DE SON VIVANT. Francia, 2021. Un film de Emmanuelle Bercot. 92 minutos
La muerte como última etapa de la vida es decididamente ineluctable pero si hay algo que la convierte en menos temerosa es el que se ignora cuando acontecerá; sin embargo algo diferente acontece cuando alguien gravemente enfermo sabe que su fin es inminente. En base a lo que precede la actriz y realizadora Emmanuelle Bercot ofrece en De Son Vivant un drama lacerante que constituye una verdadera radiografía del viaje sin retorno.
Con la colaboración de la guionista Marcia Romano, el relato introduce a Benjamin (Benoît Magimel), un hombre soltero de 39 años enfermo de cáncer de páncreas que al asistir a la consulta médica, el Dr. Eddé (Gabriel Sara) le comunica que estando en un estadio máximo del mal es imposible de ser curado y su muerte, estadísticamente considerada, puede producirse entre 6 meses y dos años a más tardar. Acompañado de su posesiva madre Crystal (Catherine Deneuve), ambos escuchan aterrados el doloroso diagnóstico.
En la narración efectuada a lo largo de un año, se asiste a la evolución de la enfermedad en su tramo final donde en un principio Benjamin puede desenvolverse sin estar hospitalizado. Es en ese período que él se dedica con denodado fervor a proseguir su actividad de profesor de teatro para alumnos que están preparando su ingreso al Conservatorio Nacional, aunque sin divulgarles el mal que le aqueja. Sin poder detener el ineluctable paso del tiempo, llega el momento en que debe permanecer en el hospital con el consiguiente deterioro que va experimentando su organismo hasta exhalar el último suspiro.
Hay varios aspectos importantes que realzan al drama de manera excelente. Sin saber exactamente cuál es el centro hospitalario en el que Benjamin es atendido, en primer lugar resalta la profunda humanidad emanada por el Dr. Eddé en donde no solo actúa como oncólogo sino también como terapeuta y guía espiritual del enfermo. Asimismo es completamente realista la relación de Crystal con su hijo, en el que ambos no pueden resignarse a aceptar lo que sobrevendrá; pero lo más importante es cómo esta mujer desea que su hijo le perdone debido a un acto de profundo egoísmo cometido cuando veinte años atrás. lo impulsó a que abandonara a la mujer australiana que embarazó y al bebé que llegó al mundo sin haberlo reconocido.
Bercot ha logrado de su elenco actuaciones supremas. Deneuve, la descollante diva del cine francés, conmueve profundamente como una madre que tiene que hacer denodados esfuerzos para poder aceptar la pérdida de su hijo. Magimel, sin duda en el papel más difícil y logrado de su carrera, sencillamente deslumbra en la metamorfosis que va experimentando su personaje. El tercer gran protagonista de este drama es Gabriel Sara quien en la vida real es un renombrado oncólogo americano; al haber aceptado el rol del Dr. Eddé, su actuación no puede resultar más genuina en el apoyo moral que le suministra a Benjamin y a su madre. Igualmente destacable es la participación de Cécile De France como la abnegada enfermera que en cierta medida se extralimita en sus funciones para ofrecer sosiego, confort y amor a Benjamin. En papeles de apoyo se distinguen Lou Lampros como una de las estudiantes de teatro y Oscar Morgan como el ilegítimo hijo de Benjamin.
Con esta crónica de una muerte prevista, Bercot logra su mejor trabajo como realizadora y a pesar de su inconfortable temática su visión es altamente recomendable.
Jorge Gutman