Retra­to Inti­mo de una Dis­tin­gui­da Actriz

INGRID BERG­MAN IN HER OWN WORDS. Sue­cia, 2015. Un film de Stig Björkman

A pesar de que falle­ció en 1982, Ingrid Berg­man sigue man­te­nien­do un aura espe­cial don­de su pre­sen­cia y dis­tin­ción lle­gó a fas­ci­nar a aque­llos espec­ta­do­res que tuvie­ron opor­tu­ni­dad de apre­ciar­la como actriz. De allí que habién­do­se con­me­mo­ra­do hace pocos meses el cen­te­na­rio de su naci­mien­to, su com­pa­trio­ta sue­co Stig Björk­man ha deci­di­do ren­dir­le un tri­bu­to a su persona.

El títu­lo del film no pue­de ser más apro­pia­do por­que par­te del mis­mo se refle­ja a tra­vés de las pala­bras vol­ca­das en su dia­rio per­so­nal y car­tas por ella escri­tas y narra­das (voz de Ali­cia Vikan­der) que tes­ti­mo­nian su vida inte­rior, tan­to en lo pro­fe­sio­nal como en lo per­so­nal; eso se encuen­tra com­ple­men­ta­do con pelí­cu­las hoga­re­ñas que la actriz fil­mó con su cáma­ra y fotos por ellas cap­ta­das, impor­tan­te mate­rial iné­di­to de archi­vo, como así tam­bién con entre­vis­tas efec­tua­das por Björkman.

Ingrid Bergman

Ingrid Berg­man

Des­pués de refe­rir­se a la infan­cia trans­cu­rri­da en su nati­va Sue­cia don­de atra­ve­só por duras ins­tan­cias con la pér­di­da de sus seres más pró­xi­mos, el públi­co se impo­ne de sus ini­cios como actriz de tea­tro y pos­te­rior­men­te de cine; eso moti­va a que el pode­ro­so pro­duc­tor holly­woo­den­se David O. Selz­nick se inte­re­sa­ra por ella invi­tán­do­la a pro­ta­go­ni­zar Inter­mez­zo (1939), en una nue­va ver­sión ingle­sa del mis­mo film que ya había inter­pre­ta­do en Sue­cia años atrás. Al acep­tar la invi­ta­ción, en su tras­la­do a Cali­for­nia ella lo hace acom­pa­ña­da de su pri­mer mari­do, el Dr. Pet­ter Lands­trom, y su hiji­ta Pía.

Duran­te la déca­da del 40, la actriz ilu­mi­nó la pan­ta­lla con sus actua­cio­nes en algu­nos de los fil­mes más impor­tan­tes de la épo­ca de oro de la meca del cine como lo fue­ron entre otros títu­los Casa­blan­ca (1942), For Whom the Bell Tolls (1943), Gas­light (1944) ‑que le valió la con­sa­gra­ción inter­na­cio­nal al haber reci­bi­do su pri­mer Oscar como mejor actriz‑, The Bells of St. Mar­y’s. (1945) y Noto­rious (1946).

Pos­te­rior­men­te sobre­vie­ne el encuen­tro con Rober­to Ros­se­lli­ni, el pres­ti­gio­so rea­li­za­dor del neo­rrea­lis­mo ita­liano, cuan­do ella le soli­ci­ta tener la posi­bi­li­dad de fil­mar con él; es así que en el roda­je de Stróm­bo­li (1950) sur­ge entre ambos un apa­sio­na­do amor que con­du­ce a que que­de emba­ra­za­da del direc­tor; el naci­mien­to de Rober­tino se pro­du­ce pocos días antes de que su trá­mi­te de divor­cio de Lands­tröm que­da­se fini­qui­ta­do. La reper­cu­sión sus­ci­ta­da por la infi­de­li­dad de la actriz, a pesar del pos­te­rior casa­mien­to de la pare­ja, ori­gi­nó un gran escán­da­lo que pro­du­jo un serio revés de su carre­ra al haber que­da­do mar­gi­na­da de Holly­wood por varios años. Su reden­ción se pro­du­ce cuan­do regre­sa a los Esta­dos Uni­dos para fil­mar Anas­ta­sia (1956) y obtie­ne el segun­do Oscar don­de de allí en más siguió con­so­li­dan­do la inigua­la­ble ima­gen que goza­ba antes de su caí­da en des­gra­cia; curio­sa­men­te su retorno a Holly­wood pro­du­ci­ría la diso­lu­ción de su segun­do matrimonio.

Si bien los deta­lles de su acti­vi­dad pro­fe­sio­nal aun­que bien cono­ci­dos resul­tan de inte­rés, lo que con­fie­re espe­cial dimen­sión al pre­sen­te docu­men­tal es el apor­te que logra Björk­man entre­vis­tan­do a sus cua­tro hijos adul­tos, espe­cial­men­te con los comen­ta­rios ver­ti­dos por Pía que es una repor­te­ra de tele­vi­sión e Isa­be­lla quien ha here­da­do la voca­ción artís­ti­ca de su madre. De los comen­ta­rios efec­tua­dos sur­ge cla­ra­men­te que a pesar de que Ingrid no lle­gó a sacri­fi­car su carre­ra para dedi­car­se a la vida fami­liar, eso no lle­gó a afec­tar la rela­ción con sus vás­ta­gos; así se avi­nie­ron a acep­tar a su madre tal como fue: una mujer femi­nis­ta y eman­ci­pa­da, sin echar raí­ces en lugar alguno, no pre­sio­na­da por fac­to­res exter­nos y jamás arre­pen­ti­da de lo que hizo sino más bien por lo que no lle­gó a lograr. Más aún, sus hijos expre­san el gran cari­ño y amor que sien­ten hacia esa per­so­na quien más que una madre fue para ellos una gran ami­ga con quien com­par­tían momen­tos espe­cia­les de sus vidas; si algo lamen­tan es no haber podi­do con­tar con más tiem­po de su pre­sen­cia físi­ca debi­do a los com­pro­mi­sos pro­fe­sio­na­les de la actriz en dife­ren­tes luga­res de Euro­pa y Esta­dos Unidos.

Si algún repa­ro cabe por hacer a este docu­men­tal es que uno habría desea­do que el direc­tor hubie­se efec­tua­do una mayor explo­ra­ción psi­co­ló­gi­ca de la cele­bra­da artis­ta. Con todo, gran par­te de la com­ple­ja per­so­na­li­dad y con­tra­dic­cio­nes huma­nas de Ingrid Berg­man que­dan evi­den­cia­das en este recuen­to ínti­mo de una mujer quien con su ima­gen lle­gó a con­quis­tar mun­dial­men­te a su públi­co. Final­men­te cabe seña­lar que la voz de Vikan­der cons­ti­tu­ye una valio­sa con­tri­bu­ción al otor­gar­le una espe­cial cali­dez a este meticu­loso docu­men­tal. Jor­ge Gutman