Bajo los Árbo­les de Higos

SOUS LES FIGUES /UNDER THE FIG TREES. Túnez-Fran­cia-Sui­za-Ale­ma­nia-Qatar, 2022.Un film de Eri­ge Sehi­ri. 92 minutos

No obs­tan­te que esta pelí­cu­la es una copro­duc­ción de varios paí­ses, esen­cial­men­te es de Túnez, con­si­de­ran­do su elen­co, ubi­ca­ción geo­grá­fi­ca y su direc­to­ra Eri­ge Sehi­ri, una talen­to­sa tune­ci­na radi­ca­da en Fran­cia quien debu­ta mag­ní­fi­ca­men­te en el lar­go metra­je de ficción.

La his­to­ria con­ce­bi­da por Sehi­ri, Ghal­ya Lacroix y Peggy Hamann se ase­me­ja a un rea­lis­ta docu­men­tal; eso se debe en gran par­te a que los inte­gran­tes del elen­co no son pro­fe­sio­na­les y que res­pon­dien­do a lo que el guión les indi­ca, igual­men­te incor­po­ran algu­nos impro­vi­sa­dos y con­vin­cen­tes diálogos.

El film está ambien­ta­do en una zona rural del noroes­te de Túnez y trans­cu­rre duran­te el verano en una úni­ca jor­na­da. En la ruta un gru­po de jóve­nes ado­les­cen­tes así como hom­bres y muje­res mayo­res aguar­dan la lle­ga­da de la camio­ne­ta que los trans­por­ta­rá a una plan­ta­ción de higos. Des­pués del arri­bo del vehícu­lo con­du­ci­do por Ser­ba (Fedi Ben Achour) quien es el capa­taz del huer­to, el gru­po se abo­ca a la tarea de reco­lec­tar los higos que se hallan en los árbo­les, cui­dan­do de reco­ger los que se encuen­tran maduros.

Feten Fdhi­li y Abdelhak Mrabti

Con una mira­da natu­ra­lis­ta agra­cia­da por la nota­ble foto­gra­fía de Fri­da Mar­zouk que brin­da vera­ci­dad a lo que se está con­tem­plan­do, se apre­cia a los diver­sos per­so­na­jes de esta his­to­ria a tra­vés de las rela­cio­nes que man­tie­nen entre ellos mien­tras tra­ba­jan así como en los momen­tos de des­can­so duran­te el almuer­zo. De todos modos, el énfa­sis de la rea­li­za­do­ra es el de resal­tar el accio­nar de la gene­ra­ción juve­nil. Es así que se obser­va a la joven Fide (Fide Fdhi­li), una chi­ca que es cons­cien­te del patriar­ca­do exis­ten­te y con ideas pro­gre­sis­tas, quien se resis­te a ser mani­pu­la­da por Ser­ba con quien man­tie­ne un víncu­lo sen­ti­men­tal. Asi­mis­mo se encuen­tra su her­ma­na Melek (Feten Fdhi­li) quien se reen­cuen­tra con Abdou (Abdelhak Mrab­ti), su anti­guo novio que habien­do esta­do ausen­te duran­te cier­to tiem­po y expe­ri­men­ta­do pro­ble­mas fami­lia­res no demues­tra aho­ra gran inte­rés hacia ella; final­men­te la muy con­ser­va­do­ra Sana (Amé­ni Fdhi­li) quien es la menor de las ado­les­cen­tes, flir­tea con Firas (Firas Amri) sin per­mi­tir­le el míni­mo acer­ca­mien­to amo­ro­so por lo que él se sien­te frus­tra­do y a la vez desea par­tir del pue­blo lo más rápi­do posible.

Más allá de los affai­res de estas jóve­nes, que­dan bien remar­ca­das las dife­ren­cias exis­ten­tes entre la gen­te mayor del gru­po y la de la pre­sen­te gene­ra­ción, aun­que tam­bién entre las chi­cas sur­ge un mar­ca­do con­tras­te entre Fide y Sana. Asi­mis­mo que­da evi­den­cia­da la situa­ción que atra­vie­san los sec­to­res más humil­des de la pobla­ción, quie­nes como en este caso deben acep­tar tra­ba­jos exhaus­ti­vos a cam­bio de una magra remuneración.

Si bien algu­nos momen­tos de ten­sión otor­gan cier­to dra­ma­tis­mo al rela­to, como es el caso del explo­ta­dor capa­taz en oca­sión de dis­cu­tir el pago del suel­do a uno de los cam­pe­si­nos, lo impor­tan­te de Sous les figues es la mag­ní­fi­ca pin­tu­ra logra­da por la rea­li­za­do­ra a tra­vés de la inter­ac­ción de sus per­so­na­jes y la for­ma en que trans­cu­rren sus vidas en el medio en que se encuen­tran. Aun­que está cla­ro que no exis­te un futu­ro pro­mi­so­rio para la gen­te joven de esta his­to­ria, sin embar­go pre­va­le­ce un sen­ti­mien­to de her­man­dad y cama­ra­de­ría que los une; eso que­da refle­ja­do en la poé­ti­ca esce­na final cuan­do al fina­li­zar la jor­na­da labo­ral la fur­go­ne­ta con­du­ce al gru­po a sus hogares.

Res­pal­da­da por la exce­len­te auten­ti­ci­dad de los inte­gran­tes del elen­co, sin gran­di­lo­cuen­cia algu­na pero con exqui­si­ta sen­si­bi­li­dad Sehi­ri ha logra­do una bue­na pelí­cu­la. Jor­ge Gutman