LE TABLEAU VOLÉ. Francia, 2024. Un film de Pascal Bonitzer. 91 minutos.
Ciertamente original es la propuesta que el afamado guionista y realizador Pascal Bonitzer somete al público en Le Tableau Volé. El guión de Iliana Lolic y Bonitzer tiene como tema central la desaparición de una obra pictórica acaecida durante la Segunda Guerra y en su entramado se entremezcla la dinámica interrelación existente entre los personajes que directa o indirectamente intervienen en su esclarecimiento.
La historia ambientada en Francia presenta a André Masson (Alex Lutz), un ambicioso subastador parisino que trabaja en una prestigiosa empresa de remates de obras artísticas. Con él colabora Aurore (Louise Chevillotte), una joven realizando una pasantía con quien mantiene una ríspida relación laboral.
La actividad habitual de André se altera cuando a través de Suzane Egerman (Nora Hamzawi), una abogada de la ciudad de Mulhouse, se entera que en el hogar de Martin Keller (Arcadi Radeff), un joven obrero que habita con su madre viuda (Lawrence Cðté), se encuentra un cuadro perteneciente a Egon Schiele (1890 – 1918), renombrado pintor austríaco conocido por sus obras pictóricas expresionistas. Frente a tal importante noticia, André junto con su ex esposa Bertina (Léa Drucker) e igualmente experta en la materia, se dirigen a Mulhouse y comprueban la autenticidad de Sunflower, una importante pintura de Schiele de 1911 que en 1939 se había considerdo perdida. Ese cuadro había pertenecido a un coleccionista judío que le fue sustraído por los nazis durante el conflicto bélico y quedó abandonada en la vivienda de Martin. Naturalmente esa noticia asimismo alerta a la familia Wahlberg residente en Estados Unidos que es la heredera de quien fuera el dueño del cuadro.
A partir de ese descubrimiento, el afán de André es poder subastarlo a un buen precio que contribuirá a elevar el prestigio de su compañía como así también su carrera profesional. En ese proceso habrá quienes tratarán de subvaluar el precio de venta pero allí interviene Aurore, quien como compulsiva mentirosa, idea un ingenioso plan a fin de lograr que la apreciada pintura incremente su valor. Después de varios obstáculos el cuadro es subastado por un valor de 25 millones de euros donde parte de ese importe le permitirá al humilde obrero comprarle una confortable casa a su madre.
A través de diferentes giros que adopta el guión no siempre queda claro el vínculo del tira y afloje entre André y su aprendiz Aurore como tampoco se sabe la forma en que se comparte el beneficio obtenido en el remate; asimismo es completamente innecesaria una breve escena lesbiana entre dos personajes de esta historia. En todo caso, aunque su trama no esté completamente estructurada eso no aminora el interés de esta dramática comedia reflejando las peripecias que se suscitan en el mundo del mercado del arte como asimismo permite reflexionar sobre cuántas obras de arte han quedado dilapidadas durante la horrorosa era del Tercer Reich.
Sin llegar a impactar, Bonitzer brinda una entretenida comedia dramática, distinguida por su cuidadosa puesta escénica y por su competente elenco liderado por Lutz y muy bien secundado por Drucker, Chevillotte y Radeff. Jorge Gutman