BULLET TO THE HEAD. Estados Unidos, 2012. Un film de Walter Hill
Este rutinario producto comercial hollywoodense está destinado a ser digerido con gran rapidez y sin duda se presta para que Sylvester Stallone demuestre que aún como actor sexagenario le queda vigor suficiente para caracterizar a un personaje que no se aparta mucho de los que le tocó interpretar en el pináculo de su carrera de los años 80.
Basado en el comic Du plomb dans la tête, el guionista Alessandro Camon trasladó el escenario de acción de la ciudad de Nueva York a la de Nueva Orleans aunque este cambio de ninguna manera influye en la historia narrada. Básicamente, la acción gira en torno de Jimmy Bobo (Stallone), un sicario bien experimentado que en una de las primeras escenas del film elimina con esmero y rapidez a una de sus víctimas. Cuando al poco tiempo el asociado de Jimmy (Jon Seda) es audazmente asesinado por otro mercenario (Jason Momoa), Jimmy decide vengarse a toda costa. En forma paralela, el guión introduce a Taylor Kwon (Sung Kang) un joven detective policial de origen coreano que por imperio de circunstancias fortuitas formará un vínculo con Jimmy donde ambos tratarán de perseguir a los asesinos de estos dos crímenes, sin que Taylor sepa que tiene a su lado a uno de ellos.
Dentro de la muy usada fórmula de las películas de compañeros (buddy movies) es muy raro encontrar un dúo integrado por un asesino y un policía, pero como en este tipo de filmes el razonamiento o la lógica ocupan poco o casi nulo espacio lo único que resta es dejarse llevar por las tonteras que el relato ofrece y asistir a algunos diálogos con diatribas racistas que se suscitan entre Jimmy y Taylor Como historia subsidiaria, el guión introduce a Lisa (Sarah Shahl), la hija de Jimmy, que terminará gustando de Taylor, y que hacia el final será tomada como rehén por un grupo de empresarios mafiosos y corruptos desembocando en el clásico enfrentamiento entre los “buenos” y los “malos”, donde nadie pone en duda quiénes serán los que saldrán indemnes.
Lo que se presencia no es para ser aceptado con seriedad, pero en lugar de ofrecer un divertimento caricaturesco sin mayor pretensión, los responsables del film optaron por darle un equivocado tinte realista. En todo caso, los amantes indiscriminados de este tipo de género pasarán por alto las observaciones precedentes y verán satisfechas sus expectativas en materia de violencia extremada donde la misma está caracterizada por peleas a granel mediante trompada limpia, cuchillos, hachas, armas de fuego, todo ello con el aderezo de abundante sangre.
En materia interpretativa quien más se luce es Stallone animando a un personaje –mezcla de Rambo y Rocky- perfectamente delineado a su medida y que sus seguidores habrán de apreciar. En lo que concierne a la dirección, Walter Hill es veterano en filmes de acción y trató de efectuar un retorno a las fuentes siguiendo con la modalidad adoptada hace tres décadas con 48 horas (1982), pero en este caso sin mayor imaginación.
Conclusión: Un film descerebrado que se olvida a los pocos minutos de ser visto pero que satisfará a una audiencia de apetito insaciable en materia de acción y violencia. Jorge Gutman