cho en su pro­ce­so de madu­rez hacia la edad adul­ta; por su par­te la nova­ta Haim demues­tra el talen­to de una con­su­ma­da intér­pre­te carac­te­ri­zan­do a la inse­gu­ra joven que des­pués de algu­nos fra­ca­sos sen­ti­men­ta­les tra­ta de encon­trar un amor que le dé sen­ti­do a su vida y que qui­zás podría hallar­lo en Gary. Los dos remar­ca­bles come­dian­tes man­tie­nen una logra­da quí­mi­ca que tras­cien­de fácil­men­te a la audiencia.

Recu­rrien­do a tra­mas entre­ve­sa­das el rea­li­za­dor per­mi­te que su narra­ción adquie­ra flui­dez diri­gien­do a un buen elen­co don­de en los roles de apo­yo se des­ta­can Cooper, Penn, Tom Waits, Harriet San­som Harris, Chris­ti­ne Eber­so­le y Benny Saf­die, entre otros. Igual­men­te mere­ce des­ta­car la exce­len­te foto­gra­fía de Michael Bau­man y la evo­ca­ti­va ban­da sono­ra de Jonny Green­wood. En esen­cia, he aquí una enso­ña­do­ra come­dia que desa­fian­do expec­ta­ti­vas des­ti­la nos­tal­gia y ter­nu­ra dejan­do al espec­ta­dor una muy agra­da­ble son­ri­sa al fina­li­zar su pro­yec­ción. Jor­ge Gutman

Bello Poe­ma de Amor

DEUX. Fran­cia-Luxem­bur­go-Bél­gi­ca, 2019. Un film de Filip­po Meneghet­ti. Dis­po­ni­ble en la pla­ta­for­ma digi­tal de Apple TV app

Aun­que bre­ve­men­te comen­ta­do en el fes­ti­val Cine­ma­nia de noviem­bre de 2020, es opor­tuno retor­nar a Deux en oca­sión de su estreno cana­dien­se difun­di­do en línea. La segun­da visión con­fir­ma la impre­sión ini­cial de que el espec­ta­dor se encuen­tra asis­tien­do a un cau­ti­van­te melo­dra­ma del direc­tor ita­liano Filip­po Meneghetti.

En su pri­mer tra­ba­jo para el cine, el novel cineas­ta enca­ra el tema del amor oto­ñal enfo­ca­do en dos muje­res que han sabi­do man­te­ner una gran cone­xión emo­cio­nal superan­do las con­ven­cio­nes socia­les y los obs­tácu­los físi­cos. Median­te una his­to­ria sen­ci­lla y alta­men­te efec­ti­va el guión del rea­li­za­dor con la cola­bo­ra­ción de Maly­so­ne Bovo­rasmy y Flo­ren­ce Vig­non per­mi­te que el espec­ta­dor se intro­duz­ca de inme­dia­to en la inti­mi­dad de sus dos protagonistas.

Mar­ti­ne Che­va­llier y Bar­ba­ra Sukowa

En una ciu­dad de Fran­cia no espe­ci­fi­ca­da vive Made­lei­ne (Mar­ti­ne Che­va­llier) apo­da­da Mado, una mujer viu­da con dos hijos adul­tos, Anne (Léa Druc­ker) y Fré­dé­rick (Jérô­me Varan­frain), quie­nes igno­ran la lar­ga rela­ción sen­ti­men­tal que ella man­tie­ne con Nina (Bar­ba­ra Suko­wa) que habi­ta en su edi­fi­cio en un depar­ta­men­to que se encuen­tra en el mis­mo piso y fren­te al suyo. Las dos sep­tua­ge­na­rias están rea­li­zan­do pla­nes para mudar­se a Roma con la mira de vivir ple­na­men­te y con abso­lu­ta liber­tad el res­to de sus vidas; sólo fal­ta que Made­lei­ne cum­pla con la pro­me­sa que le hizo a su ama­da de comu­ni­car a los suyos su deci­sión y reve­lar su víncu­lo amo­ro­so. Al no atre­ver­se a hacer­lo, eso pro­du­ce una fuer­te reac­ción nega­ti­va en Nina y es posi­ble que ese eno­jo sea la cau­sa del inme­dia­to ata­que car­dio­vas­cu­lar sufri­do por Mado que la deja par­cial­men­te inmó­vil y sin habla.

Nina, demo­li­da por lo que le ocu­rre a su que­ri­da pare­ja, duran­te el perío­do de con­va­le­cen­cia lo que más desea es cui­dar­la en su retorno al hogar uti­li­zan­do como pre­tex­to ante sus hijos el de ser una bue­na veci­na; sin embar­go ese pro­pó­si­to se encuen­tra obs­ta­cu­li­za­do por la pre­sen­cia de Muriel (Muriel Béna­zé­raf), una mujer que ha sido con­tra­ta­da para estar al ser­vi­cio de Mado duran­te las 24 horas; pos­te­rior­men­te, cuan­do la cui­da­do­ra es des­pe­di­da es Anne quien per­so­nal­men­te se ocu­pa de asis­tir a su madre. Fren­te a esta situa­ción, la deses­pe­ra­ción de Nina de no poder estar jun­to a Mado la indu­ce a come­ter cier­tos actos arries­ga­dos que a la pos­tre des­per­ta­rán sospechas.

El rea­li­za­dor ha reu­ni­do a dos excep­cio­na­les artis­tas para ani­mar los roles pro­ta­gó­ni­cos. Suko­wa, la nota­ble actriz que delei­ta­ra al públi­co en los recor­da­dos fil­mes de Rai­ner Fass­bin­der, Mar­ga­ret Von Trot­ta y Vol­ker Schlön­dorff, aquí nue­va­men­te des­plie­ga su talen­to trans­mi­tien­do la fuer­za emo­cio­nal que expe­ri­men­ta la devas­ta­da Nina por estar jun­to a la mujer que inte­gró par­te de su vida duran­te varias déca­das. A Che­va­llier, la vete­ra­na intér­pre­te de la pres­ti­gio­sa Come­die Fran­cai­se, le cabe el difí­cil papel de carac­te­ri­zar a la dis­ca­pa­ci­ta­da ancia­na que con limi­ta­da movi­li­dad y sin el uso de la pala­bra se vale de su expre­si­vo ros­tro y la mira­da de sus lumi­no­sos ojos para comu­ni­car sus sen­ti­mien­tos a Nina. Entre ambas actri­ces exis­te una mag­ní­fi­ca sim­bio­sis que se pue­de apre­ciar a lo lar­go del rela­to, como en una anto­ló­gi­ca esce­na don­de des­cal­zas ambas bai­lan jun­tas al com­pás de una popu­lar can­ción italiana.

Meneghet­ti exhi­be una increí­ble madu­rez en su rela­to recu­rrien­do a una ele­gan­te y sobria pues­ta escé­ni­ca, nutri­da de una flui­da narra­ción; en la des­crip­ción de esta tier­na his­to­ria sen­ti­men­tal demues­tra que la vejez y la dife­ren­te orien­ta­ción sexual no cons­ti­tu­yen barre­ras para la exis­ten­cia de un autén­ti­co amor entre dos seres huma­nos. No cabe duda que este subli­me poe­ma cons­ti­tu­ye para su rea­li­za­dor un exce­len­te ante­ce­den­te para enca­rar futu­ros pro­yec­tos. Jor­ge Gutman