A HIJACKING. Dinamarca, 2012. Un film escrito y dirigido por Tobias Lindholm
Tobías Lindholm quien ya ha tenido considerable experiencia como guionista en algunos filmes del cineasta Thomas Vinterberg (Submarino, The Hunt) y también participó como realizador junto con Michael Noer en R, aquí por primera vez asume su condición de director único en un drama de notable calidad.
Como el título lo anticipa, la tensa historia concebida por Lindhom se refiere a un secuestro que tiene lugar en alta mar. El film comienza presentando una secuencia donde Mikkel (Pilou Asbaek), el cocinero de un buque carguero quien desempeñando sus labores se comunica telefónicamente con su mujer expresando su ansiedad de retornar lo antes posible al hogar para reencontrarse con su familia. Dos días después y cuando la nave se encuentra en pleno Océano Índico el público se entera que la tripulación y el barco han sido objeto de un asalto consumado diestramente por piratas de Somalia que demandan un rescate de 15 millones de dólares para la liberación del equipaje. Es ahí donde entran a actuar los interlocutores representados por Peter Ludvigsen (Soren Malling), el presidente de la compañía, quien para resolver la grave situación planteada decide contratar los servicios de un experto en la materia (Gary Skjoldmose Porter, que en la vida real se desempeña como tal) quien es traído a bordo; sin embargo, ignorando los consejos que el profesional le suministra, Peter decide lidiar con el problema creyendo que él es el mejor interlocutor para actuar con los secuestradores.
A medida que transcurren los días y semanas, sin que el drama tenga visos de solución por la intransigencia de Peter en ceder a las demandas de los extorsionadores, hay un malestar creciente manifestado tanto por los familiares de los hombres de mar que se encuentran en tierra aguardando noticias así como por parte de la tripulación de las 7 personas a bordo cuya moral va minándose gradualmente. Así, el encierro forzoso va generando un clima de opresión angustiante frente al callejón sin salida.
Lindholm ha logrado un estupendo thriller realista donde la mayor parte de la acción tiene lugar en dos escenarios exclusivos: las confortables oficinas administrativas de la sede central y el confinamiento claustrofóbico del buque carguero; a pesar de dicho minimalismo, el relato mantiene una gran tensión en el juego psicológico que se establece entre las partes en pugna, fundamentalmente debido al buen desarrollo de los personajes. Para concentrar el interés de un relato durante casi dos horas de duración se necesitan acontecimientos que dramaticen constantemente el clima vivido y en tal sentido, el guión va originándolos inteligentemente al ilustrar la rutina de una convivencia peligrosa entre los captores y sus indefensos e intimidados rehenes.
Las interpretaciones se destacan por su excepcional naturalidad. Malling, muy lejos de cualquier estereotipo, representa impecablemente al frío ejecutivo que sin llegar a ser despiadado o cruel por estar acostumbrado a estar en completo control de sus decisiones presume equivocadamente que negociar con los piratas es algo semejante a tratar una transacción comercial ordinaria, hasta que la realidad le demuestra lo contrario. Similar desempeño actoral cumple Asbaek transmitiendo cabalmente el estado anímico de una persona que va perdiendo la razón a medida que los dramáticos acontecimientos se prolongan indefinidamente.
Conclusión: Lindholm brinda un tenso drama de suspenso que por su sorprendente autenticidad más se asemeja a un documental que a una historia de ficción. Jorge Gutman