Crónica de Jorge Gutman
752 Is not a number (Canadá)
La tragedia aérea del vuelo 752 de Ukraine International Airlines y sus consecuencias es considerada por el director iraní Babak Payami en una remarcable crónica que impacta poderosamente en el ánimo del espectador.
La catástrofe aconteció el 8 de enero de 2020 cuando el avión que partió de Teherán fue derribado por la armada de Irán cobrando la vida de 176 personas de las cuales 55 eran canadienses. En principio Irán negó ser responsable pero ante la presión de los gobiernos y agencias internacionales incluyendo la Organización de la Aviación Civil Internacional las autoridades iraníes admitieron que se trató de un error debido a que el avión fue confundido con un misil. Frente a esta situación el gobierno de Canadá a través del Primer Ministro Trudeau urgió a Irán que proporcionara una explicación completa y exhaustiva de los acontecimientos que condujeron al siniestro accidente.
El documentalista centra la atención en Hamed Esmaeilion, un dentista iraní que habita en Richmond Hill en Ontario quien perdió a su señora Parisa y a su hijita Reera de 9 años quienes habían visitado Irán para asistir al casamiento de un familiar y se aprestaban a regresar a Canadá en el fatídico vuelo.
El gran dolor experimentado por el desconsolado esposo y padre al no poder ver ya más a sus seres queridos provoca momentos de gran emoción; sus primeros esfuerzos consistieron en lograr que sus cadáveres pudieran ser trasladados a Canadá. A su vez, firmemente determinado a conocer la verdad lidera la Asociación de Familias de las Víctimas del vuelo 752, a la vez que en Febrero de 2022 viaja a Kiev, sede central de la aerolínea ucraniana, para recabar información más concreta pero la guerra desplegada por Rusia obstaculiza su objetivo. Lo cierto es que a través de dos años y medio de lucha y no obstante sus contactos, Esmaeilion no ha logrado un resultado positivo; eso es debido a la negativa del gobierno de Irán en suministrar la documentación necesaria para la investigación y por no haber permitido tener acceso al lugar en donde se produjo el accidente. En consecuencia la búsqueda de la verdad y el deseo de que se logre justicia sobre el atroz atentado han quedado abortados.
Agraciado con la soberbia fotografía de Amir Ghorbani Nia y el montaje de Hooman Shams, el realizador ha logrado un film profundamente movilizador que dedica a las víctimas y a sus familiares; en tal sentido es realmente emotivo leer en los créditos finales los nombres de las personas perecidas con el trasfondo de velas encendidas en señal de duelo. En esencia, aunque doloroso, este es un imprescindible documental.
So Much Tenderness (Canadá)
En su reciente trabajo la realizadora Lina Rodríguez ofrece un relato de ficción mostrando cómo la violencia que amenaza la vida de una persona en su país de origen la fuerza a buscar refugio y protección en otros lugares del mundo.
En un guión que le pertenece, Rodríguez presenta a Aurora (Noëlle Schönwald), una abogada colombiana que trabajó en Colombia en una organización no gubernamental (NGO) abordando proyectos del medio ambiente. Cuando esta profesional denuncia irregularidades de una importante corporación italiana que realiza negocios ilegales en el país, recibe a través de e‑mails amenazas de muerte para ella y su familia. Al ser asesinado su esposo Adrián (Juan Pablo Cruz) resuelve dejar Colombia sin su pequeña hija que queda transitoriamente a cargo de sus padres. Gracias a la buena disposición de un matrimonio amigo (Deragh Campbell y Kazik Radwanski) Aurora logra ingresar a Canadá como refugiada, justificando las razones por las que huyó de su país a un funcionario de inmigración con la ayuda de una traductora (Luisa Álvarez Restrepo) al no dominar el inglés; finalmente obtiene su residencia legal.
Años después esta mujer en compañía de su adolescente hija Lucia (Natalia Aranguren) vive en Toronto donde se encuentra completamente aclimatada a la vida canadiense, con un buen trabajo y socialmente rodeada de amigos. Con todo siempre recuerda a su querido marido vilmente matado y ese brutal incidente reflota cuando descubre que en Toronto habita su primo Edgar (Francisco Zaldúa) quien estuvo indirectamente involucrado en el homicidio de Adrián.
Rodríguez vuelca su sensibilidad femenina en este drama humano imbuido de considerable ternura. Con la acertada descripción que efectúa de Aurora, la realizadora contó con la remarcable actuación de Schönwald quien con plena convicción transmite en su personaje el vuelco emocional sufrido reviviendo su doloroso pasado.
I Like Movies (Canadá)
Basada en su propia experiencia de haber trabajado en una tienda Blockbuster de videos, la realizadora Chandler Levack concibe un guión que no alcanza a concretarse satisfactoriamente.
La acción transcurre en Burlington, Ontario, a principios de 2000, en donde Lawrence (Isaiah Lehtinen) de 17 años es un apasionado cinéfilo que destina su tiempo libre devorando DVDs junto con su amigo Matt (Percy Hynes White), además de ser un asiduo espectador selectivo que aprecia los filmes de calidad y gran conocedor de sus realizadores y actores. Es así que es grande su satisfacción cuando logra un empleo en un negocio de videos local en donde establece una relación especial con su gerente Alana (Romina D’Ugo). A todo ello su sueño es poder ingresar a la Universidad de Nueva York donde cree que su mentor sería Todd Solondz, el director de la celebrada película Happiness (1998), que lo ha entusiasmado. Grande es su decepción cuando su solicitud es rechazada y finalmente debe conformarse con estudiar en la Universidad de Carleton de Ottawa donde en su habitación del campus coloca el afiche del film Steel Magnolias (1989).
El gran problema de esta comedia radica en su guión al haber descripto de manera exagerada a este adolescente como un muchacho con serios problemas de personalidad que mantiene alienados a quienes lo tratan, incluyendo a su madre Terry (Krista Bridges). Su arrogancia, egocentrismo y sus continuadas excéntricas reacciones lo convierten en una persona verdaderamente desagradable con quien es difícil empatizar. A través de este personaje la novel realizadora intenta ofrecer un relato humorístico pero las reacciones de Lawrence bordeando lo caricaturesco no logran impactar. En suma, el resultado es un film convencionalmente dirigido con algunos momentos logrados, pero que a pesar de sus buenas intenciones resulta difícil conectarse con lo que allí sucede.