Eva­lua­ción de Fil­mes Vis­tos en el TIFF 2022 (2)

Cró­ni­ca de Jor­ge Gut­man 

Deci­sion to Lea­ve. (Corea del Sur)

Habien­do obte­ni­do un mere­ci­do pres­ti­gio por nota­bles tra­ba­jos rea­li­za­dos como lo fue­ron entre otros Sym­pathy for Mr. Ven­gean­ce (2002), Old­boy (2003), Lady Ven­gean­ce (2005) y espe­cial­men­te The Hand­mai­den (2016), el cineas­ta sur­co­reano Park Chan-wook abor­da un thri­ller poli­cial que a tra­vés de su desa­rro­llo devie­ne en un román­ti­co melodrama.

Deci­sion to Leave(Foto: TIFF)

Impri­mien­do un tra­ta­mien­to sobrio y con­te­ni­do el rea­li­za­dor gra­ta­men­te sor­pren­de con su esme­ra­da pues­ta escé­ni­ca por la que obtu­vo el pre­mio a la mejor direc­ción en el últi­mo fes­ti­val de Can­nes. Con gran habi­li­dad Park crea un espe­cial cli­ma atmos­fé­ri­co que per­mi­te aden­trar­se de inme­dia­to en lo que narra.

El guión del rea­li­za­dor com­par­ti­do con Chung Seo-kyung pre­sen­ta a Hae-jun (Park Hae-il), el más joven detec­ti­ve poli­cial de Busan quien se carac­te­ri­za por ser un metó­di­co y y con­cien­zu­do inves­ti­ga­dor fren­te a los casos que se le pre­sen­tan. El ele­men­to que impul­sa la acción se pro­du­ce al des­cu­brir­se el cadá­ver de un alpi­nis­ta coreano que murió al caer de la cima de una mon­ta­ña. La auto­ri­dad poli­cial debe deter­mi­nar si eso se debió a un acci­den­te, un sui­ci­dio o bien un aten­ta­do criminal.

Cuan­do Hae-joon se enfren­ta con Seo-rae (Tang Wei), la viu­da chi­na del occi­so, ella no demues­tra pesar alguno por haber per­di­do a su mari­do; ese hecho intri­ga al poli­cía quien comien­za a sos­pe­char de esta atrac­ti­va mujer. A par­tir de enton­ces, el minu­cio­so detec­ti­ve man­tie­ne un tra­to más direc­to con Seo-rae a fin de escla­re­cer el dece­so de su mari­do. A medi­da que los encuen­tros pro­si­guen la inves­ti­ga­ción de Hae-joon se va len­ta­men­te disi­pan­do dada la atrac­ción que ella ejer­ce en él; todo con­du­ce a una rela­ción eró­ti­ca en don­de res­ta saber si ese víncu­lo res­pon­de o no a un sin­ce­ro amor.

Median­te unos giros sor­pre­si­vos del guión la his­to­ria se va com­pli­can­do, des­per­tan­do una con­vin­cen­te intri­ga acer­ca del com­por­ta­mien­to adop­ta­do por Seo-rae. ¿Es ella real­men­te ino­cen­te o aca­so es la mujer fatal que sabe cómo mani­pu­lar al poli­cía dado el obse­si­vo amor que él sien­te por ella?

Remi­tien­do en algu­nos aspec­tos a Vér­ti­go (1958), la obra maes­tra de Hitch­cock, Deci­sion to Lea­ve fas­ci­na gra­cias a la exce­len­te realli­za­ción de Park y a la remar­ca­ble actua­ción de sus dos pro­ta­go­nis­tas en la carac­te­ri­za­ción de sus res­pec­ti­vos personajes.

El Agua (Espa­ña-Sui­za-Fran­cia)

Des­pués de haber rea­li­za­do tres exi­to­sos cor­tos, la direc­to­ra espa­ño­la Ele­na López Rie­ra efec­túa su debut en este lar­go­me­tra­je de fic­ción don­de se entre­mez­clan situa­cio­nes rea­lis­tas con otras de natu­ra­le­za fantástica.

El Agua (Foto: TIFF)

La his­to­ria trans­cu­rre en un peque­ño pue­blo del sudes­te de Espa­ña, cer­ca del río Segu­ra, en don­de Ana (Luna Pamies) de 18 años vivien­do con su madre Isa­be­lla (Bár­ba­ra Len­nie) y su abue­la Ánge­la (Nie­ve De Medi­na) es una joven que com­par­te las vici­si­tu­des pro­pias de la ado­les­cen­cia con sus amis­ta­des de edad simi­lar. Cues­tio­nan­do sus vidas, el sue­ño de todos ellos es el de dejar el lugar lo antes posi­ble en pro­cu­ra de un mejor por­ve­nir para no que­dar estan­ca­dos en don­de viven. Con los impul­sos pro­pios de la edad Ana comien­za un roman­ce con José (Alber­to Olmo), un mucha­cho tres años mayor que ella, que había esta­do ausen­te del pue­blo dicien­do que estu­vo en Lon­dres aun­que en reali­dad nun­ca salió de España.

Due­ña de un refi­na­do esti­lo, la rea­li­za­do­ra logra una flui­da narra­ción de esa juven­tud que tra­ta de pasar­la de la mejor mane­ra posi­ble pero sin un rum­bo cier­to acer­ca del futu­ro. El rela­to adquie­re un matiz dife­ren­te cuan­do cun­den en el pue­blo y muy espe­cial­men­te en la abue­la y la madre de Ana, his­to­rias vin­cu­la­das con muje­res que han des­apa­re­ci­do a tra­vés de los siglos. Según la leyen­da, oral­men­te trans­mi­ti­da de una gene­ra­ción a la siguien­te, al pro­du­cir­se las ria­das con las cre­ci­das del río, el agua que inun­da la zona se ena­mo­ra de una mujer y si ella se resis­te la arras­tra lle­ván­do­se­la con­si­go. Ese mito ya sea fic­ti­cio o real crea en Ana un fuer­te sen­ti­mien­to de inse­gu­ri­dad moti­van­do que su roman­ce­con José se resquebraje.

Al ale­jar­se de la pin­tu­ra cos­tum­bris­ta para aden­trar­se en la fan­ta­sía el dina­mis­mo del film se ale­tar­ga un poco, con­du­cien­do a un des­en­la­ce que aun­que poé­ti­co no alcan­za a lograr el mis­mo impac­to que en su pri­me­ra mitad. Con todo, esa mez­cla de géne­ros aun­que logra­da par­cial­men­te no menos­ca­ba los méri­tos del film cen­tra­dos en la muy bue­na direc­ción de López Rie­ra y en la sober­bia inter­pre­ta­ción de Pamies en su debut acto­ral quien con gran sen­si­bi­li­dad expre­sa la vul­ne­ra­bi­li­dad y res­que­mo­res de una joven que teme ser poseí­da por la pode­ro­sa fuer­za del agua.

His­to­rias para no Con­tar (Espa­ña)

Cesc Gay, el renom­bra­do direc­tor de Tru­man (2016), retor­na a Toron­to pre­sen­tan­do cin­co his­to­rias de la vida coti­dia­na rela­ta­das de la mane­ra más sen­ci­lla posi­ble con la ven­ta­ja que per­mi­te al espec­ta­dor iden­ti­fi­car­se con cada una de las mismas.

His­to­rias para no Con­tar (Foto: TIFF)

El pri­mer rela­to (Ten­go Ganas de Ver­te) enfo­ca a Lau­ra (Anna Cas­ti­llo) y Alex (Chino Darin) quie­nes habi­tan­do en un mis­mo edi­fi­cio de depar­ta­men­tos, sus encuen­tros se pro­du­cen en el par­que pasean­do a sus res­pec­ti­vos cani­nos. Aun­que ambos demues­tran algo más que una mutua sim­pa­tía, los dos son bien mesu­ra­dos tenien­do en cuen­ta que Lau­ra vive en pare­ja con Raúl (Javier Rey); cuan­do él acom­pa­ña a la chi­ca has­ta su depar­ta­men­to para curar la pati­ta de su perri­to, se pro­du­ce la lle­ga­da ines­pe­ra­da de Raúl lo que obli­ga a Alex a tener que escon­der­se; eso con­du­ci­rá a un ines­pe­ra­do revés.

En el segun­do epi­so­dio (San­dra) Luis (Alex Bren­de­múhl) efec­túa una visi­ta a sus ami­gos Car­los (Anto­nio de la Torre) y Ana (María León); el visi­tan­te se mues­tra un tan­to depri­mi­do y ape­na­do poque su mujer lo aban­do­nó; cuan­do cir­cuns­tan­cial­men­te Luis cono­ce a San­dra (Eva Reyes), una actriz de tea­tro, la pare­ja ami­ga le acon­se­ja a que la cor­te­je para que así pue­da cal­mar su tris­te­za. Aquí el guión intro­du­ce una sor­pre­sa cuya inten­ción es el de enfa­ti­zar que en la épo­ca en que vivi­mos no debe exis­tir nin­gún pre­jui­cio en mate­ria de géne­ro sexual.

En el ter­cer seg­men­to (Mar­tes y Jue­ves a las 7:30) se asis­te al encuen­tro de Carol (Ale­xan­dra Jimé­nez), Blan­ca (Mari­bel Ver­dú) y Ánge­la (Nora Navas), tres ami­gas que no se han vis­to des­pués de cier­to tiem­po, en don­de ellas se pre­sen­tan a un cas­ting para el roda­je de un film; espe­ran­do a que cada una de ellas sea lla­ma­da, el trío se engan­cha en una con­ver­sa­ción en don­de ellas recu­rren a men­ti­ras blan­cas para ocul­tar sus ver­da­de­ras emociones.

La cuar­ta his­to­ria (Me has hecho feliz estos meses) retra­ta a Andrés (José Coro­na­do) un escri­tor de media­na edad dis­pues­to a dejar a su mujer con el pro­pó­si­to de unir­se a la joven Bár­ba­ra (Ale­jan­dra Onie­va) que ha sido una de sus alum­nas y con quien ha man­te­ni­do un pla­cen­te­ro víncu­lo sexual. Cuan­do en el res­tau­ran­te en que ambos se encuen­tran Andrés deci­de pro­po­ner­le vivir jun­tos, una insos­pe­cha­da acti­tud de Bár­ba­ra lo moti­va a cam­biar de pla­nes para no sen­tir­se humillado.

El capí­tu­lo final (París) enfo­ca a Eduar­do (Quim Gutié­rrez), un hom­bre casa­do, quien preo­cu­pa­do mues­tra a su ami­go Jota (Brays Efe) una foto­gra­fía de su espo­sa Sofía (Veró­ni­ca Eche­gui) que había sido toma­da en París en oca­sión de su via­je de hace un año; en la mis­ma ella apa­re­ce jun­to a Nico­le, una perio­dis­ta fran­ce­sa con la que él man­tu­vo rela­cio­nes en oca­sión de su visi­ta a Espa­ña. Es así que Eduar­do sos­pe­cha que Sofía estu­vo ente­ra­da de su affai­re sin que se lo hubie­ra comen­ta­do. Siguien­do el con­se­jo de Jota, Eduar­do abor­da a su mujer para con­tar­le su adul­te­rio pero al hacer­lo lle­ga a sor­pren­der­se con la con­fe­sión que a su vez ella le hace.

Como bien dice el refrán que “lo bueno si bre­ve dos veces bueno”, Gay lo apli­ca mag­ní­fi­ca­men­te en cada una de las his­to­rias de 20 minu­tos de dura­ción; sin ape­lar al dra­ma per­mi­te que a tra­vés de la come­dia esta anto­lo­gía coral ilus­tre la vul­ne­ra­bi­li­dad, inse­gu­ri­dad y con­tra­dic­cio­nes que van emer­gien­do del com­por­ta­mien­to humano al enfren­tar situa­cio­nes impre­vis­tas. Ade­más de la impe­ca­ble direc­ción, el guión del rea­li­za­dor com­par­ti­do con Tomas Ara­gay, está inge­nio­sa­men­te escri­to con muy bue­nas vuel­tas de giro. Final­men­te cabe elo­giar al elen­co inte­gra­do por acto­res de remar­ca­ble nivel que han sabi­do expre­sar de mane­ra autén­ti­ca la varie­dad de sen­ti­mien­tos que ani­man a sus res­pec­ti­vos personajes.