El Retorno del Hom­bre de Hierro

IRON MAN 3. Esta­dos Uni­dos, 2013. Un film de Sha­ne Black. Elen­co: Robert Dow­ney Jr, Gwy­neth Pal­trow, Rebec­ca Hall, Guy Pear­ce, Ben Kings­ley, Don Chead­le, Jon Favreau 

Los aman­tes de super­hé­roes están de para­bie­nes con esta nue­va entre­ga de los estu­dios Mar­vel. Aun­que Iron Man 3 no cons­ti­tu­ye más que una varia­ción sobre el mis­mo tema, lo cier­to es que esta ter­ce­ra par­te, flui­da­men­te diri­gi­da por Sha­ne Black, apli­ca fór­mu­las cono­ci­das pero efec­ti­vas que cimen­ta­ron la popu­la­ri­dad del héroe de hie­rro en los dos capí­tu­los precedentes. 

¿Qué es lo que cuen­ta la his­to­ria co-escri­ta por el rea­li­za­dor y Drew Pear­ce? El pró­lo­go del film mues­tra al super­hé­roe Tony Stark (Robert Dow­ney Jr.) en una secuen­cia román­ti­ca con la cien­tí­fi­ca Maya Han­sen (Rebe­ca Hall) que tie­ne lugar en Ber­na en 1999; eso per­mi­te impul­sar el desa­rro­llo de la acción que se tras­la­da al tiem­po actual. Tony en prin­ci­pio pare­ce tener­lo todo, sien­do un pode­ro­so mag­na­te y due­ño del empo­rio de arma­men­tos de las indus­trias Stark, él apor­ta su inte­lec­to y su novia Pep­per Potts (her­mo­sa y radian­te Gwy­neth Pal­trow) la mane­ja con gran efi­cien­cia. Con todo, el indi­vi­duo está un tan­to exte­nua­do, sufre de recu­rren­tes pesa­di­llas y ata­ques de páni­co, se sien­te vul­ne­ra­ble y ade­más debe con­vi­vir fue­ra de su tra­je metá­li­co dado que debi­do a difi­cul­ta­des téc­ni­cas las dife­ren­tes par­tes que lo com­po­nen pue­den ser adhe­ri­das a su cuer­po a tra­vés de con­trol a dis­tan­cia. Fren­te a estas con­di­cio­nes, ¿le será posi­ble vol­ver a ser el super­hé­roe de los vie­jos tiempos? 

Todo a su tiem­po, las cir­cuns­tan­cias quie­ren que Tony deba enfren­tar a más de un villano. Por un lado se encuen­tra el enemi­go públi­co de Esta­dos Uni­dos (exce­len­te inter­pre­ta­ción de Ben Kings­ley) apo­da­do El Man­da­rín, con todas las carac­te­rís­ti­cas de un cari­ca­tu­res­co Bin Laden, difun­dien­do videos que pro­vo­can el páni­co en la pobla­ción como con­se­cuen­cia de una serie de aten­ta­dos terro­ris­tas; por el otro, el otro enemi­go es Aldrich Killian (Guy Pear­ce), un exper­to en bio­ge­né­ti­ca pero men­tal­men­te des­equi­li­bra­do que con­fi­gu­ra otra fuen­te de peli­gro públi­co. He ahí la gran opor­tu­ni­dad para que Tony pue­da demos­trar su inge­nio y habi­li­dad de super­hé­roe capaz de sal­var al mun­do y al pre­si­den­te de los Esta­dos Uni­dos, con­tan­do en este caso con la cola­bo­ra­ción de un pro­di­gio­so niño (Ty Simpkins). 

Robert Downey Jr.

Robert Dow­ney Jr.

Aun­que el con­te­ni­do dra­má­ti­co no está ausen­te del rela­to, el film es fun­da­men­tal­men­te una come­dia de acción, don­de su tra­ma está pla­ga­da de situa­cio­nes humo­rís­ti­cas que fun­cio­nan muy bien den­tro del con­tex­to pro­pues­to por el guión. Si bien la pelí­cu­la está hecha a la medi­da de Dow­ney Jr, quien sin duda apor­ta pre­sen­cia caris­má­ti­ca como el sim­pá­ti­co mega­ló­mano lla­ma­do a derro­tar a los villa­nos de turno, no menos cier­to es que el res­to del elen­co se desem­pe­ña muy bien apor­tan­do entu­sias­mo a los per­so­na­jes bien des­crip­tos que les toca animar. 

De nin­gún modo el film es pro­fun­do ni tam­po­co pre­ten­de ser­lo; sin embar­go des­plie­ga sim­pa­tía sufi­cien­te como para ser dis­fru­ta­do por quie­nes son adic­tos a las sagas cómi­cas de Mar­vel, como en el pre­sen­te caso. Sea a tra­vés de la pro­yec­ción en ter­ce­ra dimen­sión o bien en 2D el públi­co tie­ne oca­sión de pre­sen­ciar algu­nas esce­nas ver­da­de­ra­men­te espec­ta­cu­la­res, don­de una de ellas –exce­len­te­men­te logra­da- tie­ne lugar en la ope­ra­ción de sal­va­ta­je que se pro­du­ce den­tro del avión pre­si­den­cial de los Esta­dos Unidos. 

Tenien­do en cuen­ta que la ten­den­cia gene­ral es aban­do­nar la sala cuan­do comien­zan a pro­yec­tar­se los cré­di­tos fina­les de un film, en este caso se reco­mien­da aguar­dar los 10 minu­tos que abar­ca el cie­rre de Iron Man 3 para encon­trar­se con una esce­na de yapa don­de apa­re­ce Stark fren­te a un supues­to psi­co­ana­lis­ta (Mark Ruf­fa­lo); el con­te­ni­do de esa con­ver­sa­ción, como toda sor­pre­sa, no mere­ce ser reve­la­do pero en todo caso resul­ta ingenioso. 

Con­clu­sión: Un film de acción y aven­tu­ras bien rea­li­za­do que con­fi­gu­ra un buen entre­te­ni­mien­to para los adic­tos al géne­ro de super­hé­roes. Jor­ge Gutman