CHARLIE CHAPLIN, LE GÉNIE DE LA LIBERTÉ. Francia, 2020. Un film de Yves Jeuland. 145 minutos. Disponible en las plataformas digitales de lefifa.com y arts.film.
Con más de 30 notables documentales realizados, el director Yves Jeuland retorna ahora con un excepcional trabajo dedicado al genial Charles Chaplin efectuado para la televisión de Francia. El guión de Jeuland y François Aymé, permite seguir el trayecto de Chaplin (1889 – 1977) desde sus humildes orígenes en Inglaterra hasta su deceso en Suiza, con especial énfasis a su invaluable labor profesional.
A diferencia de otros documentales aquí no hay ninguna persona entrevistada dado que lo exhibido es nutrido por un extraordinario material de archivo proveniente del cine y la televisión como asimismo extractos de filmación privados pertenecientes a la familia del actor. Más allá de una mera recopilación es importante destacar el esfuerzo realizado por sus autores que implicó aproximadamente 3 años de trabajo y casi un año de edición realizado de manera remarcable por la montajista Sylvie Bourget. Consecuentemente, el espectador acompañado por la voz humana en off del actor Mathieu Amalric es guiado a través del desarrollo de este remarcable documental.
Entre los aspectos salientes de los archivos se destaca sus comienzos a temprana edad en los music-halls de Londres, su paso por París y posteriormente llegada a Estados Unidos en 1910. En pleno auge del cine mudo comenzó su actuación en numerosos cortos utilizando en todos ellos el emblemático personaje del pobre vagabundo Charlot ‑su alter ego- con su clásico sombrero y bastón que habría de acompañarlo por más de dos décadas. Con su popularidad conquistada en dichos cortos, llega el momento en que desea lograr su independencia y aprovechar al máximo su creatividad de artista sin restricción de ninguna índole; es así que en 1919 funda la compañía United Artists junto con la popular actriz Mary Pickford, el célebre realizador D.W. Griffith y el actor y director Douglas Fairbanks quien fue su gran amigo.
Después de The Kid (El Pibe, 1921), el primer conmovedor largometraje que lanzó a la fama al actor infantil Jackie Coogan, para Chaplin el cielo es el único límite. Como notoria celebridad de Hollywood y del cine mundial dirige y actúa en su obra maestra The Gold Rush (La Quimera del Oro, 1925) en donde el documental resalta la inolvidable escena en que el errabundo Charlot acuciado por el hambre, prepara como plato de comida su propio zapato. Resistiéndose al advenimiento del cine sonoro sigue centrándose en el mudo con la filmación de la sensible comedia sentimental Limelight (Luces de la Ciudad, 1931), otro de sus grandes éxitos. Después de un año y medio de estancia en Europa donde es recibido como estrella mundial retorna a Hollywood para ofrecer Modern Times (Tiempos Moderno, 1936); en ese film Chaplin alude a las diferencias de clases, mostrando a su irresistible personaje como un instrumento del maquinismo industrial convertido en robot a través de la producción en serie.
La difícil situación política que sacude a Europa con el advenimiento del nazismo, le sirve de inspiración para preparar el guión de The Great Dictator (El Gran Dictador) que lo completa el 10 de noviembre de 1938, el día siguiente al de la “Noche de los Cristales Rotos” donde el antisemitismo vigente en Alemania se hace sentir en toda su dimensión; es así que su visionaria película estrenada en 1940 y la primera que realiza para el cine sonoro constituye una despiadada crítica de Hitler y de todas las dictaduras en general; a pesar de que el film recibió múltiples nominaciones de la Academia de Hollywood, Chaplin fue distinguido en 1941 con un solo Oscar atribuido al Mejor Guión Original.
Cuatro filmes adicionales seguirían entre los finales de la década del 40 y la del 50 donde el título más destacado es Limelight (Candilejas, 1952); en el mismo el prodigioso cineasta narra la historia de un payaso y una bailarina cuyas vidas se cruzan descubriendo que a través de la mutua ayuda subyace el amor que sienten el uno por el otro.
El documental igualmente alude a las acusaciones de comunista de que fue objeto Chaplin por simpatizar con los rusos lo que motivó que en 1947 el Comité de Actividades Antiamericanas comenzara su cacería de brujas a fin de que fuese deportado. Cuando en 1952 parte rumbo a Inglaterra, donde es recibido con todos los honores, el FBI logró que le sea quitado el permiso de residencia americana; solamente logra retornar en 1972 mediante un visado de sólo 10 días para recibir el Oscar Honorífico por la trayectoria de su brillante carrera. Si bien el documental ofrece numerosas escenas conmovedoras, sus últimos 15 minutos contribuyen para que al final de su visión uno quede profundamente emocionado.
Gracias a la calidad de la escritura, a la selección del material en donde participó asimismo la documentalista Aude Vasallo y a su extraordinario montaje, éste es uno de los mejores documentales que se haya realizado en los últimos años. Aunque los cinéfilos conocen en gran parte la filmografía de Chaplin, el trabajo de Jeuland y Ayme constituye un más que merecido tributo a esta figura icónica que como director, actor, guionista y compositor musical a través de la magia del séptimo arte supo ofrecer obras de gran humanidad así como de penetrante contenido social. Jorge Gutman