Eva­lua­ción de Fil­mes del FNC

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

He aquí comen­ta­rios de algu­nos de las pelí­cu­las vis­tas en el Fes­ti­val du Noveau Ciné­ma que con­clu­yó el 17 de octu­bre en salas de cine y que con­ti­núa en línea has­ta el 31 del corriente.

Jac­ques Audiard, el rea­li­za­dor de memo­ra­bles tra­ba­jos ‑entre otros De bat­tre mon cœur s’est arrê­té (2006), Un prophè­te (2009) y en Dhee­pan (2015) que obtu­vo la Pal­ma de Oro en Can­nes- pre­sen­ta en Les Olym­pia­des (Fran­cia) una his­to­ria que trans­cu­rre en el Dis­tri­to 13 de París.

LES OLYM­PIA­DES

En ese sec­tor ubi­ca­do en el sudes­te de la capi­tal de Fran­cia, carac­te­ri­za­do por sus altas torres resi­den­cia­les y pobla­do por un amplio con­glo­me­ra­do social, se hallan los cua­tro per­so­na­jes de la tra­ma con­ce­bi­da por el rea­li­za­dor con Céli­ne Sciam­ma y Léa Mysius que a su vez está basa­da en his­to­rias crea­das por el dibu­jan­te ame­ri­cano Adrian Tomine.
Lucie Zhang inter­pre­ta a Émi­lie una joven de ances­tros tai­wa­ne­ses que tra­ba­ja en un cen­tro de lla­ma­das del dis­tri­to y resi­de en un depar­ta­men­to per­te­ne­cien­te a su ancia­na abue­la. Al haber colo­ca­do un avi­so para alqui­lar una de las habi­ta­cio­nes se pre­sen­ta Cami­lle (Maki­ta Sam­ba), un pro­fe­sor de ense­ñan­za media que de inme­dia­to se con­vier­te en su aman­te; sin embar­go Émi­lie se sien­te des­ilu­sio­na­da por­que al con­si­de­rar a Cami­lle como si fue­ra su real pare­ja, él no alien­ta el mis­mo pro­pó­si­to por­que dado su esti­lo donjuhttps://www.youtube.com/watch?v=gFh45p4NSx8anesco no quie­re estar some­ti­do a nin­gún com­pro­mi­so sentimental.

Nora (Noé­mie Mer­lant) de 32 años lle­ga a Paris pro­ce­den­te de Bor­deau para estu­diar abo­ga­cía en la Sor­bo­ne; por su natu­ra­le­za soli­ta­ria y retraí­da no man­tie­ne con­tac­to con sus com­pa­ñe­ros de cur­so que son más jóve­nes que ella. En tan­to, Cami­lle se ha toma­do un año libre de sus tareas docen­tes para ayu­dar a un ami­go en una agen­cia inmo­bi­lia­ria en don­de Nora con­si­gue un empleo; en un san­tia­mén ambos se conec­tan sexual­men­te; con todo para ella es más impor­tan­te el víncu­lo vir­tual que man­tie­ne con Amber Sweet (Jehnny Beth), una mujer que a tra­vés de la red se desem­pe­ña como ope­ra­do­ra sexual.
Median­te los encuen­tros y des­en­cuen­tros amo­ro­sos que se esta­ble­cen entre los per­so­na­jes des­crip­tos, lo que fun­da­men­tal­men­te tras­cien­de es la impor­tan­cia atri­bui­da al víncu­lo sexual antes que el sen­ti­mien­to afec­ti­vo; así Cami­lle abier­ta­men­te mani­fies­ta a Émi­lie que su frus­tra­ción pro­fe­sio­nal la cana­li­za en su inten­sa acti­vi­dad sexual en tan­to que ella le repli­ca que antes que nada lo pri­me­ro que impor­ta es copu­lar. En con­se­cuen­cia, según lo ilus­tra­do en esta era digi­tal el sexo es la vía en la que dos per­so­nas se comu­ni­can antes de entrar a cono­cer­se, sin con­si­de­rar la impli­can­cia emo­cio­nal de la relación.
Con una bue­na des­crip­ción de per­so­na­jes muy bien carac­te­ri­za­dos por su efi­cien­te elen­co mul­ti­cul­tu­ral, sobre todo por las actua­cio­nes de Zhang y Sam­ba, la bue­na narra­ción de Audiard per­mi­te que este dra­ma sexual logre atraer la aten­ción del espec­ta­dor como asi­mis­mo per­mi­ta refle­xio­nar sobre el sig­ni­fi­ca­do del amor y de qué modo se refle­ja la inti­mi­dad en el mun­do de la actual gene­ra­ción. A ello se com­ple­men­ta la vibran­te foto­gra­fía en blan­co y negro de Paul Guilhau­me cap­tan­do mag­ní­fi­ca­men­te el barrio pari­sino en el que se desa­rro­lla la acción del relato.

Wheel of For­tu­ne and Fan­tasy (Japón), rati­fi­ca la apti­tud de impe­ca­ble narra­dor del direc­tor y guio­nis­ta Ryu­su­ke Hama­gu­chi tal como lo demos­tra­ra en Can­nes de 2018 con Asa­ko I & II.
Estruc­tu­ra­do en 3 epi­so­dios inde­pen­dien­tes es difí­cil pre­ci­sar cuál es el mejor dado que cada uno de los mis­mos se des­ta­ca por su ori­gi­na­li­dad, estu­pen­dos diá­lo­gos y la impe­ca­ble actua­ción de su elenco.

WHEEL OF FOR­TU­NE AND FANTASY

El pri­mer seg­men­to Magic pre­sen­ta a la mode­lo Mei­ko (Koto­ne Furu­ka­wa) quien habien­do regre­sa­do de una fil­ma­ción com­par­te un via­je en taxi con su ami­ga Tsu (Hyun­ri). Ella le cuen­ta que duran­te su ausen­cia lle­gó a cono­cer a Kazua­ki (Ayu­mu Naka­ji­ma), un hom­bre encan­ta­dor con quien vivió un encuen­tro mági­co sin sexo alguno, excep­to unas meras cari­cias de manos; Tsu alber­ga la posi­bi­li­dad de que pron­to se pro­duz­ca un nue­vo encuen­tro con Kazua­ki quien le había con­fia­do la decep­ción expe­ri­men­ta­da por la infi­de­li­dad de su ex com­pa­ñe­ra. Quie­re la casua­li­dad que este hom­bre es pre­ci­sa­men­te con quien Mei­ko con­vi­vió y del cual se sepa­ró hace dos años aun­que aún sigue ena­mo­ra­da de él. Resul­ta intere­san­te apre­ciar lo que acon­te­ce cuan­do estos tres per­so­na­jes se encuen­tran reu­ni­dos y la reac­ción que se pro­du­ce en cada uno de ellos.
En el segun­do capí­tu­lo Door Wide Open el guión pre­sen­ta a Sasa­ki (Shou­ma Kai), un ex estu­dian­te que desea ven­gar­se de Sega­wa (Kiyohi­ko Shi­bu­ka­wa), un escri­tor pre­mia­do por su últi­ma nove­la, quien lo había humi­lla­do cuan­do fue su pro­fe­sor. Para ello le pide a su com­pa­ñe­ra Nao (Katsu­ki Mori) que lo lle­gue a sedu­cir; por lo tan­to ella se diri­ge al des­pa­cho de Sega­wa con la excu­sa de que le fir­me un autó­gra­fo del libro galar­do­na­do. La con­ver­sa­ción man­te­ni­da con este autor de sobrio com­por­ta­mien­to, que duran­te su trans­cur­so insis­te en dejar abier­ta la puer­ta de su ofi­ci­na, gene­ra un cli­ma de mar­ca­do ero­tis­mo que el rea­li­za­dor lo logra sin tener que recu­rrir a nin­gu­na esce­na sexual.

En el ter­cer epi­so­dio inti­tu­la­do Once Again Natsu­ko (Fusa­ko Ura­be) se apres­ta a asis­tir a una reu­nión de ex estu­dian­tes de cla­se de 1998 y su inte­rés es encon­trar a una com­pa­ñe­ra con quien com­par­tió espe­cia­les momen­tos de inti­mi­dad. Es así que cree haber­la ubi­ca­do cuan­do divi­sa a Aya (Aoba Kawai) aun­que en reali­dad ella no lo es; de todos modos el encuen­tro entre estas dos muje­res extra­ñas gene­ra una huma­na fan­ta­sía don­de ambas inter­cam­bian con­fi­den­cias de sus vidas asu­mien­do que se habían conocido.
Median­te casua­li­da­des, coin­ci­den­cias y los giros del des­tino, Hama­gu­chi recom­pen­sa al espec­ta­dor con este ajus­ta­do, aus­te­ro y encan­ta­dor film.

Des­pués de haber­se exhi­bi­do en el FNC de 2020 Upper­ca­se Print, un remar­ca­ble docu­men­tal polí­ti­co expo­nien­do los abu­sos sis­te­má­ti­cos come­ti­dos en la Ruma­nia comu­nis­ta de Cea­ses­cu, Radu Jude quien es uno de los más impor­tan­tes expo­nen­tes de la nue­va ola del cine rumano retor­na al fes­ti­val con Bad Luck Ban­ging or Loony Porn (Ruma­nia-Luxem­bur­go-Croa­cia-Repú­bli­ca Checa).

BAD LUCK BAN­GING OR LOONY PORN

En esta audaz sáti­ra roda­da en ple­na pan­de­mia, el direc­tor expo­ne con inusi­ta­da fran­que­za algu­nos de los males que afec­tan a su país. Con­fi­gu­ra­do como un tríp­ti­co, en su pró­lo­go se con­tem­pla por espa­cio de 3 minu­tos una grá­fi­ca esce­na sexual de Emi (Katia Pas­ca­riu) con su mari­do en el dor­mi­to­rio con­yu­gal y que ellos deci­die­ron fil­mar­se. Aun­que la for­ma en que dos per­so­nas hacen el amor es patri­mo­nio exclu­si­vo de ambos, resul­ta que ese video case­ro se ha fil­tra­do en las redes socia­les y ése es el pun­ta­pié que gene­ra el con­flic­to dra­má­ti­co del film.
En su pri­me­ra par­te se obser­va a Emi deam­bu­lan­do en pleno verano por las calles de Buca­rest con la más­ca­ra adhe­ri­da a su cara, mos­trán­do­se extre­ma­da­men­te preo­cu­pa­da por la vira­li­za­ción del video y que aho­ra cir­cu­la en el cole­gio don­de ella es una res­pe­ta­da pro­fe­so­ra de ense­ñan­za media. En el segun­do capí­tu­lo, com­ple­ta­men­te inde­pen­dien­te del ante­rior, el rea­li­za­dor se vale de un mate­rial de archi­vo que pasa revis­ta a acon­te­ci­mien­tos his­tó­ri­cos del país con algu­nos ecos del régi­men comu­nis­ta así como de la vio­len­cia domés­ti­ca imperante.

Es en el seg­men­to final don­de reto­man­do lo que acon­te­ció en el ini­cial la deses­pe­ra­da maes­tra afron­ta el tri­bu­nal inte­gra­do por padres de los alum­nos del cole­gio quie­nes habrán de deci­dir si Emi debe o no ser expul­sa­da mien­tras que ella tra­ta de defen­der su vida pri­va­da y sobre todo su dig­ni­dad. Es a tra­vés de ese jui­cio don­de en nom­bre de una fal­sa moral cri­ti­can­do la obs­ce­ni­dad del video que debió haber que­da­do en la inti­mi­dad matri­mo­nial, van aflo­ran­do las hipo­cre­sías y mise­rias de gru­pos reac­cio­na­rios de la socie­dad rumana.
Habien­do com­pe­ti­do este año en el fes­ti­val de Ber­lín, por sus inne­ga­bles méri­tos esta obra artís­ti­ca fue galar­do­na­da con el Oso de Oro y en con­se­cuen­cia resul­ta pro­mi­so­ria su pre­sen­ta­ción en el FNC.

Des­pués de haber impre­sio­na­do gra­ta­men­te con su ópe­ra pri­ma The Hap­piest Day in the Life of Olli Mäki (2016) el direc­tor y guio­nis­ta fin­lan­dés Juho Kuos­ma­nen ofre­ce en Com­part­ment N° 6 (Fin­lan­dia-Ale­ma­nia-Esto­nia-Rusia) una lige­ra y muy agra­da­ble come­dia que fue pre­mia­da (ex aequo) con el Gran Pre­mio del Jura­do en Can­nes 2021.

COM­PART­MENT N° 6

La his­to­ria basa­da en una nove­la de Rosa Lik­son enfo­ca a Lau­ra (Sei­di Har­la), una fin­lan­de­sa estu­dian­te de arqueo­lo­gía, que se encuen­tra en Mos­cú para apren­der el idio­ma ruso y resi­de en el piso de su ama­da pare­ja Iri­na (Dina Dru­ka­ro­va). Jun­tas tie­nen la inten­ción de via­jar a Mur­mansk, bien al nor­te de Rusia, don­de Lau­ra desea ver los céle­bres petro­gli­tos (rocas pin­ta­das) que allí se encuen­tran. Cuan­do a últi­mo momen­to Iri­na no pue­de acom­pa­ñar­la, ella deci­de efec­tuar el via­je sola en tren. Al ubi­car su asien­to cons­ta­ta que debe com­par­tir su cabi­na con Ljoha (Yuri Bori­sov) un joven hom­bre ruso quien medio ebrio le cau­sa una des­agra­da­ble impre­sión; al no lograr que le cam­bien de com­par­ti­men­to no le cabe otra opción que tole­rar su presencia.

Poco a poco las aspe­re­zas van des­apa­re­cien­do entre ambos pasa­je­ros a medi­da que se esta­ble­ce una ines­pe­ra­da afi­ni­dad que se va inten­si­fi­can­do a tra­vés del lar­go tra­yec­to. Al lle­gar a des­tino don­de Ljoha tra­ba­ja como mine­ro, él le será de gran ayu­da para poder lle­gar al lugar don­de se encuen­tran las anti­guas rocas, superan­do los incon­ve­nien­tes pro­du­ci­dos por la inmen­sa nie­ve que obs­ta­cu­li­za el camino.
A pesar de que casi todo el film se desa­rro­lla a bor­do del tren, la claus­tro­fo­bia de nin­gún modo se hace sen­tir gra­cias a la ágil pues­ta escé­ni­ca de Kuos­ma­nen. La muy bue­na actua­ción de sus dos pro­ta­go­nis­tas y los intere­san­tes diá­lo­gos que sur­gen entre sus per­so­na­jes con­tri­bu­yen a que esta road movie den­tro de su sen­ci­llez des­ti­le una inusual fres­cu­ra contagiosa.

En Ear­wig (Gran Bre­ta­ña-Fran­cia-Bél­gi­ca) la direc­to­ra Luci­le Hadzha­li­lo­vic ofre­ce una pelí­cu­la suma­men­te extra­ña en la que la bús­que­da de expli­ca­cio­nes de lo que suce­de resul­ta infructuosa.

EAR­WIG

La acción que se desa­rro­lla en un país no deter­mi­na­do des­pués de la Segun­da Gue­rra se cen­tra en Albert (Paul Hil­ton) un mis­te­rio­so indi­vi­duo vivien­do en un lúgu­bre depar­ta­men­to ubi­ca­do en un incier­to barrio de la ciu­dad, don­de man­tie­ne las ven­ta­nas cerra­das. Su misión es cui­dar a Mia (Roma­ne Heme­laers) de 10 años de edad en que ade­más de sumi­nis­trar­le comi­da su tarea prin­ci­pal es la de pro­ce­der a cam­biar­le su den­ta­du­ra de hie­lo varias veces por día. Sin saber a qué se debe esa extra­ña ciru­gía bucal que se ase­me­ja a la de una tor­tu­ra que la niña debe tole­rar, el mis­te­rio per­sis­te cuan­do perió­di­ca­men­te sue­na el telé­fono y del otro lado de la línea una voz no iden­ti­fi­ca­da super­vi­sa la labor de Albert, por la cual es remu­ne­ra­do. Un buen día él reci­be la orden de tras­la­dar a Mía hacia un nue­vo lugar. A todo ello la narra­ción hace saber acer­ca del trau­ma sufri­do por Albert duran­te la gue­rra en don­de per­dió a su espo­sa y de qué mane­ra su dolo­ro­so pasa­do se vin­cu­la con su vida actual, aun­que sin pro­fun­di­zar en la psi­co­lo­gía de este personaje.

https://www.youtube.com/watch?v=1HNjrKb9ppk

El rela­to de la rea­li­za­do­ra está basa­do en la nove­la del escri­tor y escul­tor bri­tá­ni­co Brian Catling en don­de su lec­tu­ra pue­de que resul­te más atrac­ti­va que su tras­la­do a la pan­ta­lla. A fal­ta de una his­to­ria que adquie­ra sen­ti­do común, la direc­to­ra crea un cli­ma atmos­fé­ri­co de horror en don­de se con­ju­gan satis­fac­to­ria­men­te la foto­gra­fía de Jonathan Ric­que­bourg y el dise­ño sono­ro a car­go de Ken Yasumoto.
No es dese­cha­ble la inten­ción de Had­ziha­li­lo­vic de incur­sio­nar en un terreno surrea­lis­ta; sin embar­go esta incom­pren­si­ble fábu­la góti­ca que bor­dea con lo maca­bro, sólo inte­re­sa­rá a aquel sec­tor de la audien­cia que se deje sedu­cir por sus valo­res visuales.

La incer­ti­dum­bre de una mucha­cha inse­gu­ra sobre lo que quie­re o desea en la vida es el tema abor­da­do por el direc­tor Joa­chim Trier en The Worst Per­son in the World (Norue­ga-Fran­cia-Sue­cia-Dina­mar­ca).

THE WORST PER­SON IN THE WORLD

En la narra­ción estruc­tu­ra­da en un pró­lo­go, 12 capí­tu­los y un epí­lo­go, a tra­vés de la voz en off se sabe que Julie (Rena­te Reins­ve), pró­xi­ma a cele­brar sus 30 años, des­de su eta­pa de estu­dian­te uni­ver­si­ta­ria no tuvo cla­ro cuál era su ver­da­de­ra voca­ción; así habien­do segui­do sus estu­dios en medi­ci­na, pos­te­rior­men­te cre­yó que la psi­co­lo­gía se ajus­ta­ba más a su per­so­na­li­dad para final­men­te dedi­car­se a la fotografía.
Esa inde­fi­ni­ción per­ma­ne­ce en su vida afec­ti­va. Cuan­do cono­ce a Aksel (Anders Daniel­sen Lie), un autor de his­to­rie­tas grá­fi­cas de 44 años, cree haber encon­tra­do al hom­bre ideal no obs­tan­te la dife­ren­cia de edad; apa­ren­te­men­te la úni­ca diver­gen­cia exis­ten­te es que él desea­ría tener un hijo en tan­to que Julie se nie­ga a tal idea por con­si­de­rar que no está pre­pa­ra­da para ser madre.

Su natu­ra­le­za incons­tan­te moti­va a que en una fies­ta de bodas a la que asis­te fur­ti­va­men­te conoz­ca a Eivind (Her­bert Nor­drum), un emplea­do de café, con quien de inme­dia­to se sien­te atraí­da sexual­men­te; aun­que en un prin­ci­pio solo exis­ten cari­cias, abra­zos y besos, el adul­te­rio no tar­da en pro­du­cir­se así como la nece­si­dad de vivir jun­tos; con­se­cuen­te­men­te su sepa­ra­ción de Aksel es inevi­ta­ble. Sin embar­go ella dis­ta de estar satis­fe­cha, no debi­do a Eivind sino por su eter­na inse­gu­ri­dad que le impi­de cono­cer hacia dón­de sus sen­ti­mien­tos apuntan.
La obje­ción que mere­ce esta come­dia dra­má­ti­ca, radi­ca en que la narra­ción se alar­ga en dema­sía y en la poca empa­tía que gene­ran las con­tra­dic­cio­nes per­ma­nen­tes de Julie en su bús­que­da de eman­ci­pa­ción feme­ni­na a pesar de que nadie la retie­ne. Aun­que Trier no alcan­za el nivel de exce­len­cia logra­do en Oslo, August 31st (2011), la visión del film se jus­ti­fi­ca aun­que más no fue­ra por su mag­ní­fi­co elen­co en el que ade­más de Reins­ve, que este año obtu­vo en Can­nes el pre­mio a la mejor actriz, igual­men­te se des­ta­can Daniel­sen Lie y Nordrum.

En su vigé­si­mo quin­to opus el pro­lí­fi­co direc­tor sur­co­reano Hong Sang­soo sigue delei­tan­do una vez más con Intro­duc­tion (Corea del Sur), un film agra­cia­do por su exce­len­te pues­ta escé­ni­ca, su ori­gi­nal guión don­de su con­te­ni­do no está exen­to de poé­ti­co encan­to. Abs­te­nién­do­se de la san­gre, vio­len­cia, cruel­dad y sexo de dudo­so gus­to que gene­ral­men­te abun­dan en los block­bus­ters, el rea­li­za­dor demues­tra cómo con ape­nas 66 minu­tos de dura­ción es posi­ble alcan­zar un apre­cia­ble nivel de calidad.

INTRO­DUC­TION

El film abar­ca 3 capí­tu­los fil­ma­dos digi­tal­men­te en blan­co y negro en don­de a tra­vés de los mis­mos sus per­so­na­jes se entre­cru­zan. En su comien­zo se obser­va a un médi­co acu­pun­tu­ris­ta de media­na edad (Kim Youngho) que ubi­ca­do en su des­pa­cho rue­ga a Dios que le otor­gue una segun­da opor­tu­ni­dad, aun­que no se sabe el por­qué. De inme­dia­to obser­va­mos al joven Youngho (Shin Seokho), quien es un aspi­ran­te actor que tie­ne difi­cul­tad en lograr­lo por no saber disi­mu­lar sus sen­ti­mien­tos mien­tras actúa; habien­do sido cita­do por el acu­pun­tu­ris­ta, Youngho le pide a su novia Juwon (Park Miso) que le aguar­de has­ta que pue­da ser aten­di­do. Mien­tras tan­to el médi­co reci­be de visi­ta a su ami­go Hong (Ki Joo­bong) que es un vete­rano actor tea­tral; de inme­dia­to se sabe que Youngho es hijo del facul­ta­ti­vo con el que man­tie­ne una rela­ción dis­tan­cia­da aun­que cor­dial. Pos­te­rior­men­te se obser­va a la madre del mucha­cho (Cho Yunhee) quien tra­tan­do de ayu­dar­lo por que­rer aban­do­nar la carre­ra que se había pro­pues­to, lo invi­ta a que man­ten­ga una con­ver­sa­ción con el repu­tado actor de tea­tro que se encuen­tra pre­sen­te a fin de que pue­da orien­tar­lo a tra­vés de algu­nos consejos.

https://www.youtube.com/watch?v=11x4Qd8OndQ

Median­te con­ver­sa­cio­nes que man­tie­nen los dife­ren­tes per­so­na­jes a tra­vés del zoom y que en apa­rien­cia podrían resul­tar bana­les, los diá­lo­gos entre dife­ren­tes gene­ra­cio­nes resul­tan de inte­rés ilus­tran­do cómo los padres pue­den tener influen­cia en sus hijos. En todo caso, lo que más tras­cien­de es el pro­ce­so de madu­rez atra­ve­sa­do por Youngho, su cues­tio­na­mien­to de la vida y la rela­ción man­te­ni­da con su novia que se halla en Ber­lín para estu­diar dise­ño de modas. Sang­soo, ade­más de ser res­pon­sa­ble del guión, la foto­gra­fía en blan­co y negro y de la edi­ción, con deli­ca­de­za y sin gran­di­lo­cuen­cia algu­na per­mi­te que el ciné­fi­lo se rego­ci­je con una his­to­ria bien urdi­da y res­pal­da­da por un irre­pro­cha­ble elenco.

Una ilus­tra­ción sobre las dife­ren­tes cla­ses socia­les de Bos­nia y la acti­vi­dad cri­mi­nal del trá­fi­co humano se con­ju­gan en The Whi­te For­tress (Cana­dá-Bos­nia y Her­ze­go­vi­na), un dra­ma del rea­li­za­dor bos­nio Igor Drl­jača que resi­de en Canadá.

THE WHI­TE FORTRESS

La acción trans­cu­rre en uno de los subur­bios pobres de Sara­je­vo don­de el joven huér­fano Faruk (Pavle Čeme­ri­kić) tra­ba­ja con su tío (Jas­min Gel­jo) ven­dien­do cha­ta­rra, como asi­mis­mo se ocu­pa de aten­der a su ancia­na abue­la. Para aumen­tar su pre­ca­rio ingre­so, jun­to con su ami­go Almir (Kerim Čutu­ra) están invo­lu­cra­dos en tra­fi­car chi­cas para el pode­ro­so patrón Cedo (Ermin Bravo).
La vida del mucha­cho adquie­re un sig­ni­fi­ca­ti­vo giro cuan­do lle­ga a cono­cer en un cen­tro comer­cial de Sara­je­vo a Mona (Sume­ja Dar­da­gan), una tími­da y dul­ce ado­les­cen­te pro­ve­nien­te de una fami­lia pudien­te y pró­xi­ma a via­jar a Toron­to para pro­se­guir sus estu­dios don­de vivi­rá con sus tíos. A par­tir de allí Faruk, comien­za a cues­tio­nar su queha­cer delic­ti­vo deci­dien­do aban­do­nar su detes­ta­ble acti­vi­dad pero no le será sen­ci­llo poder libe­rar­se de Cedo.

Es apre­cia­ble la inten­ción del rea­li­za­dor en tra­tar de des­cri­bir la dife­ren­cia de cla­se exis­ten­te entre Faruk y Mona como bue­na mues­tra de la dis­pa­ri­dad socio-eco­nó­mi­ca pre­va­le­cien­te en Bos­nia, como así tam­bién con­si­de­rar la deplo­ra­ble acti­vi­dad de atraer a jóve­nes chi­cas que enga­ña­das se enfren­ta­rán con la cruel reali­dad de la pros­ti­tu­ción; sin embar­go la narra­ción es des­igual sin alcan­zar la nece­sa­ria enver­ga­du­ra dra­má­ti­ca de su plan­teo. Que­da no obs­tan­te des­ta­car la acer­ta­da actua­ción de su elen­co, sobre todo la de Čeme­ri­kić, así como la nota­ble foto­gra­fía de Erol Zubče­vić que lle­ga a des­lum­brar en la últi­ma esce­na cap­ta­da en la for­ta­le­za blan­ca a la que alu­de el título.

Para com­ple­tar esta cró­ni­ca es muy gra­to elo­giar a Mr. Bach­mann and his Class (Ale­ma­nia), que mere­ci­da­men­te obtu­vo el Pre­mio Espe­cial del Jura­do en Ber­lín 2021. En este exce­len­te docu­men­tal de Maria Speth, ella abor­da un tema ya tra­ta­do por el cine en ante­rio­res oca­sio­nes con gran cali­dad (Être et AvoirEntre les murs, entre otros títu­los); no obs­tan­te, el retra­to de un pro­fe­sor de escue­la devo­to a su alum­na­do adquie­re en esta caso con­no­ta­cio­nes diferentes.

MR. BACH­MANN AND HIS CLASS

Speth con el coguio­nis­ta Reinhold Vorsch­nei­de exa­mi­nan lo que acon­te­ce en la úni­ca cla­se de una escue­la local ubi­ca­da en la ciu­dad ale­ma­na de Stad­ta­llen­dorf don­de asis­ten alum­nos entre 12 y 14 años cur­san­do el últi­mo año de ense­ñan­za pri­ma­ria; se tra­ta de estu­dian­tes recién lle­ga­dos al país quie­nes son hijos de humil­des inmi­gran­tes tur­cos, búl­ga­ros, rusos y de otros paí­ses de Euro­pa Orien­tal. El más des­ta­ca­do de los maes­tros es Die­ter Bach­mann, un apa­ci­ble y bona­chón indi­vi­duo de 64 años que con total devo­ción des­ti­na su aten­ción a este gru­po mul­ti­ét­ni­co, apli­can­do un méto­do edu­ca­ti­vo no con­ven­cio­nal pero alta­men­te efec­ti­vo. Man­te­nien­do la dis­ci­pli­na sin modo alguno de ser auto­ri­ta­rio Bach­mann como pro­fe­sor de músi­ca y capa­ci­ta­do gui­ta­rris­ta ha sabi­do gran­jear­se la sim­pa­tía y afec­to de sus alum­nos incul­cán­do­les el amor a la músi­ca a tra­vés de can­cio­nes ento­na­das en con­jun­to. Con todo, lo más impor­tan­te de su estoi­ca labor es el per­mi­tir que los chi­cos tenien­do en cuen­ta que no domi­nan por com­ple­to el idio­ma ale­mán pue­dan ver­se recon­for­ta­dos y esti­mu­la­dos a ganar mayor con­fian­za en sí mis­mos para que pue­dan inte­grar­se mejor a la tie­rra que los ha aco­gi­do. Entre otros aspec­tos que carac­te­ri­zan la con­duc­ta de este talen­to­so pro­fe­sor es la de invi­tar a los padres de algu­nos de ellos para que vean su desem­pe­ño y ade­más rea­li­zar via­jes ins­truc­ti­vos fue­ra del aula; eso inclu­ye la visi­ta a un museo local don­de se regis­tra la his­to­ria de la ciu­dad como así tam­bién les hace saber un poco de la his­to­ria de Ale­ma­nia con refe­ren­cia al régi­men nazi que azo­tó al país y a Euro­pa. En las char­las coti­dia­nas man­te­ni­das con estos pre­ado­les­cen­tes el apre­cia­do docen­te tra­ta de eli­mi­nar los pre­jui­cios cuan­do intro­du­ce el tema de la orien­ta­ción sexual entre per­so­nas del mis­mo sexo.

Con poco más de 3 horas y media de dura­ción que no se hacen sen­tir en momen­to alguno, este absor­ben­te y elo­cuen­te docu­men­tal es alta­men­te ins­pi­ra­dor ilus­tran­do cómo un remar­ca­ble edu­ca­dor pue­de influir posi­ti­va­men­te en sus alumnos.