A Cual­quier Precio

AT ANY PRI­CE. Esta­dos Uni­dos, 2012. Un film de Ramin Bahrani

Ramin Bah­ra­ni, un direc­tor que ha demos­tra­do gran sen­si­bi­li­dad en sus ante­rio­res tra­ba­jos, retor­na con un dra­ma que abor­da las rela­cio­nes con­flic­ti­vas entre padres e hijos den­tro del con­tex­to de una fami­lia de agri­cul­to­res del medio oes­te de los Esta­dos Unidos.

Zac Efron y Dennis Quaid

Zac Efron y Den­nis Quaid

El pro­ta­go­nis­ta del rela­to escri­to por el rea­li­za­dor con Hallie Eli­za­beth New­ton es Whip­ple (Den­nis Quaid), un hom­bre de fami­lia de media­na edad que sigue la tra­di­ción de sus ances­tros desem­pe­ñán­do­se como agri­cul­tor de un cam­po de maíz que le per­te­ne­ce. Como tal desea­ría que su tarea pudie­ra ser con­ti­nua­da por sus hijos. Mien­tras que el mayor está ausen­te en Argen­ti­na tra­tan­do de esca­lar el Acon­ca­gua, el hijo menor Dean (Zac Efron) pre­fie­re esca­par de la vida rural que le apri­sio­na para dedi­car­se a las carre­ras de auto­mó­vi­les. Pero ade­más de no sen­tir­se incli­na­do por la empre­sa fami­liar, su natu­ra­le­za de mucha­cho noble y humil­de no le per­mi­te acep­tar con bene­plá­ci­to cier­tas prác­ti­cas dis­cu­ti­bles emplea­das por su pro­ge­ni­tor como, por ejem­plo, cuan­do se vale de un fune­ral para com­prar a sus deu­dos el terreno que here­dan a un pre­cio bajo a fin de ampliar de este modo su con­trol de la tierra.

Si bien la ten­sión gene­ra­da entre Henry y su hijo cons­ti­tu­ye uno de los aspec­tos cen­tra­les del rela­to, no menos impor­tan­te es la ilus­tra­ción de situa­cio­nes vin­cu­la­das con la com­pe­ten­cia feroz enta­bla­da entre los agri­cul­to­res en la épo­ca de la tec­no­lo­gía moder­na con el uso de semi­llas gené­ti­ca­men­te modi­fi­ca­das. En tal sen­ti­do que­da cla­ro que el cre­do “expan­dir­se o morir” uti­li­za­do en las reunio­nes gre­mia­les está muy bien gra­ba­do en la men­ta­li­dad de Henry quien no tie­ne repa­ro alguno para acu­dir a pro­ce­di­mien­tos ines­cru­pu­lo­sos con tal de com­pe­tir con Jim John­son (Clancy Brown), un pode­ro­so rival, para lograr el lide­raz­go en la ven­ta de semillas.

El film no man­tie­ne un rit­mo pare­jo, sobre todo en su pri­me­ra mitad don­de el rela­to dis­cu­rre en for­ma des­igual; sin embar­go, la exce­len­te com­po­si­ción que Quaid y Efron logran de sus per­so­na­jes com­pen­sa en gran par­te ese incon­ve­nien­te. Quaid des­lum­bra en natu­ra­li­dad dan­do vida a un per­so­na­je com­ple­jo de mora­li­dad cues­tio­na­ble en tan­to que Efron ‑dejan­do atrás su face­ta de ado­les­cen­te cari­lin­do de anta­ño- ofre­ce un sóli­do y muy con­vin­cen­te tra­ba­jo, sobre todo cuan­do inter­ac­túa con Quaid.

Es en su últi­ma par­te es don­de el film adquie­re un ver­da­de­ro cli­ma dra­má­ti­co al obli­gar a sus per­so­na­jes cen­tra­les a tener que con­vi­vir con un tur­bio secre­to que les uni­rá de por vida car­gan­do en sus con­cien­cias el remor­di­mien­to de haber come­ti­do una acción irreparable.

Con­clu­sión: Aun­que des­igual, este dra­ma rural arro­ja un sal­do posi­ti­vo por sus bue­nas actua­cio­nes y por una bue­na des­crip­ción de la ambi­güe­dad moral de su prin­ci­pal per­so­na­jeJor­ge Gutman