Remar­ca­ble Even­to Cultural

DIVI­NA DALI 

En este perío­do atí­pi­co por el que el mun­do atra­vie­sa resul­ta esti­mu­lan­te el que Mon­treal pue­da dis­fru­tar de un impor­tan­te acon­te­ci­mien­to cul­tu­ral como el que tie­ne lugar en el Grand Quai du Port de Mon­treal don­de des­de el 16 de julio has­ta el 31 de octu­bre se expo­ne el espec­tácu­lo Divi­na Dalí.

A tra­vés del mis­mo se tie­ne la opor­tu­ni­dad de redes­cu­brir una de las face­tas del ilus­tre maes­tro espa­ñol de la pin­tu­ra surrea­lis­ta Sal­va­dor Dalí; a dife­ren­cia de sus impo­nen­tes telas bien cono­ci­das en expo­si­cio­nes del mun­do ente­ro, en este caso esta remar­ca­ble mues­tra abar­ca 100 estam­pas basa­das en La Divi­na Come­dia, la obra maes­tra de la lite­ra­tu­ra ita­lia­na con­ce­bi­da por el genial poe­ta y escri­tor Dan­te Alighie­ri (1265 – 1321) que se supo­ne fue escri­ta entre 1304 y 1321.

Entre las manos de Antaeus

Para com­pren­der mejor el alcan­ce de la proeza de Dalí en la repre­sen­ta­ción de ese poe­ma es impor­tan­te tener en cuen­ta el con­te­ni­do del mis­mo. Dan­te resu­me en su obra todo el cono­ci­mien­to que fue acu­mu­lan­do des­de los anti­guos clá­si­cos has­ta el medioe­vo, abar­can­do tan­to la fe reli­gio­sa como sus con­vic­cio­nes mora­les y filo­só­fi­cas. Es ahí que al con­ce­bir su his­to­ria cen­tra­li­zó su aten­ción en la natu­ra­le­za huma­na con­si­de­rán­do­se asi­mis­mo como uno de sus repre­sen­tan­tes en don­de él es el prin­ci­pal pro­ta­go­nis­ta de la historia.

El poder del alma

El poe­ma está estruc­tu­ra­do en 3 gran­des par­tes, de las cua­les la pri­me­ra es el Infierno, don­de Dan­te acom­pa­ña­do de Vir­gi­lio (el autor romano de La Eneí­da) como su guía, expe­ri­men­ta toda suer­te de peca­dos a tra­vés de mali­cio­sas ten­ta­cio­nes que le con­du­ci­rán a este recin­to. La posi­bi­li­dad de reden­ción se mani­fies­ta en el Pur­ga­to­rio para final­men­te con­cluir su peri­plo en la ter­ce­ra par­te que es el Paraí­so en el que sal­drá al encuen­tro de su musa Bea­tri­ce en quien halla­rá la felicidad.

El orgu­llo­so

En base a lo que pre­ce­de, Dali quien ya había teni­do oca­sión de aso­ciar­se con el magis­tral cineas­ta Luis Buñuel en El Perro Anda­luz (1928) y La Edad de Oro (1930) como tam­bién con el mago del sus­pen­so Alfred Hitch­cock en Spell­bound (1945), no podía dejar de lado a Dan­te a quien siem­pre admi­ró, cmo así tam­bién al arte rena­cen­tis­ta. Es así que se pro­du­ce el encuen­tro de dos tita­nes en don­de Dali uti­li­zan­do una nue­va for­ma del len­gua­je artís­ti­co, se auto­de­sa­fía en la con­cep­ción de estam­pas dedi­ca­das a Dan­te entre 1950 y 1965, de las cua­les 100 de las mis­mas están aquí expues­tas. 

Los pere­zo­sos

El visi­tan­te tie­ne la opor­tu­ni­dad de vis­lum­brar en tres espa­cio­sas salas, la obra del mul­ti­fa­cé­ti­co artis­ta; a tra­vés de una visión oní­ri­ca refle­ja­da en gran par­te de su tra­ba­jo aquí trans­mi­te la pro­fun­di­dad inte­rior del indi­vi­duo ocul­ta­da en el sub­cons­cien­te de lo que él cree que el autor ita­liano expre­sa en su com­ple­jo poe­ma. Así en la pri­me­ra de las salas se apre­cian 33 dibu­jos don­de el pin­tor trans­mi­te su apre­cia­ción del labe­rín­ti­co sen­de­ro reco­rri­do por el ser humano cuyos peca­dos son cas­ti­ga­dos al arri­bar al Infierno. Pero siem­pre exis­te una nue­va opor­tu­ni­dad para redi­mir­se median­te la len­ta libe­ra­ción de sus cul­pas y ese aspec­to nue­va­men­te que­da resal­ta­do en la sala del Pur­ga­to­rio con otros 33 dibu­jos don­de ade­más se encuen­tra en un telón espe­cial la deco­ra­ción de la reve­la­do­ra e inol­vi­da­ble secuen­cia del sue­ño de Spell­bound en un sor­pren­den­te enfo­que psi­co­ana­lí­ti­co de Dalí. Otras 34 estam­pas com­ple­tan la expo­si­ción en la Sala del Paraí­so en don­de el ser humano con­cre­ta final­men­te su dicha median­te el libre albe­drío que le ha per­mi­ti­do esco­ger su destino.

Dan­te

Si bien varios artis­tas de todos los tiem­pos crea­ron ilus­tra­cio­nes sobre La Divi­na Come­dia ‑entre otros, San­dro Bot­ti­ce­lli, Gus­ta­ve Dore, William Bla­ke y Miguel Barceló‑, lo cier­to es que más allá que cada espec­ta­dor pue­da dis­cu­tir el enfo­que de Dali, sus estam­pas resul­tan fas­ci­nan­tes de apre­ciar. Con­se­cuen­te­men­te cabe agra­de­cer los esfuer­zos de Félix Bou­lan­ger ‑ideó­lo­go de la expo­si­ción- Ray­nald Michaud ‑comi­sa­rio de la mis­ma- y la cola­bo­ra­ción de Frank Hun­ter-archi­vis­ta ofi­cial del pin­tor- para que esta expo­si­ción haya podi­do con­cre­tar­se y que sin duda pro­du­ci­rá gran satis­fac­ción a los aman­tes del arte. Jor­ge Gutman