THE MONUMENTS MEN. Estados Unidos, 2014. Un film de George Clooney
En los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial, un contingente de hombres conocidos con el nombre de The Monuments Men unieron sus esfuerzos para combatir otra guerra de diferente naturaleza; se trató de rescatar obras de arte, incluyendo pinturas, esculturas y otras piezas maestras de inconmensurable valor que contribuyeron a enriquecer la cultura de nuestra civilización a través de los siglos. Las mismas habían sido saqueadas por el Tercer Reich de importantes museos europeos como así también de coleccionistas judíos. Ese es el tema que aborda George Clooney en esta película basada en el libro homónimo de Robert M. Edsel y Bret Witter que si bien despierta interés su construcción dista de satisfacer.
En esta historia de ficción el líder de la operación es Frank Stokes (Clooney), un especialista americano de historia del arte, quien en las primeras escenas del film plantea el peligro que aguarda a tesoros artísticos de autores como Michelangelo, Rembrandt, Vermeer, Da Vinci, Degas, entre otros sustraídos por los nazis. Es allí que en la primavera de 1944 convoca a un cuerpo de élite integrado por expertos internacionales del arte para que, trasladándose a diferentes lugares del continente europeo y sumergiéndose en pleno campo de batalla, realicen todo lo que esté a su alcance para restituir las obras robadas por los secuaces de Hitler y evitar así que lleguen a ser destruidas. Entre sus integrantes se encuentran un restaurador artístico (Matt Damon), un arquitecto (Bill Murray), un coreógrafo (Bob Balaban), un escultor (John Goodman), un marchand francés (Jean Dujardin), un pintor británico en procura de redención (Hugh Bonneville) y un joven soldado judío de New Jersey que oficia de traductor (Dimitri Leonidas). Cada uno de ellos recibe instrucciones sobre los lugares donde deberá cumplir su cometido.
El principal problema del film es que teniendo en cuenta de que existe una tarea de búsqueda y/o localización de las obras sustraídas, el relato permanece parco sobre cómo hallarlas y recuperarlas; precisamente es ese aspecto lo que debería constituir la intriga de esta historia pero que el guión de Clooney y Grant Heslov no logra desarrollar. Otro aspecto objetable es que los personajes expuestos son demasiado endebles a la vez que unidimensionales sin que hayan sido analizados a un nivel más profundo para que brinden una mejor impresión.
Tampoco es aprovechada una oportunidad para que el relato cobrara cierto impulso. Eso se refleja en la interacción entablada entre el personaje de Damon con el de Cate Blanchett que anima a una curadora parisina trabajando en el Museo Jeu de Paume de París; después de su reluctancia inicial, ella acepta proporcionar ciertas pistas sobre el lugar donde podrían estar ocultas algunas de las obras saqueadas. Durante el transcurso de esas escenas, el guión insinúa una subtrama romántica entre los dos personajes pero que quedan diluidas sin gravitar dentro del contexto central de la trama
La impresión que se tiene es la de asistir a un thriller de guerra desdibujado y sin alma, que si bien está correctamente interpretado resulta poco articulado y como efecto produce un letargo difícil de superar. Ciertamente interesan algunos aspectos considerados sobre el valor de la cultura, o bien si es válido el sacrificio de vidas como el precio a pagar por el rescate de obras que forman parte del patrimonio de la humanidad; sin embargo, estos tópicos están tratados esquemáticamente sin que lleguen a calar en el ánimo del espectador.
Hacia el final del relato se menciona que el valiente equipo que participó en esta empresa logró recuperar más de 5 millones de objetos artísticos donde hubo que lamentar algunas víctimas. Aunque esos hombres que arriesgaron su vida por el arte merecen admiración y respeto por la hazaña emprendida, el tributo que les brinda Clooney no alcanza a impactar dramáticamente en la pantalla.
Conclusión: Un film con un elenco de lujo pero que resulta fallido al no encontrar el tono preciso para transmitir la tarea de repatriación de obras artísticas usurpadas durante la Segunda Guerra. Jorge Gutman