Crónica de Jorge Gutman
KOOZA
Después de estar ausente por espacio de tres años debido a la penosa pandemia, el Cirque du Soleil reanuda sus actividades con Kooza. Esta producción que fue objeto de un gran suceso por parte de la audiencia y de la crítica en ocasión de su estreno en 2007 ahora retorna a Montreal en la tradicional Gran Carpa del Viejo Puerto donde habrá de permanecer hasta el 14 de agosto de 2022.
Como en la mayor parte de los espectáculos presentados por el excepcional conjunto artístico, la historia es una mera excusa para la presentación de diversos números que apasionan al público que los contempla. En tal sentido, según informa el material de prensa, el argumento de Kooza relata los pormenores de un ingenuo payaso que trata de encontrar su sitio en el mundo, entre su fuerza y fragilidad, tumulto y armonía, al propio tiempo que se topa con risueños personajes.
Con un elenco de 50 artistas, incluyendo acróbatas, atletas, músicos y cantantes provenientes de Australia, Bielorrusia, Brasil, Canadá, Colombia, España, Estados Unidos, Francia, Italia, Moldava Mongolia, Rusia y Trinidad Tobago; todos ellos contribuyen para que el espectáculo cobre notable dimensión a través de escenas sorprendentes no exentas de tensión como al propio tiempo sazonadas con buen humor.
Dentro de sus variados números, hay algunos de los mismos que se destacan por su remarcable audacia; así “la rueda de la muerte” produce una indescriptible emoción viendo a dos super atletas desplazándose a través de dos ruedas rotando a gran velocidad. No menos impresionante es el número “dúo de monociclo” en el que dos avezados acróbatas realizan asombrosas piruetas mientras van pedaleando una monocicleta. Asimismo, estupefacción provoca la secuencia “doble cuerda floja” en donde varios arriesgados artistas manteniendo un increíble equilibrio van transitado por una doble cuerda floja. Para concluir con esta enumeración de ningún modo exhaustiva, cabe citar “equilibrio sobre sillas” con la impresionante parada de mano realizada por un equilibrista a través de una torre de sillas que nunca desbordan.
Artífice de este aplaudido show es David Shiner, el director escénico, quien siempre anheló concretar una obra que reflejara el universo interior de un clown y que finalmente lo ha logrado aquí con la colaboración de Serge Roy como director de la creación. En los factores técnicos de producción cabe distinguir la escenografía de Stéphane Roy cuya atmósfera ambiental es la de una plaza pública que reaviva las memorias del circo de antaño; igualmente destacable es la maravillosa y colorida iluminación de Martin Labrecque que en todo momento se asocia con cada una de las escenas lúdicas y fantásticas del show. Renglón aparte merece el diseño del deslumbrante vestuario de Marie-Chantale Vaillancourt integrado por más de 175 atuendos y cerca de 160 sombreros, además de zapatos, accesorios y pelucas. Teniendo en consideración el fundamental papel que juega la acrobacia, André Simard es el gran creador de su contenido; basta solo pensar la ingeniosidad aplicada para que el esqueleto acrobático haya sido plenamente alcanzado, tal como se aprecia en los movimientos aéreos, en la cuerda floja y en los gigantescos saltos realizados a 10 metros del nivel del suelo. Notable es la simétrica coreografía de Clarence Ford inspirada en gran parte en las culturas pop y urbana como así también en vodeviles y comedias musicales acuáticas de las décadas del 40 y 50. A los nombres mencionados cabe agregar los de Florence Cornet en la concepción del maquillaje, Rogé Francoeur en los accesorios, Jean-François Côte en la música y Jonathan Deans con Leon Rothenberg en el diseño de sonido.
En esencia, Kooza es un espectáculo que por su excepcional calidad provoca un gran entusiasmo en la audiencia y que ratifica una vez más el prestigio mundial del Cirque du Soleil.