Peli­gro­sas Brujas

LAS BRU­JAS DE ZUGA­RRA­MUR­DI. Espa­ña-Fran­cia, 2013. Direc­ción: Alex de la Igle­sia. Dis­tri­bu­ción: Métro­po­le (2014)

Dada a cono­cer en el TIFF de 2013, aun­que nun­ca estre­na­da comer­cial­men­te, la últi­ma pelí­cu­la de Alex de la Igle­sia lle­ga al públi­co cana­dien­se a tra­vés del video recién lan­za­do al mer­ca­do. Cuan­do uno cree que ya no se sor­pren­de­rá más con las trans­gre­sio­nes de este inte­li­gen­te cineas­ta, la reali­dad lo des­mien­te con Las Bru­jas de Zuga­rra­mur­di, una come­dia negra que cier­ta­men­te deja per­ple­jo al espec­ta­dor por las razo­nes que se habrán de expli­car. Sin duda, inte­re­sa­rá a los ciné­fi­los fie­les a los tra­ba­jos del rea­li­za­dor aun­que es dudo­so que este vacuo entre­te­ni­mien­to pue­da cau­ti­var al gran público.

De casi dos horas inter­mi­na­bles de dura­ción, de la Igle­sia prác­ti­ca­men­te con­ci­bió dos his­to­rias en un mis­mo rela­to don­de la pri­me­ra de ellas es la de mayor cohe­ren­cia y sus­tan­cia narra­ti­va. En el comien­zo, el públi­co asis­te a un espec­ta­cu­lar asal­to que tie­ne lugar en una casa de empe­ños de la Pla­za del Sol ubi­ca­da en el cen­tro de Madrid. En la acción delic­ti­va inter­vie­nen José (Hugo Sil­va) y Tony (Mario Casas) dis­fra­za­dos de esta­tuas vivien­tes; se tra­ta de dos hom­bres des­ocu­pa­dos, don­de el pri­me­ro que está divor­cia­do arras­tra a su hijo de 10 años (Gabriel Del­ga­do) en esta peli­gro­sa aven­tu­ra. Des­pués de haber roba­do 25.000 alian­zas de oro, el asal­to no sale tal como ha sido pla­nea­do cuan­do son des­cu­bier­tos y per­se­gui­dos por la poli­cía; en medio del caos pro­du­ci­do los delin­cuen­tes abor­dan un taxi don­de Manuel (Jai­me Ordó­ñez), su con­duc­tor azo­ra­do por el mie­do, debe seguir las ins­truc­cio­nes de los mal­he­cho­res para ser con­du­ci­dos a Fran­cia. Has­ta aquí de la Igle­sia ha logra­do un rela­to minu­cio­sa­men­te fil­ma­do con un fre­né­ti­co rit­mo y no des­pro­vis­to de cier­tos toques de efec­ti­vo humor.

Carmen Maura

Car­men Maura

Si lo que pre­ce­de pre­dis­po­ne favo­ra­ble­men­te al espec­ta­dor, lo que con­ti­núa no lo es tan­to. En el res­to de la hora y media que sigue se asis­te a lo que les suce­de a los via­je­ros cuan­do en su tra­yec­to arri­ban al pue­blo nava­rro de Zuga­rra­mur­di, lugar que fue cono­ci­do en épo­cas de la Inqui­si­ción debi­do a que muje­res sos­pe­cho­sas de haber come­ti­do actos de bru­je­ría fue­ron con­de­na­das a morir en la hogue­ra. Sin duda eso ins­pi­ró al cineas­ta para intro­du­cir en el guión a moder­nas bru­jas caní­ba­les repre­sen­ta­das por tres gene­ra­cio­nes don­de la ines­ta­ble abue­la (Tere­le Pávez) la mani­pu­la­do­ra madre (Car­men Mau­ra) y la sexual hija (Caro­li­na Bang) ter­mi­nan secues­tran­do a los fugi­ti­vos. Es aquí cuan­do el rela­to se trans­for­ma en un desor­bi­ta­do tor­be­llino de horror don­de el rea­li­za­dor comien­za a come­ter con­si­de­ra­bles exce­sos valién­do­se de los efec­tos espe­cia­les; con per­so­na­jes que levi­tan, la apa­ri­ción de demo­nios, mons­truos peli­gro­sos y seres defor­mes embar­ca­dos en una serie de com­ba­tes vio­len­tos, la tra­ma va care­cien­do de sen­ti­do y per­dien­do por com­ple­to su fuer­za ini­cial. Más aún, la sáti­ra que usual­men­te sue­le emplear el direc­tor otor­gán­do­le un toque de fres­cu­ra a sus rela­tos, aquí se dilu­ye por com­ple­to. El resul­ta­do es un rela­to abrup­to, dis­lo­ca­do y enlo­que­ci­do que pone a prue­ba la pacien­cia del espectador.

En los agre­ga­dos, de la Igle­sia se refie­re al con­te­ni­do del rela­to, la des­crip­ción de sus per­so­na­jes y las carac­te­rís­ti­cas que asu­mió el roda­je en la Pla­za del Sol; por su bre­ví­si­ma dura­ción y con­te­ni­do, prác­ti­ca­men­te no hay ele­men­to reve­la­dor sobre el film. El DVD es pre­sen­ta­do en su ver­sión ori­gi­nal espa­ño­la con sub­tí­tu­los en inglés. Jor­ge Gutman

Un Buen Film de Suspenso

COLD IN JULY. Esta­dos Uni­dos-Fran­cia, 2014. Direc­ción: Jim Mic­kle. Dis­tri­bu­ción: Métro­po­le (2014)

Nue­va­men­te se pre­sen­ta la oca­sión de juz­gar en video un buen film como Cold in July sin haber teni­do opor­tu­ni­dad de estre­nar­se comer­cial­men­te en Cana­dá. El rea­li­za­dor Jim Mic­kle adap­tó jun­to con Nick Dami­ci la nove­la homó­ni­ma de Joe R. Lans­da­le publi­ca­da en 1989, ofre­cien­do un dra­má­ti­co thri­ller que man­tie­ne en vilo al espectador.

Michael C. Hall y Sam Shepard

Michael C. Hall y Sam Shepard

La acción trans­cu­rre en una peque­ña ciu­dad del este de Texas don­de vive la fami­lia inte­gra­da por Richard Dane (Michael C. Hall), su espo­sa Ann (Vines­sa Shaw) y su hiji­to. Al comen­zar el rela­to, el matri­mo­nio se des­pier­ta en la mitad de la noche debi­do al rui­do per­pe­tra­do por un intru­so que fran­queó la casa. Muñi­do de un revól­ver, Richard mata al hom­bre y ese acto le remuer­de la con­cien­cia; enfren­tan­do los hechos, el poli­cía que inter­vie­ne en la inves­ti­ga­ción (Dami­ci) lo con­for­ta dicién­do­le que el hom­bre aba­ti­do era Freddy Rus­sell, un indi­vi­duo de mala vida, y que el cri­men come­ti­do que­da jus­ti­fi­ca­do por un acto de auto­de­fen­sa. Sin embar­go, cuan­do Ber­nard (Sam She­pard), el padre de Freddy que salió de la pri­sión en liber­tad con­di­cio­nal, ace­cha a Richard pre­su­mi­ble­men­te con la inten­ción de ven­gar su muer­te, la his­to­ria adquie­re un tono com­ple­ta­men­te diferente.

Resul­ta­ría incon­ve­nien­te rela­tar sobre lo que acon­te­ce des­pués para no malo­grar el inte­rés del poten­cial espec­ta­dor; con todo no está demás anti­ci­par que cier­tos per­so­na­jes no son los que pare­cen ser al sur­gir con­fu­sio­nes de iden­ti­dad per­so­nal, la poli­cía pro­tec­to­ra de Richard mues­tra una face­ta corrup­ta y la “Dixie Mafia”, una orga­ni­za­ción cri­mi­nal carac­te­ri­za­da por su mar­ca­da vio­len­cia, tam­bién está invo­lu­cra­da en el ines­pe­ra­do giro de los acontecimientos.

Alguno que otro hilo suel­to del guión que­da com­pen­sa­do por una tra­ma bien cons­trui­da don­de nada resul­ta pre­de­ci­ble. Otros fac­to­res favo­ra­bles del film des­can­san en la ágil direc­ción de Mic­kle y en el buen elen­co don­de a los nom­bres ya men­cio­na­dos se agre­ga el de Don John­son en un per­so­na­je cla­ve. En resu­men, un thri­ller negro muy entre­te­ni­do que deci­di­da­men­te supera al pro­me­dio del género.

Entre los extras del video se inclu­yen comen­ta­rios de Jim Mic­kle, Michael C. Hall y Nick Dami­ci que se refie­ren al con­te­ni­do del film. El audio es en inglés, con dobla­je opcio­nal al fran­cés y con títu­los opta­ti­vos en espa­ñol. Jor­ge Gutman

El Gigan­te Egoista

THE SEL­FISH GIANT. Gran Bre­ta­ña, 2013. Direc­ción: Clio Bar­nard. Dis­tri­bu­ción: IFC Films (2014)

Basa­do leja­na­men­te en un cuen­to de hadas de Oscar Wil­de, The Sel­fish Giant es uno de esos peque­ños fil­mes que logran con­mo­ver a tra­vés de una his­to­ria que enfo­ca la amis­tad de dos ado­les­cen­tes y la reper­cu­sión de la mis­ma den­tro de un mar­co ambien­tal poco estimulante.

Connor Chapman y Shaun Thomas

Con­nor Chap­man y Shaun Thomas

La direc­to­ra y guio­nis­ta bri­tá­ni­ca Clio Bar­nard que impre­sio­na­ra gra­ta­men­te con su docu­men­tal The Arbor (2010) en este pri­mer film de fic­ción reve­la poseer la deli­ca­da sen­si­bi­li­dad de aden­trar­se en la pro­ble­má­ti­ca de los sec­to­res que per­te­ne­cen a las cla­ses socia­les más bajas de Gran Bre­ta­ña. Ubi­can­do la acción en Brad­ford, en el nor­te de Ingla­te­rra, las imá­ge­nes refle­jan un lugar des­apa­ci­ble con fami­lias humil­des don­de el des­em­pleo impe­ran­te es una cru­da reali­dad; como resul­ta­do de situa­cio­nes invo­lun­ta­rias que aque­jan a las mis­mas, no pue­den dis­pen­sar la debi­da aten­ción desea­da a sus hijos, emer­gien­do así pro­ble­mas de con­duc­ta. Ese es el caso de Arbor (Con­ner Chap­man), un ado­les­cen­te de 13 años y la de su mejor ami­go Swifty (Shaun Tho­mas) quie­nes por una riña esco­lar del cole­gio al que acu­den lle­gan a ser expul­sa­dos. Sin con­trol de sus fami­lias, a ini­cia­ti­vas de Arbor para ayu­dar a su fami­lia, comien­zan a reco­ger ile­gal­men­te mate­rial de cha­ta­rra –espe­cial­men­te hie­rro en desuso- para ofre­cer­lo a cam­bio de algún dine­ro a Kit­ten (Sean Gil­der), un explo­ta­dor y egoís­ta comer­cian­te local quien se dedi­ca a lucrar con la recu­pe­ra­ción de vie­jos metales.

Ade­más de la pro­ble­má­ti­ca social que Bar­nard retra­ta cui­da­do­sa­men­te, con remi­nis­cen­cias de la temá­ti­ca que su com­pa­trio­ta Ken Loach abar­ca en gran par­te de su fil­mo­gra­fía, lo que impre­sio­na de este rela­to es la mane­ra en que ella des­cri­be a sus per­so­na­jes pro­ta­gó­ni­cos, remar­can­do el con­tras­te de sus dife­ren­tes per­so­na­li­da­des. Así, Arbor es el chi­co hiper­ac­ti­vo no exen­to de cier­ta mali­cia que de algu­na mane­ra lide­ra el víncu­lo afec­ti­vo que lo une a Swifty; éste por su par­te, es un afa­ble mucha­cho bona­chón y más repo­sa­do, a la vez que siem­pre fiel a su ami­go y dis­pues­to a seguir­lo. Esa gran amis­tad es pues­ta a prue­ba cuan­do Arbor comien­za a sen­tir­se celo­so de Swifty en las rela­cio­nes que ambos man­tie­nen con Kit­ten; ese sen­ti­mien­to des­truc­ti­vo irá crean­do un cli­ma de agu­da ten­sión que lamen­ta­ble­men­te desem­bo­ca en un trá­gi­co acontecimiento.

En lo que a inter­pre­ta­ción se refie­re, Chap­man y Tho­mas son dos ver­da­de­ros hallaz­gos tenien­do en cuen­ta que se tra­ta de ado­les­cen­tes sin pre­via expe­rien­cia pro­fe­sio­nal. Chap­man ofre­ce una expre­si­va natu­ra­li­dad al pun­to de olvi­dar que se está fren­te a alguien que actúa, en tan­to que Tho­mas –a pesar de la natu­ra­le­za sumi­sa de su per­so­na­je, per­mi­te lograr una total empa­tía por par­te del público.

Al final de la pro­yec­ción que­da la sen­sa­ción de haber asis­ti­do a un film rea­lis­ta de nota­ble cali­dad que a pesar de su dure­za y pesi­mis­mo vale la pena ver­la para obser­var cómo el medio social con­di­cio­na la vida de una per­so­na, como suce­de con Arbor y Swify que se aso­man a la vida con un por­ve­nir desesperanzador.

El DVD es pre­sen­ta­do con sub­tí­tu­los en espa­ñol así como en inglés y con­tie­ne algu­nos extras con entre­vis­tas al elen­co y a la direc­to­ra, ade­más de un detrás de la esce­na sobre el roda­je del film. Jor­ge Gutman

Dos Films Basa­dos en una Tri­lo­gía Marsellesa

MARIUS. FANNY. Fran­cia, 2013. Direc­ción: Daniel Auteuil. Dis­tri­bu­ción. Métro­po­le (2014) 

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

El actor fran­cés Daniel Auteuil ha demos­tra­do sen­tir­se atraí­do por el dra­ma­tur­go Mar­cel Pag­nol y es así que des­pués de haber inter­pre­ta­do Jean de Flo­ret­te y Manon de Sour­ce basa­do en sus obras, hace 3 años deci­dió diri­gir su pri­me­ra pelí­cu­la con La fille du pui­sa­tier, otra de sus nove­las. Aho­ra vuel­ve a con­si­de­rar­lo como rea­li­za­dor e intér­pre­te abor­dan­do las dos pri­me­ras obras de su famo­sa tri­lo­gía mar­se­lle­sa inte­gra­da por Marius, Fanny y Cesar, que ya habían sido tras­la­da­dos al cine duran­te la déca­da del 30 y que en ese enton­ces logra­ron un gran éxi­to tan­to del públi­co como de la crítica. 

Victoire Belezy y Raphaël Personnaz en MARIUS

Vic­toi­re Belezy y Raphaël Per­son­naz en MARIUS

Antes que nada diga­mos que aun­que Marius y Fanny hayan sido estre­na­das como dos pelí­cu­las inde­pen­dien­tes, la segun­da no es una secue­la de la pri­me­ra sino su con­ti­nua­ción natu­ral. Hecha esta acla­ra­ción, cabe seña­lar que la his­to­ria se desa­rro­lla en Mar­se­lla don­de el joven Marius (Raphaël Per­son­naz), es un indi­vi­duo soña­dor cuya pasión hacia el mar lo hace desear poder unir­se a algu­nos de los bar­cos mer­can­tes que mero­dean por el puer­to para así lle­gar a cono­cer el mun­do; mien­tras tan­to tra­ba­ja en el café de su padre César (Daniel Auteuil) y no muy lejos de allí se encuen­tra la bella Fanny (Vic­toi­re Belezy), una ven­de­do­ra de maris­cos, que es su ami­ga de infan­cia. Posi­ble­men­te por una incons­cien­te timi­dez de ambos, nin­guno de los dos lle­gó a con­fe­sar la atrac­ción amo­ro­sa que sien­te el uno por el otro. Cuan­do en un momen­to dado Fanny res­pon­de a los flir­teos de Panis­se (Jean Pie­rre Darrous­sin) un madu­ro sol­te­ro de bue­na posi­ción eco­nó­mi­ca que la pre­ten­de, el celo­so Marius le decla­ra su amor. Ena­mo­ra­dos y feli­ces, todo está pre­pa­ra­do para una boda inmi­nen­te, pero cuan­do Fanny se da cuen­ta que la atrac­ción de su ama­do hacia el mar es muy gran­de, ella sacri­fi­ca su feli­ci­dad esti­mu­lán­do­lo a par­tir en un lar­go via­je. Mien­tras que en esta pri­me­ra par­te el film enfo­ca a Marius, la segun­da par­te con­sa­gra­da a Fanny comien­za cuan­do ella des­cu­bre que está emba­ra­za­da; de común acuer­do con César y urgi­da por su madre (Marie-Anne Cha­zel) acep­ta final­men­te casar­se con Panis­se; el noble hom­bre ade­más de reco­no­cer al hijo que está en ges­ta­ción dán­do­le su ape­lli­do se com­pro­me­te a edu­car­lo como si bio­ló­gi­ca­men­te se tra­ta­ra del suyo. Des­pués del naci­mien­to de su hijo, la his­to­ria adop­ta un cariz ines­pe­ra­do cuan­do se pro­du­ce el regre­so de Marius quien deci­de ins­ta­lar­se nue­va­men­te en la ciu­dad para recon­quis­tar a Fanny y a su hijo.

Victoire Belezy y Jean Pierre Darroussin en FANNY

Vic­toi­re Belezy y Jean Pie­rre Darrous­sin en FANNY

Es posi­ble que la his­to­ria de Marius y Fanny según los pará­me­tros de las cos­tum­bres y valo­res de la socie­dad actual resul­te para cier­to públi­co añe­ja o demo­dé. Pero lo cier­to es que todas las obras fil­ma­das de Pag­nol, y en este caso los dos fil­mes comen­ta­dos no son excep­cio­nes, tra­sun­ta gran huma­ni­dad. Si hay algo que obje­tar de Auteuil como rea­li­za­dor es que res­pe­tan­do a pie jun­ti­llas el tex­to de su autor, no logra des­po­jar­lo de su estruc­tu­ra tea­tral; con todo la sóli­da actua­ción del elen­co hace que este román­ti­co dra­ma de modes­tas ambi­cio­nes resul­te agra­da­ble de con­tem­plar por la sen­ci­llez, ter­nu­ra y sim­pa­tía que exuda. 

Ambos DVDs están edi­ta­dos en su ver­sión ori­gi­nal fran­ce­sa con sub­tí­tu­los opta­ti­vos en inglés.

El Sue­ño de Walt Hecho Realidad

SAVING MR. BANKS. Esta­dos Uni­dos-Gran Bre­ta­ña-Aus­tra­lia, 2013. Direc­ción: John Lee Han­cock. Dis­tri­bu­ción: Bue­na Vis­ta Home Entertainment

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

Deci­di­da­men­te deli­cio­sa, diver­ti­da, tier­na y de gran emo­ti­vi­dad es esta pelí­cu­la que rela­ta cómo se lle­gó a fil­mar la nove­la Mary Pop­pins de la auto­ra de libros infan­ti­les Pame­la L. Tra­vers. A esca­sos 3 meses de su estreno, se aca­ba de edi­tar el video don­de se pue­de vol­ver a dis­fru­tar des­de la inti­mi­dad hoga­re­ña la hila­ran­te his­to­ria de la bata­lla enta­bla­da entre Walt Dis­ney (Tom Hanks) y la auto­ra del libro (Emma Thom­pson) teme­ro­sa de que se crea­ción pudie­ra que­dar des­vir­tua­da en un pro­duc­to holly­woo­den­se rutinario.

Emma Thompson y Tom Hanks

Emma Thom­pson y Tom Hanks

La acción comien­za en Lon­dres en 1961 cuan­do el agen­te de Tra­vers le hace ver que su situa­ción finan­cie­ra es bas­tan­te pre­ca­ria y que ella debie­ra acep­tar la invi­ta­ción que Walt Dis­ney le hace des­de Los Ánge­les para que via­je a sus estu­dios y dis­cu­ta per­so­nal­men­te con él las con­di­cio­nes para que su libro sea fil­ma­do. Cabe seña­lar que Dis­ney ya hacía 20 años que esta­ba intere­sa­do en fil­mar Mary Pop­pins encon­trán­do­se con la per­sis­ten­te nega­ti­va de la nove­lis­ta por­que ella lo con­si­de­ra­ba a él un hom­bre de Holly­wood intere­sa­do en los nego­cios no tenien­do en cuen­ta que en reali­dad era un genio de la animación.

Encon­trán­do­se sin otra opción mejor, Tra­vers deci­de efec­tuar el via­je pro­pues­to por Dis­ney. De fir­me per­so­na­li­dad y de carác­ter suma­men­te irri­ta­ble, des­de el pri­mer momen­to en que se encuen­tra con el per­so­nal que rodea al crea­dor del ratón Mic­key, esta dama man­tie­ne una fría dis­tan­cia. Más aún, cuan­do se le seña­la que todo el mun­do se comu­ni­ca a tra­vés del nom­bre de pila, ella se opo­ne fir­me­men­te a que la lla­men Pame­la sino Ms Tra­vers úni­ca­men­te, acti­tud que tam­bién emplea cuan­do se diri­ge a sus interlocutores.

Aun­que la mayor par­te de la acción se desa­rro­lla en tiem­po pre­sen­te, a tra­vés de flash­backs el rela­to pasa revis­ta a epi­so­dios de la infan­cia de Tra­vers (inter­pre­ta­ción estu­pen­da de la niña Annie Rose Buc­kley) en 1907 en su tie­rra natal de Aus­tra­lia; ahí se refle­ja la vin­cu­la­ción man­te­ni­da con su padre (Colin Farrell) que entre todas sus hijas sen­tía un afec­to espe­cial por ella, y los serios pro­ble­mas de salud que lo afec­ta­ron como resul­ta­do de su incli­na­ción por la bebi­da y que de algu­na for­ma tuvo que ser tole­ra­da por su com­pren­si­va aun­que inco­mo­da­da madre (Ruth Wil­son). Esa figu­ra pater­na le sir­vió a Tra­vers de ins­pi­ra­ción para Mary Pop­pins así como al pro­pio tiem­po deter­mi­nó muchos de los aspec­tos de carác­ter y per­so­na­li­dad que expli­can su con­duc­ta actual.

En las con­ver­sa­cio­nes pre­li­mi­na­res, Tra­vers mani­fies­ta su inten­ción de man­te­ner el com­ple­to con­trol sobre el guión del film y recién fir­ma­rá el con­tra­to una vez que sean resuel­tas, a su ente­ra satis­fac­ción, todas las obser­va­cio­nes que pudie­ra rea­li­zar al mis­mo. Ade­más, una de las con­di­cio­nes fun­da­men­ta­les es que de nin­gún modo el film con­ten­ga esce­nas de animación.

Cuan­do Dis­ney está dis­pues­to a acep­tar sus exi­gen­cias, comien­za el tra­ba­jo de Tra­vers tan­to con el guio­nis­ta del film Don DaGra­di (Brad­ley Whit­ford), así como con los her­ma­nos Sher­man (Jason Sch­wart­man y B.J. Novak) res­pon­sa­bles de la músi­ca. Gran par­te de la hila­ri­dad del rela­to des­can­sa en las exa­ge­ra­das impo­si­cio­nes de la auto­ra por insig­ni­fi­can­tes deta­lles don­de tan­to el guio­nis­ta como los músi­cos no tie­nen otra alter­na­ti­va que la de aguan­tar y tra­tar de adap­tar­se a su terri­ble mal genio. A pesar de todo y con un poco de bue­na volun­tad por par­te de DaGra­di y los Sher­man, len­ta­men­te el pro­yec­to va toman­do for­ma bajo el vis­to bueno de Tra­vers que en un momen­to dado lle­ga a rom­per el hie­lo exis­ten­te cuan­do exte­rio­ri­za su entu­sias­mo al oír la com­po­si­ción musi­cal “Let’s go fly a kite” que nue­va­men­te le trae recuer­dos de su infan­cia. Sin embar­go, habrá un con­tra­tiem­po ines­pe­ra­do cuan­do se ente­ra que el film con­ten­drá una esce­na ani­ma­da por pin­güi­nos y eso moti­va a que brus­ca­men­te se diri­ja al des­pa­cho de Dis­ney entre­gán­do­le el con­tra­to sin fir­mar y regre­san­do a Londres.

El film está muy bien diri­gi­do y cier­ta­men­te el guión de Kelly Mar­cel y Sue Smith mere­ce elo­gios al entre­mez­clar muy bien el pre­sen­te con el pasa­do así como tam­bién es des­ta­ca­ble la incor­po­ra­ción de frag­men­tos de núme­ros musi­ca­les de Mary Pop­pins con la músi­ca com­pues­ta por Tho­mas Newman. 

Emma Thom­pson cum­ple un rol insu­pe­ra­ble trans­mi­tien­do mara­vi­llo­sa­men­te una per­so­na­li­dad exas­pe­ran­te que no obs­tan­te lle­ga a cap­tar la amplia sim­pa­tía del públi­co. A su lado, en un papel que sin ser de repar­to tam­po­co es pro­ta­gó­ni­co, Tom Hanks se dis­tin­gue ofre­cien­do un inme­jo­ra­ble desem­pe­ño como el gran crea­dor que aun­que sea un ave­za­do hom­bre de empre­sa reúne al pro­pio tiem­po una cali­dez espe­cial en el tra­to man­te­ni­do con la gen­te que lo rodea; más allá que físi­ca­men­te pue­da no ser una copia fiel de lo que ha sido Dis­ney, en todo momen­to pre­do­mi­na el espí­ri­tu caris­má­ti­co del artis­ta y sobre todo la capa­ci­dad diplo­má­ti­ca de saber lidiar con una inter­lo­cu­to­ra de difí­cil carácter. 

La edi­ción en Blu-Ray en alta defi­ni­ción es irre­pro­cha­ble y cuen­ta con dos agra­da­bles suple­men­tos. Uno de ellos “The Walt Dis­ney Stu­dios: From Pop­pins to the Pre­sent” cons­ti­tu­ye, como su títu­lo lo indi­ca, una visión nos­tál­gi­ca de cómo eran los estu­dios Dis­ney en la tiem­pos de la fil­ma­ción de Mary Pop­pins y su evo­lu­ción has­ta la pre­sen­te épo­ca. El otro cor­to tie­ne lugar a fines de 2012 en el últi­mo día de fil­ma­ción don­de todo el elen­co y equi­po par­ti­ci­pan­te cele­bran jubi­lo­sa­men­te el tra­ba­jo rea­li­za­do can­tan­do y bai­lan­do al com­pás de “Let’s Go Fly A Kite” como home­na­je al com­po­si­tor Richard Sher­man, artí­fi­ce fun­da­men­tal de la músi­ca de Mary Poppins. 

El video es pre­sen­ta­do en inglés con pis­tas sono­ras en fran­cés y espa­ñol. Inclu­ye sub­tí­tu­los opta­ti­vos en las 3 len­guas que se apli­can exclu­si­va­men­te al film.