La Ópera de Montreal (ODM) inaugura la temporada 2021 – 2022 con un programa doble. Las dos óperas a ser representadas son Riders of the Sea de Ralph Vaughan Williams y John Millington Synge, donde el mar detenta el rol principal y Le Flambeau de la Nuit de Hubert Tanguay-Labrosse y Olivier Kemeid, abordando el tema de los migrantes.
Para esta producción la ODM y su Atelier lyrique se asocia con el Ballet Opéra Pantomime y el conjunto I Musici de Montréal. El espectáculo reúne a jóvenes artistas en residencia de l’Atelier lyrique de l’Opéra de Montréal y un coro integrado por 25 jóvenes coristas de la Escuela Joseph- François-Perrault. La mezzo-soprano canadiense Allyson McHardy y la soprano Andrea Núñez ‑antigua residente de l’Atelier lyrique- son parte integrantes del elenco donde también participan Sarah Dufresne, Mishael Eusebio, Diahounba Fofana, Sydney Frodsham, Matthew Li, Geoffrey Schellenberg y Lucie St-Martin.
Hubert Tanguay-Labrosse
La puesta escénica es de Édith Patenaude en tanto que el maestro Hubert Tanguay-Labrosse que es autor de la música dirigirá I Musici de Montréal. Los decorados pertenecen a Patrice Charbonneau-Brunelle, Julie Basse es responsable de la iluminación, Elen Ewing del vestuario y Marie Louise Mumbu del acompañamiento dramatúrgico.
Habrá dos representaciones, el 25 de septiembre (19h30) y el 26 de septiembre (14h00) que se realizarán en el Teatro Maisonneuve. Información adicional puede obtenerse en el sitio operademontreal.com
Céline Sciamma, la realizadora de Portrait de la jeune fille en feu que en 2019 fue calurosamente acogida en el Festival de Cannes 2019, en su reciente trabajo considera el encantador mundo de la infancia. Si como el refrán lo señala que “lo breve si bueno, dos veces bueno” eso bien puede aplicarse aquí donde en escasos 70 minutos la directora que es asimismo autora del guión brinda con Petite Maman entrega una excelente película.
Petite Maman
En un geriátrico de Francia Nelly (Joséphine Sanz) de 8 años de edad se despide de los residentes enfermos que allí se encuentran donde en una de las habitaciones se halla su abuela que acaba de morir y a quien no pudo darle su adiós como era su deseo. De allí acompaña a su madre Marion (Nina Meurisse) a la casa de la difunta mujer a fin de vaciar los muebles y estantes donde su padre (Stéphane Varupenne) las está aguardando. Angustiada por el dolor, su madre abandona el lugar en tanto que su marido acompañado de su hijita se ocupa de concluir la tarea de embalaje. Durante ese lapso que dura un par de días Nelly conoce a Marion (Gabrielle Sanz), una niña de su misma edad que está a punto de ser operada. Entre ambas se forja una gran amistad donde una parece ser el espejo de la otra al punto tal que da la impresión de ser hermanas gemelas.
Durante el par de días en que se juntan, a través de sus fértiles imaginaciones las niñitas conviven en un mundo mágico realizando diferentes actividades; así, se dedican a armar una choza en el bosque aledaño, simulan interpretar una obra de teatro donde una de ellas asume el rol de la pequeña mamita de la otra, como también demuestran su habilidad en el arte culinario cocinando panqueques.
La descripción que efectúa Sciamma es realmente encomiable. Su realista narración cobra absoluta autenticidad gracias a las excepcionales interpretaciones de las hermanitas Joséphine y Gabrielle quienes prácticamente llevan sobre sus hombros todo el peso de la película transmitiendo una conmovedora dulzura. Esta emotiva comedia dramática se dirige a todo tipo de audiencia que seguramente habrá de apreciarla por su ponderable nivel.
Vengeance is mine, all others pay cash (Indonesia-Singapur-Alemania)
Habiendo obtenido el premio máximo en el festival de Locarno, esta película sin ser excepcional constituye una buena muestra del cine de Indonesia.
El realizador indonesio Edwin, considerado como uno de los más importantes del país, ofrece un interesantísimo relato utilizando un tema no frecuentado en el cine como es el de la impotencia sexual masculina.
Vengeance is mine, all others pay cash
Basado en la novela homónima de Eka Kurniawan quien la adaptó para el cine con la colaboración del realizador, el relato se desarrolla en 1989 en algún lugar no determinado de Indonesia. El personaje central es Ajo (Marthino Lio) quien en el lugar donde vive los que lo rodean no ignoran que es impotente; tratando de ocultar su humillación y vergüenza demuestra su virilidad con violencia al pelearse con los demás hombres que salen a su encuentro. A través de flashbacks se llega a saber que su disfuncionalidad genital se debe al impacto traumático experimentado en su juventud al haber tenido que contemplar forzadamente la brutal violación cometida por dos policías a una mujer.
Su existencia adopta un giro inesperado cuando conoce a Iteung,(Ladya Cheryl), una mujer guardaespaldas que demuestra poseer sus mismas aptitudes para la lucha, defendiéndose con sorprendente tenacidad de aquéllos que se interponen en su camino. Aunque en un principio existe entre ambos un recelo y desconfianza, muy pronto surge una mutua atracción que culmina en un fulgurante romance. Con delicadeza ella trata de.demostrarle a Ajo que la ausencia de erección no constituye un inconveniente para el gran amor que los une. Sin embargo la presencia de Budi (Reza Rahadian), un inescrupuloso rival que gusta de Iteung, constituye un serio obstáculo para que la relación prosiga de manera normal, sobre todo cuando ella queda embarazada.
En esta historia plena de acción y aventuras combinada con romanticismo y sazonada con apreciable humor, Edwin obtiene un film que lanza una contundente crítica al machismo que confunde la masculinidad con la hombría de un individuo a través de su eficacia sexual. Asimismo, el guión veladamente alude al régimen dictatorial de Suharto, el presidente de Indonesia (1967 – 1998) que afectó negativamente a la generación de su época.
Con un buen elenco a su favor y una remarcable coreografía lograda en las escenas de lucha, este film eficazmente narrado por Edwin constituye un muy grato entretenimiento.
Comala (México)
En este documental el realizador mexicano Gian Cassini centra su atención en su padre El Jimmy que asesinado en 2010 fue en vida un sicario de poca monta además de traficante de drogas en Tijuana.
Comala
Cassini fue criado por su madre en Monterrey y prácticamente vivió sin la presencia paternal por cuanto su padre abandonó el hogar cuando él era muy pequeño para iniciar una nueva familia donde tuvo un hijo y una hija. De allí en más el cineasta permaneció distanciado de su progenitor salvo esporádicos contactos mantenidos a lo largo de su existencia.
A manera de un rompecabezas que es necesario ir completando hasta que todas las piezas logran adecuarse perfectamente, el documentalista procede a hacerlo realizando un viaje que lo lleva a ciertos lugares de México, como así también a Estados Unidos. Durante ese trayecto, al entrar en contacto con miembros de su familia ampliada, va descubriendo facetas y detalles que para él eran hasta ese entonces desconocidos. Así se impone que su abuelo estuvo involucrado con la CIA en su lucha con la revolución de Fidel Castro; asimismo se entera que su hermanastro también optó por seguir el camino del delito y lo más importante es cuando se impone que la amante que su padre tuvo es poseedora de ciertos secretos acerca de su asesinato.
En esa búsqueda realizada a fin de obtener una completa idea sobre la personalidad de El Jimmy, Cassini resalta algunos de los aspectos que modelaron su conducta en el que se encuentra presente el arraigado machismo, la misoginia y como telón de fondo la desafortunada guerra de las drogas generando el círculo vicioso de la violencia que afecta a ciertas regiones del país azteca.
Con sumo cuidado de no caer en el fácil sensacionalismo, el realizador logra un sólido e intrigante documental cuyo título Comala se refiere a la ciudad en donde transcurre la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo sobre un hombre en procura de su padre.
La directora brasileña Anita Rocha da Silveira aborda un relato en el que su tema central radica en el cuestionamiento de la fe de una joven cristiana.
Medusa
Con un guión que le pertenece, la cineasta presenta a Mariana (Mari Oliveira) una joven de Rio de Janeiro que integra un grupo de coristas en la iglesia a cargo de un Pastor evangelista (Thiago Fragoso). Asimismo, estas muchachas enmascaradamente se dedican por las noches a efectuar una cacería consistente en castigar a todas aquellas mujeres que son consideradas pecadoras al apartarse del sendero correcto predicado por el cristianismo. El momento crucial se produce cuando en una salida nocturna Mariana se dispone a golpear a otra supuesta pecadora pero,ella sale mal parada al recibir un profundo corte en su cara dejándole una cicatriz que la oculta con su melena. Es entonces cuando Mariana comienza a cobrar conciencia de que ese modelo de mujer cristiana que no puede tomar decisiones por sí misma y tiene que acatar ciegamente el fariseísmo de la iglesia a la que concurre no la conducirán por buen camino. Para encontrar un nuevo sentido a su vida, lo que ahora le preocupa es ubicar a una ex actriz que años atrás desapareció con su rostro desfigurado por haber sido expuesta al fuego; asimismo es empleada como enfermera en un hospital donde los pacientes se encuentran en estado comatoso.
La película es ciertamente ambiciosa en su crítica al fundamentalismo religioso dispuesto a emplear la violencia hacia quienes no condicen con su rígido criterio como así también al sistema patriarcal vigente. Asimismo resalta el empoderamiento femenino rebelándose al lavado de cerebro inculcado por el hipócrita religioso.. Lo que aminora el impacto de este distópico film es que la directora adopta un tono que alterna entre comedia, sátira y horror sin encontrar un foco preciso en su intento de abarcar varios subtemas que distraen la atención. De todos modos, el film sin estar plenamente logrado interesa como metáfora del sistema político imperante en Brasil.
La Caja (México-Estados Unidos)
Después de haber obtenido en 2015 el León de Oro en el Festival de Venecia con Desde Allá, el director venezolano Lorenzo Vigas retorna con este pujante film que transcurre en Chihuahua, al norte de México.
El drama expuesto admite varias lecturas donde en la primera de ellas se refleja el tema de la paternidad para posteriormente ofrecer un cuadro realista exponiendo la deshumanización existente a través de diversas formas.
La Caja
El guión del realizador con la colaboración de Paula Markovitch presenta en su primera imagen a un grupo de personas aguardando que las autoridades pertinentes les entreguen los restos exhumados de sus seres queridos desaparecidos y encontrados en una fosa común. Entre ellos se halla el adolescente Hatzin (Hatzin Navarrete) quien viviendo en la capital de México con su abuela, llegó a Chihuahua para recoger la caja metálica conteniendo los huesos de su difunto padre; asimismo le es entregado una tarjeta de identidad que se encontró en su cuerpo perteneciente a un tal Esteban Leyva. Cuando por casualidad él divisa en la calle a un individuo al que cree que es Leyva, su padre, al enfrentarlo el hombre le responde que él es Mario (Hernán Mendoza).
De manera ambigua el realizador deja la duda si realmente Mario es o no el padre de Hatzin; lo cierto es que este individuo lo toma como empleado en su fábrica de textiles. Allí puede observarse cómo reclutando mano de obra barata, fundamentalmente femenina, la misma es explotada miserablemente en sus talleres; cualquiera que se queje corre el riesgo de perder su empleo como asimismo la posibilidad de engrosar la lista de desaparecidos. El feminicidio que se produce es una ilustración de la dramática realidad imperante que el realizador esboza con apreciable sutilidad.
Con una narrativa admirable el cineasta resalta la conexión que se produce entre Hatzin y Mario en donde el joven encuentra en su empleador al padre real o sustituto ‑según cómo se lo considere- y de qué modo la educación que de él recibe motiva a que el adolescente manifieste una ambivalente moralidad, comenzando a transitar por un sendero peligroso.
A la meritoria realización de Vigas debe añadirse la satisfactoria actuación de Mendoza y sobre todo la de Navarrete que en su debut cinematográfico es todo una revelación transmitiendo con su expresivo rostro y calmada entonación vocal la necesaria intensidad de un joven que se mantiene alertado frente a la degradación humana de la cual es testigo y que asimismo está involucrado.
Matar a la Bestia (Argentina-Brasil-Chile)
Después de haber incursionado en el cortometraje en el que Monstruo Dios obtuvo una mención especial en Cannes 2019, la directora Agustina San Martin debuta con este largometraje cuyo guión también le pertenece.
Matar a la Bestia
Tras la reciente muerte de su madre, Emilia (Tamara Rocca) de 17 años parte de Buenos Aires para llegar a un pueblo ubicado en Misiones próximo con la frontera brasileña; su propósito es encontrar a su hermano Mateo que desapareció sin dejar huella alguna. En esa zona boscosa de clima tropical, más asemejada a la de una jungla, ella se aloja en el hostal de su tía Inés (Ana Brun), que se dedica a ofrecer alojamiento a los turistas y viajeros de paso. Allí Emilia se impone de la existencia de mitos y leyendas ocultas por los que los vecinos lugareños creen que una peligrosa bestia rondando la zona encarna al espíritu de un hombre siniestro capaz de adoptar la forma de diferentes animales atacando a las mujeres.
Las ansiedades y temores de la joven se acallan con la llegada de Julieth (Julieth Micolta) al hostal quien atraida por su voluptuosa belleza al poco tiempo Emilia inicia una relación lesbiana.
A manera de fábula, la directora trata de abordar el despertar sexual de Emilia recurriendo a una atmósfera sugerente de sensual erotismo pero su intención no llega a fructificar debido a su endeble narración; así el paradero de Mateo como igualmente el de la supuesta bestia asesina quedan relegados al olvido.
Lo rescatable del film reside en el aspecto visual gracias a la buena fotografía de Constanza Sandoval y a los efectos sonoros de Mercedes Gaviria Jaramillo. Pero en última instancia, sin tensión ni emoción alguna, esta película dista de satisfacer.
Considerada como una de las películas que revolucionó la cinematografía del pasado siglo, se podrá ver en la gran pantalla de los cines Citizen Kane, una de las obras maestras del gran realizador Orson Welles de 1941. Antes de este film, la experiencia de Welles como realizador era prácticamente nula hasta que a los 24 años de edad convence al reputado guionista Herman J. Mankiewicz para escribir una historia basada en la vida de William Randolph Hearst, un magnate de la prensa que ha sido propietario de dos importantes periódicos. Después de efectuar algunas modificaciones al guión original se ocupó de la dirección.
Orson Welles
La historia comienza con la muerte de Charles Foster Kane a los 70 años de edad en su residencia de Xanadu, pronunciando como palabra final “rosebud”, cuyo significado es atribuido a las importantes personalidades de los medios de comunicación de esa época. De allí en más su narración no lineal pasa revista a la vida de este magnate a través de la visión de la gente importante que estuvo vinculada con él. Abandonado de chico por sus padres, habiendo heredado una gran fortuna logra cimentar un imperio periodístico hasta llegar a perderlo todo en su relación amorosa con una cantante poco talentosa de un club nocturno.
Esta fascinante historia arraigada en temas de poder, corrupción y vanidad se valoriza por su magistral realización, excelente guión, distintivo estilo visual y por un remarcable elenco encabezado por el propio Welles e integrado por Joseph Cotten, Dorothy Coimingore, Ray Collins, George Coulouris y Agnes Moorehead, entre otros actores. Frecuentemente considerado como el mejor film americano de todos los tiempos obtuvo el Oscar por el mejor guión original además de haber sido nominado en otras ocho categorías.
A los 80 años de su estreno, Citizen Kane se exhibirá a partir del 19 de Septiembre en selectas salas del circuito Cineplex.
Este notable documental dirigido por Barry Avrich constituye un merecido tributo a Oscar Peterson, el gigante del jazz fallecido en 2007 cuya actuación profesional es comparada con la de otras renombradas leyendas tales como Nat King Cole, Ella Fitzgerald, Duke Ellington y John Coltrane. Peterson se ha distinguido por la intensidad volcada en sus interpretaciones, su apreciado estilo musical con sus mágicos dedos recorriendo el teclado del piano y por su carismática personalidad.
Oscar Peterson
El documental pasa revista a sus siete décadas de carrera profesional, desde sus primeros días como un niño prodigio que dejó de tocar la trompeta por razones de salud para volcarse al piano, hasta sus grandes triunfos manifestados a través de sus éxitos discográficos y jubilosas actuaciones alrededor del mundo como solista, con su trío y con las participaciones de grandes artistas del jazz.
El film también aborda el detestable racismo y segregación racial que experimentó como afro-canadiense mientras estaba recorriendo Estados Unidos; su devoción por la justicia social lo inspiró a componer Hymn to Freedom; esta creación concebida por su autor como un acto de resistencia y un homenaje a la venerada figura de Martin Luther King ha sido ejecutada en la ceremonia de inauguración de la presidencia de Obama en enero de 2009.
Barry Avrich presenta un vasto archivo con entrevistas a Peterson, varios músicos que han tenido la oportunidad de colaborar con él, el crítico neoyorkino de jazz Giovanni Russonello, la académica y veterana periodista Kitti Olivier, la historiadora Rosemary Sadlier y su querida y abnegada esposa Kelly Peterson. Asimismo la película aporta una serie de actuaciones en vivo con una variedad de artistas interpretando su música: entre otras destacadas figuras se encuentran Billy Joel, Jon Batiste, Quincy Jones, Ramsey Lewis, Dave Young, Herbie Hancock, Branford Marsalis, Jackie Richardson, Measha Brueggergosman, Joe Sealy y Robi Botos que ha sido un protegido de Peterson.
El film permite disfrutar la música de Peterson donde además de Hymn to Freedom se encuentran entre otras composiciones Place St. Henri ‑concebida por el artista en homenaje a su querida ciudad natal de Montreal- Hallelujah Time, A Lovely Way to Spend an Evening, Blues for Big Scotia y Sweet Ladys.
Con un excelente montaje de Nicolas Kleiman, el realizador brinda un documental en el que no se requiere ser un amante del jazz para poder gozarlo.
Oscar Peterson: Black + White será exhibido en selectas salas de Cineplex, a partir del 18 de septiembre de 2021.