Malo­gra­da Comedia

CHA­CUN CHEZ SOI. Fran­cia, 2020. Un film de Michè­le Laro­que. 83 minutes

No siem­pre es posi­ble lograr una bue­na come­dia; en todo caso el comen­ta­rio vie­ne al caso por­que Cha­cun Chez Soi ade­más de no con­for­mar es uno de los fil­mes más ende­bles que den­tro del géne­ro haya brin­da­do el cine de Fran­cia. Sin lugar a dudas, el segun­do tra­ba­jo como rea­li­za­do­ra de la actriz Michè­le Laro­que, quien ade­más lo inter­pre­ta, no enri­que­ce­rá su currículum.

Stépha­ne Groodt y Michè­le Laroque

El guión de Laro­que escri­to con Julien Colom­ba­ni pre­sen­ta al matri­mo­nio inte­gra­do por Yann (Stépha­ne de Groodt) y Cathe­ri­ne (Laro­que), una pare­ja de media­na edad cuya vida con­yu­gal ha trans­cu­rri­do plá­ci­da­men­te, sien­do padres de dos hijas adul­tas que no viven con ellos. Dado que Yann ha ven­di­do la empre­sa que tenía con el pro­pó­si­to de jubi­lar­se, de algún modo la vida de ambos ha cam­bia­do; eso se debe prin­ci­pal­men­te por­que él de mane­ra obse­sio­na­da des­ti­na la mayor par­te del día a cui­dar sus bon­sáis, por lo que su mujer se sien­te un poco ais­la­da a la vez que celosa.

La ruti­na coti­dia­na se alte­ra cuan­do Anna (Ali­ce de Lenc­que­saing), la hija mayor de 27 años, lle­ga con su novio Tho­mas (Oli­vier Rosem­berg) a visi­tar­los y Yann les ofre­ce alber­gue tem­po­ral dado que el joven per­dió su empleo de agen­te de via­jes, ade­más del lugar en que habi­ta­ban. Aun­que lo disi­mu­la muy bien, a Cathe­ri­ne esta invi­ta­ción no le hace mucha gra­cia por­que pre­su­me que la exis­ten­cia apa­ci­ble que lle­va­ba se verá alterada.

La supues­ta chis­pa del rela­to con­sis­te en ilus­trar algu­nas tre­tas que la due­ña de casa ‑ase­so­ra­da por su ami­ga Mylè­ne (Lau­ren­ce Bibot)- uti­li­za para fas­ti­diar subrep­ti­cia­men­te a sus invi­ta­dos a fin de que éstos se encuen­tren obli­ga­dos a mar­char­se lo antes posi­ble; sin embar­go, eso es expues­to de mane­ra cari­ca­tu­res­ca con la inten­ción de diver­tir, aun­que sola­men­te lo logra en esca­sos momen­tos dado que los gags emplea­dos son en su mayor par­te ano­di­nos y sin gra­cia. A todo ello, el libre­to incor­po­ra varias situa­cio­nes que no sola­men­te dis­traen sino que res­tan con­ti­nui­dad al pro­ble­ma cen­tral planteado.

Resul­ta intri­gan­te saber la razón por la que el elen­co de esta come­dia deci­dió par­ti­ci­par en la mis­ma dado que lo expues­to se ase­me­ja a un medio­cre sit­com tele­vi­si­vo. En suma, la correc­ta inter­pre­ta­ción de los acto­res de nin­gún modo com­pen­sa las falen­cias de un fútil guión nutri­do de pobres diá­lo­gos y narra­do sin mayor ima­gi­na­ción; todo ello con­cu­rre a que esta falli­da come­dia resul­te fácil­men­te olvi­da­ble. Jor­ge Gutman