Tres Anun­cios Controvertidos

THREE BILL­BOARDS OUTSI­DE EBBING, MIS­SOU­RI. Esta­dos Uni­dos, 2017. Un film escri­to y diri­gi­do por Mar­tin McDonagh

Fran­ces McDor­mand, en otra de sus gran­des actua­cio­nes, delei­ta per­so­ni­fi­can­do a un per­so­na­je cier­ta­men­te pecu­liar. En esta come­dia negra el direc­tor Mar­tin McDo­nagh ilus­tra el cua­dro de una mujer que recu­rre a un medio inusi­ta­do para des­per­tar la con­cien­cia de quie­nes no han reac­cio­na­do sufi­cien­te­men­te a la tra­ge­dia que el des­tino le ha deparado.

Fran­ces McDormand

McDor­mand es Mil­dred Hayes quien ha per­di­do a Ange­la (Kathryn New­ton), su hija ado­les­cen­te que ha sido bru­tal­men­te vio­la­da y ase­si­na­da. Vivien­do en Ebbing, un pue­blo de fic­ción ubi­ca­do en las afue­ras de Mis­sou­ri, ella no pue­de con­tro­lar su pena al ver que des­pués de varios meses de acon­te­ci­do el cri­men, aún no haya habi­do res­pues­ta algu­na por par­te de las auto­ri­da­des loca­les. De allí que con su pacien­cia ya col­ma­da deci­de diri­gir­se al agen­te de ven­tas local (Caleb Landry Jones) para alqui­lar por espa­cio de un año tres car­te­les publi­ci­ta­rios que se encuen­tran a lo lar­go de una ruta local a fin de colo­car avi­sos denun­cian­do ese hecho; en uno de ellos se lee “rap­ta­da mien­tras está murien­do”, en otro “y aún no hay arres­tos” y en el ter­ce­ro “¿A qué se debe, She­riff Willoughby?”.

Cuan­do Jason Dixon (Sam Rock­well), el racis­ta ofi­cial de poli­cía, pasa por el lugar se que­da sor­pren­di­do por lo que ve y de inme­dia­to se comu­ni­ca con el she­riff Bill Willoughby (Woody Harrel­son) para poner­lo al tan­to de lo que suce­de. El she­riff en for­ma ama­ble se acer­ca a lo de Mil­dred para con­ver­sar con ella hacién­do­le ver que él ha hecho todos los esfuer­zos posi­bles para loca­li­zar al ase­sino pero que lamen­ta­ble­men­te aún no se ha podi­do iden­ti­fi­car­lo; ella se man­tie­ne impa­si­ble sin acep­tar las expli­ca­cio­nes brin­da­das e inclu­so no se inmu­ta en abso­lu­to cuan­do él le dice que pade­ce de un cán­cer ter­mi­nal. Man­te­nien­do la pos­tu­ra rígi­da de no aten­der excu­sa algu­na que pue­da jus­ti­fi­car que aún no se haya sabi­do quién ha sido el cri­mi­nal, la mujer tam­po­co acce­de a las argu­men­ta­cio­nes del cura local (Nick Searcy) que tam­bién la visi­ta, ni la de su den­tis­ta a quien ter­mi­na atacando.

Curio­sa­men­te a medi­da que el rela­to va desa­rro­llán­do­se, las sim­pa­tías del espec­ta­dor van len­ta­men­te des­pla­zán­do­se de Mil­dred hacia Willoughby en la medi­da que la pobla­ción local que quie­re al she­riff con­si­de­ra de mal gus­to la acti­tud adop­ta­da por Mil­dred con los letre­ros acu­sa­to­rios. Si bien es com­pren­si­ble el dolor de una madre fren­te a la pér­di­da de su hija y sin que se lle­gue a saber quién es el cul­pa­ble, la furia y odio que emer­gen de Mil­dred son de tal natu­ra­le­za don­de sus actos de vio­len­cia no per­mi­ten crear la com­pa­sión que en cir­cuns­tan­cias nor­ma­les mere­ce­ría; menos aún la alian­za cir­cuns­tan­cial que lle­ga a for­jar con el repe­len­te jefe de policía.

El rela­to pro­gre­si­va­men­te va asu­mien­do el carác­ter de un moderno wes­tern don­de la ven­gan­za vio­len­ta de cier­tos actos solo sir­ve para engen­drar otros de mayor vio­len­cia. A pesar del con­tex­to dra­má­ti­co de esta his­to­ria, sub­ya­ce un humor corro­si­vo que per­mi­te que su cru­de­za no resul­te deprimente.

Bien rea­li­za­do, con algu­nas obser­va­cio­nes en que se mani­fies­tan ras­gos racis­tas y sexis­tas del medio social en que trans­cu­rre el rela­to, la prin­ci­pal obje­ción for­mu­la­da al film es que pro­gre­si­va­men­te adquie­re giros ines­pe­ra­dos caren­tes de vero­si­mi­li­tud y que por razo­nes de dis­cre­ción no con­vie­ne reve­lar. De todos modos, el film se deja ver por su buen elen­co y sobre todo por la mag­ní­fi­ca inter­pre­ta­ción de McDor­mand, como una mujer sedien­ta de jus­ti­cia. Jor­ge Gutman

Un Emo­ti­vo Relato

WON­DER. Esta­dos Uni­dos, 2017. Un film de Stephen Chbosky

Des­pués de haber­se dis­tin­gui­do como un madu­ro rea­li­za­dor en The Perks of Being a Wall­flo­wer (2012), Ste­pen Chbosky retor­na al cine con Won­der, una his­to­ria emo­cio­nal acer­ca de un niño que por una rara muta­ción gené­ti­ca ha naci­do con una defor­ma­ción facial.

Jacob Trem­blay y Julia Roberts

El chi­co de 10 años de edad es August Pull­man (Jacob Trem­blay) quien ya ha pasa­do por varias ciru­gías que no han ayu­da­do mucho a mejo­rar su ros­tro y que lo ocul­ta con un cas­co cuan­do se encuen­tra fue­ra de su hogar. A su lado se encuen­tran sus padres Nate (Owen Wil­son) e Isa­bel (Julia Roberts) quie­nes le brin­dan todo el cari­ño posi­ble, al igual que lo hace su her­ma­na mayor Via (Iza­be­la Vidovic).

Has­ta ese momen­to Aug­gie ‑como así es lla­ma­do- reci­bió la edu­ca­ción ele­men­tal por par­te de su madre; aho­ra sus padres con­si­de­ran que ha lle­ga­do el momen­to de comen­zar sus estu­dios de ense­ñan­za media en una escue­la pri­va­da local. Es así que ahí debe enfren­tar­se con sus com­pa­ñe­ros con quie­nes no podrá disi­mu­lar su cica­triz facial; en con­se­cuen­cia, por ser dife­ren­te no pue­de elu­dir algu­nos actos de cruel­dad de algu­nos de ellos aun­que gra­dual­men­te se gana la esti­ma de otros cama­ra­das que comien­zan a reco­no­cer su noble­za de espíritu.

El film se dis­tin­gue por abar­car varios temas de indu­da­ble inte­rés. Uno de ellos es el de ilus­trar cómo el pro­ble­ma de Aug­gie influ­ye en la diná­mi­ca fami­liar; así, la aten­ción espe­cial dis­pen­sa­da por Nate e Isa­bel hacia él, moti­van que Via, a pesar de que­rer a su her­ma­ni­to, sien­te que es rele­ga­da a un segun­do plano por sus padres.

Otro aspec­to que se con­si­de­ra es la del bull­ying en el ámbi­to esco­lar y el modo en que las auto­ri­da­des esco­la­res pue­den con­tra­rres­tar esa degra­dan­te inti­mi­da­ción que sufren los chi­cos que no están en con­di­ción de defen­der­se. En tal sen­ti­do, resul­ta enco­mia­ble la fir­ma acti­tud adop­ta­da por el direc­tor de la escue­la (Mandy Patin­kin) al no dudar en sus­pen­der a cier­tos alum­nos que direc­ta o indi­rec­ta­men­te han insul­ta­do a Aug­gie o se han bur­la­do de él. El film, no obs­tan­te algu­nos momen­tos de sen­si­ble­ría exce­si­va, cau­ti­va a tra­vés de su desa­rro­llo dra­má­ti­co don­de la per­se­ve­ran­cia del niño logra final­men­te aglu­ti­nar al cole­gio al que asis­te y a la comu­ni­dad en que se desenvuelve.

Indu­da­ble alia­do de la satis­fac­to­ria direc­ción de Chbosky es la actua­ción de Jacob Trem­blay en el rol pro­ta­gó­ni­co. Este niño que tan bien impre­sio­na­ra en Room (2015), aquí con­fir­ma su soli­dez de madu­ro intér­pre­te; vivien­do su per­so­na­je con com­ple­ta natu­ra­li­dad, per­mi­te que uno se com­pe­ne­tre con la situa­ción que atra­vie­sa. Asi­mis­mo se dis­tin­gue Julia Roberts como la madre que ha deja­do de pre­pa­rar su tesis doc­to­ral para dedi­car la com­ple­ta aten­ción a su hijo. El res­to del elen­co alcan­za un homo­ge­neo nivel en la carac­te­ri­za­ción de per­so­na­jes muy bien definidos.

Basa­do en el best seller de la nove­la homó­ni­ma de R.H. Pala­cio de 2012, el guión coes­cri­to por el rea­li­za­dor trans­mi­te los nobles sen­ti­mien­tos que pre­va­le­cen en la mis­ma y en tal sen­ti­do los lec­to­res del libro como quie­nes no lo hayan leí­do que­da­ran satis­fe­chos con este ins­pi­ra­dor dra­ma sen­ti­men­tal. Jor­ge Gutman

Pano­ra­ma des­de el Puente

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

VU DU PONT   Autor: Arthur Miller – Tra­duc­ción: Mary­se War­da -. Direc­ción: Lorrai­ne Pin­tal – Elen­co: Fré­dé­rick Bouf­fard, Paul Dou­cet, Mau­de Gué­rin, Maxi­me Le Fla­guais, Fra­nçois Papi­neau, Mar­tin-David Peters, Mylè­ne St-Sau­veur, Fré­dé­rick Trem­blay – Esce­no­gra­fía: Daniè­le Léves­que — Acce­so­rios: Domi­ni­que Cough­lin — Ves­tua­rio: Marc Sené­cal – Ilu­mi­na­ción: Mar­tin Sirois – Maqui­lla­je: Jac­ques-Lee Pelle­tier — Músi­ca Ori­gi­nal: Jora­ne — Dura­ción: 1 hora y 55 minu­tos (sin entre­ac­to). Repre­sen­ta­cio­nes: Has­ta el 9 de diciem­bre de 2017 en el Théâ­tre du Nou­veau Mon­de (www.tnm.qc.ca)

La tra­ge­dia de un hom­bre moderno es la que Arthur Miller con­ci­bió en Pano­ra­ma des­de el Puen­te (View from the Brid­ge) que estre­na­da en Nue­va York en sep­tiem­bre de 1955 ha sido repre­sen­ta­da en los más impor­tan­tes esce­na­rios del mun­do. Es aho­ra que el TNM la repo­ne en fran­cés con el nom­bre de Vu du Pont en la tra­duc­ción rea­li­za­da por Mary­se Warda.

Fra­nçois Papi­neau. (Foto de Yves Renaud)

Si bien en prin­ci­pio uno podría ana­li­zar esta obra tenien­do como tema el de la inmi­gra­ción ile­gal, aspec­to que tie­ne amplia reso­nan­cia actual, fun­da­men­tal­men­te este inten­so dra­ma de reper­cu­sión uni­ver­sal des­can­sa más en el infor­tu­nio per­so­nal de su per­so­na­je pro­ta­gó­ni­co, un indi­vi­duo de inten­sa com­ple­ji­dad don­de a tra­vés del mis­mo, el autor refle­ja el lado som­brío que pue­de adop­tar la con­di­ción humana.

El rela­to que trans­cu­rre en 1955 se cen­tra en Eddie Car­bo­ne. Él es un humil­de esti­ba­dor de ori­gen ita­liano que tra­ba­ja en el mue­lle neo­yor­kino de Red Hook, al pie del puen­te de Brooklyn. Aun­que un tan­to rús­ti­co y apa­sio­na­da­men­te impul­si­vo en su for­ma de ser, se des­en­vuel­ve como un buen hom­bre de fami­lia jun­to a su mujer Béa­tri­ce y a Cathe­ri­ne, su joven sobri­na huér­fa­na a quien el matri­mo­nio ha edu­ca­do y se res­pon­sa­bi­li­za por ella. Sin saber­lo muy bien a qué res­pon­den sus ges­tos, lo cier­to es que Eddie la pro­te­ge obse­si­va­men­te del mun­do exte­rior que la rodea. La tran­qui­la con­vi­ven­cia se alte­ra con la lle­ga­da clan­des­ti­na de dos pri­mos de Béa­tri­ce; uno de ellos es Mar­co y el otro su her­mano menor Rodolpho, quie­nes huyen­do de la pobre­za rei­nan­te en la Ita­lia de la post­gue­rra desean abrir­se paso en Esta­dos Uni­dos y por ello agra­de­cen la hos­pi­ta­li­dad de con­vi­vir por un tiem­po en el hogar de la fami­lia Car­bo­ne. Mar­co, que es casa­do y padre de fami­lia espe­ra poder remi­tir a los suyos que per­ma­ne­cen en Ita­lia par­te del sala­rio que irá obte­nien­do tra­ba­jan­do ile­gal­men­te; por su par­te, su her­mano menor sol­te­ro aspi­ra a que­dar­se a vivir per­ma­nen­te­men­te en el país anfi­trión. El gra­ve con­flic­to se gene­ra cuan­do Cathe­ri­ne y Rodol­fo lle­gan a atraer­se mutua­men­te; ese hecho alte­ra pro­fun­da­men­te la con­duc­ta de Eddie quien quie­re disua­dir a su sobri­na de su inmi­nen­te boda con Rodol­fo tra­tan­do de hacer­le ver que él no está real­men­te intere­sa­do en ella pero que la boda lo habi­li­ta­rá para adqui­rir su resi­den­cia legal; ade­más uti­li­za como excu­sa que Rodolpho es afe­mi­na­do debi­do a su pelo rubio pla­ti­na­do y por­que ade­más le agra­da can­tar. Es allí que Eddie va reve­lan­do los deseos som­bría­men­te inces­tuo­sos hacia su sobri­na que has­ta ese momen­to pare­cie­ron ocul­tos y repen­ti­na­men­te comien­zan a esta­llar con la fuer­za explo­si­va de un volcán.

Paul Dou­cet, Mylè­ne St-Sau­veur y Fra­nçois Papi­neau. (Foto de Yves Renaud)

El mayor méri­to de la acer­ta­da pues­ta escé­ni­ca de Lorrai­ne Pin­tal es su direc­ción acto­ral de un elen­co de pri­mer nivel. En el rol pro­ta­gó­ni­co Fra­nçois Papi­neau ofre­ce un exce­len­te tra­ba­jo como el trá­gi­co héroe que encu­bier­to de ter­nu­ra en un momen­to dado es pre­sa de un deli­rio atroz tra­tan­do de jus­ti­fi­car su preo­cu­pa­ción pater­nal; al hacer­lo vomi­ta su agre­si­vi­dad y furia has­ta lle­gar a per­der su con­trol que lo lle­va a come­ter un acto repu­dia­ble y deci­di­da­men­te inmo­ral; en la deci­sión trá­gi­ca que final­men­te adop­ta bus­can­do su reden­ción, Papi­neau logra con­mo­ver alcan­zan­do una com­ple­ta comu­ni­ca­ción con el públi­co al trans­mi­tir la con­mi­se­ra­ción y pate­tis­mo que Miller lúci­da­men­te expre­sa en su tex­to. A su lado sobre­sa­le Mylè­ne St-Sau­veur ani­man­do a la jovial Cathe­ri­ne que quie­re a su tío como si fue­se su padre sin ima­gi­nar que en esa entre­ga de cari­ño va cimen­tan­do en él la semi­lla de su ocul­ta pasión.

En otros roles Fré­dé­rick Trem­blay como Rodolpho expre­sa muy bien la humi­lla­ción que sufre de Eddie; Mau­de Gué­rin brin­da huma­ni­dad a la abne­ga­da espo­sa que es tes­ti­go del des­equi­li­brio fami­liar cau­sa­do por el com­por­ta­mien­to de su espo­so, en tan­to que Maxi­me Le Fla­guais es con­vin­cen­te como Mar­co, el sici­liano que tra­ta­rá de ven­gar­se de Eddie a la usan­za y cos­tum­bres tra­di­cio­na­les de su tie­rra. Aun­que en un rol de menor gra­vi­ta­ción y elo­cuen­cia, Paul Dou­cet sale airo­so en la sobria com­po­si­ción que rea­li­za del abo­ga­do Alfie­ri quien habien­do man­te­ni­do un estre­cho víncu­lo con Eddie se con­vier­te en el narra­dor del drama.

La esce­no­gra­fía mini­ma­lis­ta de Daniè­le Léves­que y los acce­so­rios de Domi­ni­que Cough­lin per­mi­ten crear el cli­ma ambien­tal en que trans­cu­rre la acción. Fil­nal­men­te la rique­za sono­ra de Jora­ne crean­do los momen­tos de mayor ten­sión así como la apro­pia­da ilu­mi­na­ción de Mar­tin Sirois refuer­zan los valo­res de esta producción.

Con­clu­siónUn trá­gi­co dra­ma fami­liar meticu­losa­men­te rea­li­za­do y muy bien actua­do en otro triun­fo artís­ti­co del TNM

Una Logra­da Farsa

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

THE 39 STEPS Autor: John Buchan / Adap­ta­ción: Patric Bar­low / Direc­ción: Eda Hol­mes / Elen­co: Lucin­da Davis, Trent Pardy, Ame­lia Sar­gis­son y Andrew Sha­ver / Esce­no­gra­fía y Ves­tua­rio: Michael Gian­fran­ces­co / Ilu­mi­na­ción: Andrea Lundy / Com­po­si­tor y Dise­ño de Soni­do: Keith Tho­mas / Dura­ción: 2 horas con un entre­ac­to de 20 minu­tos / Repre­sen­ta­cio­nes: has­ta el 10 de Diciem­bre de 2017 en el Cen­taur Thea­tre (www.centaurtheatre.com)

Ame­lia Sar­gis­son y Andrew Shaver.(Foto de Andrée Lanthier)

Resul­ta­ba difí­cil pen­sar que la nove­la de John Buchan publi­ca­da en 1915 y adap­ta­da para el cine por el genial Alfred Hitch­cock en 1935 pudie­se ser con­ver­ti­da en una obra tea­tral. Sin embar­go Simon Cor­ble y Nobby Dimon acep­ta­ron el desa­fío logran­do adap­tar­la en 1995; pos­te­rior­men­te, el tex­to fue rees­cri­to por Patrick Bar­low en 2005 dan­do como resul­ta­do una pie­za que obtu­vo un gran éxi­to tan­to en Ingla­te­rra como en los Esta­dos Uni­dos. Aho­ra el públi­co de Mon­treal tie­ne la opor­tu­ni­dad de apre­ciar­la en la mag­ní­fi­ca pues­ta escé­ni­ca de Eda Hol­mes, la nue­va direc­to­ra artís­ti­ca de la com­pa­ñía del Tea­tro Centaur.

Quien esté dis­pues­to a juz­gar esta ver­sión tea­tral debe­rá ver­la sin pre­jui­cio alguno por­que la obra de sus­pen­so de Hitch­cock, aun­que argu­men­tal­men­te sub­sis­te, aquí que­da trans­for­ma­da en una paro­dia muy bien cons­trui­da; en con­se­cuen­cia, no debe ser toma­da seriamente.

Andrew Sha­ver. (Foto de Andrée Lanthier)

Quie­nes hayan leí­do la nove­la o vis­to el melo­dra­ma del mago del sus­pen­so ten­drán pre­sen­te el comien­zo de su tra­ma. En un bre­ve recuen­to no está demás recor­dar que Richard Han­nay, asis­tien­do a un espec­tácu­lo de varie­té en un tea­tro de Lon­dres, invo­lun­ta­ria­men­te se invo­lu­cra con Anna­be­lla Sch­midt, una espec­ta­do­ra sen­ta­da a su lado; cuan­do ines­pe­ra­da­men­te se pro­du­ce un dis­pa­ro en la sala, el páni­co cun­de y la fun­ción se sus­pen­de. Es allí que la joven le hace saber a su com­pa­ñe­ro de buta­ca que exis­te una cons­pi­ra­ción inter­na­cio­nal de espio­na­je y que ella es una agen­te de inte­li­gen­cia per­se­gui­da por unos hom­bres que inten­tan ase­si­nar­la; cuan­do Ana­be­lla le pide a Richard que la lle­ve a su depar­ta­men­to para estar pro­te­gi­da, él acce­de aun­que en medio de la noche Anna­be­lla es ase­si­na­da. De allí en más comien­za para él una invo­lun­ta­ria aven­tu­ra que lo lle­va a huir pre­ci­pi­ta­da­men­te hacia Esco­cia a fin de esca­par de los espías que lo per­si­guen y de la poli­cía que sos­pe­cha de él.

Lucin­da Davis y Trent Pardy. (Foto de Andrée Lanthier)

Con solo 4 acto­res don­de con excep­ción de Andrew Sha­ver los res­tan­tes inter­pre­tan múl­ti­ples roles, el espec­ta­dor asis­te a una bri­llan­te far­sa don­de la risa se man­tie­ne de mane­ra cons­tan­te a medi­da que los acon­te­ci­mien­tos se van desa­rro­llan­do fre­né­ti­ca­men­te. Ade­más de la ágil direc­ción de Hol­mes, esta pie­za cons­ti­tu­ye una opor­tu­ni­dad para el luci­mien­to de su elen­co. En tal sen­ti­do aun­que Sha­ver inter­pre­te úni­ca­men­te al prin­ci­pal per­so­na­je, hay que con­si­de­rar que tan­to Lucin­da Davis como Trent Pardy y Ame­lia Sar­gis­son asu­men varios per­so­na­jes don­de ade­más de cam­biar rápi­da­men­te de atuen­do deben adop­tar dife­ren­tes expre­sio­nes facia­les así como fre­cuen­tes modi­fi­ca­cio­nes en la acen­tua­ción vocal; ese tour de for­ce acto­ral está ple­na­men­te logrado.

A todo ello, par­te esen­cial del espec­tácu­lo resi­de en su esce­no­gra­fía; en tal sen­ti­do es meri­to­rio el tra­ba­jo de Michael Gian­fran­ces­co al haber sabi­do adap­tar el redu­ci­do mar­co escé­ni­co del tea­tro a los dife­ren­tes y rápi­dos cam­bios de deco­ra­do que la tra­ma requie­re. Simul­tá­nea­men­te, habrá que resal­tar los mag­ní­fi­cos efec­tos de soni­do logra­dos por Keith Tomas y la ade­cua­da ilu­mi­na­ción de Andrea Lundy.

Como se seña­ló al comien­zo, aquí no impe­ra el mis­te­rio sino la car­ca­ja­da con­ti­nua a tra­vés de un via­je caó­ti­ca­men­te diver­ti­do. En resu­men: el espec­ta­dor dis­fru­ta de una bue­na vela­da teatral.

Tác­ti­cas Inhumanas

CRI­SE R.H.  Fran­cia, 2017. Un film de Nico­las Silhol

Un thri­ller de can­den­te actua­li­dad es el que el novel direc­tor Nico­las Silhol abor­da en Cri­se R.H. enfo­can­do las arti­ma­ñas a las que algu­nas orga­ni­za­cio­nes empre­sa­ria­les sue­len recu­rrir para des­pren­der­se de su personal.

Aun­que el rela­to no está basa­do en per­so­na­jes ver­da­de­ross cual­quier coin­ci­den­cia con la reali­dad no es mera coin­ci­den­cia. El guión del rea­li­za­dor y de Nico­las Fle­reau ubi­ca la acción en el depar­ta­men­to de Recur­sos Huma­nos de una gigan­tes­ca com­pa­ñía mul­ti­na­cio­nal de Fran­cia; allí se desem­pe­ña como geren­te Emi­lie (Céli­ne Salet­te) una com­pe­ten­te joven que repor­ta a Stepha­ne (Lam­bert Wil­son), el direc­tor de la unidad.

En la medi­da que la fir­ma deci­de pres­cin­dir par­te de su per­so­nal para redu­cir sus cos­tos, en lugar de recu­rrir al des­pi­do que impli­ca­ría asu­mir los gas­tos de indem­ni­za­ción, deci­de apli­car méto­dos de ges­tión inhu­ma­nos. Eso se tra­du­ce en pre­sio­nar a sus emplea­dos, ya sea trans­fi­rién­do­los a posi­cio­nes de menor cate­go­ría o bien des­pla­zán­do­los a otras sucur­sa­les fue­ra del lugar don­de viven; de este modo, los afec­ta­dos tra­ba­ja­do­res optan por dejar volun­ta­ria­men­te su empleo.

Den­tro de ese con­tex­to Emi­lie, cum­plien­do con las pre­ci­sas ins­truc­cio­nes dadas por su jefe, arrin­co­na a un exce­len­te emplea­do quien extre­ma­da­men­te ago­bia­do por esta situa­ción se sui­ci­da en la empre­sa. La situa­ción se com­pli­ca cuan­do Marie (Vio­lai­ne Fumeau), la ins­pec­to­ra labo­ral, comien­za su inves­ti­ga­ción para deter­mi­nar la cau­sa del fatal accidente.

A medi­da que el rela­to trans­cu­rre, la intri­ga se va inten­si­fi­can­do a tra­vés del com­por­ta­mien­to de Emi­lie. Ago­bia­da de cul­pa fren­te a lo acon­te­ci­do y dejan­do a un lado su acos­tum­bra­da frial­dad que adop­ta para cum­plir con su tarea, ella expe­ri­men­ta un fuer­te impac­to emo­cio­nal. Ése es el momen­to en que debe deci­dir entre con­fe­sar las cau­sas del fatal acci­den­te ‑libe­ran­do así el peso de su con­cien­cia aun­que eso le impli­que ser des­pe­di­da de la compañía‑o en cam­bio ocul­tar la ver­dad para pre­ser­var su empleo.

Den­tro de una sobria y clá­si­ca rea­li­za­ción e ins­pi­ra­do por la reali­dad socio­eco­nó­mi­ca de Fran­cia, en este dra­ma labo­ral el direc­tor denun­cia la des­hu­ma­ni­za­ción de las gran­des orga­ni­za­cio­nes aco­san­do emo­cio­nal­men­te a su per­so­nal para lograr su pro­pó­si­to; en tal sen­ti­do el tra­ba­ja­dor es solo un nom­bre en la nómi­na de la empre­sa en don­de su buen desem­pe­ño labo­ral y leal­tad a sus emplea­do­res no son apre­cia­dos. Con un tema can­den­te muy bien tra­ta­do, ése es un film de inne­ga­ble cali­dad que se dis­tin­gue, entre otros valo­res posi­ti­vos, por la remar­ca­ble inter­pre­ta­ción de Céli­ne Sallet­te. Jor­ge Gutman