El Fes­ti­val del Arte

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

FIFA (1)

El 15 de mar­zo comen­za­rá una nue­va edi­ción del Fes­ti­val Inter­na­tio­nal du film sur l’art (FIFA) que se habrá de pro­lon­gar has­ta el 27 de mar­zo inclu­si­ve. Ade­más de pre­sen­tar los fil­mes en sala en Mon­treal y en Que­bec, el fes­ti­val podrá apre­ciar­se en Cana­dá median­te su difu­sión en línea.A lo lar­go de sus cua­tro déca­das de exis­ten­cia FIFA ha pro­mo­vi­do la difu­sión del arte en sus dife­ren­tes mani­fes­ta­cio­nes median­te docu­men­ta­les cui­da­do­sa­men­te selec­cio­na­dos. Con la direc­ción artís­ti­ca de Phi­lip­pe U. del Dra­go, la diver­si­fi­ca­da pro­gra­ma­ción de este año segui­rá con­tri­bu­yen­do al enri­que­ci­mien­to cul­tu­ral de Cana­dá así como tam­bién per­mi­ti­rá des­ta­car el tra­ba­jo de los artis­tas en el cam­po del cine, video y de las artes visuales.

En esta cua­dra­gé­si­ma edi­ción el fes­ti­val exhi­bi­rá 209 títu­los pro­ve­nien­tes de 46 paí­ses con 50 pelí­cu­las pre­sen­ta­das en pri­mi­cia mun­dial. El film de aper­tu­ra es el docu­men­tal Je me sou­lè­ve del direc­tor cana­dien­se Hugo Latulippe.

Para infor­ma­ción acer­ca de la pro­gra­ma­ción com­ple­ta, difu­sión hora­ria y las dife­ren­tes acti­vi­da­des cone­xas con la mues­tra el sitio web a con­sul­tar es Lefifa.com

A con­ti­nua­ción se rese­ñan cua­tro docu­men­ta­les que Tri­bu­na Cul­tu­ral ha teni­do oca­sión de juzgar.

Daniel Day­Le­wis – L’ héri­tier (Fran­cia)

El excep­cio­nal actor bri­tá­ni­co natu­ra­li­za­do irlan­dés Daniel Day-Lewis es el foco de aten­ción de este rele­van­te docu­men­tal ilus­tran­do has­ta qué pun­to la obse­sión per­fec­cio­nis­ta del actor lle­gó a afec­tar su salud. Median­te imá­ge­nes iné­di­tas, los rea­li­za­do­res Jean­ne Burel y Nico­las Mau­pied con la sobria narra­ción de Elsa Lepoi­vre pasan revis­ta al bri­llan­te talen­to inter­pre­ta­ti­vo de Day-Lewisr que muchos crí­ti­cos sos­tie­nen que es el mejor actor del mundo.

A par­tir de My Beau­ti­ful Laun­dret­te (1985) ani­man­do a un joven homo­se­xual a car­go de una lavan­de­ría y pro­si­guien­do con A Room with a View (1986), carac­te­ri­zan­do a un juve­nil aris­tó­cra­ta de la socie­dad bri­tá­ni­ca, logra entu­sias­mar a la crí­ti­ca y al públi­co. Pocos años des­pués se con­sa­gra mun­dialm­len­te con My Left Foot (1989) don­de obtie­ne su pri­mer Oscar dan­do vida al pin­tor Christy Brown afec­ta­do de pará­li­sis cere­bral. A ello segui­ría un segun­do Oscar por su labor en The­re Will Be Blood (2007) y por ter­ce­ra vez con­quis­ta el valio­so tro­feo por su actua­ción en Phan­tom Thread, (2017) que será su tra­ba­jo pós­tu­mo para el cine.

El docu­men­tal se valo­ri­za con la pre­sen­ta­ción de extrac­tos de su fil­mo­gra­fía como así tam­bién con entre­vis­tas de tele­vi­sión rea­li­za­das, en don­de ade­más de su labor pro­fe­sio­nal se reve­lan aspec­tos de carác­ter per­so­nal. Eso se mani­fies­ta en la com­ple­ja rela­ción man­te­ni­da con su padre, el lau­rea­do poe­ta Cecil Day-Lewis, que aun­que afec­ti­va asi­mis­mo resul­tó dis­tan­te dejan­do una gran influen­cia en su per­so­na­li­dad; pre­ci­sa­men­te él lo vuel­ca en la inter­pre­ta­ción que rea­li­za en In The Name of the Father (1993) en el que se rela­ta el espe­cial víncu­lo de un hijo con su padre acu­sa­do de un acto cri­mi­nal que no come­tió. Aun­que con menor énfa­sis, el docu­men­tal hace refe­ren­cia a su debut como actor tea­tral ade­más de haber sido miem­bro de la Royal Sha­kes­pea­re Company.

Habien­do tra­ba­ja­do con remar­ca­bles direc­to­res de la cine­ma­to­gra­fía uni­ver­sal como Mar­tin Scor­se­se, Ste­ven Spiel­berg, Tom She­ri­dan, Paul Tho­mas Ander­son entre otros, lo más tras­cen­den­te que des­ta­ca el docu­men­tal es su sin­gu­lar méto­do de tra­ba­jo dejan­do de lado su per­so­na­li­dad para trans­for­mar­se de mane­ra inten­si­va en cada per­so­na­je asu­mi­do, con la con­se­cuen­cia de dejar­lo emo­cio­nal­men­te tor­tu­ra­do; por ese moti­vo a los 60 años de edad adop­ta la deci­sión de poner pun­to final a su anto­ló­gi­ca carre­ra de actor.

Cuan­do El Olmo Cho­ca con la Pam­pa (Argen­ti­na)

La obra del gran mura­lis­ta escul­tor y pin­tor argen­tino Ricar­do Cina­lli naci­do en 1948 es exa­mi­na­da en el muy buen docu­men­tal de Sol Mira­glia y Hugo Manso.

Des­de peque­ño los padres de Ricar­do des­cu­brie­ron su incli­na­ción artís­ti­ca y es así que lo envia­ron a estu­diar a una Aca­de­mia de Pin­tu­ra en Rosa­rio. Des­pués de haber con­clui­do sus estu­dios uni­ver­si­ta­rios, en 1972 resol­vió dejar Argen­ti­na para mudar­se a Lon­dres a fin de cana­li­zar ple­na­men­te su voca­ción artís­ti­ca. Allí estu­dió en la Harrow School of Art y en el Horn­sey Colle­ge of Art don­de al poco tiem­po, radi­ca­do en el East End de la capi­tal ingle­sa, es con­si­de­ra­do como una de las per­so­na­li­da­des más impor­tan­tes de las artes plás­ti­cas de Gran Bre­ta­ña. Ade­más del pode­ro­so impac­to pro­du­ci­do con sus gigan­tes­cos mura­les, atra­jo la aten­ción con sus tra­ba­jos en tis­sue papers con­sis­ten­tes en dibu­jos de des­nu­dos mas­cu­li­nos efec­tua­dos en papel de seda.
Median­te viñe­tas que van refle­jan­do sus acti­vi­da­des coti­dia­nas, los docu­men­ta­lis­tas resal­tan la pena del artis­ta vien­do cómo muchos de sus fres­cos han comen­za­do a dete­rio­rar­se con el trans­cur­so del tiem­po en los sitios que han sido alber­ga­dos. A tra­vés de impor­tan­te mate­rial de archi­vo Mira­glia y Man­so con­tras­tan la labor del pin­tor efec­tua­da hace cua­tro déca­das y la reali­dad actual en don­de la des­apa­ri­ción de sus obras pic­tó­ri­cas le pro­du­ce un sen­ti­mien­to de pro­fun­da tristeza.

Ya sep­tua­ge­na­rio el pin­tor efec­túa un regre­so al pue­blo natal de la pro­vin­cia de San­ta Fe para reen­con­trar­se con sus raí­ces, don­de acu­den los recuer­dos de su infan­cia y ado­les­cen­cia. El docu­men­tal cons­ti­tu­ye un ínti­mo retra­to de un artis­ta que a pesar de la sole­dad del pre­sen­te que lo abru­ma, no se da por ven­ci­do tra­tan­do de reco­brar el espí­ri­tu juve­nil per­di­do en Lon­dres a fin de recu­pe­rar las obras diez­ma­das. En suma, esta pelí­cu­la per­mi­te refle­xio­nar acer­ca del paso ineluc­ta­ble de los años y la mane­ra en que un artis­ta cons­cien­te de ello avi­zo­ra su futuro.

Veni­ce Elsewhe­re (Ita­lia).

El docu­men­ta­lis­ta vene­ciano Elia Roma­ne­lli deci­de home­na­jear a su ciu­dad natal de mane­ra sin­gu­lar; en vez de refe­rir­se a la “rei­na del Adriá­ti­co”, tal como es cono­ci­da la román­ti­ca Vene­cia, su obje­ti­vo es ubi­car algu­nos luga­res del con­ti­nen­te euro­peo que lle­van el mis­mo nom­bre y habi­ta­dos por gen­te que nun­ca ha visi­ta­do la her­mo­sa ciu­dad de los canales.

Con­se­cuen­te­men­te, la cáma­ra del rea­li­za­dor enfo­ca un salón de belle­za ubi­ca­do en Zagreb, una aldea roma­na en don­de la can­ti­dad de ove­jas supera al núme­ro de habi­tan­tes, un vecin­da­rio ubi­ca­do en la peri­fe­ria de Ber­lín, un cen­tro comer­cial en Estam­bul, al pro­pio tiem­po que se asis­te a una pin­to­res­ca boda ubi­ca­da en un lugar no espe­ci­fi­ca­do de Euro­pa. Ilus­tran­do la mane­ra en que la real Vene­cia impac­ta en la ima­gi­na­ción de los pobla­do­res de otros rin­co­nes del vie­jo con­ti­nen­te que han adop­ta­do su nom­bre, Roma­ne­lli ofre­ce un curio­so film inte­gra­do por varia­das anéc­do­tas que se dejan ver aun­que sin tras­cen­der demasiado.

Jac­ques Audiard – Le ciné­ma à coeur (Fran­cia)

Pie­rre-Hen­ri Gibert es un reco­no­ci­do autor de docu­men­ta­les de arte que en mate­ria de cine lo ha demos­tra­do en los últi­mos años con Le scan­da­le Clou­zot (2017) sobre el rea­li­za­dor Hen­ri-Geor­ges Clou­zot, Luis Buñuel, la trans­gres­sion des rêves (2018) que fue pre­sen­ta­do en FIFADanie­lle Darrieux: Il est poli d’ê­tre gai (2019), Vol­ker Schlön­dorff, tam­bour bat­tant (2020) y final­men­te Jac­ques Audiard-Le ciné­ma à couer, el film que rea­li­za­do en 2021 ha sido selec­cio­na­do por el fes­ti­val para la pre­sen­te edi­ción. En el mis­mo el rea­li­za­dor abor­da la tra­yec­to­ria del cineas­ta fran­cés enfa­ti­zan­do el dis­tin­ti­vo esti­lo emplea­do en su valio­sa fil­mo­gra­fía inte­gra­da por 9 títulos.

Hijo del cono­ci­do cineas­ta y dia­lo­guis­ta Michel Audiard, a par­tir de la déca­da del 80 Jac­ques se vin­cu­la con el cine escri­bien­do guio­nes. Pero su gran vuel­co se pro­du­ce cuan­do en 1994 a los 42 años de edad rea­li­za su debut como direc­tor con Regar­dez les hom­mes tom­ber, una pelí­cu­la inter­pre­ta­da por Jean-Louis Trin­tig­nant y Mat­tieu Kas­so­vitz por la que obtu­vo el César a la mejor ópe­ra pri­ma y el Pre­mio Geor­ges Sadoul. Cier­ta­men­te el roda­je ejer­ció una con­si­de­ra­ble pre­sión sobre sus hom­bros, pero eso no lo disua­dió en seguir afe­rra­do al cine con su segun­do tra­ba­jo Un héros très dis­cret (1996) por el que fue pre­mia­do en Can­nes como mejor guio­nis­ta; en todo caso es con Sur mes lèvres (2001) que adquie­re reco­no­ci­mien­to inter­na­cio­nal como remar­ca­ble cineas­ta innovador.

Gibert ha logra­do entre­vis­tar a varias per­so­na­li­da­des que tuvie­ron y man­tie­nen vin­cu­la­ción con Audiard; es así que entre los par­ti­ci­pan­tes se encuen­tran Patrick Fos­sey ‑su gran ami­go de infan­cia- el pro­duc­tor Mar­co Cher­qui, el guio­nis­ta Alain Le Hen­ri, el com­po­si­tor Ale­xan­dre Des­plat y varios acto­res que actua­ron en sus pelí­cu­las tales como Niel Ares­trup, Emma­nue­lle Devos y Tahar Rahim, entre otros. Cada uno de los mis­mos apor­ta mati­ces de Audiard no muy cono­ci­dos que con­tri­bu­yen a real­zar el documental.

Ade­más de varios César reci­bi­dos en su fruc­tí­fe­ra carre­ra, el Fes­ti­val de Can­nes pre­mió a Un prophè­te (2009) con el Gran Pre­mio del Jura­do y a Dhee­pan (2015) con la codi­cia­da Pal­ma de Oro.

En esen­cia, esta pelí­cu­la cons­ti­tu­ye una bue­na explo­ra­ción de Audiard, un cineas­ta que inten­ta reno­var­se a sí mis­mo en cada pro­yec­to fíl­mi­co que enca­ra logran­do supe­rar los obs­tácu­los que pue­den inter­po­ner­se en su camino.

Eva­lua­ción del RIDM

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

A con­ti­nua­ción se comen­ta seis des­ta­ca­dos fil­mes pre­sen­ta­dos en la vigé­si­mo cuar­ta edi­ción de Ren­con­tres du Ciné­ma Docu­men­tai­re de Mon­treal (RIDM).

Seuls (Cana­dá)

El pro­ble­ma que atra­vie­san los refu­gia­dos de dife­ren­tes luga­res del mun­do es tra­ta­do con hones­ti­dad y res­pe­to por par­te del rea­li­za­dor Paul Tom. Sobre un guión pre­pa­ra­do por Julie Bois­vert y Mylè­ne Péthel, el docu­men­ta­lis­ta ha enfo­ca­do su aten­ción en 3 per­so­nas quie­nes sin sus padres han deja­do sus paí­ses de ori­gen para lle­gar como refu­gia­dos a Canadá.

Afshin, el mayor de ellos, aban­do­nó Tehe­rán en 1986 a los 14 años de edad impul­sa­do por su fami­lia que temía por su segu­ri­dad si aca­so era obli­ga­do de par­ti­ci­par en el ejér­ci­to. El pri­mer tra­mo lo rea­li­za en un camión que lo trans­por­ta a Tur­quía para pos­te­rior­men­te lle­gar a Gre­cia y final­men­te de allí empren­der el via­je aéreo a Cana­dá. El recuen­to de las peri­pe­cias que tuvo que atra­ve­sar para lograr su obje­ti­vo gene­ra momen­tos de genui­na ten­sión. Con el paso de los años, regre­sa al país con sus hijos para que conoz­can la tie­rra en que nació y man­te­ner lazos con sus familiares.

En 2006 Alain tenía 13 años cuan­do huyó de Burun­di (Bujum­bu­ra) con su madre y sus dos her­ma­nos para refu­giar­se en Kenia, en tan­to que su padre se encon­tra­ba en la cár­cel por una ten­ta­ti­va de gol­pe de esta­do. Con la muer­te de su madre acae­ci­da años des­pués, él con sus her­ma­nos median­te la ayu­da brin­da­da por la Agen­cia de Refu­gia­dos de las Nacio­nes Uni­das, logran lle­gar a Cana­dá en 2009.

El ter­cer caso es el de Patri­cia que vivien­do en Kam­pa­la dejó Ugan­da debi­do a que a los 16 años había mani­fes­ta­do ínti­mos sen­ti­mien­tos hacia una ami­ga. Sus padres, temien­do que su bise­xua­li­dad pudie­se ser reve­la­da, orga­ni­zan su par­ti­da envián­do­la a lo de un tío en Nue­va York; de allí la joven deci­dió diri­gir­se a Cana­dá arri­ban­do en 2019 y dos años des­pués obtu­vo el esta­tus de refugiada.

Entre­mez­clan­do las entre­vis­tas rea­li­za­das con logra­das esce­nas de ani­ma­ción, Tom acer­ta­da­men­te ilus­tra la dra­má­ti­ca aven­tu­ra expe­ri­men­ta­da por estos tres per­so­na­jes quie­nes gra­cias a la soli­da­ri­dad y apo­yo reci­bi­dos han podi­do reor­ga­ni­zar sus vidas vis­lum­bran­do un futu­ro más alentador.

Dehors Ser­ge Dehors (Cana­dá)

Ser­ge Thé­riault es un guio­nis­ta, actor y come­dian­te de Que­bec de 73 años muy cono­ci­do por el públi­co de esta pro­vin­cia pero que des­de hace un tiem­po no se sabe de él. Eso se debe a que afec­ta­do por una pro­fun­da depre­sión ha per­ma­ne­ci­do duran­te los últi­mos 7 años con­fi­na­do en su vivien­da al rehu­sar de mane­ra ter­mi­nan­te dejar su domicilio.

Lo que ante­ce­de ha moti­va­do a los rea­li­za­do­res Mar­tin Four­nier y Pier-Luc Latu­lip­pe a con­si­de­rar lo que acon­te­ce con Thé­riault sin entrar a ana­li­zar la cau­sa de su enfer­me­dad. Es así que cui­dan­do de no inter­fe­rir en la vida pri­va­da del actor, los docu­men­ta­lis­tas han entra­do en con­tac­to con su espo­sa Anna, su hija Meli­na y la devo­ta pare­ja de veci­nos Robert y Jolan­de que viven en el piso infe­rior del inmue­ble; a tra­vés de esos encuen­tros los rea­li­za­do­res van reco­gien­do las impre­sio­nes y vici­si­tu­des de quie­nes tra­tan de ayu­dar a Thé­riault para que emer­ja de su encie­rro volun­ta­rio y comien­ce el pro­ce­so de recu­pe­ra­ción hacia una vida normal.

En poco más de una hora de dura­ción, Four­nier y Latu­lip­pe han obte­ni­do un sen­si­ble docu­men­tal que dado su natu­ra­le­za extre­ma­da­men­te deli­ca­da des­ti­la pro­fun­da huma­ni­dad y que hacia el final per­mi­te vis­lum­brar una luz de esperanza.

Zo Reken (Cana­dá)

Lau­rea­do como el mejor film cana­dien­se en el Fes­ti­val Hot Docs de Toron­to, así como habien­do reci­bi­do igual­men­te el pre­mio al mejor docu­men­tal cana­dien­se en el RIDM, este exce­len­te film del direc­tor Ema­nuel Licha expo­ne mag­ní­fi­ca­men­te el esta­do de situa­ción en que se encuen­tra Hai­tí que ade­más de haber sufri­do los daños del gra­ve terre­mo­to de 2010 está sumi­do en una per­ma­nen­te cri­sis política.

En Hai­tí el tér­mino “zo reken” está aso­cia­do al Toyo­ta Land Crui­ser que gene­ral­men­te uti­li­za la poli­cía como un medio de repre­sión así como tam­bién es emplea­do por la ONG (Orga­ni­za­ción No Guber­na­men­tal) para sumi­nis­trar ayu­da huma­ni­ta­ria. Es en ese vehícu­lo que con­du­ci­do por el hai­tiano Pas­cal Antoi­ne via­ja Licha acom­pa­ña­do de diver­sos pasa­je­ros que lo abor­dan a tra­vés de una ruta no muy segu­ra, blo­quea­da con barri­ca­das y en don­de el Land Crui­ser sue­le reci­bir el ape­dreo de los transeúntes.

De las con­ver­sa­cio­nes que sur­gen duran­te el reco­rri­do que­da evi­den­cia­do el des­en­can­to de los pasa­je­ros por los pro­ble­mas que atra­vie­sa el país. Así la mar­ca­da des­igual­dad de los nive­les de ingre­so de la pobla­ción, la mala con­duc­ción eco­nó­mi­ca, el deplo­ra­ble sis­te­ma de edu­ca­ción y el mar­ca­do sexis­mo exis­ten­te han con­du­ci­do a que la mayor par­te del pue­blo man­ten­ga una gran des­con­fian­za hacia los polí­ti­cos y que esa frus­tra­ción se tra­duz­ca en las con­ti­nua­das mani­fes­ta­cio­nes calle­je­ras de pro­tes­tas que son fre­na­das vio­len­ta­men­te por los policías.

Uno de los temas más impor­tan­tes es el cues­tio­na­mien­to de los via­je­ros con res­pec­to al rol que cum­ple la ONG, adu­cien­do que la ayu­da pro­vis­ta con­tri­bu­ye en últi­ma ins­tan­cia a inten­si­fi­car la corrup­ción sin que el ciclo de la pobre­za pue­da ser eli­mi­na­do. Curio­sa­men­te no fal­tan las crí­ti­cas al Pre­si­den­te Jove­nel Moï­se, tenien­do en cuen­ta que el film se rodó antes de su ase­si­na­to en el pasa­do mes de julio.

A tra­vés de la visión de varios repre­sen­tan­tes de la comu­ni­dad de Hai­tí, Licha per­mi­te que el espec­ta­dor ten­ga una idea más cla­ra y pre­ci­sa de lo que está acon­te­cien­do en el país más pobre del con­ti­nen­te ame­ri­cano. Tenien­do en cuen­ta que el cine docu­men­tal debe refle­jar la reali­dad exis­ten­te, este exce­len­te docu­men­tal lo con­fir­ma plenamente.

Loo­king for Hor­ses (Holan­da-Bos­nia-Her­ze­go­vi­na-Fran­cia)

El docu­men­ta­lis­ta Ste­fan Pavlo­vic radi­ca­do en Áms­ter­dam retor­na a Bos­nia, la tie­rra de sus padres, para conec­tar­se con su pasa­do. Al hacer un alto en el pue­blo de Orah se impo­ne de la exis­ten­cia de un pes­ca­dor vivien­do en una igle­sia ubi­ca­da en una remo­ta isla en las pro­xi­mi­da­des de un lago. Es allí que se diri­ge con su cáma­ra para ubi­car y entre­vis­tar a dicho individuo.

No obs­tan­te que el rea­li­za­dor tar­ta­mu­dea al hablar y que el pes­ca­dor Zdrav­ko tie­ne difi­cul­tad de expre­sar­se, entre ambos exis­te una sin­gu­lar comu­ni­ca­ción que en par­te se pro­du­ce median­te ges­tos facia­les. Así Pavlo­vic se impo­ne que su inter­lo­cu­tor se auto­exi­lió del mun­do duran­te los últi­mos 18 años tra­tan­do de supe­rar los trau­mas sufri­dos duran­te la gue­rra civil que azo­tó al país don­de ade­más de haber per­di­do un ojo, la explo­sión de una gra­na­da afec­tó su audi­ción. Es así que en esa isla soli­ta­ria ha logra­do encon­trar la cal­ma y tran­qui­li­dad espi­ri­tual que le brin­da un nue­vo sen­ti­do a su existencia.

No obs­tan­te las dife­ren­cias exis­ten­tes de edad y ante­ce­den­tes de ambos indi­vi­duos, gra­dual­men­te se va for­jan­do entre los dos una sin­ce­ra amis­tad duran­te las muchas horas trans­cu­rri­das en el peque­ño bote pes­que­ro del isleño.

El poé­ti­co pro­ce­so narra­ti­vo de Pavlo­vic, la remar­ca­ble cap­ta­ción de las imá­ge­nes que rea­li­za del apa­ci­ble lugar y del ros­tro cur­ti­do de Zdrav­ko, gene­ran un muy buen docu­men­tal en don­de resul­ta fácil de empa­ti­zar con la suer­te de sus dos pro­ta­go­nis­tas. Por sus inne­ga­bles méri­tos, el RIDM dis­tin­guió a este docu­men­tal con el pre­mio al mejor film de la com­pe­ten­cia internacional.

One of Ours (Cana­dá)

Demos­tran­do que el racis­mo no se evi­den­cia úni­ca­men­te por el color de la piel, con este docu­men­tal la direc­to­ra y guio­nis­ta Yas­mi­ne Mathu­rin ilus­tra cómo exis­ten otras vías por las que la dis­cri­mi­na­ción y recha­zo pue­den emo­cio­nal­men­te dañar a un individuo.

El film sigue los pasos de Josiah Wil­son quien naci­do en Hai­tí en 1996 a los cua­tro años fue adop­ta­do por una abne­ga­da fami­lia radi­ca­da en Cál­gary per­te­ne­cien­te a la comu­ni­dad indí­ge­na Heil­tsuk. Natu­ral­men­te el chi­co cre­ció, fue edu­ca­do y pro­vis­to de amor por sus padres al igual que sus hermanastros.

Josiah ve alte­ra­da su vida nor­mal fren­te a un inusi­ta­do acon­te­ci­mien­to. Como depor­tis­ta aman­te del balon­ces­to, en 2016 los orga­ni­za­do­res del All Nati­ve Bas­ket­ball Tour­na­ment no le per­mi­ten par­ti­ci­par en el tor­neo adu­cien­do que su san­gre no es legí­ti­ma­men­te autóc­to­na. Esa fla­gran­te y des­co­mu­nal des­ca­li­fi­ca­ción del equi­po crea en el joven un cues­tio­na­mien­to acer­ca de su ver­da­de­ra identidad.

Des­ta­can­do la soli­da­ri­dad de su fami­lia como así­mis­mo el afec­to reci­bi­do por la comu­ni­dad, Joshua apre­cia ese gran apo­yo duran­te la tris­te eta­pa vivi­da. Afor­tu­na­da­men­te en 2020 la absur­da medi­da segre­ga­cio­nis­ta es revocada.

A no dudar­lo que Mathu­rin guar­da un sin­gu­lar afec­to hacia los autóc­to­nos de Heil­tsuk como asi­mis­mo a la fami­lia de Joshua y en espe­cial a su per­so­na. Ade­más de retra­tar estu­pen­da­men­te la diná­mi­ca esta­ble­ci­da entre los miem­bros del núcleo fami­liar, este logra­do docu­men­tal per­mi­te refle­xio­nar sobre los ele­men­tos que con­cu­rren para for­jar la iden­ti­dad de una per­so­na a fin de ser acep­ta­da en el medio en que se desenvuelve.

Dear Audrey (Cana­dá)

Este emo­ti­vo docu­men­tal de Jere­miah Hayes que obtu­vo el pre­mio del públi­co en el RIDM cons­ti­tu­ye una car­ta de amor que el rea­li­za­dor y direc­tor de foto­gra­fía Mar­tin Duck­worth dedi­ca a su mujer Audrey con quien ha com­par­ti­do duran­te casi 50 años de vida conyugal.

Dada la rela­ción de amis­tad exis­ten­te entre el docu­men­ta­lis­ta y Duck­worth, éste últi­mo ha per­mi­ti­do que su ami­go entra­se en la inti­mi­dad de su hogar ilus­tran­do a tra­vés de un perío­do de 4 años el modus viven­di de cui­dar a su espo­sa enfer­ma del mal de Alzhei­mer. El cari­ño y devo­ción que el octo­ge­na­rio Duck­worth vuel­ca en su espo­sa y la ter­nu­ra que ella le retri­bu­ye a pesar de su con­di­ción men­tal, gene­ra momen­tos de inten­sa emo­ción don­de per­ma­nen­te­men­te Hayes cui­da que su fil­ma­ción man­ten­ga una impe­ca­ble sobriedad.

Con mate­rial de archi­vo emplea­do, el film des­ta­ca momen­tos remar­ca­bles de la vida de Duck­worth; inclu­yen­do cómo cono­ció a su mujer hacia fines de la déca­da del 60, cuan­do como fotó­gra­fa y acti­vis­ta social cap­ta­ba las mani­fes­ta­cio­nes de pro­tes­ta por la gue­rra de Vietnam.

https://www.youtube.com/watch?v=VKIKlLtZ9qw

Ade­más de con­si­de­rar la aflic­ción de Audrey, el docu­men­tal expo­ne la mane­ra en que Duck­worth debe lidiar con Jac­que­li­ne, su hija autis­ta de 46 años, que requie­re ple­na aten­ción y per­ma­nen­te cui­da­do. Final­men­te se lle­ga a la eta­pa final del Alzhei­mer en la que Mar­tin com­pren­de que su espo­sa debe ser tras­la­da­da a una resi­den­cia; allí per­ma­ne­ce­rá has­ta su dece­so acon­te­ci­do en 2019.

En esen­cia, Hayes ha logra­do un bello docu­men­tal ilus­tran­do la fuer­za de un entra­ña­ble amor capaz de per­du­rar más allá de la muerte.

Cine­ma­nia 2021 (3)

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

A los títu­los pre­via­men­te comen­ta­dos se agre­gan los siguien­tes films:

La vraie fami­lle (Fran­cia)

Expo­nien­do la for­ma en que la sepa­ra­ción de un hijo pue­de sen­si­ble­men­te afec­tar a una fami­lia, el rea­li­za­dor y guio­nis­ta Fabien Gor­geart narra un poten­te dra­ma basa­do en su pro­pia expe­rien­cia que resul­ta impo­si­ble dejar indi­fe­ren­te a quien lo vea.

Méla­nie Thierry

Gor­geart pre­sen­ta a Anna (Méla­nie Thierry) y Driss (Lyès Salem) un matri­mo­nio muy bien ave­ni­do que dis­fru­ta de la pre­sen­cia de sus tres hijos, Simon (Gabriel Pavie) de 6 años y los dos mayo­res Adrien (Idris Lau­ren­tin-Khe­li­fi) y Jules (Basi­le Vio­let­te). No trans­cu­rre mucho para saber que Simon a los 18 meses ha sido ubi­ca­do en el hogar de esta fami­lia de aco­gi­da al haber muer­to su madre y en el que su padre bio­ló­gi­co Eddie (Félix Moa­ti) no esta­ba en con­di­cio­nes de cui­dar­lo. Para Anna y su mari­do Simón es tra­ta­do como un hijo ver­da­de­ro brin­dán­do­le amor y pro­tec­ción al igual que con sus otros dos vás­ta­gos; ade­más de la exce­len­te rela­ción fra­ter­nal guar­da­da con sus her­ma­nos, el niño sien­te un gran ape­go hacia sus padres.

El pun­to de quie­bre se pro­du­ce cuan­do la visi­ta­do­ra social (Flo­ren­ce Muller) comu­ni­ca al matri­mo­nio que Eddie desea pro­gre­si­va­men­te recu­pe­rar la guar­dia de su hijo, en un prin­ci­pio duran­te los fines de sema­na. Es allí don­de se pro­du­ce el pri­mer con­flic­to para Simon dado que no guar­da afi­ni­dad algu­na con el padre que no lle­gó a cono­cer has­ta ese momen­to. La situa­ción se pre­ci­pi­ta cuan­do esa doble con­vi­ven­cia del menor se tor­na más dificultosa.

La cui­da­da rea­li­za­ción de Gor­geart per­mi­te refle­jar cómo el fallo de la jue­za actuan­te (Domi­ni­que Blanc), dis­po­nien­do que defi­ni­ti­va­men­te el niño con­vi­va con otra fami­lia sus­ti­tu­ta y su padre, pro­du­ce una pro­fun­da heri­da emo­cio­nal tan­to para el menor como para la fami­lia de Driss y Anna. El con­mo­ve­dor tema es tra­ta­do con suma deli­ca­de­za sin que en momen­to alguno des­bor­de en un arti­fi­cio­so sen­ti­men­ta­lis­mo; a ello se agre­ga la exce­len­te inter­pre­ta­ción de Thierry como la apa­sio­na­da madre que ve arre­ba­ta­do a su hiji­to así como mere­ce espe­cial dis­tin­ción la actua­ción del niño Pavie quiee asom­bra por su com­ple­ta iden­ti­fi­ca­ción con su per­so­na­je al pun­to tal que él no actúa sino que es ver­da­de­ra­men­te Simon.

La pla­ce d’u­ne autre (Fran­cia)

Un muy buen dra­ma his­tó­ri­co es lo que se con­tem­pla en este film de Aure­lia Geor­ges en el que la usur­pa­ción de iden­ti­dad cons­ti­tu­ye el tema central.

La rea­li­za­do­ra con la co-guio­nis­ta Maud Ame­li­ne han efec­tua­do una remar­ca­ble adap­ta­ción de la nove­la “The New Mag­da­len” de Wil­kie Collins, ubi­can­do la acción en Fran­cia en 1914 a comien­zos de la Pri­me­ra Guerra.

Lyna Khou­dri y Sabi­ne Acema

En la pri­me­ra esce­na se obser­va a la humil­de joven Nelie (Lyna Khou­dri) que es injus­ta­men­te des­pe­di­da de su empleo de cria­da en un hogar de bue­na con­di­ción eco­nó­mi­ca. Encon­trán­do­se repen­ti­na­men­te en la calle, recu­rre a la pros­ti­tu­ción a fin de sobre­vi­vir has­ta el momen­to en que es reclu­ta­da para tra­ba­jar como enfer­me­ra para la Cruz Roja. En la zona de Vos­ges su ambu­lan­cia reco­ge a Rose Jui­llet (Maud Wyler), una chi­ca sui­za quien le dice que via­ja a Nancy para tra­ba­jar como lec­to­ra para la acau­da­la­da aris­tó­cra­ta Eléo­no­re Leng­wil (Sabi­na Aze­ma), una viu­da que ha sido ami­ga de su padre.

Cuan­do un ata­que ale­mán pre­su­mi­ble­men­te oca­sio­na la muer­te de Rose, Nelie adop­ta su iden­ti­dad apro­pián­do­se de su docu­men­ta­ción y se diri­ge a la man­sión de Leng­will pre­sen­tán­do­se como Rose para ocu­par el car­go que había sido pre­vis­to para la difun­ta. En su carác­ter de dama de com­pa­ñía y lec­to­ra se va crean­do entre Nelie y la viu­da un lazo de mutuo res­pe­to y afec­to, en el que la joven ha encon­tra­do el lugar ideal de tra­ba­jo, con­fort y tran­qui­li­dad en mate­ria de alo­ja­mien­to y ali­men­ta­ción. Esa idí­li­ca situa­ción se inte­rrum­pe cuan­do apa­re­ce en esce­na la autén­ti­ca Rose que logró sal­var su vida y denun­cia a quien adop­tó su iden­ti­dad como una des­co­ra­zo­na­da impos­to­ra, aun­que la acu­sa­da rotun­da­men­te lo niega.

El doble con­flic­to moral de Nelie por haber defrau­da­do la con­fian­za depo­sit­da por Leng­wil así como por haber des­co­lo­ca­do a Rose, está muy bien plan­tea­do por Geor­ges a tra­vés de una narra­ción absor­ben­te que man­tie­ne per­ma­nen­te inte­rés gra­cias al giro que va cobran­do la intri­gan­te tra­ma. A la bue­na direc­ción se unen las mag­ní­fi­cas inter­pre­ta­cio­nes de la joven Khou­dri y de la vete­ra­na Aze­ma asu­mien­do con total con­vic­ción sus res­pec­ti­vos roles. Aun­que es posi­ble no aguar­dar un final feliz, su ambi­guo des­en­la­ce deja la puer­ta abier­ta para que lo sea pero lo más impor­tan­te es el nivel de cali­dad de este film, capaz de satis­fa­cer al públi­co que asis­ta a su visión.

L’En­ne­mi (Bél­gi­ca-Luxem­bur­go-Fran­cia)

El rea­li­za­dor y guio­nis­ta Stephan Stre­ker recrea dra­má­ti­ca­men­te un caso poli­cial que se basa en un hecho real acae­ci­do en 2013 cuan­do el miem­bro del par­la­men­to bel­ga Ber­nard Wesphael fue arres­ta­do por haber sido acu­sa­do de haber ase­si­na­do a su mujer.

Jéré­mie Renier

En la fic­ción el polí­ti­co es encar­na­do por Jéré­mie Renier bajo el nom­bre de Louis Durieux quien man­tie­ne un apa­sio­na­do víncu­lo de amor con su espo­sa Mae­va (Alma Jodo­rowsky). Una noche, en oca­sión de estar alo­ja­dos en un lujo­so hotel, Louis con ros­tro alar­ma­do comu­ni­ca a la recep­ción que encon­tró a su mujer sin vida en la habi­ta­ción. Inme­dia­ta­men­te la poli­cía se ocu­pa del cri­men y a pesar de estar bien ase­so­ra­do por su abo­ga­da (Emma­nue­lle Ber­cot) Durieux ter­mi­na sien­do dete­ni­do pasan­do un perío­do en pri­sión por sos­pe­cha de asesinato.

A tra­vés de flash­backs se pue­de saber que ocu­rrió antes del cri­men, lo que per­mi­te que el espec­ta­dor se man­ten­ga intri­ga­do por saber si exis­tió un moti­vo que haya impul­sa­do a Louis a come­ter el fatal acto. Stre­ker efec­túa un buen estu­dio carac­te­ro­ló­gi­co del pro­ta­go­nis­ta a la vez que gene­ra un cli­ma de logra­do sus­pen­so fren­te a la incer­ti­dum­bre que gene­ra este caso acer­ca de la ino­cen­cia de Durieux. Si bien en el jui­cio al que es some­ti­do, el acu­sa­do que­da exen­to de cul­pa­bi­li­dad basa­do en el cri­te­rio de que no pue­de cul­par­se a alguien cuan­do exis­te una razo­na­ble duda, la incóg­ni­ta per­ma­ne­ce sobre lo que acon­te­ció realmente.

Aca­rrean­do el mayor peso del rela­to Renier logra una mag­ní­fi­ca carac­te­ri­za­ción al trans­mi­tir la gran pesa­di­lla que atra­vie­sa su per­so­na­je, sobre todo cuan­do el cri­men adquie­re amplia difu­sión pública.

En la vida real, des­pués de haber que­da­do libe­ra­do Wesphael con­si­de­ran­do que había sido encar­ce­la­do equi­vo­ca­da­men­te logró obte­ner en 2020 una com­pen­sa­ción de 83.150 euros. A todo ello, los fami­lia­res de la víc­ti­ma no están con­ven­ci­dos de su inocencia.

Made­lei­ne Collins (Fran­cia-Bél­gi­ca-Sui­za)

La his­to­ria de una mujer que adop­ta una doble iden­ti­dad es lo que con­si­de­ra el rea­li­za­dor Antoi­ne Barraud en un dra­ma psi­co­ló­gi­co que no alcan­za a satis­fa­cer plenamente.

Vir­gi­nie Efira

La pre­mi­sa ini­cial des­pier­ta inte­rés con­tem­plan­do a Judith (Vir­gi­nie Efi­ra) tra­ba­jan­do como tra­duc­to­ra en Gine­bra y vivien­do con su com­pa­ñe­ro Abdel (Quim Gutié­rrez) y la peque­ña hija Ninon (Loï­se Ben­gue­rel). Inme­dia­ta­men­te des­pués se la ve tras­la­dar­se a París com­par­tien­do el hogar con su mari­do Mel­vil Fau­vet (Bruno Salo­mo­ne) ‑un repu­tado direc­tor musi­cal- y los dos hijos del matrimonio.

Tenien­do en cuen­ta el pró­lo­go del rela­to, esa doble viven­cia que­da­rá par­cial­men­te jus­ti­fi­ca­da aun­que no lle­gue a con­ven­cer ple­na­men­te. Si bien hay cier­tos aspec­tos que remi­ten a algu­nas obras de Clau­de Cha­brol y Alfred Hitch­cock, los secre­tos y las men­ti­ras de las que la pro­ta­go­nis­ta se vale para para sos­te­ner esa doble exis­ten­cia podrían cua­jar si se tra­ta­ra de una come­dia o sáti­ra, pero de modo alguno como dra­ma rea­lis­ta. Lo que el guión del rea­li­za­dor escri­to con Hélé­na Katz tra­ta de trans­mi­tir es la cri­sis exis­ten­cial de su pro­ta­go­nis­ta que la con­du­ce a un esta­do de con­fu­sión men­tal. Que­da como resul­ta­do un film que se deja ver pero que resul­ta difí­cil empa­ti­zar con su anti­he­roí­na no obs­tan­te la actua­ción inten­sa de Efi­ra, una actriz que cua­les­quie­ra sea el rol que se le asig­ne siem­pre impre­sio­na gratamente.

Les jeu­nes amants (Fran­cia).

Aun­que no se tra­te de un amor juve­nil sino deci­di­da­men­te oto­ñal, el emo­ti­vo film de Cari­ne Tar­dieu demues­tra que nun­ca es tar­de para expe­ri­men­tar el subli­me sen­ti­mien­to que nutre de feli­ci­dad a una pareja.

La direc­to­ra islan­de­sa Sól­veig Ans­pach había pre­pa­ra­do un guión de un film que no lle­gó a con­cre­tar­se debi­do a su muer­te acae­ci­da en 2015; su con­te­ni­do esta­ba ins­pi­ra­do en su madre que a los 75 años había redes­cu­bier­to el amor en una per­so­na mucho más joven que ella. Ese pro­yec­to final­men­te se con­cre­tó cuan­do Tar­dieu deci­dió fil­mar esa his­to­ria y cier­ta­men­te logró un emo­ti­vo dra­ma romántico.

Fanny Ardant y Mel­vil Poupaud

En la fic­ción, la vete­ra­na actriz Fanny Ardant ani­ma a Shau­na, una arqui­tec­ta viu­da de 55 años que en Lyon visi­tan­do el hos­pi­tal don­de una gran ami­ga se halla gra­ve­men­te inter­na­da cono­ce a Pie­rre (Mel­vin Pou­paud), un médi­co de 31 años que atien­de a la pacien­te; ese encuen­tro per­mi­te entre­ver que hay entre ambos cier­ta atrac­ción no del todo definida.

Quin­ce años des­pués, Pie­rre ya está casa­do con Jean­ne (Céci­le de Fran­ce), es padre de dos hijos y pro­fe­sio­nal­men­te es un exi­to­so médi­co e inves­ti­ga­dor cien­tí­fi­co; quie­re el azar que se pro­duz­ca el reen­cuen­tro con Shau­na, ya jubi­la­da y con su ros­tro deno­tan­do el trans­cur­so del tiem­po. Es ahí don­de sur­ge un fuer­te amor entre ambos.

Aun­que resul­te sor­pren­den­te que Pie­rre pue­da lle­gar al extre­mo de dejar su hogar por su pasión hacia Shau­na, lo cier­to es que la narra­ción de Tar­dieu per­mi­te que el rela­to adquie­ra ple­na vero­si­mi­li­tud; eso en gran medi­da se debe a la bri­llan­te carac­te­ri­za­ción de Ardant como la mujer que encuen­tra un nue­vo sen­ti­do a su vida y a la con­vin­cen­te com­po­si­ción de Pou­paud como el hom­bre capaz de brin­dar­se por com­ple­to a la mujer que logra ilu­mi­nar su existencia.

Cine­ma­nia 2021 (2)

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

He aquí el comen­ta­rio de 5 títu­los vis­tos en el Festival

De Son Vivant (Fran­cia)

La muer­te como últi­ma eta­pa de la vida es deci­di­da­men­te ineluc­ta­ble pero si hay algo que la con­vier­te en menos teme­ro­sa es el que se igno­ra cuan­do acon­te­ce­rá; sin embar­go algo dife­ren­te acon­te­ce cuan­do alguien gra­ve­men­te enfer­mo sabe que su fin es inmi­nen­te. En base a lo que pre­ce­de la actriz y rea­li­za­do­ra Emma­nue­lle Ber­cot ofre­ce en De Son Vivant un dra­ma lace­ran­te que cons­ti­tu­ye una ver­da­de­ra radio­gra­fía del via­je sin retorno.

Cathe­ri­ne Deneu­ve y Benoît Magimel

Con la cola­bo­ra­ción de la guio­nis­ta Mar­cia Romano, el rela­to intro­du­ce a Ben­ja­min (Benoît Magi­mel), un hom­bre sol­te­ro de 39 años enfer­mo de cán­cer de pán­creas que al asis­tir a la con­sul­ta médi­ca, el Dr. Eddé (Gabriel Sara) le comu­ni­ca que estan­do en un esta­dio 4 del mal es impo­si­ble de ser cura­do y su muer­te, esta­dís­ti­ca­men­te con­si­de­ra­da, pue­de pro­du­cir­se entre 6 meses y dos años a más tar­dar. Acom­pa­ña­do de Crys­tal (Cathe­ri­ne Deneu­ve), su pose­si­va madre, ambos escu­chan ate­rra­dos el dolo­ro­so diagnóstico.

En la narrra­ción efec­tua­da a lo lar­go de un año, se asis­te a la evo­lu­ción de la enfer­me­dad en su tra­mo final don­de en un prin­ci­pio Ben­ja­min pue­de des­en­vol­ver­se sin estar hos­pi­ta­li­za­do. Es en ese perío­do que él se dedi­ca con deno­da­do fer­vor a pro­se­guir su acti­vi­dad de pro­fe­sor de tea­tro para alum­nos que están pre­pa­ran­do su ingre­so al Con­ser­va­to­rio Nacio­nal, aun­que sin divul­gar­les el mal que le aque­ja. Sin poder dete­ner el paso del tiem­po, lle­ga el momen­to en que debe per­ma­ne­cer en el hos­pi­tal con el con­si­guien­te dete­rio­ro que va expe­ri­men­tan­do su orga­nis­mo has­ta exha­lar el últi­mo suspiro..

Hay varios aspec­tos impor­tan­tes de rese­ñar que real­zan al dra­ma de mane­ra exce­len­te. Sin saber exac­ta­men­te cuál es el cen­tro hos­pi­ta­la­rio en el que Ben­ja­min es aten­di­do, en pri­mer lugar resal­ta la pro­fun­da huma­ni­dad ema­na­da por el Dr. Eddé en don­de no solo actúa como oncó­lo­go sino tam­bién como tera­peu­ta y guía espi­ri­tual del enfer­mo. Asi­mis­mo es com­ple­ta­men­te rea­lis­ta la rela­ción de Crys­tal con su hijo, en el que ambos no pue­den resig­nar­se a acep­tar lo que sobre­ven­drá; pero lo más impor­tan­te es cómo esta mujer desea que su hijo le per­do­ne debi­do a un acto de pro­fun­do egoís­mo come­ti­do cuan­do vein­te años atrás.lo impul­só a que aban­do­na­ra a la mujer aus­tra­lia­na que emba­ra­zó y al bebé que lle­gó al mun­do sin haber­lo reconocido.

Ber­cot ha logra­do de su elen­co actua­cio­nes supre­mas. Deneu­ve, la des­co­llan­te diva del cine fran­cés, con­mue­ve pro­fun­da­men­te como una madre que tie­ne que hacer deno­da­dos esfuer­zos para poder acep­tar la pér­di­da de su hijo. Magi­mel, sin duda en el papel más difí­cil y logra­do de su carre­ra, sen­ci­lla­men­te des­lum­bra en la meta­mor­fo­sis que va expe­ri­men­tan­do su per­so­na­je. El ter­cer gran pro­ta­go­nis­ta de este dra­ma es Gabriel Sara quien en la vida real es un renom­bra­do oncó­lo­go ame­ri­cano; al haber acep­ta­do el rol del Dr. Eddé, su actua­ción no pue­de resul­tar más genui­na en el apo­yo moral que le sumi­nis­tra a Ben­ja­min y a su madre. Igual­men­te des­ta­ca­ble. es la par­ti­ci­pa­ción de Céci­le De Fran­ce como la abne­ga­da enfer­me­ra que en cier­ta medi­da se extra­li­mi­ta en sus fun­cio­nes para ofre­cer sosie­go, con­fort y amor a Ben­ja­min. En pape­les de apo­yo se dis­tin­guen Lou Lam­pros como una de las estu­dian­tes de tea­tro y Oscar Mor­gan como el ile­gí­ti­mo hijo de Benjamin.

Con esta cró­ni­ca de una muer­te anun­cia­da, Ber­cot logra su mejor tra­ba­jo como rea­li­za­do­ra y a pesar de su incon­for­ta­ble temá­ti­ca su visión es alta­men­te recomendable

Rou­ge (Fran­cia-Bél­gi­ca)

Con una muy bue­na narra­ción el rea­li­za­dor Farid Ben­to­umi abor­da un dra­ma eco­ló­gi­co ins­pi­ra­do en even­tos reales. Basa­do en el guión del rea­li­za­dor con la cola­bo­ra­ción de Samuel Doux, el inte­rés del rela­to des­can­sa en la coli­sión que se pro­du­ce entre una hones­ta mujer y la corrup­ción cor­po­ra­ti­va que enfren­ta en su trabajo.

Zita Han­rot y Sami Bouajila

Al no haber logra­do sal­var la vida de un pacien­te que en esta­do de gra­ve­dad per­ma­ne­cía en la sala de emer­gen­cia de un cen­tro hos­pi­ta­la­rio, la joven prac­ti­can­te Nour (Zita Han­rot) deja su pues­to para acep­tar la posi­ción de enfer­me­ra resi­den­te en la plan­ta quí­mi­ca en que tra­ba­ja su padre Sil­ma­ne (Sami Boua­jia) don­de ade­más es el líder sin­di­cal defen­dien­do los dere­chos de los operarios.

A los pocos días de comen­zar sus labo­res Nour obser­va que cier­tas reglas sani­ta­rias no se cum­pliem­tan en la empre­sa, tales como no repor­tar los acci­den­tes de tra­ba­jo pro­du­ci­dos, la ausen­cia de revi­sa­ción médi­ca de algu­nos emplea­dos y la no con­si­de­ra­ción de los efec­tos de la polu­ción pro­du­ci­da. Esos repa­ros son mani­fes­ta­dos a su padre de mane­ra fir­me aun­que él los des­es­ti­ma seña­lan­do que la fábri­ca sumi­nis­tra empleo a 200 per­so­nas, impul­san­do de este modo la eco­no­mía local.

El nudo dra­má­ti­co del rela­to se pro­du­ce cuan­do la enfer­me­ra se vin­cu­la con Emma (Céli­ne Salle­te), una perio­dis­ta inves­ti­ga­do­ra que le hace ver cómo los resi­duos tóxi­cos que gene­ra la plan­ta son ver­ti­dos de mane­ra ocul­ta en un lago pró­xi­mo. Eso indu­ce a Nour a rea­li­zar una ope­ra­ción arries­ga­da para la obten­ción de una prue­ba que evi­den­cie el peli­gro gene­ra­do por la negli­gen­cia asu­mi­da por el direc­tor de la empre­sa (Oli­vier Gourmet).

A tra­vés de una muy bue­na des­crip­ción de los per­so­na­jes, el rea­li­za­dor plan­tea de mane­ra con­ci­sa y efec­ti­va el con­flic­to éti­co que se pro­du­ce entre la inte­gri­dad de Nour deci­di­da a denun­ciar la reali­dad impe­ran­te y la acti­tud de su padre que sien­te la obli­ga­ción de guar­dar silen­cio y man­te­ner la leal­tad con la empre­sa que le ha pro­di­ga­do tra­ba­jo y sus­ten­to duran­te 30 años. Ade­más de la acer­ta­da direc­ción de Ben­to­umi el film se valo­ri­za por las remar­ca­bles inter­pre­ta­cio­nes de Han­rot y Bouajila.

Les Intran­qui­lles (Bél­gi­ca)

La bipo­la­ri­dad es el deli­ca­do tema que el direc­tor bel­ga Joa­chim Lafos­se con­si­de­ra en su recien­te tra­ba­jo que obtu­vo una posi­ti­va aco­gi­da por par­te de los crí­ti­cos en oca­sión de su estreno mun­dial en Cannes.

Damien Bon­nard y Leï­la Bekhti

De mane­ra meticu­losa el rea­li­za­dor plan­tea el pro­ble­ma a par­tir de la pri­me­ra secuen­cia que se desa­rro­lla en una pla­ya de la Cos­ta Azul. Allí se encuen­tran el pin­tor artís­ti­co Damien (Damien Bon­nard), su mujer Leï­la (Leï­la Bekh­ti) y el peque­ño hijo Ami­ne (Gabriel Merz Cham­mah). Cuan­do Damien sale a nadar y demo­ra en regre­sar se pre­su­me que algo raro le acon­te­ce; eso se con­fir­ma en las sub­si­guien­tes esce­nas en don­de su insom­nio lo obli­ga a mitad de la noche a levan­tar­se y de mane­ra hiper­ac­ti­va poner­se a arre­glar una bici­cle­ta o bien a pin­tar. De la narra­ción de Lafos­se que­da cla­ro que se con­tem­pla a un indi­vi­duo bipo­lar con varia­cio­nes mar­ca­das en su esta­do aní­mi­co; es así que su espo­sa hace lo posi­ble para con­te­ner sus perío­dos de exci­ta­ción e inten­sa acti­vi­dad, tra­tan­do de que él ingie­ra los medi­ca­men­tos pres­crip­tos que sue­le eludir.

Cuan­do su para­noia alcan­za situa­cio­nes extre­mas urge su hos­pi­ta­li­za­ción don­de es some­ti­do a un cóc­tel de dro­gas para ali­viar su eufo­ria; al regre­sar a su hogar la medi­ca­ción sumi­nis­tra­da logra tran­qui­li­zar­lo pero a expen­sas de con­ver­tir­lo en un ser pasi­vo, tris­te, depri­mi­do e inca­paz de expe­ri­men­tar emoción.

Sin sobre­ac­tuar Bonard y Bekh­ti ofre­cen inter­pre­ta­cio­nes excep­cio­na­les. El actor rea­li­za un increí­ble tour de for­ce para carac­te­ri­zar al tor­tu­ra­do enfer­mo, en tan­to que Bekh­ti no le va en zaga como la abne­ga­da mujer que sin­tien­do un gran amor por Damien hace lo impo­si­ble para ayu­dar­lo al com­pren­der que él no es cul­pa­ble del mal que lo aque­ja; por su par­te Merz Cham­mah actúa natu­ral­men­te como el hijo que es tes­ti­go de la enfer­me­dad men­tal de su padre.

Sobria­men­te rea­li­za­do, Lafos­se se limi­ta a expo­ner el pro­ble­ma sin ofre­cer solu­cio­nes a esta gra­ve afec­ción aun­que ilus­tran­do cómo es posi­ble la con­vi­ven­cia del núcleo fami­liar fren­te a las con­di­cio­nes des­crip­tas.. Como un espec­ta­dor invi­si­ble uno empa­ti­za ple­na­men­te con la suer­te de sus per­so­na­jes apre­cian­do la nota­ble cali­dad de este angus­tian­te y dolo­ro­so relato.

Illu­sions Per­dues (Fran­cia-Bél­gi­ca)

El direc­tor Xavier Gian­no­li efec­túa una relec­tu­ra de Las Ilu­sio­nes Per­di­das, la obra maes­tra de Hono­ré de Bal­zac escri­ta entre 1837 y 1843, enfo­can­do el ascen­so, triun­fo y caí­da en des­gra­cia de un lúci­do poeta.

Ben­ja­min Voisin

En la adap­ta­ción rea­li­za­da por el cineas­ta y Jac­ques Fies­chi, la acción se ubi­ca en 1821 en la peque­ña ciu­dad de Angou­lè­me, al sudoes­te de Fran­cia. Allí vive Lucien Char­don (Ben­ja­min Voi­sin), un joven e idea­lis­ta poe­ta de humil­de ori­gen que para ganar­se el sus­ten­to tra­ba­ja duran­te el día en un taller de impren­ta. Sus poe­mas están diri­gi­dos a su ama­da Loui­se (Céci­le de Fran­ce), una bella aris­tó­cra­ta que apre­cia su talen­to y ade­más retri­bu­ye su amor a pesar de estar casa­da. Cuan­do se des­ta­pa la noti­cia del adul­te­rio, ambos huyen a París en don­de él inten­ta­rá con el apo­yo de su aman­te abrir­se camino como poe­ta y crí­ti­co literario.

Al poco tiem­po Loui­se, fuer­te­men­te influi­da por su pri­ma la Mar­que­sa de Espard (Jean­ne Bali­bar), deci­de sepa­rar­se de Lucien al com­pro­bar que la dife­ren­cia de cla­se cons­ti­tu­ye un serio obs­tácu­lo para con­ti­nuar la rela­ción. Sin la pro­tec­ción de su ena­mo­ra­da y con poco dine­ro en el bol­si­llo Lucien de mane­ra cir­cuns­tan­cial cono­ce a Louis­teau (Vin­cent Lacos­te), un arti­cu­lis­ta que apre­cian­do cómo el poe­ta escri­be lo intro­du­ce a un perió­di­co libe­ral que se carac­te­ri­za por estar al ser­vi­cio de una pren­sa libre e inde­pen­dien­te. Gra­dual­men­te, las crí­ti­cas sin­ce­ras y bien arti­cu­la­das de Lucien, per­mi­ten que obten­ga el mere­ci­mien­to que aspi­ra­ba por lar­go tiem­po has­ta el momen­to en que su des­me­di­da ambi­ción y codi­cia van desin­te­gran­do sus pro­fun­das y hones­tas convicciones.

Con gran maes­tría Gian­no­li trans­mi­te el pen­sa­mien­to crí­ti­co de Bal­zac demos­tran­do cómo la pren­sa tra­tan­do de estar al ser­vi­cio de los accio­nis­tas que la man­tie­nen, mani­pu­la el con­te­ni­do de las noti­cias y artícu­los que se publi­can; por ana­lo­gía esa acti­tud se tra­du­ce igual­men­te a dife­ren­tes mani­fes­ta­cio­nes del arte don­de un perio­dis­ta cri­ti­can­do a su anto­jo pue­de con sus comen­ta­rios ele­var o sabo­tear a un artis­ta. Lo que cla­ra­men­te ilus­tra el rela­to es que la liber­tad de expre­sión de la pren­sa escri­ta es una uto­pía en la medi­da que el poder del dine­ro pue­de lle­gar a aca­llar, men­tir y ter­gi­ver­sar la ver­dad. Aun­que escri­to hace más de siglo y medio el men­sa­je de su autor refle­ja­do en esta exce­len­te pelí­cu­la adquie­re vigen­cia con las “fake news” de la hora actual.

Lide­ran­do el elen­co inte­gra­do por con­sa­gra­dos acto­res, Voi­sin trans­mi­te mag­ní­fi­ca­men­te la evo­lu­ción del idea­lis­ta poe­ta que ter­mi­na auto­des­tru­yén­do­se con la pér­di­da de sus ilu­sio­nes. A su lado igual­men­te se des­ta­can Lacos­te, De Fran­ce, Bali­bar y Salo­mé Dewaels como la com­pa­ñe­ra de Lucien. Men­ción espe­cial mere­cen el actor y direc­tor Xavier Dolan carac­te­ri­zan­do con soli­dez a Nathan, el nove­lis­ta rival del poe­ta que en últi­ma ins­tan­cia se con­vier­te en su con­cien­cia moral y Gérard Depar­dieu ani­man­do remar­ca­ble­men­te a un edi­tor analfabeto.

Azor (Sui­za-Fran­cia-Argen­ti­na)

En un aus­pi­cio­so debut el rea­li­za­dor sui­zo Andreas Fon­ta­na trans­por­ta al espec­ta­dor a un dra­má­ti­co perío­do de la his­to­ria argen­ti­na a tra­vés de un thri­ller polí­ti­co muy bien urdido.

Fabri­zio Rongione

El efi­caz guión del rea­li­za­dor ubi­ca la tra­ma en la ciu­dad de Bue­nos Aires en 1980, duran­te la omi­no­sa dic­ta­du­ra que ensom­bre­ció al país. Pro­ve­nien­te de Sui­za lle­ga a la capi­tal Yvan De Wiel (Fabri­zio Ron­gio­ne), un ban­que­ro pri­va­do de Gine­bra, jun­to con su espo­sa Inés (Stépha­nie Cléau). El obje­ti­vo es con­tac­tar a su socio René Keys quien es el repre­sen­tan­te de la ins­ti­tu­ción finan­cie­ra en Argentina.

Ambos visi­tan­tes que domi­nan el espa­ñol son bien reci­bi­dos y aco­mo­da­dos en un lujo­so hotel don­de pron­ta­men­te comien­zan a per­ci­bir la atmós­fe­ra asfi­xian­te rei­nan­te fren­te al núme­ro de des­apa­re­ci­dos que se va regis­tran­do en el país con la anuen­cia del gobierno militar.

A medi­da que la his­to­ria va pro­gre­san­do se podrá lle­gar a cono­cer algu­nos deta­lles sobre la ausen­cia de Keys a tra­vés de la ver­sión que se tie­ne de él en los con­tac­tos man­te­ni­dos por De Wiel con algu­nos de los clien­tes del ban­co, en su visi­ta al Círcu­lo de Armas y en las reunio­nes socia­les a las que acu­de con su esposa.

Para Yvan lo más impor­tan­te es man­te­ner a su clien­te­la a pesar de la des­apa­ri­ción de su socio; en tal sen­ti­do el film expo­ne la mane­ra en que se pro­du­ce el envío de las gran­des sumas de dine­ro de los inver­so­res argen­ti­nos median­te secre­tas nego­cia­cio­nes, evi­den­cian­do al mis­mo tiem­po el rol cier­ta­men­te ambi­guo de las ins­ti­tu­cio­nes finan­cie­ras de Suiza.

Lo fas­ci­nan­te de Azor es la nota­ble ilus­tra­ción que efec­túa Fon­ta­na de la alta bur­gue­sía argen­ti­na y su com­por­ta­mien­to duran­te ese nefas­to perío­do ade­más de haber logra­do un rela­to que gene­ra un cau­ti­van­te cli­ma de intri­ga y misterio.

Fes­ti­val Inter­na­cio­nal Docu­men­tal de Montreal

En su vigé­si­mo cuar­ta edi­ción Ren­con­tres Inter­na­tio­na­les du Docu­men­tai­re de Mon­tréal (RIDM) ha pro­gra­ma­do 120 films pro­ve­nien­tes de 44 paí­ses de los cua­les 54 son cana­dien­ses. El fes­ti­val se desa­rro­lla­rá con pre­sen­cia físi­ca en diver­sos cines de Mon­treal entre el 10 y 21 de noviem­bre, pero asi­mis­mo habrá una edi­ción para­le­la en línea para todo Cana­dá des­de el 14 has­ta el 25 de noviem­bre.

La pelí­cu­la de aper­tu­ra es Futu­ra rea­li­za­da por Ali­ce Rohr­wa­cher, Pie­tro Mar­ce­llo y Fran­ces­co Mun­zi; el film de clau­su­ra es Gabor de la novel rea­li­za­do­ra Joan­nie Lafre­niè­re que se anti­ci­pa como una cáli­da des­crip­ción que ella efec­túa de su ami­go fotó­gra­fo Gabor Szi­la­si. A con­ti­nua­ción se men­cio­na­rán algu­nos títu­los dados a cono­cer en el comu­ni­ca­do de prensa.

En Strict Regi­men, el rea­li­za­dor Niki­ta Yefi­mov trans­por­ta su cáma­ra a un cen­tro de deten­ción ruso de alta segu­ri­dad cen­tran­do su aten­ción en uno de los guar­dia­nes a la vez que echa una mira­da de lo que ocu­rre en el inte­rior de la pri­sión y la diná­mi­ca de poder que allí se gene­ra. La expe­rien­cia de un gru­po de migran­tes es enfo­ca­da por Ous­ma­ne Zoro­mé Samas­sé­kou en The Last Shel­ter a tra­vés de tres muje­res que per­ma­ne­cen en un refu­gio en la fron­te­ra de Sahel, en el nor­te del con­ti­nen­te africano.

Entre­mez­clan­do cine y lite­ra­tu­ra, Iva Radi­vo­je­vic enca­ra en el docu­men­tal Aleph un tra­ba­jo labe­rín­ti­co leja­na­men­te basa­do en la nove­la de Jor­ge Luis Bor­ges. En El Cie­lo está Rojo, la direc­to­ra men­do­ci­na Fran­ci­na Car­bo­nell recons­tru­ye una gran tra­ge­dia acon­te­ci­da en la his­to­ria peni­ten­cia­ria de Chi­le; eso se ha debi­do al incen­dio pro­du­ci­do en la cár­cel de San Miguel de San­tia­go el 8 de diciem­bre de 2010 que mató a 81 con­vic­tos e hirien­do gra­ve­men­te a 13 personas.

Aman­di­ne Gay abor­da en A Story of One’s Own, tópi­cos de natu­ra­le­za polí­ti­ca, eco­nó­mi­ca, cul­tu­ral y racial invo­lu­cra­dos en la adop­ción inter­na­cio­nal. Dear Audrey del rea­li­za­dor Jere­miah Hayes ofre­ce una cán­di­da refle­xión de la vida de Mar­tin Duck­worth quien se ocu­pa de cui­dar a su mujer en los últi­mos esta­dios del Alzhei­mer. En Babush­ka, un docu­men­tal imbui­do de ter­nu­ra y humor, la direc­to­ra cana­dien­se Kris­ti­na Wagen­bauer retor­na a Rusia, país en que nació, para visi­tar a su que­ri­da abue­la con quien pasó par­te de su infancia.

Tra­tan­do de acep­tar la situa­ción gene­ra­da por la gra­dual ero­sión de la rela­ción con­yu­gal de sus padres es lo que con­si­de­ra el direc­tor Char­les Duquet en Under the Slee­ping Moun­tain. En One of Ours la direc­to­ra Yas­mi­ne Mathu­rin cen­tra su aten­ción en un joven de ori­gen hai­tiano, adop­ta­do por una fami­lia autóc­to­na en Cal­gary, que encuen­tra su iden­ti­dad cues­tio­na­da por las auto­ri­da­des de All Nati­ve en oca­sión de un tor­neo de béisbol.

La ansie­dad de muchos jóve­nes preo­cu­pa­dos por la des­truc­ción del medio ambien­te y la nece­si­dad de actuar pron­ta­men­te para evi­tar catás­tro­fes es con­si­de­ra­da en el docu­men­tal The Hill de Julien Chau­sit. En Zo Reken, film galar­do­na­do como el mejor docu­men­tal cana­dien­se en Hot Docs, el rea­li­za­dor Ema­nuel Licha abor­da a los habi­tan­tes de Hai­tí dis­cu­tien­do colo­ni­za­ción y ayu­da inter­na­cio­nal, echan­do una crí­ti­ca mira­da a muchas pro­me­sas incumplidas.

En el docu­men­tal Under Silen­ce and Earth, la cineas­ta Gise­la Res­tre­po efec­túa un via­je a Colom­bia para pro­cu­rar la loca­li­za­ción del cuer­po de su tía que par­ti­ci­pó en el con­flic­to arma­do de ese país. El docu­men­tal A Night of Kno­wing Nothing de Payal Kapa­dia narra la corres­pon­den­cia esta­ble­ci­da entre dos estu­dian­tes de uni­ver­si­dad cuya román­ti­ca rela­ción se ve afec­ta­da por el arcai­co sis­te­ma de cas­ta impe­ran­te en India.

Una infor­ma­ción com­ple­ta de la pro­gra­ma­ción, hora­rios y salas de exhi­bi­ción así como la edi­ción en línea se pue­de obte­ner en el sitio ridm.ca