Crónica de Jorge Gutman
LE MISANTHROPE. Autor: Molière – Dirección: Florent Siaud — Elenco: Alex Bergeron, Dany Boudreault, Francis Ducharme, Matthias Lefevre, Mélodie Lupien, Iannicko N’Doua, Alice Pascual, Évelyne Rompré, Dominick Rustam y Mounia Zahzam – Escenografía: Romain Fabre — Vestuario: Julie Charland – Iluminación: Nicolas Descoteaux – Video: Gaspard Philippe — Música Original: Vincent Legault – Accesorios: Julie Measroch -. Maquillaje y Peinados: Florence Cornet — Asistencia de Dirección: Stéphanie Capistran-Lalonde — Duración: 110 minutos horas sin entreacto. Representaciones: Hasta el 11 de febrero de 2024 en el Théâtre du Nouveau Monde (www.tnm.qc.ca)
No obstante haber sido Le Misanthrope creada en 1666, el genial Molière (Jean-Baptiste Poquelin, 1622 – 1673) ha logrado que esta obra, sin duda la más profunda, siga manteniendo plena vigencia en el mundo entero. Es así que el TNM que ya la había presentado en tres temporadas anteriores (1970 – 1971, 1991 – 1992 y 1997 – 1998) la ha vuelto a considerar a través de la visión del renombrado director escénico Florent Siaud, quien ya había colaborado con la compañía en 2019 en su remarcable puesta escénica de Britannicus de Racine.
La versión de Siaud que entre clásica y onírica está ambientada en esta época respeta la esencia impregnada por el célebre autor francés. Es así que su protagonista Alceste (Francis Ducharme) tal como lo concibió Molière es un individuo que siente una aversión hacia el género humano al no admitir la hipocresía del la sociedad integrada por la alta burguesía que lo rodea; es así que no puede reprimir su cólera al comprobar que lo que predomina en la convivencia social son las apariencias, el esnobismo y es el doble discurso con las pretendidas buenas costumbres que no entonan con la imagen ideal de la humanidad que lo alienta.
El nudo conflictivo de la trama se presenta por el arraigado sentimiento amoroso que Alcestes siente por Célimène (Alice Pascual), una hermosa joven viuda que es objeto de las galanterías de varios pretendientes, que sustenta todos los defectos que él abomina de la sociedad. Es allí que este enamorado atrabiliario que a su vez es un quijote de la verdad y la justicia, verá su indestructible ética comprometida frente al amor que experimenta. Dentro de la fauna humana con quien se vincula se encuentra su amigo Philinte (Alex Bergeron), que le brinda consejos de cómo debe actuar para lograr su propósito tratando de no ser intransigente y no prestarse al ridículo debido a su desmesurado comportamiento.
Sin dejar de lado el propósito de Molière de ofrecer una comedia satírica, el tratamiento de esta producción capta la ironía del autor aunque en ciertas escenas bordea la caricatura. Lo más importante es que Siaud ha convocado un irreprochable y entusiasta elenco capaz de expresar los sentimientos que animan a sus personajes. Ducharme se compenetra en cuerpo y alma en la personalidad del desagradable y a la vez atractivo Alcestes, así como Pascual acertadamente caracteriza a la hábil coqueta mujer que a pesar de corresponder al sentimiento del misántropo no está dispuesta a dejar su vida mundana. En otros roles además de la convincente actuación de Bergeron se lucen Evelyne Rompré (Arsinoé, la mojigata y chismosa amiga de Célimène), Dany Boudreaut (Oronte, el tatuado poeta arrogante y pretendiente de Célimène), Mounia Zahzam (la dulce prima de Célimène que al igual que Philinte, constituye el puente de prudencia y madurez) así como Iannicko N’Doua y Dominick Rustam (como los otros dos enamorados de Célimène).
Con la sobria escenografía de Romain Fabre ilustrando el salón de estar de un suntuoso departamento adornado con una gigantesca lámpara y el adecuado vestuario de Julie Charland, el público asiste a la transposición de un clásico teatral; si bien la actual versión adolece de ciertos excesos, de todos modos queda muy bien reflejada la crítica social que trasciende en la actualidad ilustrando la naturaleza humana que no resulta muy diferente a la experimentada por el inmortal Molière.