CHARLOTTE. Canadá-Francia-Bélgica, 2021. Un film de Éric Warin y Tahir Rana. 92 minutos
La breve vida de la pintora judía Charlotte Salomon es objeto de un remarcable tratamiento en Charlotte, un atractivo film de animación que proporciona un deleite visual. El proyecto del film se debe a la productora Julia Rosenberg al haber descubierto la historia de esta chica nacida en Berlín en 1917 y asesinada en Auschwitz en 1943.
El guión de Erik Rutherford y David Bezmozgis introduce a Charlotte (Marion Cotillard) quien habiendo perdido a temprana edad a su madre fue criada por su padre médico Albert Salomon (Guillaume Lebon) y su madrastra Paula Salomon-Lindberg (Julie Dumas), una cantante de ópera. Cuando Hitler asume el poder en 1933, la joven y sus familiares comienzan a experimentar la fuerte discriminación racial ejercida por el régimen nazi.
Entre los hitos más importantes de su vida, el relato destaca el encuentro con Ottilie Moore (Anné Dorval), una mujer americana de gran corazón cuando en un viaje a Italia recorriendo el Vaticano ella observa a Charlotte dibujando el techo de la Capilla Sixtina, la obra cumbre pintada por el inmortal Miguel Ángel; de allí en más nace entre ambas un fuerte lazo de amistad, siendo la joven artista invitada por Ottilie a su residencia L’Ermitage de la Costa Azul. El otro acontecimiento trascendente para Charlotte es cuando se encandila amorosamente con Alfred Wolfsohnn (Romain Duris), su profesor de canto, en un romance que aunque no culminó satisfactoriamente influyó en su despertar sexual y desarrollo artístico.
Los acontecimientos se precipitan cuando el nazismo se intensifica en 1938 y ella se ve forzada a dejar Berlín para radicarse en el sur de Francia. Asimismo al haberse impuesto de dramáticos hechos ignorados de su infancia como el suicidio de su madre biológica, esa revelación la desestabiliza emocionalmente; sin embargo, eso la impulsa a realizar entre 1940 y 1942 un millar de viñetas visuales en pequeños trozos de papel, reproduciendo los hechos más trascendentes de su existencia que conforman su obra maestra intitulada “¿Vida? ¿o Teatro?”.
Su vida sentimental cobra un vuelco positivo cuando se enamora de Alexander Nagler (Damien Boisseau), un hombre de gran nobleza trabajando como jardinero de Ottilie, con quien contrae enlace. Lamentablemente la dicha será de corto alcance cuando los nazis irrumpen en el hogar de la pareja castigando violentamente a Alexander quien hecho prisionero en Auschwitz allí sucumbe años después; por su parte, Charlotte corre semejante suerte al ser deportada a ese campo de exterminio para ser ejecutada estando grávida de 5 meses.
Si bien la narración podría haberse realizado con actores en vivo, el estilo 2D de animación empleado bajo la supervisión de Pieter Vanluffelen se adapta armoniosamente al contenido del relato, explorando el fluido proceso creativo de Charlotte.
Años después de la guerra, la obra maestra de Charlotte es legada a Otilie Moore y ella a su vez la remite a los padres de la dibujante en Francia, quienes lograron salvar sus vidas. “¿Vida? ¿o Teatro?” es considerada por muchos críticos de arte como la precursora de la novela gráfica y en la actualidad está conservada en el Museo de Historia Judía de Ámsterdam.
En esencia, este impecable drama de Warin y Rana permite contemplar la azarosa vida de una gran artista no muy difundida internacionalmente y que gracias al mismo es objeto de un legítimo reconocimiento. Jorge Gutman