Un Ruti­na­rio Film de Espionaje

JACK RYAN: SHA­DOW RECRUIT. Esta­dos Uni­dos, 2013. Un film de Ken­neth Branagh

El per­so­na­je Jack Ryan con­ce­bi­do por el nove­lis­ta Tom Clancy y lle­va­do al cine en varias opor­tu­ni­da­des (Patriot Games en 1992, Clear and Pre­sent Dan­ger en 1994) vuel­ve a cobrar vida en un film de acción diri­gi­do y actua­do por Ken­neth Branagh.

Resul­ta curio­so saber qué es lo que impul­só a Bra­nagh, un exper­to sha­kes­pe­riano, para abor­dar un géne­ro tan disí­mil don­de en el caso de este film no se apre­cia nada dife­ren­te de los corrien­tes pro­duc­tos comer­cia­les de espionaje.

Chris Pine y Keira Nightley

Chris Pine y Kei­ra Nightley

El film comien­za en 2001 pre­sen­tan­do a Ryan (Chris Pine) como un ame­ri­cano estu­dian­te de eco­no­mía en una pres­ti­gio­sa uni­ver­si­dad lon­di­nen­se que obser­va asom­bra­do lo que la tele­vi­sión mues­tra en la dra­má­ti­ca jor­na­da de sep­tiem­bre de ese año con el ata­que a las torres geme­las de Nue­va York. Actuan­do con sen­ti­do patrió­ti­co resuel­ve enro­lar­se en una misión mili­tar que lo lle­va a Afga­nis­tán; alli, des­pués de un acci­den­te en el que logra sal­var su vida pero deján­do­lo mal heri­do, ini­cia un pro­ce­so de reha­bi­li­ta­ción de una de sus pier­nas con la ayu­da de la tera­peu­ta Cathy (Kei­ra Knightley), una estu­dian­te de medi­ci­na con quien logra sim­pa­ti­zar y que pron­ta­men­te se con­vier­te en su pare­ja. Duran­te su recu­pe­ra­ción es reclu­ta­do por William Har­per (Kevin Kost­ner), un coman­dan­te naval ame­ri­cano, para que en for­ma encu­bier­ta pres­te su cola­bo­ra­ción a la CIA tra­ba­jan­do como ana­lis­ta finan­cie­ro de Wall Street a fin de detec­tar movi­mien­tos de dine­ro de posi­bles terro­ris­tas. Des­pués de 10 años de tra­ba­jo, Jack des­cu­bre algu­nos lega­jos demos­tran­do la exis­ten­cia de un com­plot ruso de natu­ra­le­za finan­cie­ra que pue­de cau­sar una pro­fun­da rece­sión eco­nó­mi­ca en los Esta­dos Uni­dos. Es por ello que es envia­do rápi­da­men­te a Rusia don­de comien­za su acti­vi­dad de espía; ya en Mos­cú des­cu­bre que el gran enemi­go y villano es Vik­tor Che­re­vin (Bra­nagh), un mega­ló­mano hom­bre de nego­cios ruso, quien como astu­to y des­pia­da­do mani­pu­la­dor está obs­ti­na­do a que la eco­no­mía ame­ri­ca­na sucumba.

Lo que pro­si­gue es un rela­to de espio­na­je que pre­ten­de emu­lar a la serie de Jason Bour­ne pero que no lo logra debi­do a un guión poco ima­gi­na­ti­vo, pedes­tre y poco plau­si­ble. dis­ta de brin­dar la ten­sión y emo­ción nece­sa­ria. Tal como se lo apre­cia, el rela­to no es más que un reci­cla­je de muchos otros ya vis­tos don­de las clá­si­cas per­se­cu­cio­nes de autos, explo­sio­nes, ten­ta­ti­vas de ase­si­na­tos y todos los cli­sés pro­pios del géne­ro salen a relucir.

La labor de Bra­nagh como rea­li­za­dor es correc­ta don­de logran­do algu­nas esce­nas de lucha que brin­dan cier­ta ten­sión al rela­to; en su carác­ter de actor sale airo­so del paso a pesar de las incon­sis­ten­cias del libre­to; algo pare­ci­do suce­de con Pine quien con su sim­pa­tía es capaz de defen­der­se brin­dan­do ener­gía y cier­ta con­vic­ción como el encu­bier­to patrio­ta des­ti­na­do a sal­var a su país del terro­ris­mo finan­cie­ro; la rela­ción que su per­so­na­je man­tie­ne con Kathy está bien desa­rro­lla­da aun­que resul­ta difí­cil­men­te vero­sí­mil admi­tir que ella duran­te 10 años igno­ra­ba las tareas a las que esta­ba abo­ca­do Jack.

Con­clu­sión: Un thri­ller dema­sia­do tibio y sin mucha emo­ción que pare­ce­ría que­rer resu­ci­tar la gue­rra fría entre Esta­dos Uni­dos y Rusia. El film sola­men­te podrá satis­fa­cer a una audien­cia pro­cli­ve a los rela­tos de acción y que no cues­tio­ne dema­sia­do su con­te­ni­do.  Jor­ge Gut­man