Una Abue­la Especial

GRAND­MA. Esta­dos Uni­dos, 2015. Un film escri­to y diri­gi­do por Paul Weitz

Aun­que el inexo­ra­ble paso del tiem­po pue­da refle­jar­se físi­ca­men­te en el ros­tro de Lily Tom­lin lo cier­to es que esta encan­ta­do­ra actriz luce mag­ní­fi­ca­men­te como la abue­la que da títu­lo a este film. Ella des­plie­ga toda la fuer­za de un per­so­na­je asu­mi­do con pro­fun­di­dad don­de resul­ta difí­cil ima­gi­nar a otra actriz que pudie­ra carac­te­ri­zar­lo mejor.

Julia Garner y Lily Tomlin

Julia Gar­ner y Lily Tomlin

En un rol que sor­pren­de cons­tan­te­men­te, Tom­lin per­so­ni­fi­ca a Elle, una sep­tua­ge­na­ria poe­ti­sa les­bia­na y muy femi­nis­ta, que des­de hace año y medio en que murió Vio­le­ta, su com­pa­ñe­ra duran­te 38 años, no ha sido capaz de vol­ver a escri­bir. A todo ello, aca­ba de rom­per abrup­ta­men­te su rela­ción con Oli­via (Judy Greer), su recien­te y más joven pareja.

La tran­qui­li­dad, o mejor dicho la situa­ción de encon­trar­se nue­va­men­te sola, habrá de alte­rar­se para esta mujer con la ines­pe­ra­da lle­ga­da en las pri­me­ras horas del día de Sage (Julia Gar­ner), su nie­ta ado­les­cen­te, quien le mani­fies­ta estar emba­ra­za­da. Por no atre­ver­se a pedir a su madre Judy (Mar­cia Gay Har­den) el dine­ro que nece­si­ta para pro­ce­der al abor­to pro­gra­ma­do para el final de la jor­na­da, la joven­ci­ta recu­rre a su abue­la para que le faci­li­te los 630 dóla­res nece­sa­rios. Como la abue­la no dis­po­ne de esa suma, eso moti­va a que ambas, valién­do­se del Dod­ge Royal de la abue­la, empren­dan un via­je urgen­te para encon­trar a alguien que faci­li­te esa suma.

La pri­me­ra de las visi­tas efec­tua­das es a la casa del ami­go de Sage (Nat Wolff), co-res­pon­sa­ble del emba­ra­zo- a quien Elle lle­ga a domi­nar­lo de mane­ra con­tun­den­te para lle­gar a obte­ner los pri­me­ros 50 dóla­res. Otra de las visi­tas se rea­li­za a una espe­cia­lis­ta de tatua­je (Laver­ne Cox) tran­se­xual que se encuen­tra endeu­da­da mone­ta­ria­men­te con la ancia­na pero que no está en con­di­cio­nes de devol­ver lo que le debe en for­ma inmediata.

Otras para­das se irán suce­dien­do con mayor o menor suer­te, don­de entre las mis­mas Elle reen­con­tra­rá a Karl (exce­len­te Sam Elliott), un hom­bre de edad madu­ra con quien tiem­po atrás ella vivió algu­nos de los epi­so­dios más impor­tan­tes de su vida, y que den­tro del mar­co de este rela­to ori­gi­na una de las esce­nas más inten­sas y emo­ti­vas del mis­mo. La últi­ma eta­pa con­sis­te en visi­tar a Judy, impor­tan­te mujer de nego­cios, don­de que­da­rá en des­cu­bier­to el modo en que su madre la concibió.

A tra­vés de una bue­na expo­si­ción de per­so­na­jes, gra­cias al buen guión del direc­tor Paul Weitz, esta come­dia dra­má­ti­ca de modes­tos alcan­ces está bien rea­li­za­da y actua­da, sobre todo si se tie­ne en cuen­ta, como se seña­ló pre­via­men­te, la exce­len­te inter­pre­ta­ción de Tom­lin; es ella quien vir­tual­men­te se roba la pelí­cu­la en el per­so­na­je de la abue­la agre­si­va, irri­ta­ble y que­jum­bro­sa, pero excén­tri­ca­men­te deli­cio­sa, que tie­ne toda­vía algo que ofre­cer y ense­ñar a su inma­du­ra nieta.
Jor­ge Gutman