CYRANO. Gran Bretaña, 2021. Un film de Joe Wright. 124 minutos
La celebrada obra de teatro Cyrano de Bergerac (1897) de Edmond Rostand además de haber sido montada en los escenarios de varios países, ha sido trasladada a la gran pantalla en numerosas ocasiones; entre las más exitosas versiones se destacan la de Michael Gordon (1950) con José Ferrer y Mala Powers y la de Jean Paul Rappeneau (1990) con Gérard Depardieu y Anne Brochet. En este caso la versión del realizador Joe Wright se diferencia de las restantes en la medida que Cyrano es un film musical.
La película está basada en la pieza de Erica Schmidt que fue estrenada en Connecticut en 2018 con la partitura de los hermanos Aaron y Bryce Dessner ‑miembros de la banda musical neoyorkina The National- y con palabras de los letristas Matt Berninger y Carin Besser. La autora que a su vez realizó la adaptación cinematográfica respeta el texto de Rostand aunque aquí el complejo de Cyrano no radica en su alargada nariz puntiaguda sino en su baja estatura.
Peter Dinklage que fue el actor protagónico del musical, aquí vuelve a animar al espadachín y poeta Cyrano que secretamente está prendado de su adorada Roxanne (Haley Bennett) con quien guarda una amistad de larga data. Aunque ella es codiciada por el rico duque De Guiche (Ben Mendelsohn) su atracción gira en torno del apuesto soldado Christian (Kelvin Harrison Jr.) quien también está enamorado de la bella joven. Al estar convencido de que por su apariencia física jamás será merecido por Roxanne, Cyrano utiliza su gran habilidad de escritor para ayudar a Christian a conquistarla a través de cartas de amor que él le prepara empleando palabras poéticas que llegan hondamente al corazón de su amada.
En esta historia donde sus personajes ocultan sus verdaderos sentimientos, Dinklage ofrece una notable composición del torturado y romántico antihéroe; aunque como vocalista no trasciende mayormente en las canciones que entona, eso queda ampliamente subsanado por la pasión que el actor vuelca a su personaje. Por su parte Bennett, quien al igual que Dinklage representó el mismo rol en las tablas, aporta encanto y ternura como la joven que tardíamente se da cuenta del profundo afecto de Cyrano hacia ella; además de su convincente actuación, la actriz se luce cuando apela a sus cuerdas vocales. Correcta es la participación de Harrison Jr. como el enamorado galán que debe depender de las palabras poéticas escritas por Cyrano, en tanto que Mendelsohn sale airoso dando vida al villano duque.
Si bien la música además de no ser pegadiza tampoco se ajusta convenientemente a la trama, eso en parte es compensado por las satisfactorias escenas de danza. Aunque el film no sea completamente perfecto debido a menores desniveles, Wright ha logrado que este drama romántico adquiera carnadura, sobre todo por la presencia carismática de Dinklage brindando inusitada humanidad a su Cyrano. Jorge Gutman