GOLIATH. Francia-Bélgica, 2021. Un film de Frédéric Tellier. 122 minutos.
Aunque nada tiene que ver con el poderoso filisteo bíblico que fue derrotado por el joven judío David, Frédéric Tellier alude en Goliath al enfrentamiento de dos fuerzas opuestas luchando incansablemente para lograr su propósito.
Con reminiscencias de lo que Henrik Ibsen expusiera en su remarcable obra “Un Enemigo del Pueblo” donde su protagonista denuncia la contaminación de las aguas de un balneario que constituye la atracción turística más importante de la ciudad, aquí nos encontramos con una situación parecida. Si bien el film es de ficción lo que acontece se basa en meticulosas investigaciones realizadas por Tellier.
El guión del realizador escrito con Simon Moutairou se centra en tres personajes. Uno de los mismos es el abogado Patrick Fameau (Gilles Lellouche) especializado en el medio ambiente y que con gran firmeza defiende en la corte judicial a su clienta Lucie (Chloé Stefani), una mujer que perdió a su pareja enferma de cáncer por pesticidas tóxicos utilizados en la explotación agrícola. El otro personaje es France (Emmanuelle Bercot), una entrenadora deportiva cuyo marido se encuentra gravemente afectado de cáncer por razones similares. El trío protagónico de esta historia se completa con Mathias Rozen (Pierre Niney), quien a primera vista atrae por su simpatía a pesar de ser el villano del relato; con su impecable carisma él es el brillante lobista que estando al servicio de la gigantesca industria agroquímica Phytosanis, argumenta que no hay evidencia científica que demuestre que los pesticidas son carcinógenos, a pesar que la Organización Mundial de la Salud alerta su empleo.
El impacto negativo del medio ambiente ya ha sido considerado por el cine; en todo caso este drama se distingue por la excelente manera en que Tellier aborda el tema, brindando total convicción en el choque de Fameau y France (David) con el implacable Rozen (Goliath). En el marco de una narración convencional pero efectiva, el director efectúa un sólido relato denunciando a un mundo despiadado donde el poder del dinero es más importante que la salud de la población.
El elenco es irreprochable. Bercot, como la activa militante ambiental de su pueblo conmueve profundamente personificando a la mujer que experimenta el dolor de la probable pérdida de su esposo. Lellouche igualmente despliega su acostumbrada eficiencia actoral caracterizando al devoto abogado idealista que no exento de fatiga comprueba cómo su ardiente alocución contra el empleo de pesticidas cae en oídos sordos. Por su parte Niney ofrece una magistral interpretación del inescrupuloso individuo que no obstante su deshonesto comportamiento profesional se desempeña privadamente como un muy buen marido y futuro padre de familia. En roles de apoyo, además de Stefani igualmente se destacan Marie Gillain, Jacques Perrin y Laurent Stocker.
En esencia, este muy buen thriller ecológico, donde “nada es fortuito ni voluntario”, permite reflexionar sobre el nivel de calidad de los frutos y legumbres que diariamente consumimos. Jorge Gutman