MARIA CHAPDELAINE. Canadá, 2021. Un film escrito y dirigido por Sébastien Pilote. 158 minutos
No obstante que la romántica novela de Louis Hémon publicada en 2013 ha sido trasladada a la pantalla en tres oportunidades por Julien Duvivier, Marc Allégret y Gilles Carle, eso no desestimuló al realizador Sébastien Pilote a considerarla por cuarta vez.
La adaptación realizada por el cineasta se mantiene fiel a la época en que transcurre en el libro. En 1910 cerca de la región de Lac Saint-Jean, en la zona boscosa de Péribonkao se han instalado en una cabaña Samuel Chapdelaine (Sébastien Ricard) con su esposa Laura (Hélène Florent) y sus seis hijos de los cuales Maria (Sara Montpetit) es la mayor. Como muchos colonizadores de esa época, esta familia demuestra la férrea voluntad de trabajar la tierra virgen en la agricultura y en la explotación del ganado sin que la lejanía y el aislamiento la pueda afectar.
En los dos primeros de los cinco capítulos en que el relato está estructurado se contempla la labor que este núcleo familiar realiza a lo largo del año donde el rigor del cruel invierno se hace sentir fuertemente en contraste con la brevedad del placentero verano. Es precisamente aquí donde la excepcional fotografía de Michel La Veaux captando la naturaleza en toda su dimensión, compensa el ritmo lento de la narración durante los iniciales 70 minutos.
A partir del tercer capítulo la historia adquiere mayor dinamismo con la búsqueda sentimental de Maria reflejada en tres cortejantes. Uno de ellos es el gallardo leñador François Paradis (Émile Schneider) que es el preferido de la joven; ella llegará a atormentarse cuando él muere en una brusca tormenta de nieve. Lorenzo Surprenant (Robert Naylor) es otro de sus admiradores quien viviendo ahora en Boston le promete una vida mejor en un medio urbano diametralmente opuesto a la dureza del medio rural en que habita; el tercer pretendiente es el tímido Eutrope Gagnon (Antoine Olivier Pilon) quien sintiendo un gran amor hacia ella alienta la esperanza de que lo acepte como su futuro esposo. Lo cierto es que la decisión de Maria estará seriamente influida por un grave acontecimiento dramático acaecido en el ámbito familiar.
Lo más importante del film es la buena ilustración del ambiente cultural predominante a principios del siglo pasado en esa región apartada del norte de Quebec resaltando la fortaleza, resiliencia y determinación de un campesinado dispuesto a ofrendar amor y devoción a la tierra amada como así también el fuerte e inquebrantable lazo de la familia.
En el calificado elenco se destacan fundamentalmente Florent como la infatigable madre y devota esposa así como Ricard animando al patriarca familiar que sin recurrir a ningún tipo de autoritarismo logra ganar el respeto y cariño de sus hijos. Por su parte Montpetit en su debut cinematográfico sin llegar a descollar satisface por la naturalidad que transmite al personaje titular.
Con una sobria realización, Pilote ofrece un bello film contemplativo cuyo único bemol reside en su excesiva duración y que en cambio con una hora menos de metraje habría alcanzado mayor fluidez. Jorge Gutman