STRANGE WAY OF LIFE. España, 2023. Un cortometraje escrito y dirigido por Pedro Almodóvar. 31 minutos
Habiendo incursionado por primera vez en el cortometraje con The Human Voice (2020) rodado en inglés, Pedro Almodóvar retorna con Strange Way of Life, un nuevo trabajo de corta duración y asimismo hablado en inglés abordando una historia de vaqueros.
Ethan Hawke y Pedro Pascal
Considerando que en este western sus dos protagonistas son homosexuales, ese factor lo hace distinguir de los tradicionales filmes de este género, aunque el director Ang Lee ya lo había abordado en el excelente film Brokeback Mountain (2005). Lo que Almodóvar explicita es el homoerotismo existente que brotaba de los machos del Lejano Oeste americano brillantemente filmados por John Ford, Sam Peckinpah, Nicholas Ray y Arthur Penn, entre otros grandes realizadores del género.
Después de un primer plano en el que un guitarrista (Manu Ríos) con su guitarra entona un melancólico fado, se observa a Silva (Pedro Pascal) un afable vaquero que montado a caballo atraviesa el desierto llegando a la pequeña localidad americana de Bitter Creek para su reencuentro con Jake (Ethan Hawke) que es el alcalde del lugar. A través de un flashback se sabe que 25 atrás, los entonces muchachos (José Condessa y Jason Fernández) vivieron un apasionado romance que aunque duró escasos dos meses eso perduró permanentemente en la memoria de Silva aunque Jake prefiere olvidar.
Si bien el amable recién llegado alude que el motivo de su arribo es para un tratamiento a su dolor de espalda, Jake cree que la razón de su viaje es bien diferente; con todo, eso no impide que el reencuentro renueve la pasión de antaño en el transcurso de la noche. Todo cambia para ambos cuando queda claro que Joe (George Steane), el hijo de Silva, es sospechado del reciente asesinato de la cuñada de Jake.
Almodóvar apela a los clásicos ingredientes del western donde no faltan las peleas, puñetazos y tiros cuando el enfrentamiento se produce entre los dos amantes. El relato está dotado de sensualidad y de una cierta ternura que emana en la relación de Silva y Jake en el que el realizador plantea la naturaleza del amor y hasta dónde el deseo sexual por sí mismo puede llegar a conformar un entrañable sentimiento de cariño.
Dada la breve duración de metraje, el film no logra la profundidad que su tema requiere siendo los factores técnicos de producción lo que más se destaca. Con la colaboración del notable fotógrafo José Luis Alcaine queda expuesto el panorama desértico con completa autenticidad que fue filmado en el desierto de Tabernas en Almería (Andalucía); asimismo la música del laureado compositor Alberto Iglesias es funcional a la tensión que se genera en el transcurso del relato, como también resulta vistoso el estilístico vestuario de Anthony Vaccarello.
Sin llegar a la maravilla de su anterior cortometraje, aquí resulta apreciable contemplar la reivindicación del western a través del enfoque transgresivo del celebrado realizador manchego. Jorge Gutman