Crónica de Jorge Gutman
He aquí los comentarios de 7 filmes vistos en el festival Cinemania que tiene lugar en Montreal hasta el 12 de noviembre.
Hors Saison /Out of Season (Francia)
Dejando esta vez de lado el cine social que Stéphane Brizé muy bien ha tratado en varias de sus películas, ahora cambia de tono abordando una nostálgica comedia romántica basada en el guión que comparte con Marie Drucker.
El relato presenta a Mathieu (Guillaume Canet) un reputado actor de cine que habiendo decidido actuar por primera vez como protagonista en una producción teatral en París, a cuatro semanas antes del estreno deja el ensayo en banda para alojarse por una semana en un hotel spa ubicado en una ciudad costera de la Bretaña francesa. Dado su estado de extenuación y considerable ansiedad, allí espera beneficiarse con la talasoterapia, un especial método terapéutico que el hotel le ofrece.
El ánimo de Mathieu se restablece cuando recibe la inesperada visita de Alice (Alba Rohrwacher) que habita en esa región donde 16 años atrás existió entre ambos una breve aunque intensa relación sentimental cuando él estuvo allí y todo acabó cuando dejó el lugar para proseguir su carrera cinematográfica.
En el primer reencuentro cada uno se impone de la vida del otro y así se sabe que Alice está casada con un médico y consejero local (Sharif Andoura), en tanto que ella trabaja en una residencia de ancianos y tiene una hija adolescente (Emma Boissard Paumelle). Por su parte él le cuenta que está casado con su mujer periodista (Marie Ducker) que no pudo acompañarlo por razones de trabajo y que es igualmente padre de un hijo.
No es necesario ser clarividente para imaginar que donde hubo fuego cenizas quedan y que el amor de antaño será revivido. No obstante la previsibilidad de la historia, Brizé la trata con afecto y ternura y al hacerlo trae el recuerdo de otros filmes de similar temática como por ejemplo lo ha sido Un homme et une femme (1966) de Claude Lelouch.
Esencialmente esta película está centrada en sus dos personajes protagónicos y en ese aspecto tanto Canet como Rohrwacher se destacan por la autenticidad que brindan a sus personajes permitiendo que resulte creíble el amor renacido entre ellos. Sin pretenciosidad alguna, Brizé logra que este melodrama con sabor agridulce resulte agradable de contemplar.
Rien à perdre (Francia)
En su debut como realizadora Delphine Deloget demuestra un talento inusual abordando el delicado tema de una madre luchando por la tenencia de su hijo.
Asociando ese film a los muchos que el gran director Ken Loach ha ofrecido en su comprometido cine social, la novel directora conmueve en la historia que relata basada en su guión concebido con Camille Fontaine y Olivier Demangel.
La acción que transcurre en Brest presenta a Sylvie (Virginie Efira), una mujer viuda y madre de Jean-Jacques (Felix Léfebvre) de 15 años y Sofiane (Alexis Tonetti) de 8 años quienes conforman una familia unida. Trabajando en horas nocturnas en un bar, durante el día debe ocuparse de sus hijos así como a veces de su hermano Hervé (Arieh Worthalter) poco responsable.
El drama se presenta cuando estando ella ausente, Jean-Jacques traslada al hospital a su hermano Sofiane al haber sufrido quemaduras mientras preparaba papas fritas en la cocina, causando asimismo un pequeño incendio. De inmediato la noticia trasciende y en consecuencia se hace presente el servicio de protección al menor representado por una insensible oficial (India Hair); eso motiva a que el niño sea destinado a vivir en un hogar de acogida. No vale la súplica de Sylvie demostrando cuanto quiere y cuida de sus hijos, no obstante el accidente citado; pero cuanto más persiste las cosas se complican para ella a pesar de estar auxiliada por una abogada (Audrey Mikondo) y de su otro hermano Alain (Mathieu Demy) a fin de recuperar la custodia de Sofiane.
Sin apelar a sensibleros recursos emocionales, Deloget permite que su film trascienda fuertemente en la crítica que efectúa al sistema judicial imperante en la medida que la burocracia institucional permanece ciega e ignorante de cuáles son los verdaderos intereses del niño.
Si el contenido de este drama es decididamente atractivo, su valor se enriquece por la destacada interpretación de Virginie Efira; la actriz que hoy día es una de las más renombradas de la cinematografía francesa al superarse a sí misma en cada una de sus apariciones. Aquí transmite con elocuencia el tremendo esfuerzo realizado por una madre que hasta llega a perder el control de sí misma al tratar de tener nuevamente al pequeño en su hogar.
En suma, esta película de profundo contenido humanista cala hondo en el ánimo del espectador y por su remarcable realización constituye una excelente carta de presentación para nuevos proyectos de la novel cineasta.
Un Silence (Bélgica)
El realizador Joachim Lafosse que en su filmografía ha considerado las complejas relaciones que se establecen en el seno de una familia, aquí vuelve a tratar este tópico a través de una narración fragmentada aunque a la postre muy bien estructurada.
La historia de Lafosse y Thomas van Zuylen está basada en la verdadera tragedia acontecida en Bélgica en la década del 90 cuando Marc Paul Alain Dutroux adquirió triste notoriedad como violador de menores y en donde el abogado Victor Hissel gravitó para que el implacable pederasta fuese condenado.
En esta ficción el relato comienza cuando Astrid Schaar (Emmanuelle Devos) se encuentra en una estación policial siendo interrogada por una inspectora (Jeanne Cherhal) debido a que Raphaël (Matthieu Galoux), el hijo adoptivo de la familia dd 18 años, trató de matar a su marido abogado François Schaar (Daniel Auteuil).
De aquí en más, se pasa revista a lo que Astrid relata; así se sabe que ella ha estado unida con su marido por espacio de tres décadas y que al igual que el real Hissel él se dedica a defender a los padres de menores que han sido víctimas de inescrupulosos asaltantes sexuales. Además del hijo adoptivo la pareja tiene a Caroline (Louise Chevillotte), la hija biológica que no vive en el hogar y mantiene distancia de los suyos por un ominoso silencio mantenido en el seno familiar.
Al promediar el relato, se va descubriendo el motivo que impulsó a Raphaël para atentar contra la vida de su progenitor. Por discreción no conviene revelarlo salvo señalar cómo los abusos de padres hacia hijos indefensos pueden dejarles lesiones traumáticas a través de los años.
Mediante la dinámica interrelación entre los miembros de la familia Schaar, se asiste a un escabroso drama familiar en donde una vez más el talentoso Lafosse demuestra su notable dominio en la exposición de esta historia que con el respaldo de su impecable elenco mantiene una apasionante intriga hasta la escena final.
Making of (Francia)
Las vicisitudes que acontecen durante la filmación de una película es lo que Cedric Kahn trata en esta alocada comedia.
Simon (Denis Podalydes) es un reconocido cineasta que está dirigiendo una película de carácter social; su tema se centra en la huelga de obreros ocupando la fábrica en que trabajan porque la misma está a punto de cerrar. El clima creado entre los trabajadores asume un carácter caótico y no se diferencia mucho con respecto a la situación real que viven en el set de filmación los integrantes del elenco.
El rodaje alcanza un momento tenso cuando los financistas del film acompañados de un colaborador productor (Xavier Beauvois) no están de acuerdo con el desenlace del film y deciden retirar su apoyo si Simon no lo modifica, aspecto al cual él se opone porque no está dispuesto a efectuar cambio alguno.
Paralelamente el cineasta de la ficción debe soportar a Alain (Jonathan Cohen), el insoportable y arrogante protagonista del film quien rivaliza con Nadia (Souheila Yacoub), una talentosa nueva actriz que participa en la película; además Simon debe enfrenar los problemas personales con su esposa Alice (Valérie Donzelli).
A todo ello, llega al set de filmación Joseph (Stefan Crepon) un aspirante a cineasta que vive en la región a quien Simon le da la oportunidad de que filme el “making of” que implica todo lo que acontece detrás de la cámara mientras se efectúa el rodaje.
Dada la situación imperante urge encontrar nuevas fuentes de financiamiento, en tanto que la productora Vivian (Emmanuelle Bercot) debe hacer milagros para que el rodaje prosiga recortando escenas y manteniendo atrasados los salarios de las personas involucradas en el equipo de filmación.
Si bien resulta interesante la premisa de Making of, ilustrando el caos que acontece durante el rodaje del film, sucede que resulta difícil distinguir en ciertas secuencias la ficción de la real anarquía suscitada entre los miembros del elenco.
Más allá de algunas secuencias secundarias innecesarias, como es el caso del romance que surge entre Nadia y Joseph, la comedia de Kahn resulta entretenida a la vez que permite apreciar los problemas que van surgiendo durante el proceso de creación de un film, sobre todo cuando se presentan los embarazosos problemas de financiamiento.
La fiancée du poète (Bélgica-Francia)
La apreciada actriz belga Yolande Moreau se ubica por tercera vez detrás de la cámara para ofrecer una encantadora comedia donde también asume el rol protagónico. Con sencillez y sin grandilocuencia alguna resulta muy fácil empatizar con los personajes que emanan del guión escrito por ella junto con Frédérique Moreau.
El relato presenta a Mireille (Moreau), una amante de la pintura y la poesía, quien después de una larga ausencia retorna a su hogar natal donde se hace cargo de la vetusta mansión familiar que ella ha heredado encontrándola muy abandonada y con la necesidad de refaccionarla. Con un modesto trabajo en la cafetería del museo de Charleville, ella trata de aumentar su presupuesto con la reventa de paquetes de cigarrillos y de papel higiénico que a veces sustrae de los baños públicos.
A sugerencia del afable clérigo local (William Sheller) ella sigue su consejo de alquilar algunas de las habitaciones de su casa para con el dinero obtenido poder vivir con mayor confort. Es así que su vida solitaria tenderá a cambiar con la llegada de tres locatarios. Uno de ellos es Bernard (Grégory Gadebois), el jardinero municipal que lleva una doble vida; otro es Elvis (Estéban), un refugiado que Mireille encuentra en su jardín y el tercero es el joven Cyril (Thomas Guy) quien ella lo ubicó en la escuela de bellas artes donde él como aficionado pintor se dedica a efectuar reproducciones de consagrados maestros del arte.
De esta manera Mireille logra conformar una familia singular que le ofrece nuevo aliento en su vida. Lo interesante es que sus inquilinos asumen personalidades diferentes donde cada uno de los mismos conserva secretos. En todo caso, lo cierto es que las situaciones graciosas a la vez que excéntricas que se producen durante esa convivencia familiar generan un buen humor capaz de elevar el ánimo de Mireille. A todo ello, para su gran sorpresa inesperadamente arriba Fernando (Sergi López), un antiguo amor que la había traicionado al asumir la identidad de un famoso poeta.
Como si se tratara de una fantasía nutrida de verdades y mentiras, lo cierto es que Moreau ha logrado una encantadora fábula que destila considerable ternura resaltando el espíritu de confraternidad y solidaridad que se establece entre sus personajes; ese aspecto es altamente reconfortante dentro de un mundo predominantemente individualista.
Les Âmes sœurs (Francia)
El renombrado cineasta André Téchine quien en gran parte de su filmografía ha abordado audaces temas, en su reciente trabajo nuevamente considera un drama desestabilizador a través de la especial relación que se establece entre dos hermanos.
La historia ideada por Téchine y Cédric Anger comienza con una breve escena de guerra en Mali donde participa el soldado francés David (Benjamin Voisin). Luego de una severa explosión del vehículo en que se encuentra, de inmediato se lo ve repatriado a un hospital de París en estado de coma. Es allí donde acude su hermana Jeanne (Noémie Merlant), que vive en la zona de los Pirineos, para estar en los primeros días junto a él. Es asombroso apreciar la minuciosidad de la atención médica dedicada al paciente en las marcadas heridas sufridas en su cuerpo como asimismo para que pueda emerger de su coma. Pasado varios meses de hospitalización el paciente despierta pero sin poder acceder a la memoria con antelación a su accidente.
Con inmensa paciencia y devoción, una vez que David retorna al lugar donde habita su hermana, Jeanne trata de ir despertando en él los hechos que vivió en el pasado como asimismo actúa a modo de enfermera a fin de cicatrizar sus heridas durante su convalecencia.
A medida que el tiempo transcurre, David parcialmente retorna a su previa existencia así como se produce un sentimiento que excede lo meramente fraternal. Mientras que en principio él ignora que se trata de su hermana, ella es consciente de la situación y es allí donde se llega a descubrir que ambos mantuvieron en el pasado una situación incestuosa. En consecuencia, mientras que Jeanne trata de reprimir sus deseos, su hermano desea consumar nuevamente el prohibido amor.
El octogenario realizador logra infundir considerable tensión a la relación incestuosa, la cual es favorecida por la autenticidad en que Merlant y Voisin transmiten el sentimiento de amor de sus personajes. Entre otros actores del reparto participan en roles de apoyo André Marcon animando al propietario de la casa que Jeanne arrienda y Audrey Dana como la alcaldesa local.
Entre los factores técnicos de producción cabe destacar la lograda fotografía de Georges Lechaptois captando la belleza de las montañas y lagos de los Pirineos.
Siendo el incesto un tópico urticante es loable la forma en que Téchine lo encara en la medida que su narrativa permite generar legítima emoción sin desbordar en un gratuito sensacionalismo.
Il pleut dans la maison (Bélgica-Francia)
Con el antecedente de su muy buen documental Petit Samedi (2017), la cineasta belga Paloma Sermon-Daî debuta en el largometraje de ficción con este film enfocando la situación vivida por dos adolescentes.
El guión de la directora ambienta la acción en un lugar turístico de la provincia de Wallonia donde en una casa bastante venida a menos habitan Purdey (Purdey Lombet) próxima a cumplir 18 años, su hermano menor, Makenzy (Makenzy Lambet) de 15 años y la madre Leyla (Louise Manteau). El cuadro familiar no es muy armonioso en la medida que Leyla es una mujer adicta al alcohol y con frecuencia se ausenta del hogar dejando a sus hijos a la deriva dado que no hay un padre que se responsabilice por ellos.
Lejos de la seguridad y protección maternal, los hermanos tratan de aprovechar sus vacaciones estivales de la mejor forma posible, en tanto que entre ellos existe un sólido lazo fraternal. Tratando de dejar de lado la vida poco excitante que atraviesan, Purdey que trabaja como empleada de limpieza para obtener un mísero ingreso, avizora la idea de alquilar un lugar donde alojarse para vivir con su hermano y apartarse de su madre; claro está que para Purley no resulta fácil decidir en tener que dejar sus estudios de lado y postergar su sueños de llegar a ser enfermera.
Con mucha sutileza, la realizadora aborda delicadamente ese período de transición de la adolescencia hacia la vida adulta y en tal sentido ha contado como protagonistas a dos hermanos de la vida real, por lo que obviamente no han tenido dificultad para caracterizar con total autenticidad sus respectivos personajes. En el breve reparto participan además Amine Habidou como el interés romántico de Purdey y Donovan Nizet como el amigo de correrías de Makenzy.
Ciertamente el tema abordado por Sermon-Daî no es novedoso pero lo que distingue a este film es el retrato realista que ella efectúa de dos seres que deben convivir en un medio precario y sin mucho aliciente de que la situación tienda a mejorar.
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