La Vida Campestre

THE PEA­SANTS. Polo­nia-Ser­bia-Litua­nia, 2023. 114 minu­tos. Un film escri­to y diri­gi­do por: DK Welch­man y Hugh Welch­man. 114 minutos.

Los rea­li­za­do­res DK Welch­man y Hugh Welch­man vuel­ven a repe­tir el éxi­to logra­do en Loving Vin­cent (2017) sobre la vida del inmor­tal pin­tor Van Gogh, para emplear la mis­ma téc­ni­ca de ani­ma­ción en The Pea­sants; en con­se­cuen­cia, cada ima­gen del film es con­ver­ti­da en bellos cua­dros median­te el pro­ce­di­mien­to de la rotos­co­pia, gene­ran­do un rea­lis­mo nada menos que deslumbrante.

Kami­la Urzedowska

El guión de los rea­li­za­do­res está basa­do en la nove­la Chło­pi (Los Cam­pe­si­nos) del escri­tor pola­co gana­dor del Pre­mio Nobel (1924) Wladys­law Rey­mont que fue escri­ta en cua­tro par­tes entre 1904 y 1909, repre­sen­tan­do cada una de ellas las esta­cio­nes del año en las vidas de los personajes.

El rela­to está ambien­ta­do en una aldea rural de Polo­nia en los ini­cios del siglo 19 don­de en esa socie­dad con­ser­va­do­ra y patriar­cal habi­ta la cam­pe­si­na Jag­na (Kami­la Urze­dows­ka) de 19 años que cau­sa atrac­ción en los mucha­chos de la zona, en tan­to que ella dis­trae su tiem­po efec­tuan­do recor­tes de papel y cui­dan­do de los ani­ma­les. Su ansia de inde­pen­den­cia no se ajus­ta a las cos­tum­bres de ese pue­blo y es así que sien­te gran frus­tra­ción cuan­do su madre (Ewa Kasprzyk), con el pro­pó­si­to de lograr un por­ve­nir más prós­pe­ro, la fuer­za a con­traer enla­ce con el vie­jo gran­je­ro viu­do Bory­na (Miros­law Baka), el más rico del pue­blo, quien cede­rá a su futu­ra espo­sa 6 acres de tierra.

El con­flic­to dra­má­ti­co se pro­du­ce en el víncu­lo pasio­nal que Jag­na man­tie­ne con Antek (Robert Gulaczyk), el hijo mayor de Bory­na quien ade­más está casa­do con Han­ka (Sonia Mie­tie­li­ca). Des­pués de la boda Antek man­tie­ne una gran dispu­ta con su padre sobre la pro­pie­dad de la tie­rra, lo que moti­va a que ten­ga que aban­do­nar el lugar con su familia.

Evi­den­te­men­te el adul­te­rio de Jag­na es con­si­de­ra­do tabú para los valo­res mora­les de la socie­dad, lo que con­fi­gu­ra­rá a que ella sea con­si­de­ra­da pros­ti­tu­ta y ali­men­te el pro­nun­cia­do odio de los aldea­nos; a la pos­tre su acti­tud habrá de con­du­cir­la a un som­brío destino.

Aun­que el film refle­ja muy bien la idio­sin­cra­sia del pue­blo con sus fies­tas, can­cio­nes, dan­zas fol­cló­ri­cas, como asi­mis­mo la dura labor de la vida cam­pe­si­na tra­ba­jan­do la tie­rra, la narra­ción se vuel­ve un tan­to iner­te sin que los giros dra­má­ti­cos, inclui­da la vio­len­cia que en varias ins­tan­cias se pro­du­ce, logren que el melo­dra­ma impac­te con debi­da fuer­za; eso es debi­do a una pues­ta escé­ni­ca con­ven­cio­nal y a un guión que no apro­ve­cha la total rique­za con­te­ni­da en el remar­ca­ble libro de Reymont.

De todos modos, las obje­cio­nes pre­ci­sa­das no alcan­zan a des­ca­li­fi­car a este film dado que en este par­ti­cu­lar caso, el vir­tuo­sis­mo logra­do a tra­vés del exi­mio tra­ba­jo de pin­tu­ra que fue rea­li­za­do cua­dro por cua­dro con gran esme­ro por con­su­ma­dos maes­tros del arte pic­tó­ri­co, brin­dan al espec­ta­dor un excep­cio­nal rega­lo visual. Jor­ge Gutman

Olvi­da­ble Come­dia Lesbiana

DRI­VE-AWAY DOLLS. Esta­dos Uni­dos, 2023. Un film de Ethan Coen. 83 minutos

Ya hace varios años que los her­ma­nos Coen no tra­ba­jan con­jun­ta­men­te; mien­tras que Joel Coen logró un buen tra­ba­jo con The Tra­gedy of Mac­beth (2021), Ethan fil­mó Jerry Lee Lewis: Trou­ble in Mind (2022), un acep­ta­ble docu­men­tal que no alcan­zó a tras­cen­der. Esto vie­ne al caso dado que Ethan reali­zó con Dri­ve-Away Dolls, su pri­mer lar­go­me­tra­je de fic­ción que de nin­gu­na mane­ra adquie­re la rele­van­cia que él con su her­mano logra­ron en bri­llan­tes fil­mes como lo fue­ron, entre otros, Rai­sing Ari­zo­na (1987), Far­go (1996), The Big Lebows­ki (1998) y The Lady­ki­llers (2004).

Mar­ga­ret Qua­lley y Geral­di­ne Viswanathan

La come­dia que Ethan ofre­ce aquí es bas­tan­te ano­di­na y el resul­ta­do deja bas­tan­te por desear. El guión del rea­li­za­dor escri­to con su espo­sa Tri­cia Cooke ubi­ca la acción en 1999 enfo­can­do las vici­si­tu­des que atra­vie­san dos les­bia­nas que resi­den en Fila­del­fia. Una de ellas es Jamie (Mar­ga­ret Qua­lley), una teja­na de vora­ci­dad sexual, quien al haber roto rela­cio­nes con su ena­mo­ra­da Sukie (Bea­nie Felds­tein), deci­de cam­biar de esce­na­rio; es así que logra con­ven­cer a su com­pa­ñe­ra de cuar­to Marian (Geral­di­ne Vis­wa­nathan) igual­men­te les­bia­na, de efec­tuar una tra­ve­sía en coche has­ta Tallahas­see, en el esta­do de Flo­ri­da para visi­tar la tía de Marian.

Cuan­do alqui­lan un Dod­ge Aries en una com­pa­ñía local a car­go de Cur­lie (Bill Camp),él les entre­ga por equi­vo­ca­ción un vehícu­lo des­ti­na­do a dos inep­tos gangs­ters (Joey Slot­nick y C. J. Wil­son), en cuyo baúl se halla una com­pro­me­te­do­ra vali­ja metá­li­ca; en con­se­cuen­cia el jefe mafio­so (Col­man Domin­go) orde­na a sus secua­ces que logren ubi­car con suma urgen­cia a Jamie y Marian. A tra­vés de esa per­se­cu­ción se gene­ran cier­tas secuen­cias supues­ta­men­te gra­cio­sas en don­de no fal­tan algu­nas esce­nas sexua­les lés­bi­cas y el empleo de diá­lo­gos imbui­dos de un len­gua­je soez.

Lo mejor del film resi­de en las con­vin­cen­tes actua­cio­nes de Qua­lley y Vis­wa­nathan; ade­más de la logra­da quí­mi­ca entre ambas, se crea un equi­li­bra­do con­tra­pe­so entre la eufo­ria, desen­freno de Jai­mie con la per­so­na­li­dad más reser­va­da de Marian. En bre­ves pape­les apa­re­cen Pedro Pas­cal y Matt Damon quien abu­na a un sena­dor republicano.

Vien­do esta absur­da paro­dia, vie­ne a la men­te la acer­ta­da road movie Thel­ma & Loui­se (1991) en don­de se asis­tía a una come­dia román­ti­ca impreg­na­da de una atrac­ti­va his­to­ria a la vez que efi­caz­men­te rela­ta­da. Lamen­ta­ble­men­te aquí están ausen­tes los nece­sa­rios ingre­dien­tes para con­for­mar una satis­fac­to­ria come­dia cómica.

En sín­te­sis, con un humor deca­den­te y des­lu­ci­do, esta cari­ca­tu­ra de la comu­ni­dad les­bia­na no habrá de enri­que­cer la fil­mo­gra­fía del cineas­ta. Por lo tan­to cabe aguar­dar que los her­ma­nos Coen vuel­van a reu­nir­se para tra­ba­jar en futu­ros pro­yec­tos que segu­ra­men­te habrán de delei­tar a sus segui­do­res como lo han hecho en el pasa­do. Jor­ge Gutman

Un Irre­pa­ra­ble dolor

THE AFTER. Gran Bre­ta­ña, 2023. Un cor­to­me­tra­je de Misan Harri­man. 18 minu­tos. Dis­po­ni­ble en Net­flix 

Mag­ní­fi­co es el apor­te del rea­li­za­dor Misan Harri­man quien en esca­sos minu­tos ha sido capaz de plas­mar un pro­fun­do dra­ma que bien podría pres­tar­se para un lar­go­me­tra­je. En todo caso The After mere­ci­da­men­te ha sido selec­cio­na­do como uno de los cin­co cor­to­me­tra­jes de fic­ción para optar al Oscar 2024.

David Oye­lo­wo, Jes­si­ca Plum­mer y Ame­lie Doku­bo (de espalda)

Basa­do en el guión del cineas­ta escri­to con la cola­bo­ra­ción de John Julius Sch­wa­bach, el comien­zo opti­mis­ta con­tras­ta radi­cal­men­te con lo que des­pués sobre­vie­ne. El remar­ca­ble actor David Oye­lo­wo ani­ma a Dayo, un buen padre de fami­lia quien jun­to con su hiji­ta Lau­ra (Ame­lie Doku­bo) va cami­nan­do por las calles de Lon­dres, cuan­do ella, que ese día está por par­ti­ci­par en una obra esco­lar, le ense­ña a dar unos pasos de bai­le. A ambos pron­ta­men­te se uni­rá Aman­da (Jes­si­ca Plum­mer), la espo­sa y madre de Lau­ra y todos expe­ri­men­tan ale­gría cuan­do Dayo logra pos­ter­gar una reu­nión de tra­ba­jo para poder asis­tir al espec­tácu­lo de su niña. A los pocos ins­tan­tes sur­ge intem­pes­ti­va­men­te un des­afo­ra­do cri­mi­nal quien cuchi­llo en mano ata­ca a Aman­da pro­du­cien­do una esce­na en la que ella y la niña ter­mi­nan muriendo.

Si la pér­di­da de un ser que­ri­do siem­pre resul­ta peno­so, mucho más inten­so es el dolor de que un padre pier­da a un hijo, como en este caso a Lau­ra, y para peor a su que­ri­da espo­sa. La con­go­ja de Dayo es tan inten­sa don­de a par­tir de esa doble des­gra­cia, él tra­ta de sumer­gir­se en su tra­ba­jo como taxis­ta. De allí, varia­dos pasa­je­ros hacen sen­tir su pre­sen­cia mien­tras son con­du­ci­dos por Dayo en tan­to que éste pres­ta aten­ción a sus comen­ta­rios; en uno de los mis­mos un pasa­je­ro reve­la a su com­pa­ñe­ra el gran dolor que lo aque­ja por la pér­di­da de un fami­liar y es allí cuan­do Dayo reme­mo­ra los últi­mos minu­tos vivi­dos con Lau­ra y Aman­da. Con todo, el momen­to cru­cial se pro­du­ce cuan­do el taxi es abor­da­do por un matri­mo­nio des­ave­ni­do acom­pa­ña­do de su hiji­ta, don­de la peque­ña oye la dis­cu­sión de sus padres; al lle­gar a des­tino, mien­tras que sus pro­ge­ni­to­res se bajan y están dis­pues­tos a entrar a su hogar, la niña (Tara-Bin­ta Collins) se afe­rra fuer­te­men­te a Dayo moti­van­do que ese cari­ño­so acto pro­duz­ca en él un des­va­ne­ci­mien­to en la ace­ra a la vez que llo­ra en el sue­lo, al sen­tir nue­va­men­te la tre­men­da ausen­cia de Laura.

La inter­pre­ta­ción de Oye­lo­wo como el indi­vi­duo que­bra­do por la tra­ge­dia es nada menos que excep­cio­nal don­de a tra­vés de sus ges­tos expre­sa el sen­ti­mien­to de un indi­vi­duo al que le resul­ta difí­cil emer­ger del pozo en que se encuen­tra y que se evi­den­cia en la últi­ma esce­na catár­ti­ca que de mane­ra efec­ti­va emo­cio­na al espectador.

Con una impe­ca­ble rea­li­za­ción, Harri­mann entre­ga un remar­ca­ble peque­ño film de inten­sa huma­ni­dad. Jor­ge Gutman