Melo­dra­má­ti­co Rela­to Coral

TOTEM. Méxi­co-Dina­mar­ca-Fran­cia, 2023. Un film escri­to y diri­gi­do por Lila Avi­lés. 95 minutos

En oca­sión del Fes­ti­val de Toron­to de 2018 se tuvo la opor­tu­ni­dad de des­cu­brir a Lila Avi­lés quien con su ópe­ra pri­ma La Cama­ris­ta demos­tró poseer un sin­gu­lar talen­to. En esta oca­sión vuel­ve a con­fir­mar­lo con Totem en el que con suma deli­ca­de­za retra­ta a una niña obser­van­do el medio que la rodea en oca­sión de cele­brar­se un espe­cial evento.

Naí­ma Senties

La direc­to­ra ambien­ta la his­to­ria duran­te una úni­ca jor­na­da en una zona rural de Méxi­co, en don­de Sol (Naí­ma Sen­ties) de sie­te años de edad lle­ga con su divor­cia­da madre Lucía (Lazua Larios) al case­rón de su padre Tona (Mateo Gar­cía Eli­zon­do), que es un artis­ta plás­ti­co, con el pro­pó­si­to de la fies­ta sor­pre­sa que se habrá de rea­li­zar cele­bran­do su vigé­si­mo sép­ti­mo cum­plea­ños. Su pro­ge­ni­tor se encuen­tra gra­ve­men­te enfer­mo de un cán­cer ter­mi­nal y devo­ta­men­te cui­da­do por Cruz (Tere­si­ta Sán­chez), una afa­ble mujer. Al lle­gar a des­tino, Sol de inme­dia­to desea ver y abra­zar a Tona pero por el momen­to, dado el esta­do en que se encuen­tra, se le impi­de que entre a su cuar­to debien­do aguar­dar cuan­do pue­da salir de la mis­ma para asis­tir a su festejo.

La narra­ti­va está cen­tra­da en la niña pres­tan­do cui­da­do­sa aten­ción al movi­mien­to que se rea­li­za para los pre­pa­ra­ti­vos en don­de la tía Nuri (Mntse­rrat Mara­ñon) que está acom­pa­ña­da por su peque­ña y rui­do­sa niña Esther /Saori Gur­za), se encar­ga de la coci­na, en tan­to que la tía Ale­jan­dra (Mari­sol Gasé) es la orga­ni­za­do­ra de la fies­ta. Entre otros per­so­na­jes se encuen­tra el patriar­cal abue­lo (Alber­to Ama­dor) con pro­ble­mas voca­les, la bre­ve pre­sen­cia de una curio­sa hechi­ce­ra que vie­ne a des­pe­jar la vivien­da de los malos espí­ri­tus y la de los res­tan­tes fami­lia­res y ami­gos que van lle­gan­do para par­ti­ci­par del festejo.

Sol cuyo máxi­mo deseo es que no se mue­ra su padre, no pier­de de vis­ta todo lo que acon­te­ce a su alre­de­dor evi­den­cian­do en su tris­te mira­da que lo que se está cele­bran­do es en reali­dad una des­pe­di­da de su muy que­ri­do progenitor.

Con sen­ci­llez y evi­tan­do caer en un arti­fi­cial sen­ti­men­ta­lis­mo Avi­lés logra un melo­dra­má­ti­co rela­to coral don­de ade­más de la diná­mi­ca inter­re­la­ción que se pro­du­ce entre los varios per­so­na­jes del film, impri­me una remar­ca­ble mira­da del mun­do de la infan­cia. En el mar­co de un muy buen elen­co, resal­ta la exce­len­te actua­ción de Sen­ties, quien en su debut para el cine con­vin­cen­te­men­te expre­sa el sen­ti­mien­to de angus­tia de una niña ante la inmi­nen­te pér­di­da de su padre. En esen­cia, Totem es una sen­si­ble y emo­ti­va pelí­cu­la que ame­ri­ta su visión. Jor­ge Gutman

Un Extra­ño Síndrome

FIT­TING IN. Cana­dá, 2023. Un film escri­to y diri­gi­do por Molly McGlynn. 105 minutos.

Aun­que el tema de la ado­les­cen­cia ha sido expues­to por el cine en múl­ti­ples oca­sio­nes, ésta es la pri­me­ra vez que se lo abor­da des­de un ángu­lo jamás tra­ta­do, tal como se apre­cia en Fit­ting In de la rea­li­za­do­ra cana­dien­se Molly McGlynn.

Mad­die Ziegler

Median­te un rela­to semi­bio­grá­fi­co en el que vuel­ca en par­te su pro­pia expe­rien­cia, el guión de la cineas­ta pre­sen­ta a Lindy (Mad­die Zie­gler) una chi­ca de 16 años, lle­na de vida y ade­más aman­te del depor­te. Con su ínti­ma ami­ga Vivian (Djou­liet Ama­ra) com­par­te sus momen­tos de ocio don­de las con­ver­sa­cio­nes fan­ta­sean con el encuen­tro de mucha­chos de la mis­ma edad y en don­de obvia­men­te el sexo no está ausen­te. Sin embar­go hay algo extra­ño en ella al no haber aún mens­trua­do dada su edad; es por ello que tenien­do en cuen­ta que sim­pa­ti­za con su nue­vo cor­te­jan­te Adam (D’Pharoah Woon-A-Tai) antes de que se pro­duz­ca un víncu­lo ínti­mo deci­de con­sul­tar a un gine­có­lo­go. Tras un minu­cio­so examen, ella se ente­ra que pade­ce de una rara ano­ma­lía deno­mi­na­da “sín­dro­me Mayer-Roki­tansky-Kus­ter-Hau­ser”, por la cual care­ce de úte­ro y su canal vagi­nal no está sufi­cien­te­men­te desa­rro­lla­do. Eso no solo le impi­de mens­truar sino que nun­ca podrá que­dar emba­ra­za­da; asi­mis­mo su con­di­ción geni­tal difi­cul­ta­rá la pene­tra­ción sexual mas­cu­li­na. La solu­ción estri­ba­ría en el uso de dila­ta­do­res plás­ti­cos para ensan­char la vagi­na o pro­ce­der a una ope­ra­ción quirúrgica.

El diag­nós­ti­co reci­bi­do moti­va un cam­bio en la con­duc­ta de Lindy, vol­vién­do­se irri­ta­ti­va y ocul­tan­do su pro­ble­ma a quie­nes la rodean inclu­yen­do a Vivian y Adam con quien evi­ta inti­mar y para peor ella no pue­de tole­rar­se a sí mis­ma. Con todo su abne­ga­da madre mono­pa­ren­tal Rita (Emily Ham­pshi­re), cuyo mari­do hace tiem­po aban­do­nó el hogar, tra­ta de brin­dar­le su máxi­mo apo­yo; como tera­pis­ta ella se com­pe­ne­tra por com­ple­to con el serio pro­ble­ma que afec­ta a su hija al haber atra­ve­sa­do por una mas­tec­to­mía a cau­sa de un cán­cer de pecho.

Uno de los aspec­tos des­ta­ca­bles de esta inusual his­to­ria es la sober­bia inter­pre­ta­ción de Zie­gler quien des­lum­bra brin­dan­do máxi­ma auten­ti­ci­dad a la ado­les­cen­te trans­mi­tien­do sus con­flic­ti­vas emo­cio­nes debi­do al sín­to­ma que le afec­ta y tra­tan­do de acep­tar­se a sí mis­ma; en tal sen­ti­do ade­más de crear una logra­da quí­mi­ca con las per­so­nas que la rodean, es emo­ti­va la que man­tie­ne con Jax (Ki Grif­fin), un no- bina­rio com­pa­ñe­ro de cur­so. La actua­ción de Zie­gler no deme­ri­ta la del res­to del elen­co, cuyos inte­gran­tes sóli­da­men­te satis­fa­cen en la com­po­si­ción de sus res­pec­ti­vos personajes.

Resul­ta alta­men­te loa­ble la tarea empren­di­da por McGlynn por haber con­si­de­ra­do la temá­ti­ca rela­ta­da que es suma­men­te infor­ma­ti­va dado que posi­ble­men­te no muchos espec­ta­do­res estén al tan­to de las con­se­cuen­cias gene­ra­das por el sín­dro­me men­cio­na­do. En todo caso y den­tro de este rela­to de fic­ción, la direc­to­ra ha tra­ta­do de ate­nuar la serie­dad del tema infun­dien­do algu­nas situa­cio­nes de con­ta­gio­so humor.

Glo­bal­men­te ana­li­za­do el film resul­ta imper­fec­to en la medi­da que el guión a veces zig­za­guea vol­vién­do­se oca­sio­nal­men­te repe­ti­ti­vo; sin embar­go eso no impi­de apre­ciar los aspec­tos favo­ra­bles des­ta­ca­dos y asi­mis­mo abrir la dis­cu­sión sobre cómo una anó­ma­la y com­ple­ja situa­ción gine­co­ló­gi­ca pue­de influir en el pro­ce­so de tran­si­ción de la ado­les­cen­cia hacia la adul­ta madu­rez. Jor­ge Gutman

Frus­tran­te Dra­ma Psicológico

LE SUC­CES­SEUR. Cana­dá-Fran­cia-Bél­gi­ca, 2023. Un film de Xavier Legrand. 112 minutos

En 2017 Xavier Legrand demos­tró su inusual madu­rez como rea­li­za­dor en su pri­mer lar­go­me­tra­je Jusqu’à la gar­de des­cri­bien­do la reali­dad de un matri­mo­nio cuya acri­mo­nio­sa rup­tu­ra ori­gi­na estre­me­ce­do­ras situa­cio­nes; en Le Suc­ces­seur, la vio­len­cia tam­bién está enfo­ca­da, aun­que des­de un ángu­lo dife­ren­te, gene­ran­do un decep­cio­nan­te dra­ma psicológico.

Marc-André Gron­din

El guión de Legrand y Domi­nick Paren­teau-Lebeuf, basa­do en la nove­la L’Ascendant de Ale­xan­dre Postel publi­ca­da en 2015, cen­tra su aten­ción en Ellias Bar­nès ((Marc-André Gron­din), un pres­ti­gio­so dise­ña­dor de una repu­tada casa de modas de París quien des­pués de varios años de arduo tra­ba­jo se encuen­tra pró­xi­mo a ser desig­na­do direc­tor artís­ti­co de dicha empre­sa. Curio­sa­men­te pade­ce de cier­tos ata­ques de ansie­dad que le pro­du­cen sín­to­mas en su pecho y que podrían atri­buir­se al hecho de haber esta­do dis­tan­cia­do por lar­go tiem­po de su padre bio­ló­gi­co quien resi­de en los subur­bios de Montreal.

A Ellias se le com­pli­ca el pano­ra­ma cuan­do reci­be la noti­cia de que su pro­ge­ni­tor ha falle­ci­do de un ata­que car­día­co; en con­se­cuen­cia se le requie­re retor­nar de inme­dia­to a Cana­dá para encar­gar­se de todos los trá­mi­tes admi­nis­tra­ti­vos de la suce­sión como así tam­bién de su entierro.

Lle­ga­do a Mon­treal y alo­ján­do­se en la casa pater­na reci­be la visi­ta de Domi­ni­que Duches­ne (Yves Jac­ques), un buen vecino y gran ami­go de su padre quien le ofre­ce su ayu­da para orga­ni­zar el fune­ral jun­to con el con­se­je­ro fune­ra­rio (Vin­cent Leclerc). Aun­que no que­da cla­ro el moti­vo por el que Ellias no man­tu­vo con­tac­to con su padre duran­te lar­go tiem­po, se insi­núa que se debió a cier­tos trau­mas vivi­dos en su infan­cia por su causa.

Cuan­do Ellias comien­za a efec­tuar un inven­ta­rio de los bie­nes que se hallan en ese hogar con la inten­ción de des­ti­nar­los a una ins­ti­tu­ción de cari­dad, en un momen­to dado evi­den­cia sinies­tros hechos que refle­jan cuán cruel su padre ha sido. Por razo­nes obvias no se reve­la­rá qué es lo que Ellias des­cu­bre, pero en cam­bio sí se pue­de anti­ci­par que de mane­ra com­ple­ta­men­te impre­de­ci­ble el dra­ma fami­liar adquie­re la face­ta de un abru­ma­dor rela­to de horror.

Aun­que podría admi­tir­se que la his­to­ria adop­te varios giros no aguar­da­dos, el pro­ble­ma esen­cial de la mis­ma es que asu­me situa­cio­nes abso­lu­ta­men­te incon­gruen­tes e irrea­lis­tas; es así que el pro­pó­si­to de mos­trar cómo la acti­tud de un vio­len­to padre machis­ta indu­ce a que su hijo reci­ba ese tur­bio lega­do que lo trans­for­ma a su vez en un des­pre­cia­ble indi­vi­duo, de nin­gún modo resul­ta convincente.

Legrand con­fir­ma nue­va­men­te ser un buen direc­tor de acto­res, que se mani­fies­ta en el sóli­do elen­co lide­ra­do mag­ní­fi­ca­men­te por Marc-André Gron­din y que ade­más del siem­pre efi­caz Yves Jac­ques y Vin­cent Leclerc, está inte­gra­do por Louis Cham­pag­ne, Anne-Eli­za­beth Bos­sé, Blan­di­ne Bury y Lae­ti­tia Isambert.

Tenien­do en con­si­de­ra­ción las obje­cio­nes seña­la­das, Le Suc­ces­seur es un frus­tran­te thri­ller psi­co­ló­gi­co de terror cuya incre­di­bi­li­dad impi­de que se lo con­si­de­re con la debi­da serie­dad. Jor­ge Gutman