Un Com­pli­ca­do Retorno

LE RETOUR / HOME­CO­MING. Fran­cia, 2023. Un film de Cathe­ri­ne Cor­si­ni. 107 minutos

La com­ple­ja rela­ción esta­ble­ci­da entre una madre y sus dos hijas ado­les­cen­tes es abor­da­da por la rea­li­za­do­ra Cathe­ri­ne Cor­si­ni en Le Retour.

En un bre­ve pró­lo­go se ve a Khé­did­ja (Ais­sa­tou Dia­llo Sag­na), una joven mujer negra que tras la muer­te de su mari­do blan­co, acom­pa­ña­da de sus peque­ñas hijas dejan Cór­ce­ga para diri­gir­se a Fran­cia. De inme­dia­to el rela­to adquie­re nue­vos mati­ces des­pla­zan­do la acción 15 años después.

Suzy Bem­ba, Ais­sa­tou Dia­llo Sag­na y Esther Gohourou

Como Khé­did­ja ha sido con­tra­ta­da en Cór­ce­ga para actuar de niñe­ra duran­te el perío­do esti­val en lo de una adi­ne­ra­da fami­lia pari­si­na lide­ra­da por Marc (Denis Podaly­dès) y su espo­sa Syl­via (Vir­gi­nie Ledo­yen), eso moti­va a que ella regre­se con sus hijas Jes­si­ca (Suzy Bem­ba) aho­ra de 18 años y Farah (Esther Gohou­rou) de 15 años al lugar don­de habían vivi­do tiem­po atrás.

A par­tir de allí el guión de Cor­si­ni com­par­ti­do con Naï­la Gui­guet va des­cri­bien­do los ava­ta­res de este trío fami­liar fren­te al nue­vo pano­ra­ma. Jes­si­ca, que ha sido gra­dua­da como la mejor estu­dian­te, ha reci­bi­do una pro­po­si­ción para seguir sus estu­dios de cien­cia polí­ti­ca en París; a todo ello ella esta­ble­ce una amis­tad con Gaia (Loma­ne de Die­trich), la hija mayor del matri­mo­nio don­de su madre tra­ba­ja, que pron­to devie­ne en una irre­sis­ti­ble atrac­ción sexual. Por su par­te, la per­so­na­li­dad de Farah con­tras­ta por com­ple­to con la de su her­ma­na dado su carác­ter rebel­de e indis­ci­pli­na­do que la invo­lu­cra en inne­ce­sa­rias situa­cio­nes como cuan­do le roba las dro­gas a Orzo (Harold Orso­ni), un mucha­cho blan­co local que no disi­mu­la en lan­zar­le epí­te­tos racia­les por el color de su piel.

Den­tro de ese ambien­te don­de bri­lla el sol con la pla­ya invi­tan­do al baño y ade­más el no ausen­te deseo sexual, flo­ta el mis­te­rio del padre des­apa­re­ci­do. En tal sen­ti­do, Khé­did­ja, que no ha man­te­ni­do con­tac­to con sus sue­gros, tra­ta de con­fron­tar su dolo­ro­so pasa­do reto­man­do con­tac­to con Marc-Andria (Cédric Appiet­to) que fue el mejor ami­go de su mari­do; a su vez, Jes­si­ca tra­tan­do de encon­trar su pro­pia iden­ti­dad como hija de padres racial­men­te mix­tos, des­cu­bre que su madre le ha ocul­ta­do o bien men­ti­do tan­to a ella como a su her­ma­na cier­tos hechos vin­cu­la­dos con la fami­lia de su padre, por la cual la resien­te fuertemente.

A tra­vés de las peri­pe­cias de cada uno de los tres per­so­na­jes pro­ta­gó­ni­cos, la his­to­ria cen­tra­da tan­to en el pro­ce­so de madu­rez de Jes­si­ca y Farah como asi­mis­mo en la com­pli­ca­da comu­ni­ca­ción sos­te­ni­da entre ellas con Khé­did­ja, cobra un ade­cua­do cli­ma emo­cio­nal. Par­te de los valo­res del film radi­ca en la muy bue­na carac­te­ri­za­ción logra­da por Dia­llo Sag­na como la pro­ge­ni­to­ra des­en­te­rran­do los erro­res del pasa­do que ter­mi­nan afec­tan­do a los suyos; igual­men­te resal­tan las estu­pen­das actua­cio­nes de Bem­ba y Gohou­rou; quie­nes con nota­ble natu­ra­li­dad trans­mi­ten la inter­ac­ción sus­ci­ta­da entre las dos her­ma­nas así como sus dife­ren­cias e inquie­tu­des que cada una de ellas expe­ri­men­ta duran­te esa espe­cial estadía

Aun­que en su seg­men­to final, la enver­ga­du­ra dra­má­ti­ca pier­de vigor, sus aspec­tos huma­nos per­mi­ten sos­la­yar ese incon­ve­nien­te; eso se refle­ja en su des­en­la­ce don­de a pesar de los secre­tos y men­ti­ras que exis­tie­ron de la madre hacia sus hijas, lo que final­men­te pre­do­mi­na son los bue­nos sen­ti­mien­tos a tra­vés del indi­so­lu­ble lazo de amor familiar.

En esen­cia, Cor­si­ni ofre­ce un dra­ma que sin agre­gar nada nue­vo a lo que sobre temas pare­ci­dos ya se ha tra­ta­do en nume­ro­sas oca­sio­nes, ame­ri­ta su visión por su bue­na rea­li­za­ción, sóli­do elen­co y la acer­ta­da foto­gra­fía de Jean­ne Lapoi­rie cap­tan­do los bellos pai­sa­jes de la isla de Cór­ce­ga. Jor­ge Gutman

La Aman­te de Louis XV

JEAN­NE DU BARRY. Fran­cia, 2023. Un film de Maï­wenn. 116 minutos

Pre­sen­ta­do como film de aper­tu­ra en el Fes­ti­val de Can­nes de 2023, el mis­mo ha sido reci­bi­do con crí­ti­cas poco hala­güe­ñas. Aun­que Jean­ne Du Barry dis­ta de ser una obra remar­ca­ble y a todas luces infe­rior a Marie Antoi­net­te (2006) de Sofia Cop­po­la como dra­ma his­tó­ri­co, esta pelí­cu­la de Maï­wenn que igual­men­te pro­ta­go­ni­za, no mere­ce ser descartada.

Maï­wenn

El rela­to guio­ni­za­do por la rea­li­za­do­ra con Teddy Lus­si-Modes­te y Nico­las Livec­chi y comen­ta­do a tra­vés de la voz de un monó­tono narra­dor (Sta­nis­las Sta­nic) se cen­tra en la vida de Jean­ne (Maï­wenn) a par­tir de su infan­cia en Vau­cou­leurs, una comu­na al nor­des­te de Fran­cia; como ile­gí­ti­ma hija de una coci­ne­ra y un frai­le. A pesar de su ori­gen humil­de pudo reci­bir una bue­na edu­ca­ción en el hogar de un matri­mo­nio aris­to­crá­ti­co don­de su madre mono­pa­ren­tal tra­ba­ja­ba. Gran aman­te de la lec­tu­ra, des­pués de haber vivi­do un cor­to perío­do en un con­ven­to don­de fue obje­ta­da y pos­te­rior­men­te recha­za­da por los libros eró­ti­cos que leía, con su madre se tras­la­da a París. No tar­da mucho para que Jean­ne, con su cul­tu­ra e inte­li­gen­cia ade­más de su poder de seduc­ción, logre con­ver­tir­se en una hábil liber­ti­na. Ella con­si­gue tras­pa­sar las barre­ras de cla­se cuan­do el con­de Jean du Barry (Mel­vil Pou­paud) es con­quis­ta­do por su encan­to y lue­go de ser su aman­te la des­po­sa, a cam­bio de hacer­le par­ti­ci­par con los ingre­sos que obten­drá como cortesana.

La suer­te de Jean­ne cam­bia­rá por com­ple­to cuan­do el Duque Riche­lieu (Pie­rre Richard), ami­go del con­de, le soli­ci­ta que ella conoz­ca al rey Louis XV. Des­pués de haber sido revi­sa­da y apro­ba­da gine­co­ló­gi­ca­men­te, es ins­trui­da acer­ca de las for­ma­li­da­des que debe guar­dar fren­te al rey (Johnny Depp). Satis­fa­cien­do los ape­ti­tos sexua­les del sobe­rano, sur­ge un inten­so amor entre ambos, lo que moti­va a que ella resi­da de allí en más en el Pala­cio de Ver­sa­lles, como su aman­te preferida.

La pre­sen­cia de la con­de­sa du Barry escan­da­li­za a las tres hijas del rey (Suzan­ne De Baec­que, Capu­ci­ne Val­mary, Lau­ra Le Velly) y a los miem­bros de la cor­te de Ver­sa­lles que no la tole­ran como ple­be­ya y hacen lo posi­ble para no disi­mu­lar su des­agra­do, sobre todo por­que ella pasa por alto las for­ma­li­da­des del Pala­cio; a su favor Jean­ne cuen­ta con la sim­pa­tía de La Bor­de (Ben­ja­min Lavernhe), el valet de cáma­ra del rey, la de Adolphe (Thi­bault Bonen­fant), el hijo de du Barry, así como la del del­fín Louis (Die­go Le Fur), futu­ro Louis XVI. El rela­to cobra un cli­ma de ten­sión con el arri­bo de la joven aus­tría­ca Marie Antoi­net­te (Pau­li­ne Pollm­man) de Aus­tria para casar­se con el hijo del rey, a fin de inten­si­fi­car polí­ti­ca­men­te las rela­cio­nes de Fran­cia con Aus­tria; con todo Jean­ne que­da satis­fe­cha cuan­do la recién lle­ga­da le diri­ge la pala­bra demos­trán­do­le así su res­pe­to. La favo­ri­ta del rey cae­rá en des­gra­cia con la muer­te de Louis XV y pos­te­rior­men­te cuan­do con la lle­ga­da de Revo­lu­ción Fran­ce­sa es acu­sa­da de trai­ción y sen­ten­cia­da a morir gui­llo­ti­na­da en 1793.

Glo­bal­men­te con­si­de­ra­do, este es un con­ve­nien­te dra­ma de épo­ca bien rea­li­za­do aun­que sin sus­ci­tar mayor emo­ción. Mai­wenn se defien­de como actriz, en tan­to que la actua­ción de Johnny Deep resul­ta apá­ti­ca como asi­mis­mo des­di­bu­ja­do el víncu­lo román­ti­co que la une a Jean­ne; el res­to del repar­to se desem­pe­ña correc­ta­men­te, en don­de neta­men­te se dis­tin­gue Ben­ja­min Lavernhe.

Dicho lo que pre­ce­de, lo más des­ta­ca­ble del film es el exce­len­te des­plie­gue de pro­duc­ción resal­tan­do su esplen­dor visual, la exce­len­te repro­duc­ción de épo­ca, el impo­nen­te Pala­cio de Ver­sa­lles con sus habi­ta­cio­nes y lám­pa­ras y en espe­cial el sun­tuo­so ves­tua­rio. Jor­ge Gutman

Cons­pi­ra­ción de Silencio

UN SILEN­CE. Bél­gi­ca-Fran­cia-Luxem­bur­go, 2023. Un film de Joa­chim Lafos­se. 100 minutos

El cali­fi­ca­do rea­li­za­dor bel­ga Joa­chim Lafos­se, que en su fil­mo­gra­fía ha depa­ra­do nota­bles dra­mas, como entre otros lo han sido À Per­dre la rai­son (2012) y su penúl­ti­mo film Les intran­qui­lles (2021), retor­na en Un Silen­ce abor­dan­do las rela­cio­nes que se esta­ble­cen entre los miem­bros de una familia.

La lúgu­bre his­to­ria con­te­ni­da en el guión de Lafos­se y Tho­mas van Zuy­len se basa en un repu­dia­ble acon­te­ci­mien­to que ocu­rrió en Bél­gi­ca en la déca­da del 90 sien­do el res­pon­sa­ble del mis­mo Marc Paul Alain Dutroux quien adqui­rió tris­te noto­rie­dad como vio­la­dor de meno­res y en don­de el abo­ga­do Vic­tor His­sel gra­vi­tó para que el impla­ca­ble pede­ras­ta fue­se condenado.

Emma­nue­lle Devos

Median­te una narra­ción frag­men­ta­da aun­que muy bien estruc­tu­ra­da, el rela­to comien­za cuan­do Astrid Schaar (Emma­nue­lle Devos) se encuen­tra en una esta­ción poli­cial sien­do inte­rro­ga­da por una ins­pec­to­ra (Jean­ne Cherhal); eso es debi­do a que Raphaël (Mattheu Galo­ux), el hijo adop­ti­vo de 18 años, tra­tó de matar a su mari­do abo­ga­do Fra­nçois Schaar (Daniel Auteuil). De aquí en más, se pasa revis­ta a lo que Astrid rela­ta; así se sabe que ella ha esta­do uni­da con su mari­do por espa­cio de tres déca­das y que al igual que el real His­sel él se dedi­ca a defen­der a los padres de meno­res que han sido víc­ti­mas de ines­cru­pu­lo­sos asal­tan­tes sexua­les; ade­más del hijo adop­ti­vo la pare­ja tie­ne a Caro­li­ne (Loui­se Che­vi­lot­te), la hija bio­ló­gi­ca que no vive en el hogar y es la úni­ca que man­tie­ne dis­tan­cia de su fami­lia por gra­ves hechos acon­te­ci­dos en el seno fami­liar y que median­te una cons­pi­ra­ción de silen­cio se han ocultado.

Recién, al pro­me­diar el rela­to, se va des­cu­brien­do el moti­vo que impul­só a Raphaël a aten­tar con­tra la vida de su pro­ge­ni­tor. Por razo­nes de dis­cre­ción es mejor no reve­lar­lo sal­vo seña­lar cómo los abu­sos de padres hacia hijos inde­fen­sos pue­den reper­cu­tir dejan­do trau­má­ti­cas hue­llas a tra­vés de los años.

A tra­vés de la diná­mi­ca inter­re­la­ción entre los miem­bros de la fami­lia Schaar, se asis­te a un dra­ma fami­liar en don­de una vez más Lafos­se demues­tra su nota­ble domi­nio en la narra­ción de una lúgu­bre his­to­ria que res­pal­da­da por un impe­ca­ble elen­co lide­ra­do por Auteuil y Devos, es capaz de man­te­ner una ten­sión cre­cien­te has­ta su impe­ca­ble des­en­la­ce. Jor­ge Gutman

De Hai­tí a Canadá

KANA­VAL. Cana­dá-Luxem­bur­go, 2023. Un film escri­to y diri­gi­do por Hen­ri Pardo.

Tras su muy buen docu­men­tal Dear Jac­kie (2021), el direc­tor cana­dien­se Hen­ri Par­do se ubi­ca nue­va­men­te detrás de la cáma­ra para enca­rar en Kana­val su pri­mer lar­go­me­tra­je de fic­ción en el que se ins­pi­ra en hechos de su pro­pia fami­lia oriun­da de Hai­tí; en el mis­mo con­si­gue atraer la aten­ción a lo lar­go de su desa­rro­llo en el mar­co de una tra­ma que ade­cua­da­men­te equi­li­bra la reali­dad con la fantasía.

Rayan Dieu­don­né

El guión del rea­li­za­dor se ubi­ca en 1975 en Hai­tí don­de allí viven Rico (Rayan Dieu­don­né) de nue­ve años con su madre Erzui­le (Penan­de Esti­me), que es maes­tra de escue­la y se encuen­tra en esta­do de gra­vi­dez. El con­flic­to dra­má­ti­co de la his­to­ria se pro­du­ce duran­te la cele­bra­ción anual del car­na­val cari­be­ño don­de la curio­si­dad del niño por lo que acon­te­ce en las calles con los ros­tros enmas­ca­ra­dos de la gen­te, lo impul­sa a esca­par duran­te la noche, pese a las adver­ten­cias en con­tra­rio de su pro­ge­ni­to­ra. A su retorno obser­va como Erzui­le es cas­ti­ga­da por unos sol­da­dos al haber sido acu­sa­da de difun­dir en sus cla­ses ideas comu­nis­tas; el seve­ro ata­que con­du­ce a que ella vea su emba­ra­zo invo­lun­ta­ria­men­te abor­ta­do. Como con­se­cuen­cia de ello, el chi­co es res­ca­ta­do por su tío (Jean Jean) para lle­gar a Chica­go don­de se reúne con su madre. Pron­ta­men­te ambos migra­rán a Cana­dá para ser reci­bi­dos en una peque­ña aldea del nor­te de Que­bec por Albert (Mar­tin Dubreuil) y Céci­le (Clai­re Jac­ques), un matri­mo­nio de edad madu­ra sin hijos ofre­cién­do­les cali­dez y afec­to. Erzui­le rea­li­za todos los esfuer­zos posi­bles para tra­ba­jar como maes­tra y es así que se ale­ja de su hijo duran­te el día, deján­do­le al cui­da­do por sus anfitriones.

Con mar­ca­da soli­dez Par­do refle­ja las vici­si­tu­des que Rico atra­vie­sa. Por un lado, el enfren­ta­mien­to de un mar­ca­do cam­bio cul­tu­ral que le ofre­ce la vida cana­dien­se así como el rigor del invierno, com­ple­ta­men­te opues­to al cli­ma de Hai­tí; asi­mis­mo per­sis­te en él un sen­ti­mien­to de sole­dad al estar dis­tan­cia­do de su madre quien sufre el trau­ma por haber per­di­do el hijo que engen­dra­ba, como así tam­bién año­ran­do su país natal. A todo ello se agre­gan los atis­bos de laten­te racis­mo que expe­ri­men­ta en el nue­vo ambien­te debi­do al color de su piel como igual­men­te al indi­si­mu­la­do aco­so escolar.

Varios fac­to­res con­tri­bui­rán para que la estan­cia de Rico se tor­ne más apa­ci­ble. Por una par­te es gra­ti­fi­ca­do por el inmen­so cari­ño reci­bi­do por Albert y Céci­le y de la sim­pa­tía de Char­les (Ryk­ko Belle­ma­re), un autóc­tono local que tra­ba­ja en la gran­ja del matri­mo­nio. Pero ade­más, median­te su febril fan­ta­sía con­ci­be a Kana (Tyle Epassy) un ami­go ima­gi­na­rio dota­do de un cuer­po mitad humano y mitad ani­mal, que le sir­ve de guía a la vez que le ayu­da a pre­ser­var sus raí­ces hai­tia­nas. Es aquí que con la intro­duc­ción de esta fan­ta­sía, el rea­li­za­dor logra un fas­ci­nan­te cli­ma de rea­lis­mo mági­co, que ade­más de estar muy bien arti­cu­la­do en el mar­co mís­ti­co del rela­to cons­ti­tu­ye asi­mis­mo un home­na­je a la cul­tu­ra haitiana.

En esen­cia la satis­fac­to­ria ópe­ra pri­ma de Par­do per­mi­te que el espec­ta­dor se iden­ti­fi­que con los sen­ti­mien­tos de Rico gra­cias a la bri­llan­te inter­pre­ta­ción que el peque­ño actor Dieu­don­né logra en la carac­te­ri­za­ción de su per­so­na­je; asi­mis­mo en pape­les de apo­yo se dis­tin­guen Dubreuil y Jac­ques. En los aspec­tos téc­ni­cos, la bue­na foto­gra­fía de Glau­co Ber­mú­dez per­mi­te real­zar los valo­res del film. Jor­ge Gutman

Remar­ca­ble Doble de riesgo

THE FALL GUY. Esta­dos Uni­dos, 2024. Un film de David Leitch

Anti­ci­pán­do­se a los block­bus­ters que se verán en la tem­po­ra­da vera­nie­ga que se ave­ci­na, el rea­li­za­dor David Leitch ofre­ce con The Fall Guy, un film deci­di­da­men­te fes­ti­vo pro­ta­go­ni­za­do por Ryan Gos­ling, quien des­pués de su acer­ta­da actua­ción en Bar­bie (2023) se encuen­tra en la cima de la popularidad.

Habien­do par­ti­ci­pa­do como doble de ries­go como asi­mis­mo haber coor­di­na­do secuen­cias de acción antes de asu­mir la rea­li­za­ción, Leitch cono­ce muy bien los ele­men­tos que con­cu­rren en esta arries­ga­da pro­fe­sión lo cual cla­ra­men­te lo tras­lu­ce en el pre­sen­te trabajo.

Ryan Gos­ling y Emily Blunt

Ins­pi­ra­da en la serie tele­vi­si­va de los años 80 que tuvo a Lee Majors como pro­ta­go­nis­ta, la his­to­ria esbo­za­da por el guio­nis­ta Drew Pear­ce se cen­tra en Colt Sea­vers (Gos­ling), con­si­de­ra­do como el mejor espe­cia­lis­ta doblan­do a acto­res en esce­nas de ries­go, como lo es asis­tien­do al actor Tom Ryder (Aaron Tay­lor-John­son) en una pelí­cu­la que se está rodan­do. Asi­mis­mo su tra­ba­jo le ha per­mi­ti­do cono­cer a Jody Moreno (Emily Blunt), una ayu­dan­te de cáma­ra con aspi­ra­cio­nes a lle­gar a ser direc­to­ra de cine, con quien man­tie­ne un víncu­lo romántico.

Para Colt todo mar­cha­ría sobre rie­les si no fue­ra por haber efec­tua­do un sal­to libre en una esce­na del film, que lo tum­bó al sue­lo deján­do­le lesio­nes en su espal­da que le impi­den pro­se­guir su labor. Die­cio­cho meses des­pués y ya recu­pe­ra­do, se desem­pe­ña como valet de esta­cio­na­mien­to de un res­tau­ran­te latino; su dia­ria ruti­na se ve alte­ra­da cuan­do reci­be un lla­ma­do de Gail (Han­nah Wad­dingham) des­de Syd­ney. Ella es la pro­duc­to­ra del pri­mer film de cien­cia fic­ción diri­gi­do por Jody y nece­si­ta urgen­te­men­te un doble de ries­go; en con­se­cuen­cia él acep­ta la pro­po­si­ción esti­mu­la­do en par­te por reen­con­trar a Jody a quien dejó de ver des­pués de su acci­den­te. Al lle­gar a Aus­tra­lia la fil­ma­ción se com­pli­ca por­que Ryder, que es el pro­ta­go­nis­ta de la pelí­cu­la, ha des­apa­re­ci­do y por lo tan­to es nece­sa­rio ubi­car­lo con pre­mu­ra por­que sin él el pro­yec­to naufraga.

Sin entrar a narrar las peri­pe­cias engen­dra­das por la bús­que­da de Ryder y los peli­gros que por la mis­ma enfren­tan Colt y otros miem­bros del equi­po de fil­ma­ción, lo impor­tan­te es rese­ñar la satis­fac­to­ria mane­ra en que en su sex­to tra­ba­jo de cineas­ta Leitch com­bi­na la acción, con la come­dia román­ti­ca y el sano humor que des­ti­lan las situa­cio­nes emer­gen­tes del guión.

Un fac­tor vital del film es la atrac­ción que sus­ci­ta tan­to la pre­sen­cia de Gos­ling cuya ver­sa­ti­li­dad acto­ral que­da muy bien refle­ja­da en la carac­te­ri­za­ción de su per­so­na­je. A su lado igual­men­te des­te­lla Blunt como la novel direc­to­ra que debe supe­rar las adver­si­da­des para que su pelí­cu­la pue­da con­cre­tar­se; a todo ello, el roman­ti­cis­mo sus­ten­ta­do entre ambos per­so­na­jes es nutri­do de un espe­cial encan­to capaz de sedu­cir al espec­ta­dor. Asi­mis­mo en pape­les de apo­yo se dis­tin­guen Wad­dingham así como Wins­ton Duke ani­man­do al ami­go y asis­ten­te coor­di­na­dor de Colt.

Si bien las esce­nas de acción con­tem­plan los típi­cos ingre­dien­tes de per­se­cu­cio­nes, sal­tos a gra­nel, explo­sio­nes, incen­dios, peleas, etc, lo cier­to es que están muy bien fil­ma­das y sus­ten­ta­das por el vibran­te rit­mo impreg­na­do por el realizador.

Aun­que el rela­to se esti­ra dema­sia­do en su tra­mo final vol­vién­do­se un tan­to repe­ti­ti­vo, eso no dis­mi­nu­ye los méri­tos de ser un inven­ti­vo y dis­fru­ta­ble entre­te­ni­mien­to a la vez que un mere­ci­do tri­bu­to a los anó­ni­mos héroes que como dobles de acción arries­gan sus vidas. Jor­ge Gutman