Un Cruel Monarca

RICHARD III

Repre­sen­ta­da en el tea­tro Tom Pat­ter­son en oca­sión del Fes­ti­val de Strat­ford de 2022, en oca­sión de haber sido fil­ma­da en su fun­ción inau­gu­ral por Barry Avrich, se verá en las salas de Cine­plex Richard III, una de las obras más impor­tan­tes de la lite­ra­tu­ra ingle­sa que Sha­kes­pea­re escri­bió alre­de­dor de 1592.

Una esce­na de la obra

Esta pie­za his­tó­ri­ca ha sido adap­ta­da y diri­gi­da por Anto­ni Cimo­lino y se cen­tra en la per­so­na­li­dad de un cruel monar­ca como lo fue Richard III.

Tenien­do como esce­na­rio de fon­do una Ingla­te­rra polí­ti­ca­men­te con­vul­sio­na­da, el maquia­vé­li­co Duque de Glou­ces­ter apro­ve­cha la opor­tu­ni­dad de apo­de­rar­se del trono des­pués de la muer­te de su her­mano, el rey Edward; para ello ha recu­rri­do a manio­bras mani­pu­la­ti­vas y a par­tir de ser coro­na­do rey como Richard III, no tie­ne escrú­pu­lo alguno en orde­nar la muer­te de quien­quie­ra que le cree obs­tácu­los en su camino. Su rei­na­do de esca­sos dos años con­clu­ye con su muer­te en la bata­lla de Bos­worth y el adve­ni­mien­to de los Tudor. Sha­kes­pea­re uti­li­za la figu­ra de este des­agra­da­ble per­so­na­je para ana­li­zar la ambi­ción del poder polí­ti­co en el con­torno de una socie­dad conflictiva.

Colm Feo­re

Esta tra­ge­dia sha­kes­pe­ria­na con­tó con la par­ti­ci­pa­ción del remar­ca­ble actor Colm Feo­re dan­do vida al maligno sobe­rano. Entre otros artis­tas del nume­ro­so elen­co par­ti­ci­pan Michael Bla­ke, Ben Carl­son, David Collins, Jes­si­ca B. Hill, Dia­na LeBlanc, Sea­na McKen­na, Lucy Pea­cock, André Sills y Emi­lio Vie­ra.  La esce­no­gra­fía es de Fran­ces­ca Callow, en tan­to que Michael Wal­ton es res­pon­sa­ble de la iluminación.

La obra será difun­di­da a par­tir del 16 de abril de 2023. Para infor­ma­ción adi­cio­nal sobre los cines de Cine­plex que habrán de exhi­bir­la, así como los hora­rios loca­les, pre­sio­ne aquí

Las Apa­rien­cias Engañan

MON CRI­ME / THE CRI­ME IS MINE. Fran­cia, 2023. Un film de Fra­nçois Ozon. Fran­ce. 2023. 102 minutos

A tra­vés de 22 tra­ba­jos rea­li­za­dos en dos déca­das y media el ver­sá­til rea­li­za­dor Fra­nçois Ozon con­ti­núa impre­sio­nan­do mag­ní­fi­ca­men­te. Si bien podría afir­mar­se que su fuer­te es el dra­ma asi­mis­mo tran­si­tó en exi­to­sas come­dias como lo fue­ron 8 Muje­res (2002) y Poti­che (2010), entre otras, aho­ra retor­na exi­to­sa­men­te a este géne­ro con Mon Cri­me.

El libre­to de Ozon escri­to con Phi­lip­pe Piaz­zo está basa­do en la obra homó­ni­ma de 1934 de Geor­ges Berr y Louis Ver­neuil; en esta opor­tu­ni­dad el rea­li­za­dor ubi­ca la acción en 1935 y como ardien­te femi­nis­ta cri­ti­ca las res­tric­cio­nes de la mujer en la socie­dad fran­ce­sa de ese enton­ces don­de cual­quier paso a dar esta­ba suje­to a la volun­tad de su con­tra­par­te masculina.

Nadia Teres­kie­wicz

Al comien­zo del rela­to que trans­cu­rre en París se asis­te a los pro­ble­mas finan­cie­ros que afec­tan a dos jóve­nes ami­gas que com­par­ten un depar­ta­men­to en don­de se encuen­tran pre­sio­na­das por el loca­dor del edi­fi­cio debi­do a los atra­sos del pago de arrien­do. Una de ellas es Pau­li­ne Mau­léon (Rebec­ca Mar­der), recién gra­dua­da de abo­ga­da pero sin clien­tes a la vis­ta; la otra mucha­cha es Made­lei­ne Ver­dier (Nadia Teres­kie­wicz) quien es una actriz sin mayor vue­lo que para lograr un peque­ño rol para una pelí­cu­la acu­de a la cita fija­da con su pode­ro­so pro­duc­tor Mont­fe­rrand (Jean-Chris­tophe Bou­vet); para su des­di­cha ella retor­na agi­ta­da a su vivien­da con­tán­do­le a Pau­li­ne que huyó deses­pe­ra­da de la pie­za del hotel en que se supo­nía que ese hom­bre la entre­vis­ta­ría, cuan­do él inten­tó violarla.

El con­flic­to se pro­du­ce cuan­do el pro­duc­tor apa­re­ce muer­to en su habi­ta­ción y el magis­tra­do judi­cial Rabus­set (Fabri­ce Luchi­ni) sos­pe­cha de Made­lei­ne. Fren­te a esta situa­ción las dos jóve­nes deci­den adop­tar una arries­ga­da estra­te­gia en la que Made­lei­ne que es ino­cen­te se decla­ra­rá cul­pa­ble. En tan­to que Pau­li­ne actúa como sagaz defen­so­ra de su ami­ga ante el tri­bu­nal de jus­ti­cia, Made­lei­ne mani­fies­ta que se vio for­za­da a come­ter el cri­men como auto­de­fen­sa al sen­tir­se ultra­ja­da por el sal­va­je pro­duc­tor. El resul­ta­do es que la supues­ta ase­si­na que­da absuel­ta de cul­pa y car­go por par­te de un jura­do exclu­si­va­men­te mas­cu­lino, logran­do una inmen­sa popu­la­ri­dad que le per­mi­te con­cre­tar sus sue­ños de impor­tan­te estre­lla de cine; por su par­te Pau­li­ne se ha pres­ti­gia­do como abo­ga­da de su ami­ga obte­nien­do una gran clien­te­la, en tan­to que Rabus­set expre­sa su enor­me satis­fac­ción por haber resuel­to el caso con máxi­ma rapi­dez. A todo ello André Bon­nard (Édouard Sul­pi­ce), que es el ena­mo­ra­do de Made­lei­ne e hijo de un acau­da­la­do empre­sa­rio (André Dus­so­lier), le pro­po­ne de inme­dia­to casa­mien­to cuan­do antes del inci­den­te había duda­do en hacerlo.

La come­dia adop­ta un ines­pe­ra­do giro cuan­do Odet­te Chau­met­te (Isa­be­lle Hup­pert), una extra­va­gan­te actriz del cine mudo y viu­da del pro­duc­tor a quien ase­si­nó por haber abu­sa­do de ella, apa­re­ce en esce­na y chan­ta­jea a Made­lei­ne y Pau­li­ne con denun­ciar la ver­dad a menos que le pro­vean una impor­tan­te suma de dinero.

En esta come­dia que asu­me en par­te el tono de far­sa, nada pue­de ser con­si­de­ra­do con abso­lu­ta serie­dad y eso poco impor­ta por­que lo que aquí tras­lu­ce son sus bri­llan­tes diá­lo­gos, el rit­mo diná­mi­co impre­so por Ozon y su mag­ní­fi­co elen­co. Si bien Teres­kie­wicz y Mar­der se desem­pe­ñan muy bien, Hup­pert hip­no­ti­za una vez más con su hila­ran­te com­po­si­ción al igual que el siem­pre ague­rri­do Luchi­ni; en pape­les de apo­yo igual­men­te se dis­tin­guen el vete­rano Dus­so­lier y Dany Boon. Entre otros aspec­tos resal­tan el dise­ño de pro­duc­ción de Jean Rabas­se repro­du­cien­do acer­ta­da­men­te la épo­ca en que trans­cu­rre el rela­to así como la foto­gra­fía de Manu Dacosse.

Ade­más de la pre­pon­de­ran­te soli­da­ri­dad exis­ten­te entre Made­lei­ne y Pau­li­ne, la pelí­cu­la para­dó­ji­ca­men­te ilus­tra un sis­te­ma judi­cial don­de la men­ti­ra obnu­bi­la a la ver­dad y sobre todo el empo­de­ra­mien­to de la mujer que bien pue­de apli­car­se al movi­mien­to actual del #metoo.

En resu­men, de la mano de Ozon el púbi­co asis­te a una fres­ca, lúci­da y opti­mis­ta come­dia. Jor­ge Gutman

Sutil Dra­ma Urbano

A THOU­SAND AND ONE. Esta­dos Uni­dos, 2022. Un film escri­to y diri­gi­do por A.V. Rock­well. 117 minutos

Con el buen ante­ce­den­te de haber logra­do el pre­mio al mejor film dra­má­ti­co de Esta­dos Uni­dos en el fes­ti­val de Sun­dan­ce de este año, aho­ra el ciné­fi­lo tie­ne opor­tu­ni­dad de juz­gar A Thou­sand and One, la ópe­ra pri­ma de la rea­li­za­do­ra afro­ame­ri­ca­na A.V. Rock­well. Con una admi­ra­ble madu­rez la novel direc­to­ra y guio­nis­ta entre­ga un emo­ti­vo dra­ma de super­vi­ven­cia ilus­tran­do un pro­fun­do amor materno-filial.

Teya­na Tay­lor y Aaron Kings­ley Adetola

El rela­to que se desa­rro­lla a lo lar­go de poco más de una déca­da, comien­za en 1994 y trans­cu­rre en Har­lem, un barrio de Manhat­tan. Allí vive Inez (Teya­na Tay­lor), una mujer de color recien­te­men­te libe­ra­da de la pri­sión, que inten­ta reha­bi­li­tar­se tra­tan­do de reanu­dar su vida como esti­lis­ta pelu­que­ra. Sumi­da en la pobre­za y resi­dien­do en un refu­gio para gen­te sin hogar, su pro­pó­sio es recu­pe­rar a su hiji­to Terry (Aaron Kings­ley Ade­to­la) de seis años que duran­te su ausen­cia ha sido pues­to en un hogar de aco­gi­da. Cuan­do al tran­si­tar por la calle con­si­gue ubi­car­lo tra­ta de con­gra­ciar­se con él y a pesar de su resis­ten­cia ini­cial ella logra con­quis­tar­lo cuan­do lo visi­ta en el hos­pi­tal como con­se­cuen­cia de haber sufri­do un acci­den­te. En una rápi­da manio­bra, Inez se las inge­nia para sacar­lo de la clí­ni­ca y com­pra ile­gal­men­te una fal­sa docu­men­ta­ción para el menor a fin de evi­tar que se des­cu­bra su ver­da­de­ra iden­ti­dad. De allí en más, a pesar de la pobre­za en que vive Inez se esfuer­za para que su hijo vis­lum­bre un futu­ro más auspicioso.

Cuan­do la his­to­ria se tras­la­da a 2001 se ve a al ado­les­cen­te Terry (Aven Court­ney) vivien­do con su madre en un depar­ta­men­to alqui­la­do veni­do a menos y des­ta­cán­do­se como un bri­llan­te alumno en la escue­la; en tan­to Inez reanu­da su rela­ción amo­ro­sa con Lucky (Will Catlett) que regre­sa des­pués de haber pasa­do un tiem­po en la cár­cel; el cari­ño que este hom­bre brin­da a Terry tra­tán­do­lo como si fue­ra su pro­pio hijo hace que el mucha­cho reci­ba el afec­to y calor del padre que nun­ca tuvo. Sin embar­go esta fami­lia recons­ti­tui­da está suje­ta a cier­tas des­ave­nen­cias que impi­den una per­fec­ta inte­gra­ción y esto se inten­si­fi­ca cuan­do Lucky se enfer­ma gra­ve­men­te, lo que reper­cu­te hon­da­men­te en Terry.

En 2005 Terry (Josiah Cross) de 17 años pla­nea sus estu­dios uni­ver­si­ta­rios mien­tras que su madre pro­si­gue con su fir­me pro­pó­si­to de brin­dar­le lo mejor de sí mis­ma; sin embar­go hay secre­tos bien guar­da­dos que salen a relu­cir para que las cosas no resul­ten de acuer­do a lo planeado.

Sin gran­di­lo­cuen­cia algu­na, Rock­well des­cri­be mag­ní­fi­ca­men­te la deno­da­da lucha de gen­te humil­de para poder ele­var su nivel de vida fren­te a obs­tácu­los que muchas veces resul­tan difí­ci­les de supe­rar. Ilus­tran­do la gen­tri­fi­ca­ción que a tra­vés de los años Har­lem va expe­ri­men­tan­do, la direc­to­ra enfo­ca la difí­cil situa­ción de Inez al estar pre­sio­na­da por el due­ño del edi­fi­cio don­de vive para que deje de habi­tar su depar­ta­men­to a fin de pro­ce­der a su com­ple­ta reno­va­ción; ese pro­ce­so de urba­ni­za­ción tam­bién afec­ta a gran par­te del vecin­da­rio afro­ame­ri­cano que resi­de en ese dis­tri­to. Asi­mis­mo, a gran­des ras­gos se obser­va cómo la poli­cía blan­ca aco­sa a quie­nes son de piel oscu­ra, revi­sán­do­los en la calle sin jus­ti­fi­ca­ción alguna.

Demos­tran­do cómo el sue­ño ame­ri­cano dis­ta de con­cre­tar­se para muchos como en el caso de Inez, esta dra­má­ti­ca his­to­ria se dis­tin­gue por su remar­ca­ble rea­li­za­ción y por el excep­cio­nal nivel de inter­pre­ta­ción. Si bien su pro­ta­go­nis­ta no es dema­sia­do cono­ci­da, lo cier­to es que Tay­lor des­lum­bra carac­te­ri­zan­do elo­cuen­te­men­te a una madre cora­je que vol­can­do su inago­ta­ble ener­gía tra­ta de ofre­cer a su hijo todos los medios a su alcan­ce para que pue­da dis­fru­tar de la vida. Igual­men­te es loa­ble la carac­te­ri­za­ción que Kings­ley Ade­to­la, Court­ney y Cross logran del per­so­na­je de Terry, trans­mi­tien­do pau­la­ti­na­men­te el pro­ce­so de madu­rez atra­ve­sa­do fren­te a las con­di­cio­nes de vida de su familia.

En suma, este con­mo­ve­dor film cons­ti­tu­ye una mues­tra del mejor cine inde­pen­dien­te de este año per­mi­tien­do que el talen­to demos­tra­do por Rock­well gene­re favo­ra­bles expec­ta­ti­vas para sus futu­ros tra­ba­jos. Jor­ge Gutman

Un Remar­ca­ble Repostero

À LA BELLE ÉTOI­LE. Fran­cIa, 2022. Un film de Sébas­tien Tulard. 109 mins.

Esta ópe­ra pri­ma de Sébas­tien Tulard está basa­da en una his­to­ria ver­da­de­ra y tie­ne carac­te­rís­ti­cas que se ase­me­jan a un rela­to depor­ti­vo en don­de pri­ma el espí­ri­tu humano para triun­far a pesar de las adver­si­da­des pre­sen­ta­das a lo lar­go del camino. Pero en À la belle étoi­le no es el depor­te sino el arte culi­na­rio el que asu­me un papel central.

Ryad Belaï­che

El guión de Cédric Ido escri­to con la cola­bo­ra­ción de Tulard ha sido adap­ta­do del libro auto­bio­grá­fi­co Un rêve d’enfant étoi­le del remar­ca­ble pas­te­le­ro fran­cés Yazid Ichem­rahen, habien­do el rea­li­za­dor obte­ni­do un ade­cua­do equi­li­brio de la reali­dad con la ficción.

A tra­vés de dos déca­das de su vida, Yazid que nació en Éper­nay en 1991, tuvo una infan­cia y ado­les­cen­cia com­pli­ca­da moti­va­da fun­da­men­tal­men­te por la tóxi­ca rela­ción man­te­ni­da con su madre (Loub­na Abi­dar), quien des­cui­dó de él y de su infan­te her­mano; es así que fue sepa­ra­do de ella para vivir con una fami­lia de aco­gi­da entre los 2 y 10 años y pos­te­rior­men­te como ado­les­cen­te en un hogar colec­ti­vo com­par­ti­do con otros pro­ble­ma­ti­za­dos muchachos.

A pesar de las des­fa­vo­ra­bles con­di­cio­nes, imbui­do por su fuer­te voca­ción por la repos­te­ría Yazid entra a tra­ba­jar como apren­diz en la coci­na de un impor­tan­te res­tau­ran­te local; al poco tiem­po demos­tra­rá sus nota­bles apti­tu­des para la pre­pa­ra­ción de sabro­sos pos­tres cui­da­do­sa­men­te decorados.

Aun­que una par­te con­si­de­ra­ble del film se desa­rro­lla en el medio culi­na­rio, don­de no siem­pre todo trans­cu­rre armo­nio­sa­men­te debi­do a las riva­li­da­des exis­ten­tes, el rela­to está nutri­do de momen­tos emo­ti­vos; entre los mis­mos se encuen­tran la esce­na en que Yazid asis­te al velo­rio de su her­ma­ni­to, la de su madre pos­tra­da en un hos­pi­tal reci­bien­do un pos­tre pre­pa­ra­do por su hijo y la vic­to­ria de Yazid en el cam­peo­na­to mun­dial de pos­tres hela­dos de 2014.

A nivel inter­pre­ta­ti­vo Mar­wann Arnes­ker com­po­ne muy bien el rol del des­pro­te­gi­do niño Yazid en tan­to que Riadh Belai­che en su pri­mer tra­ba­jo de actor ani­man­do al adul­to pas­te­le­ro trans­mi­te la varia­da gama de sen­ti­mien­tos de un hom­bre que supera todos los obs­tácu­los para triun­far como el gran maes­tro de la repos­te­ría. Asi­mis­mo en el homo­gé­neo repar­to se des­ta­can Patrick d’Assunçao, Chris­ti­ne Cit­ti, Pas­cal Légi­ti­mus y Lika Minamoto.

Esen­cial­men­te, el novel rea­li­za­dor logró cap­tar la esen­cia del libro de Ichem­rahen median­te un sobrio rela­to alta­men­te ins­pi­ra­cio­nal. En los cré­di­tos fina­les del film se lee que Yazid reci­bió pro­pues­tas para tra­ba­jar en los más gran­des hote­les del mun­do, aun­que él pre­fi­rió abrir una pas­te­le­ría en el sur de Fran­cia. A los 31 años es hoy día el con­sul­tor de los más pres­ti­gio­sos esta­ble­ci­mien­tos de su país, Móna­co, Sui­za, Qatar y Esta­dos Uni­dos. Jor­ge Gutman

Dos Seres Marginados

QUEENS OF THE QING DINASTY. Cana­dá, 2023. Un film escri­to y diri­gi­do por Ash­ley McKen­zie. 122 minutos

En éste su segun­do tra­ba­jo como rea­li­za­do­ra y guio­nis­ta Ash­ley McKen­zie adop­ta un enfo­que radi­cal refle­jan­do el víncu­lo cir­cuns­tan­cial gene­ra­do en un cen­tro hos­pi­ta­la­rio entre una enfer­ma ado­les­cen­te y un joven que la cuida.

Ziyin Zheng y Sarah Walker

La acción se desa­rro­lla en Cape Bre­ton, Nova Sco­tia, don­de en su pri­me­ra ima­gen se con­tem­pla a Star (Sarah Wal­ker) de 18 años de edad inter­na­da en un hos­pi­tal debi­do a un inten­to de sui­ci­dio por haber inge­ri­do veneno; en todo caso, su adic­ción por las anfe­ta­mi­nas, inclu­yen­do la meta­do­na, ha moti­va­do que en repe­ti­das oca­sio­nes haya sido hos­pi­ta­li­za­da. Su par­ti­cu­lar aspec­to deno­ta como si estu­vie­se ale­ja­da de la reali­dad con carac­te­rís­ti­cas pro­pias de un ser neu­ro­di­ver­gen­te. De inme­dia­to lle­ga a su habi­ta­ción An (Ziyin Zheng), un joven estu­dian­te pro­ce­den­te de Chi­na que inten­ta obte­ner la resi­den­cia legal cana­dien­se; como tra­ba­jo volun­ta­rio tra­ta de ayu­dar a Star en su recu­pe­ra­ción y a la vez la entre­tie­ne ento­nán­do­le can­cio­nes chi­nas así como otras román­ti­cas que inte­gran el reper­to­rio de Céli­ne Dion.

Las con­ver­sa­cio­nes man­te­ni­das entre ambos que a su vez inclu­yen fre­cuen­tes men­sa­jes de tex­to deno­ta que se pre­sen­cia a dos per­so­nas frá­gi­les, aun­que por dife­ren­tes cau­sas. Sin saber si es estric­ta­men­te cier­to, ella le cuen­ta que man­tu­vo una rela­ción inces­tuo­sa con su her­mano con el resul­ta­do de haber teni­do un hiji­to, en tan­to que él le reve­la su dis­fo­ria de géne­ro al sen­tir­se mujer en un cuer­po de hom­bre. Sepa­ra­da­men­te se obser­va los encuen­tros de Star con los pro­fe­sio­na­les de la clí­ni­ca y con un fami­liar que la visi­ta, en tan­to que An dedi­ca par­te de su tiem­po con su amante.

Si bien la inten­ción de la direc­to­ra es refle­jar a dos seres mar­gi­na­dos que tra­tan de ate­nuar su sole­dad a tra­vés de un lazo amis­to­so, ese obje­ti­vo no alcan­za a imple­men­tar­se como debiea. Eso se debe a que el mono­te­má­ti­co rela­to nutri­do de esce­nas suel­tas y poco cohe­sio­na­das impi­de desa­rro­llar en tér­mi­nos dra­má­ti­cos lo que se pro­po­ne. A ello se une el hecho de que resul­ta pro­ble­má­ti­co com­pe­ne­trar­se con el per­so­na­je de Star no muy bien defi­ni­do en su ines­ta­bi­li­dad físi­ca y men­tal, por lo que en con­se­cuen­cia resul­ta difí­cil de empa­ti­zar con la situa­ción por la que atraviesa.

Esta fría his­to­ria encua­dra­da den­tro de un mar­co de rea­lis­mo social está acom­pa­ña­da por un meri­to­rio tra­ta­mien­to visual de ani­ma­ción, aun­que no lle­ga a com­pen­sar las obje­cio­nes apun­ta­das. En todo caso, cada espec­ta­dor pue­de tener la oca­sión de juz­gar por sí mis­mo la arries­ga­da pro­pues­ta de McKen­zie ofre­ci­da en QUEENS OF THE QING DINASTYJor­ge Gutman