Una Insí­pi­da Fan­ta­sía Romántica

UNE SIRĖ­NE À PARIS. Fran­cia, 2020. Un film de Mathias Malzieu. 102 minutos

Cuan­do en 1837 Hans Chris­tian Ander­sen con­ci­bió La Sire­ni­ta no ima­gi­nó que su cuen­to infan­til habría de influir a otros escri­to­res y artis­tas para trans­mi­tir su pro­pia visión. Ese es el caso del can­tan­te músi­co, escri­tor y rea­li­za­dor Mathias Malzieu que adap­tó para el cine su nove­la de 1919 Una Sirè­ne à Paris. Sin entrar a con­si­de­rar los valo­res intrín­se­cos de su libro, esta fan­ta­sía cine­ma­to­grá­fi­ca dis­ta de con­ser­var el háli­to poé­ti­co que cabría de espe­rar; es posi­ble que eso se deba en gran par­te a que el guión del rea­li­za­dor escri­to con Stépha­ne Lan­dows­ki no ha podi­do trans­mi­tir el toque mági­co que supo­ne la rela­ción de un humano con un per­so­na­je sub­acuá­ti­co cuyo cuer­po es mitad mujer y mitad pez.

Nico­las Duvau­che­lle y Marilyn Lima

En la ver­sión de Malzieu el pro­ta­go­nis­ta es Gas­pard (Nico­las Duvau­che­lle), un joven músi­co y can­tan­te bohe­mio com­ple­ta­men­te des­co­ra­zo­na­do en las lides amo­ro­sas y ya resig­na­do a no encon­trar el ver­da­de­ro amor que alien­te su vida. Una noche al salir del club noc­turno pari­sino que per­te­ne­ce a su padre (Tehéky Kar­yo) y en don­de tra­ba­ja como croo­ner, cami­nan­do a lo lar­go del Sena se encuen­tra que la cre­ci­da del río ha arro­ja­do en el mue­lle a una bella sire­na heri­da lla­ma­da Lula (Marilyn Lima). Todo indi­ca que ella des­con­fía de los hom­bres y con su can­to hace explo­tar el cora­zón del indi­vi­duo que se le acer­ca, aun­que Gas­pard pare­ce gozar de inmu­ni­dad. Pre­ci­pi­ta­da­men­te él la lle­va a un hos­pi­tal pero por razo­nes buro­crá­ti­cas Lula no pue­de ser aten­di­da lo que moti­va a que enton­ces la tras­la­de a su hogar dis­pues­to a brin­dar­le el cui­da­do nece­sa­rio has­ta su recuperación.

A pesar de no que­rer ena­mo­rar­se nue­va­men­te, Gas­pard cae bajo el hechi­zo de su invi­ta­da a la vez que ella len­ta­men­te con­fía en su anfi­trión, lo que ori­gi­na de inme­dia­to un roman­ce pla­tó­ni­co. Si bien la inten­ción de Malzieu mani­fes­ta­da en las notas de pren­sa era la de plas­mar una his­to­ria román­ti­ca impreg­na­da de comi­ci­dad y ter­nu­ra, tal como está plan­tea­da esta fábu­la está muy lejos de haber sido alcan­za­da. A pesar de tra­tar­se de una fan­ta­sía, resis­te total cre­di­bi­li­dad el supo­ner que en el trans­cur­so de una noche y el día sub­si­guien­te sur­ja un apa­sio­na­do víncu­lo sen­ti­men­tal agra­va­do por la cir­cuns­tan­cia de que no exis­te una sus­tan­cial quí­mi­ca ente ambos per­so­na­jes a fin de que el roman­ce adquie­ra un rea­lis­mo mági­co capaz de conmover.

Como una his­to­ria secun­da­ria, sin duda pres­cin­di­ble, se obser­va a Mile­na (Roma­ne Boh­rin­ger), una viu­da que quie­re ven­gar­se de la sire­na por haber pro­du­ci­do la muer­te de Vic­tor (Ale­xis Micha­lik), su espo­so médi­co, cuan­do éste estu­vo cer­ca de Lula en la clí­ni­ca hospitalaria.

La obje­ción mayor del film resi­de en su poco ima­gi­na­ti­vo guión don­de la his­to­ria narra­da es com­ple­ta­men­te secun­da­ria. Esa falen­cia es en par­te com­pen­sa­da por el esti­lis­mo visual favo­re­ci­do en gran par­te por la bella foto­gra­fía de Vir­gi­nie Saint Mar­tin; ade­más cabe dis­tin­guir la agra­da­ble músi­ca de la ban­da Diony­sos de la cual el rea­li­za­dor ha sido uno de los fun­da­do­res a la vez que cantante.

En los pape­les pro­ta­gó­ni­cos tan­to Duvau­che­lle como Lima se desem­pe­ñan correc­ta­men­te sin lle­gar a des­lum­brar; en cam­bio en uno de los roles secun­da­rios se des­ta­ca la espa­ño­lí­si­ma Rossy de Pal­ma ‑una de las pre­fe­ri­das actri­ces de Almo­dó­var- carac­te­ri­zan­do con inigua­la­ble gra­cia a la entro­me­ti­da veci­na de Gas­pard. Jor­ge Gutman

Acción y Suspenso

Mille­nium y Mad Max

Mez­clan­do acción aven­tu­ra y sus­pen­so el públi­co podrá asis­tir a dos repo­si­cio­nes de fil­mes que en opor­tu­ni­dad de su estreno tuvie­ron con­si­de­ra­ble reper­cu­sión popular.

Como un even­to espe­cial Cine­plex repon­drá Mille­nium: Les hom­mes qui n’ai­maient pas les fem­mes, ver­sión fran­ce­sa de The Girl With The Dra­gon Tat­too, copro­duc­ción de Esta­dos Uni­dos, Sue­cIa y Norue­ga rea­li­za­da en 2011. El direc­tor David Fin­cher se valió del guión de Ste­ven Zai­llian basa­do en la nove­la del escri­tor sue­co Steg Lars­son para narrar un rela­to de suspenso.

Daniel Craig

La tra­ma gira en torno de Mikael Blomk­vist (Daniel Craig), un perio­dis­ta que aca­ba de renun­ciar al pres­ti­gio­so pues­to que man­te­nía en la revis­ta “Mille­nium” de inves­ti­ga­cio­nes socia­les y eco­nó­mi­cas, por haber per­di­do un pro­ce­so que se le siguió por difa­ma­ción a un pode­ro­so empre­sa­rio debi­do a un artícu­lo que escri­bió y que pare­cie­ra ser frau­du­len­to. Sin embar­go, su des­em­pleo no habrá de durar mucho pues­to que al poco tiem­po es con­tac­ta­do por Hen­rik Van­ger (Chris­topher Plum­mer), un patriar­ca de un impor­tan­te gru­po indus­trial, quien le soli­ci­ta que se ocu­pe de dilu­ci­dar la des­apa­ri­ción de su ado­ra­da sobri­na Harriet, acae­ci­da hace ya 4 déca­das y que él cree que fue ase­si­na­da por miem­bros de su pro­pia fami­lia. En su inves­ti­ga­ción Mikael no actua­rá solo sino que con­ta­rá con la cola­bo­ra­ción de Lis­beth Salan­der (Roo­ney Mara)) una joven hac­ker cuya fiso­no­mía punk deja un tan­to que desear con­tem­plan­do el tatua­je de su cuer­po más las per­fo­ra­cio­nes prac­ti­ca­das con los pier­cing; a pesar de su natu­ra­le­za hos­ca y rebel­de con cier­ta ines­ta­bi­li­dad men­tal, su nota­ble inte­li­gen­cia detec­ti­ves­ca y for­ta­le­za men­tal per­mi­ti­rán que este dúo de per­so­na­li­da­des total­men­te opues­tas lle­gue a enten­der­se y logre esta­ble­cer un nexo entre la suer­te corri­da por Harriet y una serie de muer­tes horren­das que tuvie­ron lugar en ese entonces.

La bre­ve sinop­sis que ante­ce­de per­mi­te gene­rar un film que sin revo­lu­cio­nar al géne­ro poli­cial, con­ser­va una bue­na dosis de emo­ción capaz de sos­te­ner la aten­ción a pesar de su dura­ción de poco más de dos horas y media en la medi­da que se van des­ta­pan­do intere­san­tes secre­tos a lo lar­go de su desa­rro­llo. Lo impor­tan­te es que este film fun­cio­na bien con su intri­gan­te y mis­te­rio­sa his­to­ria, cum­plien­do cabal­men­te con su obje­ti­vo de entretener.

En la serie Flash­back Film de Cine­plex se verá Mad Max: La Rou­te du Chaos (Mad Max: Fury Road), pro­duc­ción ame­ri­ca­na de 2015. diri­gi­da por Geor­ge Miller quien en 1979 ori­gi­nó esta serie post-apocalíptica.

Tom Hardy y Char­li­ze Theron

Miller nue­va­men­te insu­fla una sor­pren­den­te vita­li­dad en este nue­vo capí­tu­lo con el regre­so del gue­rre­ro del camino Max Roc­ka­tans­ki. El guión del rea­li­za­dor escri­to con Bren­dan Mc Carthy y Nick Lathou­ris mues­tra a Mad Max (Tom Hardy) quien per­se­gui­do por su tur­bu­len­to pasa­do al haber per­di­do a su mujer e hijo cree que la mejor for­ma de poder sobre­vi­vir es vagar solo. En ese reco­rri­do es arras­tra­do por un gru­po de sobre­vi­vien­tes que huye a tra­vés del desier­to en un vehícu­lo de gue­rra con­du­ci­do por la coman­dan­te de éli­te Furio­sa (Char­li­ze The­ron). Ellos esca­pan de una ciu­da­de­la regi­da por el tirano Joe (Hugh Keays-Byr­ne). Enfu­re­ci­do, este cau­di­llo orga­ni­za a sus pan­di­llas para per­se­guir impla­ca­ble­men­te a los rebel­des, ori­gi­nan­do una gue­rra del camino de alta tensión.

La exce­len­te direc­ción de Miller uni­da a las mag­ní­fi­cas actua­cio­nes de Hardy y The­ron en los roles pro­ta­gó­ni­cos da como resul­ta­do un film de inten­sa acción que cons­ti­tu­ye uno de los más logra­dos que se haya vis­to den­tro de este tipo de géne­ro y que está real­za­do por una efi­cien­te ban­da sono­ra, nota­ble foto­gra­fía y remar­ca­ble dise­ño de producción.

Mille­nium: Les hom­mes qui n’ai­maient pas les fem­mes y Mad Max: La Rou­te du Chaos serán exhi­bi­dos en el Cine­plex Odeon Quar­tier Latin de Mon­treal des­de el 18 has­ta el 24 de junio de 2021.

Impe­re­ce­de­ra Fábula

PINOC­CHIO. Ita­lia, 2019. Un film de Mat­teo Garro­ne. 125 minutos

El bello cuen­to de lite­ra­tu­ra infan­til Las Aven­tu­ras de Pino­cho escri­to por Car­lo Collo­di en 1883 ha sido tras­la­da­do a la pan­ta­lla en varias oca­sio­nes, sobre­sa­lien­do entre ellas la del exce­len­te dibu­jo de ani­ma­ción rea­li­za­do por Walt Dis­ney en 1940. Es aho­ra el turno de Mat­teo Garro­ne en ofre­cer­le nue­va vida en la adap­ta­ción que efec­tuó con la cola­bo­ra­ción de Mas­si­mo Ceccherini.

No obs­tan­te haber incur­sio­na­do en temas de fuer­te con­te­ni­do dra­má­ti­co como en Gomo­rrah (2008) y Dog­man (2018), Garro­ne tam­bién tran­si­tó exi­to­sa­men­te en el terreno de los cuen­tos con Il Rac­con­to Dei Rac­con­ti (2015); aho­ra con Pinoc­chio nue­va­men­te con­fir­ma su ver­sa­ti­li­dad al haber sabi­do muy bien entre­mez­clar la reali­dad con la fan­ta­sía, tal como lo con­ci­bió su autor.

Rober­to Benig­ni y Fede­ri­co Ielapi

Rober­to Benig­ni, siem­pre recor­da­do por su exce­len­te direc­ción y remar­ca­ble inter­pre­ta­ción de La vita è bella (1997), ani­ma al humil­de car­pin­te­ro Gep­pet­to quien habien­do adqui­ri­do un sóli­do peda­zo de made­ra fabri­ca una mario­ne­ta a la que le asig­na el nom­bre de Pinoc­chio (Fede­ri­co Iela­pi); su gran sor­pre­sa sobre­vie­ne al des­cu­brir que el muñe­co pue­de hablar. La enor­me ale­gría que le pro­du­ce ser el padre del obje­to de su crea­ción se des­va­ne­ce cuan­do el des­obe­dien­te Pinoc­chio se esca­pa de su hogar y deci­de explo­rar por su cuen­ta el mun­do que le rodea.

Con la máxi­ma inge­nui­dad y men­ta­li­dad de un chi­qui­lín tra­vie­so uni­do a una curio­si­dad sin igual se va embar­can­do en una serie de aven­tu­ras don­de en su reco­rri­do sal­drá al cru­ce de varios per­so­na­jes. Entre los mis­mos se encuen­tran el direc­tor de un cir­co de mario­ne­tas (Gigi Proiet­ti) los ban­di­dos Gato (Roc­co Papa­leo) y Zorro (Mas­si­mo Cec­che­ri­ni), un cara­col (Maria Pia Timo), un excén­tri­co juez gori­la (Teco Celio) y un pin­to­res­co maes­tro (Pao­lo Gra­zio­zi). En su tra­yec­to pasa­rá más de un buen sus­to cuan­do se intro­du­ce en el País de los Jugue­tes don­de es trans­for­ma­do en burro y pos­te­rior­men­te al ser engu­lli­do por un tibu­rón y sal­va­do por una enor­me noble tuna (Mau­ri­zio Lom­bar­di). En esa enu­me­ra­ción cabe agre­gar la pre­sen­cia de un bon­da­do­so gri­llo par­lan­te (Davi­de Marot­ta) que actúa como la voz de su con­cien­cia y la de una dul­ce hada madri­na (Mari­ne Vacth); es ella la que cum­ple su pro­me­sa de con­ver­tir­lo en un ser humano des­pués de que el muñe­qui­to ha demos­tra­do su valen­tía, leal­tad y hones­ti­dad hacia su padre.

Garro­ne ha logra­do que el con­te­ni­do de este sen­si­ble cuen­to moral de Collo­di pro­si­ga atra­yen­do a tra­vés del pro­ce­so de madu­rez que va expe­ri­men­tan­do el céle­bre muñe­co. En mate­ria acto­ral el vas­to elen­co se desem­pe­ña correc­ta­men­te aten­dien­do a la bre­ve­dad de sus pape­les; sin embar­go es impor­tan­te des­ta­car al caris­má­ti­co come­dian­te que es Benig­ni quien trans­mi­te gran huma­ni­dad y elo­cuen­te expre­si­vi­dad como el padre que toda su vida anhe­ló tener un hijo y lo encuen­tra en su que­ri­da mario­ne­ta. Dis­tin­ción espe­cial mere­ce el peque­ño actor Iela­pi quien, según se infor­ma, duran­te un lap­so de tres meses estu­vo suje­to por lar­gas horas al pro­ce­so de maqui­lla­je rea­li­za­do por el excep­cio­nal artis­ta Mark Coulier a fin de obte­ner los autén­ti­cos ras­gos de una cria­tu­ra de made­ra; como pro­ta­go­nis­ta de esta his­to­ria él ha sabi­do cap­tar la idio­sin­cra­sia del ino­cen­te per­so­na­je que final­men­te ve su sue­ño hecho reali­dad al haber adqui­ri­do la fiso­no­mía de un niño de car­ne y hueso.

Ade­más de la mag­ní­fi­ca labor de maqui­lla­je el film se valo­ri­za por la vir­tuo­sa foto­gra­fía de Nico­le Brüel, el dise­ño de pro­duc­ción de Dimi­tri Capua­ni, el vis­to­so ves­tua­rio de Mas­si­mo Can­ti­ni y la elo­gia­ble direc­ción artís­ti­ca de Adriano Giom­bi­ni y Fran­ces­co Sereni.

En esen­cia, Garro­ne per­mi­te que su film cons­ti­tu­ya una muy bue­na adi­ción a las nume­ro­sas ver­sio­nes rea­li­za­das de esta impe­re­ce­de­ra fábu­la. Cabe aho­ra la expec­ta­ti­va de com­pro­bar la visión de Gui­ller­mo del Toro como rea­li­za­dor de la ver­sión ani­ma­da en stop-motion que aún no tie­ne fecha de estreno. Jor­ge Gutman

Muy Buen Espec­tácu­lo Musical

IN THE HEIGHTS. Esta­dos Uni­dos, 2020. Un film de Jon M. Chu. 143 minutos.

Si bien Lin-Manual Miran­da obtu­vo gran popu­la­ri­dad como el autor musi­cal de Hamil­ton, el gran suce­so de Broad­way estre­na­do en 2016, pre­vio a dicho triun­fo demos­tró sus indis­cu­ti­bles con­di­cio­nes de com­po­si­tor y actor en 2008 con In The Heights que reci­bió varios pre­mios Tony inclu­yen­do el de mejor musi­cal. Es aho­ra que se pue­de juz­gar la ver­sión cine­ma­to­grá­fi­ca de esa pie­za diri­gi­da por Jon M. Chu.

El rea­li­za­dor, bien cono­ci­do por la román­ti­ca come­dia Crazy Rich Adams (2018) no vive en Washing­ton Heights don­de trans­cu­rre la acción, ni tam­po­co es latino; sin embar­go ha sabi­do cap­tar en toda su dimen­sión el espí­ri­tu de ese barrio ubi­ca­do en el extre­mo nor­te de Manhat­tan, enfren­tan­do el Washing­ton Brid­ge. Para rea­li­zar su tra­ba­jo se valió de la muy bue­na adap­ta­ción de la auto­ra del libro Quia­ra Ale­gria Hudes para rela­tar la viven­cia de una comu­ni­dad inte­gra­da por domi­ni­ca­nos, por­to­rri­que­ños, cuba­nos, vene­zo­la­nos y otros inte­gran­tes hispanoamericanos.

Anthony Ramos

Afor­tu­na­da­men­te la his­to­ria que aquí se cuen­ta deja de lado los cli­sés que gene­ral­men­te ubi­can a los lati­nos como gen­te de fama dudo­sa o bien adic­ta a las dro­gas. Anthony Ramos que pro­ta­go­ni­zó Hamil­ton aquí es nue­va­men­te el actor prin­ci­pal encar­nan­do mag­ní­fi­ca­men­te a Usna­vi, un domi­ni­cano que a los 8 años lle­gó con sus padres a Nue­va York, asen­tán­do­se en Washing­ton Heights; due­ño de un alma­cén de comes­ti­bles, reci­be la ayu­da de su joven pri­mo Sonny (talen­to­so Gre­gory Diaz IV). Si bien goza del afec­to de sus veci­nos, él anhe­la retor­nar a su tie­rra natal y res­tau­rar el bar cos­te­ro que per­te­ne­ció a su padre. Otro de los per­so­na­jes es Vanes­sa (encan­ta­do­ra Melis­sa Barre­ra), el inte­rés sen­ti­men­tal de Usra­vi, que tra­ba­ja en el salón de belle­za de la exu­be­ran­te Danie­la (con­vin­cen­te Daph­ne Rubin-Vega) aun­que su ilu­sión es lle­gar a ser dise­ña­do­ra de moda. Entre­tan­to, Benny (muy buen desem­pe­ño de Corey Haw­kins), el mejor ami­go de Usna­vi, tra­ba­ja en una com­pa­ñía de ser­vi­cio de autos a car­go de Kevin (efi­cien­te inter­pre­ta­ción de Jimmy Smits) y está con­ten­to de ver a Nina (Les­lie Gra­ce, una reve­la­ción en su debut cine­ma­to­grá­fi­co), la chi­ca con la que solía salir, que regre­só de Stan­ford don­de cur­sa­ba estu­dios uni­ver­si­ta­rios y deci­di­da a no pro­se­guir­los. Ella que es la hija de Kevin pro­du­ce una gran des­ilu­sión a su padre que invir­tió par­te de su dine­ro para que tuvie­ra una edu­ca­ción supe­rior y poder aspi­rar a un mejor por­ve­nir. La vete­ra­na Olga Mere­diz ofre­ce una estu­pen­da carac­te­ri­za­ción de la cuba­na abue­la Clau­dia que a pesar de no haber teni­do hijos actúa como pro­tec­to­ra de Usra­vi y es la bon­da­do­sa matriar­ca del barrio. Cabe agre­gar que Miran­da se reser­vó un bre­ve papel como el calle­je­ro ven­de­dor de piraguas.

A tra­vés de algu­nas viñe­tas entre­cru­za­das, la tra­ma ofre­ce varios tópi­cos reso­nan­tes en la hora actual, tales como la dis­cri­mi­na­ción racis­ta y humi­lla­ción que Nina rela­ta haber expe­ri­men­ta­do en Ingla­te­rra, el can­den­te tópi­co de los inmi­gran­tes indo­cu­men­ta­dos como Sonny y en gene­ral los esfuer­zos de la cla­se tra­ba­ja­do­ra lati­na pro­vis­ta de bajos recur­sos que debi­do a la gen­tri­fi­ca­ción de la zona debe afron­tar alqui­le­res más ele­va­dos como en el caso de Danie­la que es for­za­da a mudar su pelu­que­ría al Bronx. De todos modos eso no dis­mi­nu­ye el opti­mis­mo de esta gen­te pró­di­ga de una envi­dia­ble rique­za mul­ti­cul­tu­ral mani­fes­ta­da en el vivir coti­diano con su chis­pa, músi­ca, dan­za, coci­na, roman­ti­cis­mo y sus eter­nos sue­ños de que sus ilu­sio­nes pue­dan con­ver­tir­se en realidad.

Como es de aguar­dar el can­to y la dan­za son ele­men­tos esen­cia­les de un espec­tácu­lo musi­cal que aquí se con­cre­ta amplia­men­te. La exce­len­te coreo­gra­fía de Chris­topher Scott que mar­ca los pasos y movi­mien­tos de cien­tos de admi­ra­bles bai­la­ri­nes uni­da a la bella músi­ca de Miran­da per­mi­te con­ju­gar 25 temas don­de se entre­mez­clan el hip-hop con el jazz, rap, meren­gue, sal­sa y algu­nos temas típi­cos de la tra­di­cio­nal músi­ca de Broad­way. Que­da gra­ba­da en la memo­ria la can­ción Pacien­cia y Fe en don­de la abue­la Clau­dia emo­ti­va­men­te va recor­dan­do su infan­cia en Cuba, When the sun goes down can­ta­da por Nina y Benny y Cham­pag­ne ento­na­da por Usna­vi y Vanes­sa. Entre los núme­ros en don­de par­ti­ci­pa el elen­co en su con­jun­to des­te­lla In the heights que abre el rela­to, el espec­ta­cu­lar Car­na­val del Barrio, Ala­ban­za y sobre todo el des­lum­bran­te y colo­ri­do ballet acuá­ti­co 96000 que hace refe­ren­cia a un tic­ket de lote­ría gana­dor que ven­di­do en el nego­cio de Usna­vi no ha sido cobra­do por el beneficiario.

No obs­tan­te cier­tos meno­res des­ni­ve­les del guión, los mis­mos de nin­gún modo des­me­jo­ran la cali­dad del musi­cal, don­de Chu trans­mi­te una extra­or­di­na­ria auten­ti­ci­dad a su narra­ción gra­cias a su mag­ní­fi­co elen­co que per­mi­te al espec­ta­dor ser un habi­tan­te más de esa intré­pi­da y colo­ri­da comu­ni­dad lati­na. En esen­cia, este remar­ca­ble espec­tácu­lo cons­ti­tu­ye un mere­ci­do tri­bu­to a este vecin­da­rio latino que a pesar de los con­tra­tiem­pos que sus habi­tan­tes deben supe­rar evi­den­cian una pro­di­gio­sa ener­gía y ale­gría de vivir. Jor­ge Gutman

Una Arries­ga­da Profesión

SOU­TE­RRAIN / UNDER­GROUND. Cana­dá, 2020. Un film escri­to y diri­gi­do por Sophie Dupuis. 98 minutos

Des­pués del gran éxi­to obte­ni­do con su ópe­ra pri­ma Chien de Gar­de (2018), la joven direc­to­ra Sophie Dupuis ofre­ce su segun­do opus en Sou­te­rrain, abor­dan­do el tra­ba­jo en las minas de Val d’Or en la pro­vin­cia de Quebec.

El uni­ver­so mine­ro, no muy difun­di­do por el cine, fue obje­to del exce­len­te film The 33 (2015) don­de la direc­to­ra Patri­cia Rig­gen repro­du­jo dra­má­ti­ca­men­te el sal­va­ta­je rea­li­za­do a trein­ta y tres tra­ba­ja­do­res quie­nes tra­ba­jan­do en la mina de oro y cobre de Copia­pó (Chi­le) que­da­ron atra­pa­dos bajo tie­rra y des­co­nec­ta­dos por com­ple­to del mun­do exte­rior. En este caso, aun­que se tra­te de una fic­ción, Sou­te­rrain trans­mi­te la auten­ti­ci­dad de un ver­da­de­ro docu­men­tal sobre ese mun­do tan sin­gu­lar; en par­te, eso es debi­do a que la cineas­ta tuvo la opor­tu­ni­dad de fami­lia­ri­zar­se con las vici­si­tu­des de los mine­ros dado que su padre ha tra­ba­ja­do como tal en esas minas.

Joa­kim Robillard

Con ese esce­na­rio como telón de fon­do el guión de Dupuis rela­ta la vida coti­dia­na de los mine­ros a tra­vés de Maxi­me (Joa­kim Robi­llard), que apa­ren­te­men­te no hay nada que podría empa­ñar su tran­qui­li­dad; rodea­do en su tra­ba­jo de bue­nos cama­ra­das, en su vida per­so­nal expe­ri­men­ta gran ale­gría dado que Andrée (Lau­ren Hartley), su com­pa­ñe­ra, aguar­da un hijo y pron­to lle­ga­rá a ser padre; sin embar­go su dicha se empa­ña cuan­do invo­lun­ta­ria­men­te se pro­du­ce el abor­to espon­tá­neo del feto que ella lle­va­ba en sus entra­ñas. Aun­que no cons­ti­tu­ya el fac­tor cen­tral del rela­to, esa frus­tra­da pater­ni­dad moti­va a que en cier­ta for­ma cues­tio­ne su masculinidad.

Simul­tá­nea­men­te se asis­te a la gran amis­tad de Maxi­me hacia Julien (Théo­do­re Pelle­rin), un joven mine­ro que tra­ba­ja­ba con él pero aho­ra se encuen­tra impo­si­bi­li­ta­do de hacer­lo a cau­sa de un gra­ve acci­den­te que par­cial­men­te le qui­tó el habla ade­más de haber­lo deja­do invá­li­do; eso cau­sa una gran deso­la­ción en Mario (James Hynd­man), el padre del mucha­cho que tam­bién tra­ba­ja en la mina, y de su com­pun­gi­da madre (Chan­tal Fon­tai­ne). Gra­dual­men­te se va reve­lan­do el moti­vo de la ani­mo­si­dad de Mario hacia Maxi­me y la razón por la que éste se preo­cu­pa viva­men­te del esta­do físi­co y emo­cio­nal de Julien.

A todo ello, Dupuis ilus­tra el cli­ma de con­fra­ter­ni­dad exis­ten­te entre los mine­ros mani­fes­ta­do tan­to duran­te las horas de tra­ba­jo como fue­ra de ellas; asi­mis­mo que­da remar­ca­do el espí­ri­tu de soli­da­ri­dad del gru­po, como es el caso del apo­yo brin­da­do a Maxi­me por el sen­ti­mien­to de cul­pa­bi­li­dad que lo car­co­me por razo­nes que el espec­ta­dor se impo­ne al pro­me­diar el relato.

En la media hora final es don­de la his­to­ria alcan­za máxi­ma dra­ma­ti­ci­dad cuan­do a con­se­cuen­cia de una explo­sión pro­du­ci­da en una de las minas, Julien y otros com­pa­ñe­ros acu­den a la tarea de tra­tar de res­ca­tar a los otros cole­gas cuyas vidas peli­gran. Es en esa ins­tan­cia don­de que­da refle­ja­da la sacri­fi­ca­da exis­ten­cia de indi­vi­duos que como medio de vida están suje­tos a una tarea alta­men­te ries­go­sa y poco salu­da­ble al estar tra­ba­jan­do a cien­tos de metros deba­jo de la super­fi­cie terrestre.

Con una bue­na pues­ta escé­ni­ca la cineas­ta obtie­ne un satis­fac­to­rio dra­ma psi­co­ló­gi­co apo­ya­do por el sóli­do elen­co que ha sabi­do con­vo­car, sobre todo en las per­sua­si­vas carac­te­ri­za­cio­nes brin­da­das por Robi­llard, Pelle­rin y Hynd­man; a ello se agre­ga las imá­ge­nes cap­ta­das por la mag­ní­fi­ca foto­gra­fía de Mathieu Laver­diè­re y la apro­pia­da músi­ca de Patri­ce Dubuc y Gaë­tan Gra­vel aso­cia­da a los momen­tos en que el rela­to adquie­re alta ten­sión. Jor­ge Gutman