Eva­lua­ción de Fil­mes Vis­tos en el TIFF 2021 (2)

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

The Gra­ve­dig­ge­r’s Wife (Fin­lan­dia-Ale­ma­nia-Fran­cia)

Des­pués de haber rea­li­za­do varios cor­tos éste es el pri­mer lar­go­me­tra­je del direc­tor y guio­nis­ta Kha­dar Ayde­rus Ahmed en el que con sóli­da madu­rez ofre­ce un emo­ti­vo rela­to que trans­cu­rre al este de África.

The Gra­ve­dig­ge­r’s Wife

La tra­ma intro­du­ce a Guled (Omar Abdi) de 45 años de edad que vive en uno de los sec­to­res más des­fa­vo­re­ci­dos de la ciu­dad de Dji­bou­ti en com­pa­ñía de su ado­ra­da y ani­ma­da espo­sa Nas­ra (Yas­min War­sa­me) y su ado­les­cen­te hijo Mahad (Kadar Abdoul-Aziz Ibrahim), que aun­que un tan­to rebel­de ama a sus padres. Sin saber leer ni escri­bir se desem­pe­ña como uno de los sepul­tu­re­ros de la zona y, aun­que resul­te maca­bro, dia­ria­men­te aguar­da en la puer­ta del hos­pi­tal local la muer­te de algu­nos de los pacien­tes allí inter­na­dos para poder cavar sus fosas, ente­rrar­los y pos­te­rior­men­te obte­ner la humil­de remu­ne­ra­ción por el tra­ba­jo efectuado.

En una de las con­ta­das notas de humor del rela­to se pue­de obser­var la for­ma en que la avis­pa­da Nas­ra de mane­ra inge­nio­sa con­si­gue ingre­sar con su mari­do a una fies­ta de casa­mien­to sin haber sido invitados.

A pesar de la pre­ca­rie­dad en que vive esta fami­lia, la feli­ci­dad rei­na en el hogar has­ta el momen­to en que Nas­ra comien­za a expe­ri­men­tar dolen­cias pro­ve­nien­tes de un riñón seria­men­te infec­ta­do; si bien al prin­ci­pio ella es tra­ta­da con medi­ca­men­tos de alto cos­to que Guled debe afron­tar, su esta­do empeo­ra y la úni­ca sali­da es que sea ope­ra­da urgen­te­men­te para no poner en ries­go su vida. El gran pro­ble­ma es cómo obte­ner los cin­co mil dóla­res reque­ri­dos para la ciru­gía cuan­do no exis­te ayu­da algu­na por par­te de los fami­lia­res de la pare­ja y el tiem­po apremia.

Sin recu­rrir a gol­pes bajos el rea­li­za­dor logra emo­cio­nar narran­do de mane­ra sen­ci­lla pero efec­ti­va la poé­ti­ca his­to­ria de amor de este matri­mo­nio a la vez que resal­ta el valor de la fami­lia en este rela­to de super­vi­ven­cia. A la exce­len­te inter­pre­ta­ción de acto­res no pro­fe­sio­na­les que ofre­cen com­ple­ta auten­ti­ci­dad a sus per­so­na­jes se aña­de la subli­me foto­gra­fía del cama­ró­gra­fo Art­tu Pel­to­maa quien sin pin­to­res­quis­mo alguno cap­ta y con­tras­ta la par­te moder­na de la ciu­dad con los sec­to­res más humil­des refle­jan­do la vida coti­dia­na de su gente.

Oscar Peter­son: Black + Whi­te  (Cana­dá) 

Este nota­ble docu­men­tal diri­gi­do por Barry Avrich cons­ti­tu­ye un mere­ci­do tri­bu­to a Oscar Peter­son, el gigan­te del jazz falle­ci­do en 2007 cuya actua­ción pro­fe­sio­nal es com­pa­ra­da con la de otras renom­bra­das leyen­das tales como Nat King Cole, Ella Fitz­ge­rald, Duke Elling­ton y John Col­tra­ne. Peter­son se ha dis­tin­gui­do por la inten­si­dad vol­ca­da en sus inter­pre­ta­cio­nes, su apre­cia­do esti­lo musi­cal con sus mági­cos dedos reco­rrien­do el tecla­do del piano y por su caris­má­ti­ca personalidad.

Oscar Peter­son: Black + White

El docu­men­tal pasa revis­ta a sus sie­te déca­das de carre­ra pro­fe­sio­nal, des­de sus pri­me­ros días como un niño pro­di­gio que dejó de tocar la trom­pe­ta por razo­nes de salud para vol­car­se al piano, has­ta sus gran­des triun­fos mani­fes­ta­dos a tra­vés de sus éxi­tos dis­co­grá­fi­cos y jubi­lo­sas actua­cio­nes alre­de­dor del mun­do como solis­ta, con su trío y con las par­ti­ci­pa­cio­nes de gran­des artis­tas del jazz.

El film tam­bién abor­da el detes­ta­ble racis­mo y segre­ga­ción racial que expe­ri­men­tó como afro-cana­dien­se mien­tras esta­ba reco­rrien­do Esta­dos Uni­dos; su devo­ción por la jus­ti­cia social lo ins­pi­ró a com­po­ner Hymn to Free­dom; esta crea­ción con­ce­bi­da por su autor como un acto de resis­ten­cia y un home­na­je a la vene­ra­da figu­ra de Mar­tin Luther King ha sido eje­cu­ta­da en la cere­mo­nia de inau­gu­ra­ción de la pre­si­den­cia de Oba­ma en enero de 2009.

Barry Avrich pre­sen­ta un vas­to archi­vo con entre­vis­tas a Peter­son, varios músi­cos que han teni­do la opor­tu­ni­dad de cola­bo­rar con él, el crí­ti­co neo­yor­kino de jazz Gio­van­ni Rus­so­ne­llo, la aca­dé­mi­ca y vete­ra­na perio­dis­ta Kit­ti Oli­vier, la his­to­ria­do­ra Rose­mary Sad­lier y su que­ri­da y abne­ga­da espo­sa Kelly Peter­son. Asi­mis­mo la pelí­cu­la apor­ta una serie de actua­cio­nes en vivo con una varie­dad de artis­tas inter­pre­tan­do su músi­ca: entre otras des­ta­ca­das figu­ras se encuen­tran Billy Joel, Jon Batis­te, Quincy Jones, Ram­sey Lewis, Dave Young, Her­bie Han­cock, Bran­ford Mar­sa­lis, Jac­kie Richard­son, Measha Brueg­ger­gos­man, Joe Sealy y Robi Botos que ha sido un pro­te­gi­do de Peterson.

El film per­mi­te dis­fru­tar la músi­ca de Peter­son don­de ade­más de Hymn to Free­dom se encuen­tran entre otras com­po­si­cio­nes Pla­ce St. Hen­ri ‑crea­da por el artis­ta en home­na­je a su que­ri­da ciu­dad natal de Mon­treal- Halle­lu­jah Time, A Lovely Way to Spend an Eve­ning, Blues for Big Sco­tia y Sweet Lady.

Con un exce­len­te mon­ta­je de Nico­las Klei­man, el rea­li­za­dor brin­da un docu­men­tal en el que no se requie­re ser un aman­te del jazz para poder gozarlo.

The Other Tom (Méxi­co-Esta­dos Uni­dos) 

El gran esfuer­zo de una madre lidian­do con la enfer­me­dad de su hijo y sus deri­va­cio­nes es lo que abor­dan los direc­to­res y guio­nis­tas uru­gua­yos Rodri­go Plá y Lau­ra San­tu­llo en este film. El cui­da­do­so tra­ta­mien­to del tema con­si­de­ra­do gene­ra con­si­de­ra­ble inte­rés per­mi­tien­do que no resul­te difí­cil invo­lu­crar­se en su problemática.

The Other Tom

Ele­na es una madre mono­pa­ren­tal vivien­do con su hijo Tom de nue­ve años en Esta­dos Uni­dos y poron la baja remu­ne­ra­ción obte­ni­da en su tra­ba­jo ella logra ayu­da de los ser­vi­cios socia­les. Su gran pro­ble­ma es que el chi­co pade­ce lo que se cono­ce con el nom­bre de “tras­torno por défi­cit de aten­ción e hiper­ac­ti­vi­dad” (TDAH) que es un sín­dro­me neu­ro­ló­gi­co carac­te­ri­za­do pre­ci­sa­men­te por hiper­ac­ti­vi­dad, impul­si­vi­dad y esca­sa capa­ci­dad de aten­ción. Esa afec­ción moti­va a que la rela­ción entre ambos resul­te difi­cul­to­sa y que ade­más el chi­co sea estig­ma­ti­za­do en la escue­la debi­do a su par­ti­cu­lar condición.

Cuan­do Ele­na per­ci­be que los medi­ca­men­tos pres­crip­tos al niño en su tra­ta­mien­to psi­quiá­tri­co le pro­du­cen serios efec­tos secun­da­rios, ella deci­de sus­pen­der­los; como con­se­cuen­cia de su acti­tud los ser­vi­cios socia­les le advier­ten que podrán reti­rar­le la cus­to­dia de Tom para ubi­car­lo en un hogar sustituto.

Plá y San­tu­llo han logra­do un film que lúci­da­men­te resal­ta algu­nos dis­cu­ti­bles diag­nós­ti­cos médi­cos y la pres­crip­ción de reme­dios sin tener en cuen­ta cómo pue­den obrar en los pacien­tes; al pro­pio tiem­po el rela­to refle­ja la mane­ra en que pue­den miti­gar­se los obs­tácu­los pro­du­ci­dos por el TDAH.

Este humano film se valo­ri­za por la muy con­vin­cen­te actua­ción de Julia Chá­vez como la abne­ga­da madre tra­tan­do de ofre­cer la máxi­ma ter­nu­ra a su hiji­to y la extra­or­di­na­ria inter­pre­ta­ción de Rodrí­guez Ber­to­re­lli dan­do la impre­sión que no actúa sino que real­men­te es un niño discapacitado.