LES OMBRES PERSANES / SUBTRACTION. Irán-Francia, 2022. Un film de Mani Haghighi. 107 minutos
Engrosando la lista de muy buenos directores iraníes, Mani Haghighi aborda un thriller psicológico eficazmente logrado. Con reminiscencias del excelente cine de Hitchcock visto en Strangers on a Train (1951) y Vertigo (1958) el realizador enfoca su atención en un matrimonio enfrentando a otro cuyos integrantes son increíbles sosías.
El guión del realizador compartido con Amir Reza Koohestani en su inicio introduce a Farzaneh (Taraneh Alidoosti) quien es una instructora de manejo en Teherán y que a su vez se encuentra en su tercer mes de embarazo. En una de sus clases repentinamente descubre a lo lejos que su marido Jalal (Navid Mohammadzadeh) se dirige a un edificio de departamentos; siguiéndolo sin que él sospeche verifica que se encuentra con una mujer. Cuando a su regreso al hogar ella confronta a Jalal sobre lo que ha visto, él niega por completo haber estado allí ya que sostiene haberse encontrado a mil kilómetros de distancia en función de su trabajo; incluso, sigue insistiendo su inocencia ante su padre (Ali Bagheri) jurando que no ha sido él; más aún, él cree que el estado de fragilidad de Farzaneh y su embarazo pueden haberle causado alucinaciones.
Cuando al día siguiente Jalal por su cuenta decide verificar el departamento al que su esposa se refirió, él se encuentra con Mohsen (Navid Mohammadzadeh) y queda sorprendido al comprobar que es su doble perfecto; su estupefacción es aún mayor al observar que su señora Bita (Taraneh Alidoosti) es igualmente la réplica exacta de Farzaneh; asimismo se impone que ambos son padres de. Bardia (Farham Azizi), un niño de 6 años.
Si bien en principio cuesta identificar quién es quién en las dos parejas, hay factores que el director tuvo en cuenta para poder distinguirlos a través del esmerado cuidado del maquillaje como asimismo al diferenciar sus personalidades. Así Jalal es un hombre apocado y agradable preocupado por la salud de su mujer, clínicamente depresiva quien en su rostro denota preocupación. Por su parte Bita emerge como una mujer más animada aunque tiene que tolerar a su marido autoritario y propenso a crear discordia; precisamente Mohsen se encuentra en un grave problema por haber golpeado y herido al gerente de su trabajo por lo que tuvo que ser hospitalizado.
El guión hábilmente entrelaza la vida de estas cuatro personas en donde la historia cobra una particular intensidad en la relación especial que se establece entre Jalal y Bita; es así que él a pedido de esta mujer accede a adoptar la identidad de Mohsen para dirigirse al hospital donde se encuentra el accidentado gerente y lograr que le perdone su agresión. Los hechos se complican aún más cuando Jalal lleva a Bardia a presenciar un partido de fútbol asumiendo nuevamente la personalidad de Mohsen, sin que el niño se apercate del hecho.
De allí en adelante los acontecimientos derivan en una serie de sucesos de alta dramaticidad con consecuencias que de ningún modo la audiencia puede predecir. Si bien en su tramo final hay situaciones que resisten un poco la credibilidad, al estar muy bien construidas motivan a dejar de lado esa objeción.
Rara vez se ha visto en un film que la lluvia prácticamente persista a lo largo de su desarrollo; pero en este caso la intención del realizador ha sido de que la misma contribuya a resaltar la ominosa atmósfera nutrida por esta historia. A ello se une la vital fotografía de Morteza Najafi que juega un rol significativo en los contrastes de luz y sombra así como la por momentos percutante banda sonora de Ramin Kousha que permite mantener en vilo al espectador.
Además de la remarcable dirección de Haghighi y del magnífico guión, cabe asimismo remarcar el excelente tour de force de Alidoosti y Mohammadzadeh; tanto la actriz como el actor, adoptando duales roles han sabido expresar los diferentes matices, expresiones y sentimientos que animan a sus personajes sosías.
En suma, este fascinante drama humano que mantiene la intriga hasta la escena final constituye otra muestra de la vitalidad de la cinematografía iraní. Jorge Gutman